Todo pareció mejorar con la compañía de Hudson, me sentía bien y no sé que terminé haciendo, pero ya me encontraba a una cuadra de mi casa. Mi sonrisa no daba más y todo se debía a que pasé casi toda la mañana-tarde con él, fue grandioso. Nunca me había sentido así, sin duda lo volvería a hacer, fue totalmente atento conmigo; compramos unas gaseosas con papas fritas, mientras disfrutábamos del pequeño parque en el centro de la ciudad, jamás me imagine que él sería así de amable, lo creía el típico niño rico que cree comprarlo todo con el dinero, sin embargo se comportó muy humilde conmigo.Tenía mis auriculares y la felicidad se me desbordaba, los pasos cada vez los hacía más lentos, la verdad no quería llegar a mi casa. Sólo quería seguir disfrutando de este día, que a pesar de que empezó muy mal, el resto del día fue genial. Cuando empecé a escuchar “No Idea” de Don Toliver, me acordé automáticamente de lo que sucedió esa noche, ya que esa es la canción que escuché, cuando vi por pr
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