Frunzo el ceño al reconocer las voces de Gian Franco y Matthew. Abro los ojos despacio mientras toco mi frente, debido al molesto mareo que continúa haciendo que todo a mi alrededor parezca dar vueltas. Al incorporarme, me llevo la sorpresa de estar sentada en la camilla de urgencias de un hospital, con una bata puesta y el brazo conectado a una bolsa de suero.—¿Qué me pasó? —Escucho mi propia voz rasposa.—Te desmayaste, bella… ¿Cómo te sientes? —Gian se acerca, pero Matthew se adelanta e impide que me toque.Qué extraño comportamiento. Ignoro su actitud que me molesta y vuelvo la mirada a Gian, quien me observa con preocupación.—Me siento fatal. —Cierro los ojos y vuelvo a recostarme.—Eso es porque tienes anemia crónica. Sufriste una descompensación, tu cuerpo ya no soportaba más. Tienes que cuidarte mucho y no comer comida chatarrua... —dice Gian y yo no puedo evitar reír. —Es chatarra... Ahorrense los regaños, ¿quieren? No me siento bien como para revivir los sermones de la dir
Deshacemos el beso y juntamos nuestras frentes. Suspiro y toco su ancho hombro, algo dudosa.—¿Todo bien? —Toma mi barbilla de nuevo, levantando mi cabeza hacia su rostro.—Sí, todo bien. —Le sonrío y él asiente.—Te dejo descansar. Mañana guarda reposo todo el día, vendré a verte después del trabajo.Me da un beso en la frente antes de marcharse, yo suspiro. Me asomo por la ventana segundos después para verlo partir y me recuesto de nuevo. Estoy tan agotada que podría dormir toda la noche y el día de mañana, pero esta emoción late dentro de mí como si me hubiera nacido un corazón en la barriga... Despierto mucho mejor, con bastante ánimo. Me arreglo, y antes de desayunar un poco de pan, tomo mis medicinas.Bajo al primer piso para dar una vuelta, pero el encargado me interrumpe.—Buenos días, señor Ralph.Me acerco a la escuálida recepción.—Ha llegado una encomienda para ti, aquí tienes. —Deja una gran cesta de mimbre con tapa sobre la mesa y un ramo de rosas rojas que huelo ensegui
Camino hacia el closet y cuelgo algunos vestidos, lo demás lo guardo en las gavetas. Tomo mi liga de cabello para recoger mi pelo, hago un moño un poco desenfadado mientras que tarareo una canción de Sia y muevo mi cuerpo lentamente de un lado a otro, sintiendo la suave tela de mi vestido rozar mis muslos. De repente siento las tibias manos de Matt sostener mis caderas desde mi espalda y su cuerpo pegarse al mío, moviéndose de la misma forma que yo lo hago. Me detengo debido a que mi temperatura corporal parece haberse elevado en segundos, sin embargo, se acerca aún más a mí y me susurra al oído con voz ronca:—No te detengas, me encanta cuando mueves tus caderas así… —Aparta el cabello y muerde el lóbulo de mi oreja, provocando que gima, cierre los ojos y pose mi cabeza sobre su pecho, experimentando de nuevo aquella cálida sensación manifestándose en mi entrepierna.Abro los ojos cuando siento su lengua tibia dejar un camino de saliva sobre la piel de mi cuello, mientras que sus mano
Tiempo después de alistarme bajamos a desayunar al restaurante del hotel que está adornado con un estilo bastante costeño, es agradable a la vista y el viento que se cuela por las grandes ventanas también. Luego vamos a bucear a la playa de Porthmeor, en la bella localidad costera de St Ives.Llega el atardecer y lo vemos juntos sentados en la orilla de la hermosa playa. Escucho música a lo lejos, una agradable y alegre música de fiesta. Las personas van acercándose a una gran carpa en donde hay un DJ y una especie de barra de licores improvisada.—¿Quieres ir? Se ve genial. —Tomo de la mano a Matt y lo llevo hacia allá.—Mmm, no lo sé… —Se rasca la nuca y me mira dudoso.—Solo bailemos entonces.Me lanzo a su cuello y lo rodeo con mis brazos, sintiendo su torso desnudo contra mi piel descubierta, porque llevo un traje de baño de dos piezas que él mismo me obsequió y que me queda bastante bien.El ritmo de la canción cambia a uno bastante movido, haciendo que las personas que están a n
Hoy en la mañana he ido a trabajar con más ánimo, al llegar, algunos de mis compañeros han preguntado por mi salud, pero Gian parecía bastante preocupado. Gran parte del día hemos ido de aquí para allá, a reuniones y conferencias en ambas agencias de Londres. Planeamos el lanzamiento de un paquete promocional que promete derrocar a la nueva agencia de viajes y turismo que ha llegado rápidamente a varios países del mundo, preocupando a los encargados de Vineyard Agency.—Espero que con esta nueva propuesta de mi padre logremos tomar ventaja.Matt se sienta en su silla, relajándose después de tan ajetreada agenda.—Así será, ya lo verás. —Me detengo a un lado de su escritorio.—Ven aquí. —Me toma de la mano y nos guía hacia el mullido sofá que se encuentra al lado del mini bar—. ¿Cómo te sientes hoy? Te noto con más color en el rostro.—Me siento mucho mejor, la medicina y la ida a la playa me han sentado bien. —Acaricio sus nudillos con mis dedos finos.—Eso está muy bien. ¿Este fin de
—¡Suéltame! —La voz déspota de la mujer me toma por sorpresa, pero no me dejo amedrentar y no la suelto, le sostengo la mirada.—¿Qué pasa, mamá?Una voz femenina con un acento extraño me hace desviar la mirada. Una chica bastante guapa se acerca a nosotras, con paso decidido y una expresión de sorpresa. No puede terminar la frase cuando se detiene, frunce el ceño y acomoda un mechón de su cabello rubio detrás de la oreja.Como una autómata me alejo de ambas mujeres, tragando en seco. Exhalo despacio, intentando procesar este extraño suceso que me ha dejado sin palabras y con los ánimos por el suelo. Ava se acerca a la chica y la abraza tomando distancia de mí, como despreciandome y dando a entender que no quiere verme ni hablar conmigo. Me hiere.—¿Quién es esta mujer, mamá? —La jovencita frunce el ceño al detallarme mejor, mientras que frota el brazo de Ava con cariño, de manera protectora.—No lo sé, no la conozco —responde, pareciendo contrariada. De inmediato, todo mi mundo parec
—¿Ya estás más calmada? —Me guía hacia el mullido sofá y sirve dos copas de vodka.Suspiro y asiento con un semblante de derrota, observando las tenues lámparas que no alumbran mucho, ya que él parece adorar la oscuridad, pero conmigo aquí ha tenido que regular la luz algo más fuerte, pero aún así la oficina luce un poco triste. Cierro los ojos y acaricio la palma de mi mano, aún sintiendo el apretón de mi madre sobre mi piel. Sin poder evitarlo, de nuevo las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas y las manos me tiemblan debido a la impotencia que resulta casi asfixiante.—Finge no conocerme, me desprecia… y eso me duele mucho, siento que me muero… —Tomo mi copa de un gran sorbo.Ahora tengo tos, por tan cálido líquido recorrer mi garganta.—Es que son idénticas. Te juro que no la conocía… —Hago un gesto de pesadumbre y se detiene—. Lo siento, no era mi intención incomodarte.—No lo has hecho, entiendo tu confusión, así también lo estoy yo —suspiro—. Esa mujer es muy joven. Tu padr
—¿Y tú quieres que las cosas sigan así? Esa carita me dice que no. —Me empuja traviesa y ríe.Me ruborizo por las cosas que dice.—Pues sí… —respondo muy dudosa y me rasco la nariz.—¡Mentirosa, te has rascado la nariz!Estallamos en risas.—¿Quieres comer algo?—Quisiera quedarme, pero tengo una cita… Te deseo mucha suerte en la tuya. —Arquea una ceja.—Usa condón, no quiero sorpresitas. —Entrecierro los ojos, ella ya sabe que me preocupa que a veces sea algo alocada.—Nunca lo olvido, pero, lo mismo te digo a ti. —Me lanza un beso y se va cerrando rápidamente la puerta detrás de ella.Me divierten sus locuras. ¿Quién iba a pensar que Raquel sería tan diferente a como se muestra en los ensayos?Preparo algo para cenar, hoy será uno de esos atardeceres en donde disfruto mi soledad y busco de forma obsesiva información sobre mi madre en las redes sociales. Al final nunca me buscó y regresó a Alemania, a su vida que parece ser perfecta. Una falsa vida perfecta llena de lujos y de ostento