Capítulo 3

Me escapé como flash de Lina y Hudson, quienes hicieron muy irritante mi desayuno también la manera en que Laura me tiraba miradas totalmente descaradas hacia él; me sentía tan incómoda con él cerca, quién iba a imaginarse que un chico como él me hablaría a mí. Eso no se daba todos los días, ya que era casi invisible en la facultad de diseño y no me quería imaginar en la universidad en sí. Algunas veces, unas personas se me acercaban a preguntar si me teñía el cabello, a lo que les respondía que no; heredé lo pelirroja de mi papá, pero solamente yo, ya que Jasper salió con el cabello negro de mamá. Estaba conforme con mi color de cabello, pero cuando estaba en la secundaria o en la escuela recibía muchas burlas acerca de mi cabello que me hicieron querer tener el color negro de mi mamá. Luego acepté el color cobrizo rojizo y hubo un tiempo que era la sensación porque se me acercaban muchas personas a alagar mi cabello, además suelo ser llamativa por el color. Eso también fomentó el miedo en mí al recibir tanta atención hizo que tenga mucho miedo a ser el centro de atención.

Estaba en clase de Diseño Gráfico II y toda la clase estaba atrasada porque la profesora tuvo un accidente entonces las clases quedaron suspendidas, y luego de varias semanas contrataron a un suplente. En estas clases algunas veces nos basábamos en dibujar la estructura humana: sus facciones, musculatura y rasgos.

La clases siempre eran para risas, por el sólo hecho de plasmar a un hombre o una mujer desnuda en tu sketchbook, prácticamente la mayoría de mis compañeros son adultos y sin embargo, a la hora de dibujar la estructura estaban de risas o algunos sonrojados; yo por lo general amo dibujar el cuerpo, no me producía nada, porque siempre realizaba los dibujos así, más para practicar.

— ¡Buenos días, alumnos! Soy el suplente de su profesora Sarah. Mi nombre es Magnus Connor Newtown y les daré clases de diseño gráfico, nivel II. ¿Alguna pregunta?

El profesor nuevo se presentó, y se lo veía tan arisco, uno que será extremadamente exigente con los trabajos, ya me veía reprobando esta materia.

—¿Ninguna? Okey. Necesitaré que todos presenten el último trabajo que les pidió la profesora anterior y que me hagan un boceto de los cuerpos metidos en su imaginación, aplicando las técnicas de trazos, posiciones y rasgos que les enseñaron.

Comencé a observarlo y me parecía particularmente conocido.

Como esto será como una mini evaluación, necesitaba sacar notas altas para mantener mi beca, así que debía rebuscar en mi cabeza cuál de todos los cuerpos que tengo en mi imaginación me servirían para la mejor nota. Pensando y pensando, me acordé del incidente de ayer, pensé que cuerpo le sentaría bien a esa hermosa cara, sus facciones eran duras, pero tenían un toque que te hacía alucinar: sus ojos que prácticamente parecían un cielo, no podía borrármelo de la cabeza, me era imposible porque ningún hombre me llamó tanto la atención para animarme a besarlo. Sabía tan bien, que ese chico si me encontraba en la facultad, jamás se fijaría en una regordeta como yo. Estaba tan segura que hasta lo podía apostar y ganaría un millón de dólares. Es que a esa clase de chico guapo solo les gustan modelos como novias, creía que eso era para demostrar a sus amigos que se está comiendo una belleza.

— ¡Diablos, McCoy! —alguien gritó mi apellido dejando el salón en un silenció de cementerio, levanté la mirada, observando todas las caras que me miraban con curiosidad y yo también comencé a sentir curiosidad.

— ¡Que guapo! ¿¡Quién es ese!? —Dijo una chica que no la conocía para nada, estaba cerca de mi mesa, al igual que la mitad de la clase.

Casi entré en pánico por el montón de ojos que estaban observándome. Miré hacía mis manos y las tenía negras por el grafito, trate de mirar el dibujo, pero no pude, porque me lo quitaron de las manos. «¿Pero en qué momento me manché de grafito?»

— ¿Me dejas ver? —Preguntó el profesor al que tenía en manos mi sketchbook.

Miré al profesor y un escalofríos me recorrió el cuerpo, «sus ojos» pensé, eran iguales a los de ese tipo que había visto anoche, las mismas facciones, sólo por el hecho de que sus cejas eran de un marrón muy claro y él de la noche anterior eran marrones muy oscuros o a lo mejor era por la poca luz.

El profesor fijó sus ojos en mí, los tenía muy celestes, pero eran un poco más oscuros que los del ladrón, no era tan alto como él, además posee un aire de seguridad total y por cómo vestía: con ese zapato, abrigo y maletín, se veía bastante caros. ¿Qué necesidad tendrá de robar este hombre?

—¿Conoces a esta persona? —Me preguntó de golpe y en ningún momento me quitó la vista, me moví incómoda en mi asiento.

—No —contesté seca.

 El profesor dejó el Sketchbook sobre mi mesa y siguió hablando a la clase como si no pasará nada, «pero ¿cómo puede ser que se parezcan tanto?»

—Supongo que viste al profesor Magnus y ya lo estas dibujando desnudo, nunca me imaginé que tendrías esa mente, McCoy.

Se metió el idiota de Chad, él siempre estaba detrás mío molestándome a cada segundo, era insoportable. También era popular, por siempre actuar como tonto o algunas veces molestando a los callados del salón. Un idiota total, en toda su expresión. Él era atractivo, pero no saldría con alguien así.

Por su comentario toda la clase comenzó a reír, mientras apreciaban mi sketchbook. Yo no sabía de qué trataba el dibujo, por las reacciones que tenían todos al verlo. «¿Lo dibujé a él? ¿Al profesor?»

Todos comentaban lo pervertida que era y lo bien que lo dibujé. El profesor levantó la voz haciéndolos sentar en sus sillas nuevamente. Una vez tuve el libro en mis manos, vi el dibujo y definitivamente se parecían, había dibujado al hombre de la noche pasada, pero desnudo con un cuerpo que nunca lo había hecho tan definido: con tanto detalles, y hasta estaba acostado, podía ver las sabanas cubrir su cintura, parecía que estaba al borde de verse sus partes; la almohada y la funda de la cama, todo se veía perfectamente bien  detallado; la pose totalmente seductora: el brazo debajo de su cabeza, sus pectorales hasta sus abdominales estaban tan bien hechos, que me daban hambre de verlo en ese estado.

El profesor se me acercó nuevamente, mientras todos seguían las indicaciones de este, a lo que no presté atención a nada porque me impactó lo que hice.

—Ese dibujo puedes presentarlo, pero tienes que dibujar desnudo los cuerpos —Tragué saliva.

Todos silbaron y hablaron de cosas sin sentido, el profesor los amenazó con la mirada y luego volvió a mirarme.

—Pero las partes íntimas, debería dibujarlos como estos ¿no?

Pregunté y busqué en mi libro los ejemplos de los mangakas que nos hizo ver la profesora anterior; que trataban de un pequeño bulto entre las piernas, no dibujando el miembro masculino. Él observó y asintió, pero seguía mirándome y con ganas de preguntarme algo. «¿Será él?»

La clase continuó y yo tenía ganas de escapar, todos me seguían mirando, y hablando de mi dibujo, además no me podía concentrar, en lo único que pensaba era en el muchacho de anoche y en el parecido que había con el profesor.

Lo que más recordaba eran sus labios sobre los míos, lo dulce y frío que se sentía, un sentimiento inexplicable mezclado con la adrenalina que sentía en ese momento. Sacudí mi cabeza para borrar todo rastro que quedó de él. Estaba un poco agobiada por esta situación, y sentía que le daba muchas vueltas a algo que debería quedar en el pasado. El tipo ni siquiera debe estar pensado en lo que paso, debe ser tan común que una chica se le abalance a besar. «¿Y ahora siento celos?» ¡Ni siquiera lo conoces, Rose!

Me la pase mirando al profesor, quien de vez en cuando me regalaba una mirada fugaz, eso alimentaba más y más mi curiosidad, tanto así que quería preguntarle en frente de todos. Me lo imaginaba algo así «¿¡Profesor usted me quiso robar y para zafarme de eso tuve que besarlo!?» sonreí por la imaginación tonta.

La voz que más escuchaba era la de Chad burlándose entre sus compañeros y también las voces de las ladys de las clases preguntándole al profesor quien sabe qué. Me tomé la cabeza frustrada.

—¿Qué sucede? —escuché una voz grave cerca mío.

Levanté la vista y esos ojos celestes que me estaban perturbando los tenía cerca. Me alejé un poco.

—Nada, nada profesor.

—¿Por qué no estás dibujando?

Ya toda la clase dejó de hacer sus cosas para mirar hacia nosotros.

—Es que me cansé —mentí.

—Su mente pervertida se sobrecalentó —comentó Chad.

Giré la cabeza hacia donde él estaba y lo asesiné con mi mirada, este estaba mirándome, mientras se reía como un tonto.

—Bueno, manos a la obra McCoy.

—Manos a su obra quiere echarle —una vez más los comentarios del idiota de Chad.

—Señor Smith, muéstreme su obra.

Y todos malinterpretaron al profesor y comenzaron a reír de él.

—Lo que usted quiera —le contestó un tanto descarado Chad, no sin antes regalarme una mirada a mí, supongo que para comprobar si me reía de las idioteces que decía. Lo miré enojada «¿Cuándo me libraré de esta molestia?»

La clase volvió al silencio, que me parecía más agradable, el profesor se tomaba el tiempo de recorrer todos las mesas de los alumnos, para ver cómo iban y supongo que para saber cuál es mejor. Obviamente era yo, ya quisiera tener el autoestima así de alto, pero a mí todo lo que me detiene es lo gorda que me veía; supuestamente las personas que me rodeaban, ellos no veían que estoy gorda, es porque me visto con ropa bastante holgada, no quiero que nadie note mi figura.

Tengo amigas bellísimas y la verdad, algunas veces me sentía bastante mal, porque en mi cabeza sabía que cumplía el papel DUFF. Hace poco había leído, que si tú no te lo propones, no lo lograrás, pero me rindo tan fácil con todo lo que intento hacer, si no me salió a la primera, tiro todo y comienzo con otra cosa. Soy un caso bastante particular.

Cuando estaba en el secundario era bastante delgada, pero cuando las vacaciones comenzaron y tenía que buscar universidad eso me estreso y soy tan fanática a lo dulce, comencé a comer galletas, tortas, cupcakes de chocolate, con muchos rellenos. Me perdí totalmente.

Cuando comencé las clases en la facultad, todo se me desmorono, la gente, bueno las chicas principalmente me miraban como si fuera un ogro, ahí comencé a ser muy asocial, alejándome de todos, otra razón por la que no tengo amigos en mi carrera. Van tres años y el único nombre que conozco, es el de Chad, pero es porque me molesta.

Odiaba hacer trabajos grupales, era como la muerte para mí. Hablar con las personas con las que te asignaron, además siempre me tocaban personas que no hacían nada de nada y era buena, pero no estúpida. Entregaba los trabajos bajo mi nombre solo, no incluía a ninguno, el que me ayudaba a duras penas, lo incluía igual; era odiada por eso, muchas personas se quejaban cuando me metían en su grupo, me odiaban porque sabían que yo no perdonaría ninguna. Sí, parezco ser la nerd que no se queja, que no hagan nada en el trabajo grupal. «¡Lo siento, te equivocaste!»

Muchos profesores me hacían apropósito, metiéndome con gente que viene a ocupar un lugar en la facultad, además son becados con más razón deberían preocuparse por sacar notas altas. Son gente molesta, esa que es arrogante, que dice saber y no sabe un comino. Y eso los profesores lo utilizaban, hacían que yo los delatara con el trabajo presentado.

Por un lado, eso no me afectaba en nada; por el otro, me odiaban más, cosa que tampoco me importaba mucho.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo