Las clases se han pasado rápido, la verdad es que no tengo demasiadas ganas de estar aquí. Tal vez sea mi ansiedad, mi cuerpo está exhausto. Mis piernas duelen y solo quiero reposar un poco. Pero la llamada de Kelly y ese nuevo club interrumpen mis ideas sobre descanso. —Vamos, he conseguido los boletos —repite Kelly, la única amiga que he hecho desde que pisé suelo americano. —Está bien, ¿irás a mi departamento? —mi amiga dice que sí y termina la llamada. Es una chica muy agradable, no suelo tener muchas amigas, de hecho Kelly ha sido la primera. Mi niñez fue básicamente regida bajo competencia entre mis compañeras de baile, así que no podía entablar una amistad con ninguna chica. Y luego está Kelly, estudia enfermer&iacu
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