Los días han transcurrido velozmente. Ya mañana será mi cumpleaños, no he visto al Maestro tanto como quisiera. Por el contrario he tenido muchas visitas; un hombre muy elegante llamado Roman, se ha encargado del cuidado de mi piel y mi cabello, además de mis manos, ahora tengo hermosas uñas que parecen sacadas de revista. También ha venido la señorita Liliana, ella es una mujer tan refinada que después de una semana junto a ella, aún sigo sintiéndome intimidada; ella se ha encargado de mostrarme la mejor manera de vestir, como caminar de forma que balanceo mi cuerpo en un lento vaivén, me ha mostrado las posturas correctas para sentarme, cómo debo pararme, la posición que deben tener mis manos, cómo debo moverlas al hablar, me ha ayudado a ser más delicada y femenina. Y por si todo eso fuese poco, también ha venido la señora Mercedes, una mujer regia y muy disciplinada, me ha enseñado un montón de normas sociales, reglas de etiqueta como ella les llama; cómo debo tomas la copa, cua
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