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Todos los capítulos de Daosled, El Último Heredero: Capítulo 41 - Capítulo 50
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ERALET
Era el caos. Era la destrucción.Los sobrevivientes llegaban uno tras otro, en camillas, caminando algunos pocos. La sangre, las vendas y los gritos de dolor eran denominador común. En algún lugar creyó ver que una mujer llevaba consigo una de sus piernas y no la quería soltar. Se estremeció. Se llenó de furia. Se aterrorizó. Todo al mismo tiempo.Al ver toda la devastación, una sola idea ocupaba su mente. <<Nos ganaron>>.Esos seres, esos resplandores, ganaron la batalla y se llevaron consigo la vida de muchos soldados buenos. Estaba hecho, no había vuelta atrás.El humo de la selva incendiándose aún subía y se recortaba contra el cielo nocturno. Después de unas cuantas horas no dejaban de llegar los cuerpos, y a pesar de que ordenó de cada hombre o mujer que estuviese en condiciones se dispusiese a ayudar, apenas en ese momento es
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¿LOS SIETE?
En medio de un claro en la selva, alejados por kilómetros de cualquier curioso, siete resplandores refulgieron como si de fuegos se tratase.La sacaron con suavidad, apoyándose entre todos, sucios hasta los pies, resoplando y usando la nave de Efxil como grúa. Después de horas cavando, por fin encontraron lo que tanto ansiaban, por lo que la expectación llenó el ambiente. El pálido sol de la mañana los cubría, único testigo de la proeza de los Daosledianos.Cuando lo tuvieron en el suelo junto al agujero, Maerius lo contemplo como se mira a un tesoro. Aunque llena de suciedad y óxido era majestuosa: un monumento, un recordatorio de los hombres y mujeres que la construyeron allá en Daosled, hace tantos años, de los que él era descendiente. Un sentimiento de patriotismo y de estúpida nostalgia lo invadió.Se sacudió de la cabeza tales sensaciones
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ALEXANDER
<< ¿Está bien? >>Debía de estarlo. Yaroit Arcera era una Daoslediana de pura cepa, tan poderosa como yo nunca lo seré.Sin embargo los moretones en sus brazos y las vendas en su cabeza le daban una imagen tan débil que casi parecía demasiado frágil para estar allí, sentada en el borde de la terraza mirando al horizonte, los dos en silencio, concentrados en nuestros pensamientos.Hace dos días, después de traerla en brazos, Jeorg se encargó de aplicarle lo que llamó “líquido curativo” y le vendó las heridas, además de acostarla y darle de comer una sopa de pollo que él mismo preparó, que estuvo deliciosa. Me encargó que la cuidase con esa fría mirada a la que no puedes negarte y se marchó, afirmando que iba a arreglar unos cuantos desastres.¿Sin embargo que desastre era más impor
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DEYNIA E IVAN
Adolorida, despertó de su profunda inconsciencia.Una mano se retiró veloz de su pecho, tan rápida que su dueño se golpeó con la pared y casi cayó al suelo. La luz la cegó, apenas distinguía formas, por lo que sus ojos bailaron de un lado al otro con confusión. Después de unos segundos recuperó poco a poco la vista.La habitación se asemejaba a una enfermería. Era de hecho una enfermería. Las paredes eran color crema y por las cortinas transparentes entraba un poco de luz natural. Por el ruido supo que afuera llovía. Algunos estantes con medicinas y dos sillones de capacidad para una sola persona eran los únicos adornos.Él estaba sentado en uno de estos.— ¿Qué haces aquí? —Preguntó. Su voz era pastosa y no podía pronunciar con claridad, la garganta le ardió con cada sílaba.Leer más
NEZ LEPA DAOSLED
— ¿Me contarás de una buena vez de que trata todo esto?Jeorg la miró y sus profundos ojos color café le atravesaron. Su aura refulgió con lentitud, su poder se manifestó como una pequeña llama. — ¿Qué quieres saber? —Preguntó con voz baja, seria, con palabras que parecieron perderse en el ruido de la lluvia.El hombre la evitó en la medida de lo posible desde que llegó el día anterior, justo en el momento en que Alex sufría por haber absorbido su aura. No se molestó tampoco en darle una explicación sobre lo que le pasó al niño, no se molestó en decirle una sola palabra. Su silencio cada vez resultaba más hosco, su mirada más pensativa.Ahora Yaroit por fin lo hacía acorralado en la sala de la fortaleza.No se iría sin que le contase la verdad, no dejaría que el hombre la
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MYTLEN
El día amaneció frío, con nubes grises y un viento funesto que helaba los huesos.Permaneció casi una hora recostada en la cama después de despertar, envuelta en las cálidas cobijas, mirando como Jeynz dormía. Mientras se preguntaba por céntima vez qué le llevó a querer tanto a la niña, dio la vuelta y sus ojos llegaron al techo.Aún bajo el peso reconfortante de sus cobijas no pudo evitar pensar en lo sobrenatural que resultaba la pequeña niña dorada, con esa especie de halo único que la hacía atrayente y peligrosa a la vez, los muchos choques “eléctricos” provocados por el roce de sus manos, la experiencia maravillosa y aterradora de la enfermería.Por más veces que le preguntase a Chrys sobre quien en verdad era la niña, lo único que el hombre afirmaba era que necesitaba cuidarla como se cuidaba a ella,
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SIETE
La nave una vez arreglada parecía casi nueva.El musgo, la tierra y toda la suciedad que cubría su superficie se retiró, las abolladuras se arreglaron en la medida de lo posible y algunas fallas por el momento irreparables como el ala rota se dejaron para después. Las estimaciones positivas de Efxil resultaron bastante acertadas.Quedó tan bien después de las reparaciones, que teóricamente al conectarla a una corriente con la fuerza necesaria encendería el tiempo suficiente para permitir enviar un mensaje al ejército de Efxil, incluso también un vuelo corto. Aun así debían de ser rápidos. Un solo fallo en sus cálculos o una sobrecarga de energía causarían que la frágil estructura colapse, explotando de inmediato y arrojando su trabajo y esperanza por los suelos. Sin embargo aunque imaginasen la peor de las posibilidades, para ese punto nad
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ALEX
—Es muy resumida la historia del fin de Ynlerenza y el inicio de Daosled. —Yaroit acabó la narración de forma tan abrupta que me embobe durante algunos segundos.— ¿Qué paso después? Estaba muy interesante, enserio. —Dije con voz suplicante. Vaelzaquein, Eracuier, conquistas galácticas y batallas que definen cosas tan importantes como el futuro de la galaxia. La tal Ynlerenza tuvo un final tan épico que su caída marcó el comienzo de Daosled, el mundo de dónde venían los antepasados de Yaroit, donde Jeorg nació envuelto en toda esa gloria.—Pasaron muchas cosas desde que Daosled comenzó hasta que fue destruida. —Poco a poco, su voz volvía a ese tono dulce que tanto me gustaba—. Ya te las iré contando. Ahora hay que continuar con tu entrenamiento.Suspiré. Siempre me contaba poco, dejándome con ganas de sa
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JEORG
Aterrizó sobre las ruinas del edificio. Por una vez no le importó que los humanos lo viesen. Por una vez se preocupó de verdad por uno.Su “salón del trono”, que era una réplica en pequeño del verdadero Salón Dorado del Palacio Rojo de Laegul, estaba hecho de tal modo que funcionaba a la vez de centro de operaciones y bunker para el peor de los casos, si bien ni él mismo tenía claro cuál sería el peor de los casos. Esa era la razón por la cual las paredes del salón no dejaban salir ni ingresar ningún tipo de señal de comunicación que no fuesen las de las computadoras o las de su propio brazalete.Ahí dentro un celular no servía para casi nada. Ahí dentro, el celular que usaba para comunicarse con Chrystiane no recibió ninguna de sus desesperadas llamadas, mucho menos la docena de mensajes que escribió como &uacut
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MALOS TRATOS
El día era soleado y el calor endemoniado.Mientras se alistaba miró por la ventana del edificio como los soldados ayudaban a las labores de reconstrucción y ordenamiento, quitando escombros y habilitando de a poco partes de la base. Muchos servían de voluntarios para atender a los heridos que aún se recuperaban, otros más continuaban en el trabajo encargado por Ivan y por ella misma.<<Debí de quedarme en Quito. Ahí estaba muy fresquita>>.Al despertar de su inconsciencia en el ala médica del Palacio de Gobierno se encontró con un Ivan satisfecho, deseoso de contarle que su operación destruyó completamente a Juan Barragán y su centro de operaciones, además de que le obtuvo información valiosa que se relacionaba con los resplandores. Aunque no capturó a Barragán y causo un caos terrible en la ciudad, para él era todo un &eacut
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