—Llevamos caminando por horas, ¿Acaso no estás ni un poco cansada?Una morena muy menuda de ojos medio achinados y cabello lacio se quejaba al lado de su amiga.—Claro que estoy cansada tonta, pero debemos encontrar empleo si no quieres vivir en la calle.—¡Zoé! Llevamos horas buscando, y todos nos dicen que no por no saber hablar francés.—Entonces debemos buscar otro tipo de empleo, quizás porque buscamos solo en cafeterías no nos dan trabajo.—¡Por todos los cielos! Nadie querrá contratar a dos americanas. Resígnate.—Maya, por favor… no seas pesimista.Zoé y su mejor amiga de la infancia recorrían a diario toda Francia desde que llegaron, en busca de trabajo. Pero la mala fortuna las seguía, ya que en cada sitio que llegaban las rechazaban. Hablar francés era un requisito indispensable.
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