El tiempo continuó avanzando, al igual que mi vida, y mis relaciones con mis compañeros. Alfonso era un encanto últimamente, y se apoyaba mucho en mí, pues parecía que por primera vez en su vida se había pillado por una chica, la afortunada era Lorena o al menos eso pensaba yo, y no dejaba de pedirme consejos. Y luego estaba Salva, nuestra relación había evolucionado hasta el punto en que ya no era incómodo darnos picos de vez en cuando.Y así, sin más, llegó el día de mi cumpleaños. Los chicos, junto con la que se había convertido en una gran amiga, para mí, Marta, me prepararon una fiesta de cumpleaños, sorpresa, y cuando llegué a casa, no pude evitar ponerme a reír, como una idiota, al encontrar todo aquello, y hasta Juan estaba allí.Feliz 33, compañera – bromeó Alfonso, haciéndome
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