De nuevo tuvo que regocijarse por dentro, había valido la pena su actuación de buen chico durante todo el tiempo que desperdició acompañándola a realizar las compras. Había sido un caballero llevando las bolsas y preguntando cualquier tontería para sacar conversación e información, aunque con esto último no hubo tanta suerte porque la chiquilla mucho no dijo sobre sí misma.Y ahora, mientras caminaba a su lado, cargando las bolsas, la observó minuciosamente y se preguntó el por qué despertaba tanto interés en él una muchachita como esta.—Dime, Santiago, ¿qué es para ti pintar?La pregunta lo tomó tan desprevenido, ocasionando que frenase los pasos y quedase parado en medio de la vereda. Analizó la pregunta en su mente, nunca nadie, su familia no contaba, le había cuestionado sobre su trabajo, su pasión,
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