Deshacemos el beso y juntamos nuestras frentes. Suspiro y toco su ancho hombro, algo dudosa.—¿Todo bien? —Toma mi barbilla de nuevo, levantando mi cabeza hacia su rostro.—Sí, todo bien. —Le sonrío y él asiente.—Te dejo descansar. Mañana guarda reposo todo el día, vendré a verte después del trabajo.Me da un beso en la frente antes de marcharse, yo suspiro. Me asomo por la ventana segundos después para verlo partir y me recuesto de nuevo. Estoy tan agotada que podría dormir toda la noche y el día de mañana, pero esta emoción late dentro de mí como si me hubiera nacido un corazón en la barriga... Despierto mucho mejor, con bastante ánimo. Me arreglo, y antes de desayunar un poco de pan, tomo mis medicinas.Bajo al primer piso para dar una vuelta, pero el encargado me interrumpe.—Buenos días, señor Ralph.Me acerco a la escuálida recepción.—Ha llegado una encomienda para ti, aquí tienes. —Deja una gran cesta de mimbre con tapa sobre la mesa y un ramo de rosas rojas que huelo ensegui
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