Ya me encontraba nuevamente con mis auriculares con una canción de Bruno Mars, caminando hacia la universidad y no había nadie en la calle «¿Qué pasa?» Me pregunté.
Miré mi reloj y eran las 8:00AM ¿Qué sucede con todos hoy? Prácticamente tenía la posibilidad de ir cantando, claro, desafinando a todo lo que me permitía la voz.
Cuando llegué, vi un tumulto de personas en un solo lugar, me acerqué a ver, pero me tuve que adentrar más y para ello me fui haciendo lugar entre la multitud de personas: algunos estaban con sus celulares, tomando foto a lo que todavía no llegaba a ver, cuando llegue a la primer fila, donde al parecer estaban vendiendo el dibujo del ladrón que yo hice, estaba impresa en toda una pared y había una mesa liderada por dos chicas rubias con muy buen busto. Ellas gritaban a los cuatro vientos el precio del dibujo y de que material estaban hechos. Me quedé tan paraliza en mi lugar, mientras que las personas me chocaban o me empujaban hacia adelante.
— ¡Acérquense a comprar el dibujo de Adler! —gritó una de las rubias. Las chicas que estaban cerca de mí, gritaron y me ensordecieron por completo.
— ¡Si compran ahora, se llevaran otro de regalo! ¡Los dibujos están tres dólares! —vociferó la rubia, pero está tenía ojos verdes y la otra ojos café.
Me pude librar de mi parálisis de horror y comencé a retroceder, a lo que todo aquel que estaba interesado en comprar el dibujo, comenzó a retarme.
—Con permiso.
— ¿Qué haces?
—Muévete gorda.
—¡Por Dios! ¡Haz un lugar para que podamos cruzar!
— ¡Ya, muévete!
Y lo que me decían era cada vez peor. Una vez logré salir de esa multitud, pude respirar con normalidad y corrí hacia el salón donde tendría clases.
¿Quién m****a son ellas y por qué lo venden? Como si fuera que son imágenes de Tom Holland desnudo.
Todo esto sucedió porque se difundió mi dibujo por Araceli. Entré al salón y me senté llevando mis brazos al redor de mi cabeza sobre la mesa; quería desaparecer, pronto todos sabrán que fui yo la que dibujó. Levanté mi cabeza para buscar mis auriculares y me di cuenta que era la única que estaba en el salón, suponía que estaban todavía en el mini puesto de mi dibujo famoso. Saqué mis auriculares y me los puse, empezó a sonar una canción de Lauv, tomé mi teléfono y puse más fuerte. Realmente quería desaparecer, lo que menos quiero es atención, es por eso que me sentía tan agobiada, supongo que no saben que fui yo, pero el pensar que se enteren me entraba un pánico como si estuviera a punto de morir.
Sentí como me tocaron la cabeza, levante rápido, llevándome un susto al ver que era el profesor: traía un saco color azul un poco opaco, acompañado de una camisa blanca con los primeros dos botones al descubierto, dónde se podía observar su cuello perfectamente; el cabello bien peinado. Estaba acompañado de un estudiante, se encontraba apoyado muy relajado en la puerta, vestía un abrigo todo de negro con capucha, unos jeans negros. No me dejaba ver su cara, porque yacía mirando al piso, pero podía ver su cabello negro, sumamente negro. Me quedé observándolo por si miraba hacia nosotros, hasta que el profesor me quitó uno de mis auriculares; su mano cálida rozó mi mejilla y su tacto fue muy suave.
— ¿Te sucede algo? ¿Te encuentras bien?
Lo miré, sus ojos eran tan bellos, pero ya tenía la manía de comparar a cualquier hombre, con esos que vi esa noche.
—Sí…, solo estaba descansando, la caminata fue dura —hablé nerviosa, tratando de sacarme el otro auricular y guardarlo todo enredado.
—Bueno, está bien entonces ¿No necesitas nad...?
— ¡Magnus, debo irme a mi clase! ¡Dame lo que dijiste! —grito el chico de la puerta, su voz tan grave retumbó por el vacío salón; me erizo la piel, el profesor lo miró y contestó sumamente enojado, lo cual me sorprendió.
— ¡Vete, después te lo doy!
El muchacho de la puerta se fue diciendo palabrotas. ¿Serán conocidos, por eso se tratan con tanta confianza?
—Discúlpame, ese era mi hermano. ¿Te sientes bien? —preguntó nuevamente, lo miré y sus ojos me seguían recordando al tipo de esa noche, salvo que los de él eran más claros «¡Esperen un momento! ¿¡Dijo su hermano!?»
—Disculpé ¿Su nombre es? Es que no retengo mucho los nombres —le hablé avergonzada.
Él sonrió y casi me caí. «¡Por favor, no me sonría así!»
—Sí, mi nombre es Magnus o Connor el que mejor prefieras puede llamarme —¡Wow! hasta su nombre le sienta tan bien—. Tú nombre es Rose McCoy ¿No? —Asentí.
Él me sonrío una vez más y volvió a su escritorio depositando su maletín sobre esta; saco algunos papeles y salió del salón, mientras yo sacaba mis cosas sobre la mesa, empezaban a llegar los estudiantes, pude visualizar a algunas chicas con el dibujo en manos y comentando acerca de este.
—Rose, veo que tu dibujo se volvió toda una sensación ¿Qué se siente que seas la nueva estrella de la carrera? —preguntó el insufrible de Chad.
Se acercó a mí e hizo como que era una entrevista hasta trajo a su amigo para que haga de camarógrafo. Lo miré con ganas de apuñalar sus dos ojos con mi birome ni siquiera le respondí.
— ¡Señor Smith, al igual que Davis, se sientan. Smith, la próxima que te vea cerca de Rose, tendrás que ir a denunciarme por no aprobarte la materia, si no quieres ser el primer alumno en la lista negra de este profesor, te recomiendo que te tranquilices, o si no, iremos mal.
El regaño del profesor me sorprendió, mientras entraba al salón.
La clase fue bastante energética y pasó bastante rápido, junté todas mis cosas y salí al patio a encontrarme con Laura, cuando estaba apuntó de sentarme en uno de los bancos del campus escuché el gritó de Lina, me es imposible no reconocerla.— ¡Rose, tengo un notición! —Gritó, mientras venia caminando bastante rápido con sus zapatos de taco fino. Me miré y yo solo tenía puestos los jeans negros desgastados de siempre, aunque a veces me ponía jeans grises; no podía faltar mi remera negra con algún anime, mi abrigo negro, mi mochila y mis zapatillas negras. El negro no puede faltar en mi día.
Ella se acercó, respiro dos bocanadas de aire y soltó todo de golpe.— ¡Vino a la universidad! ¡Adler Newtown!
Yo seguía sin entender entonces solo me quedé en silencio mirándola.
— ¡El chico que quiso robarte! —gritó.
Solté un “¡Ahhh!” y seguido a ese un “¿¡Qué!?”. Ella tapo mi boca con su mano y se sentó alado mío.
— ¡Shhh! Que todos lo conocen.
La miré y quise golpearla, me quité la mano, que tenia presa a mi boca.
—Tú gritaste su nombre a los cuatro vientos ¿Cómo que está en la universidad?
Ella se miró las uñas y contestó como si fuera obvio.
—Porque es mi nuevo compañero en ingeniería química.
No lo podía creer, todo tiene que ser un sueño
— ¿Qué? ¿En serio? —pregunté—. ¿Pero cómo puede estar en tercer año, igual que tú?
—Porque él se tomó el año pasado como libre, es decir, mientras que nosotros cursábamos todos los días, él metía sus materias los días de exámenes. Según lo que escuché, tenía que trabajar muy duro en ese bar de mala muerte, es por eso que no venía a las clases. Y ahora compartiremos algunas clases, capaz me haga su amiga, sólo para que lo conozcas —contestó ella.
—Pero yo no quiero conocerlo Lina.
Ella dejó de mirar sus uñas y miró hacia donde se encontraban un montón de chicas, gritando y suspirando muy fuerte. «Debe ser el lugar donde pusieron la foto de mi dibujo» pensé.
«¡No! ¿¡Y si él ve ese dibujo!? ¿Y si se entera que fui yo? ¡No, por favor! Que no se entere» entré en crisis.
—Ahí está —como si fuese poseída por algo miré hacia dónde ella apuntaba como E.T y no podía ver, porque me tapaba el montón de chicas.
Miré a Lina y volvió a repetir lo mismo “Ahí está”, dirigí otra vez la mirada a ese lugar y pude ver que se trataba de como un chico alto con capucha de un abrigo negro salía de entre la multitud de chicas, que le preguntaban de todo y lo empezaban a seguir. Un momento ya había visto a ese chico en la mañana junto al profesor. ¿No..., no me digas que es el hermano?
Entonces el tipo levantó la mirada y la fijó en nosotras que nos encontrábamos sentadas observando toda la situación, al ver sus ojos me dieron escalofríos, su cabello negro brilló por el reflejo del sol, esa piel sumamente blanca y además, esos labios. Lo recordaba perfectamente, tal y como lo estaba viendo en ese momento, era realmente el chico que intento robarme, miré a Laura, la tomé del brazo y fuimos a la cafetería.
¿Por qué tenía que aparecer de vuelta? No quiero cruzar palabra con él, jamás ¿Qué necesidad tiene para salir a robar? ¿No le alcanza para pagar la universidad? En mi cabeza abundaban las preguntas y más su imagen mirándome como si no fuera nadie, cuando en realidad fui casi la victima de un robo.No podía entender ni una palabra de lo que me decía, mientras observaba perdida la cafetería, había algunos alumnos comiendo y riendo. — ¿Rose, puedes responderme? No podía reaccionar, sentía en el pecho una opresión bastante fuerte, era como si había visto al mismísimo diablo. «¿Qué m****a me pasa?» — ¡Debo irme! Me levante y comencé a caminar a toda velocidad mirando hacia mi teléfono buscando el contacto de mi hermano, además sentía miradas de más, como si todos ya supieran que fui yo la creadora de ese dibujo. Cuando menos lo pensé choqué con alguien, me tambalee por el impacto que fue bastante duro y antes de caer me tomaron de los brazos, miré para saber quién me había salvado de llevar tal golpe en mi trasero. — ¿Rose, qué te sucede? —preguntó el rubio de ojos azules, su mirada irradiaba ternura. Era Hudson. — ¿Podemos irnos? —pregunté sin miedo a la respuesta. Él se sorprendió por lo que le proponía, pero no dudó en tomar mi mano y llevarme a la salida de la facultad. ●
Todo pareció mejorar con la compañía de Hudson, me sentía bien y no sé que terminé haciendo, pero ya me encontraba a una cuadra de mi casa. Mi sonrisa no daba más y todo se debía a que pasé casi toda la mañana-tarde con él, fue grandioso. Nunca me había sentido así, sin duda lo volvería a hacer, fue totalmente atento conmigo; compramos unas gaseosas con papas fritas, mientras disfrutábamos del pequeño parque en el centro de la ciudad, jamás me imagine que él sería así de amable, lo creía el típico niño rico que cree comprarlo todo con el dinero, sin embargo se comportó muy humilde conmigo.Tenía mis auriculares y la felicidad se me desbordaba, los pasos cada vez los hacía más lentos, la verdad no quería llegar a mi casa. Sólo quería seguir disfrutando de este día, que a pesar de que empezó muy mal, el resto del día fue genial. Cuando empecé a escuchar “No Idea” de Don Toliver, me acordé automáticamente de lo que sucedió esa noche, ya que esa es la canción que escuché, cuando vi por pr
Me sentía tan molesta con Hudson y Chad «¿Qué m****a fue esa escena?» Cuando salimos al receso en el cambio de materias, las chicas de mi clase no paraban de hablar de mí, es por eso que me quería alejar de ellos dos, bueno de Chad no porque ni siquiera estoy cerca de él. Hudson fue el primero en acercarse a mí cuando salí disparada del salón, me encontró y no se despegó de mí. Caminé perdida en mis pensamientos, mientras buscaba a Laura, cuando nos encontramos en el campus, ella parecía estar orgullosa de su nena que había conseguido un chico, yo la miré con un enojo terrible y ella entendió que no debía molestarme. Solamente los ignoré y tomé mis auriculares y comencé a escuchar música, mientras ellos hablaban de no sé qué. Observé a la gente del campus: todos hablando con sus conocidos, compañeros, amigos; algunos parecían estresarse por no entender algo de sus libros; otros comían sentados en el pasto, todos muy contentos a pesar de que pronto empezaran los exámenes. De tanto obs
Adler • Estaba a punto de llegar a la universidad, cuando un grupo de chicas me interceptaron sin dejarme pasar. Al principio tenía ganas de sacar mi carácter, pero después me tranquilicé, no podía comportarme como un idiota con las chicas, además ellas son como admiradoras que nunca quise tener. Me perseguían ensordeciendo mis oídos con sus preguntas y de entre tantas chicas, logré verla a lo lejos caminar por la vereda que llevaba a la entrada del edificio, fue como si me llamara a seguirla, además ¿cómo no identificarla? Su cabello rojizo, que brillaba por el sol, sin duda era ella: estaba vestida con unos jeans azules desgastados, su abrigo era uno rojo con un dibujo animado, su mochila negra que llevaba un llavero de un anime llamado Naruto. La verdad la había observado todo este tiempo y me intrigaba saber qué piensa de mí, al parecer no le importo en lo más mínimo, porque nunca me miraba. Entonces decidí ir a hablar con ella, quería saber su nombre y si me reconocía de aquel
Adler • Cuando vi la gran mansión de mi padre ya quería regresar; casi siempre surgían cenas con él, pero me parecía muy incómodo todavía verlo a pesar de todo lo que pasó entre nosotros. Él nunca respeto la muerte de mi madre, jamás lo vi hacer el duelo correspondiente; ella murió y unos días después ya estaba con unas mujerzuelas, borracho y metiendo su asunto en prostitutas que traía a la casa; es por esa misma razón que rechacé todo ayuda de él, todo dinero, no me interesaba para nada su fortuna y además, él planeaba dejarme a mí como heredero de las empresas, ahí entraba el gran drama familiar que siempre me quiera ver y es para convencerme de ser el heredero de todo, pero no quería nada de él. Me alejé de él y de mi hermano, me fui a vivir solo y como no me alcanzaba para estudiar y vivir al mismo tiempo comencé a ser un perro fiel de gente muy poderosa; ellos se peleaban porque yo les vendiera su droga y eso era porque era muy bueno en el negocio, lograba vender la cantidad
Rose • Las chicas vinieron para planear como acercarme a Adler y todo gracias a Araceli la que propuso que debía ser mío, «un tipo como ese jamás pondría sus ojos en alguien como yo» pensé automáticamente al escuchar eso. Le propuso a Laura ser mucho más cercana a Adler para que también se acerque a mí y ella no dudó en aceptar; estaban dispuestas a cumplir su plan cueste lo que cueste y para ello yo debía sufrir las consecuencias, en sí ir a fiestas. Las típicas fiestas que organizaban las Universidades de la ciudad para los ingresantes de primer año, lo nombraron como la iniciación, el ritual, el bautismo y mucho más sobrenombres de fiesta, porque según los que están en años más avanzados es la bienvenida para vender tu alma a la universidad. Ya me encontraba en el salón, absolutamente sola y haciendo algunos retratos. Me había levantado muy temprano y necesitaba tanto salir de mi casa, no quería cruzarme con los McCoy. Me encontraba sola pensando en todo lo que hablamos ayer, h
Estaba sola sentada en la cocina, tomando un café negro, pero me sentía tan perdida; no podía eliminar las imágenes de ayer, de lo que sucedió con Adler. Lo que más rondaba en mi mente era el porqué se metió en algo ajeno a él. Suspiré al saber que no obtendría respuestas a no ser que le pregunte. — ¿Cómo vas con la carrera, hermanita? —preguntó mi hermano entrando por la puerta de la cocina. —Creo que me va bien, me fascina la carrera. El problema algunas veces, es que hay algunos profesores que no soporto, pero el resto marcha muy bien. Faltaban mis padres, ellos estaban con fechas al límite en el trabajo: mi mamá con proyectos a entregar y mi papá con exámenes por corregir; por lo que se fueron antes de que despertemos. En estas épocas, no los vemos por días o algunas veces por meses. Se dedican tanto a sus trabajos que se pierden por completo. Terminé mi café. —Bueno Jasper, debo irme, que tengas una buena mañana. Me levanté tomando todos los platos y tazas sobre la mesa,
Narra Adler • Volví a soñar con mi madre, pero el sueño no fue para nada agradable. La soñaba como si hubiera visto su muerte; el que falleciera me cayó muy mal, era como si estuviera vivo, pero a la vez muerto. Y estas noches de tristeza me era imposible volver a conciliar el sueño, más porque pensaba en ella y en las ganas que tenía de verla una vez más, abrazarla y poder decirle que la amo con todo mi corazón. Miré mi reloj y eran las 5:48AM, todavía no salía el sol: amanecía muy tarde cuando más frío hacía. Me levante y me di un relajante baño, al entrar bajo el agua tibia que comenzó a recorrer todo mi cuerpo, me hizo ver cosas que en ese momento estando desnudo no era muy buena idea. La gran parte del día sí o sí tenía que imaginarme algo de esa pelirroja, no tenía idea de que era lo que me atraía en sí, solo sabía que ella abundaba en mi mente y más imaginándome que ella me tienta, que me provoca y eso era malo para mí, porque solo crecía mi deseo por tenerla bajo mío. Apag