Al día siguiente no volvió, ni tampoco el siguiente a ese. Súbitamente me había resignado a que no volvería a hablar con él y sentir su presencia, tampoco me afectaba tanto... sin embargo, la forma en que se fue. No fue la más adecuada. Se fue impotente, intentando ayudarme de alguna forma, pero no se puede hacer nada. Eso lo supe al momento en que me quitaron la banda de los ojos y solo vi oscuridad, aunque mi madre decía que tenía los ojos abiertos. Con el tiempo mis recuerdos de lugares y las personas más allegadas a mí, se avivaban aún más en mi mente imaginando sus acciones habituales cuando hablaba con ellos, eso me hizo también ser más llevadero mi problema. Después del accidente, no solo perdí la vista, también había perdido a mi hermano. Antiguamente, éramos tres. Él era el
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