Luego de acicalarse, aplicarse una gotita de perfume y acomodar su cabello, salió a la habitación, esperaba encontrar a Maurice también preparado y tal vez en la cama, pero él no estaba por allí.—¿Maurice? –lo llamó, a medida que un mal presentimiento se apoderaba de ella. Caminó por la estancia buscándolo, pero no lo halló, y cada vez que lo llamó, sólo el silencio le contestó.Claro, pensó sentándose en el borde del colchón. Él no debía querer una noche donde sólo se abrazaran el uno al otro. Sólo besos no debían ser suficientes para él.Sintió un peso en su pecho y le entraron ganas de llorar, sobre todo cuando pasaron los minutos y él no aparecía.Tal vez no estaba tan guapa. Tal vez no lo atraía ya como antes. Después de todo, estaba tan gorda y fofa&h
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