Estoy aburrida –dijo la voz con pereza—. No hay nada qué hacer aquí. Ver a las hormiguitas deambular de un lado a otro no es divertido.No son hormiguitas –dijo Él—. Son seres humanos.Igual. Estoy aburrida.Hubo un silencio en la expansión. Él, con su poder, agitó el aire, y delante de ambos, en medio de la nada, apareció la imagen difusa, como entre una bruma, de una niña que, con sus ojos cerrados y con un rostro inexpresivo, iba girando lentamente en medio de ellos para mostrar todos sus ángulos. Esa niña pronto se convirtió en adolescente, luego en adulta, y, por último, en una anciana; moría y otra tomaba su lugar, su espacio en el mund
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