Era justo mitad del verano y no hacía ni tres semanas que había comenzado la temporada de vacaciones. Un período tranquilo, aunque su vida escolar tampoco podía considerarse de lo más problemática o estresante. No era la chica más popular de la escuela, pero tampoco era una "traga-libros" en potencia. Como buena persona, había aprendido a vivir al margen de todo. Sin ser más, ni aparentar menos. Al correr del mes de marzo, casi en cuanto iniciaba el antepenúltimo semestre de bachillerato, fue transferida al grupo "C" -inicialmente por mero error administrativo- y fue allí donde conoció a Luca. Un par de meses de escueta y breve convivencia, un par de salidas desinteresadas por parte del chico (desinteresadas porque conociendo el carácter de este, le daba lo mismo) y sin ningún hecho relevante, habían comenzado a salir como pareja. No, su vida no dio un giro de ciento ochenta grados ni tampoco se convirtió en la envidia del resto de la población estudiantil femenina.
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