—¿Ya estás más calmada? —Me guía hacia el mullido sofá y sirve dos copas de vodka.Suspiro y asiento con un semblante de derrota, observando las tenues lámparas que no alumbran mucho, ya que él parece adorar la oscuridad, pero conmigo aquí ha tenido que regular la luz algo más fuerte, pero aún así la oficina luce un poco triste. Cierro los ojos y acaricio la palma de mi mano, aún sintiendo el apretón de mi madre sobre mi piel. Sin poder evitarlo, de nuevo las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas y las manos me tiemblan debido a la impotencia que resulta casi asfixiante.—Finge no conocerme, me desprecia… y eso me duele mucho, siento que me muero… —Tomo mi copa de un gran sorbo.Ahora tengo tos, por tan cálido líquido recorrer mi garganta.—Es que son idénticas. Te juro que no la conocía… —Hago un gesto de pesadumbre y se detiene—. Lo siento, no era mi intención incomodarte.—No lo has hecho, entiendo tu confusión, así también lo estoy yo —suspiro—. Esa mujer es muy joven. Tu padr
—¿Y tú quieres que las cosas sigan así? Esa carita me dice que no. —Me empuja traviesa y ríe.Me ruborizo por las cosas que dice.—Pues sí… —respondo muy dudosa y me rasco la nariz.—¡Mentirosa, te has rascado la nariz!Estallamos en risas.—¿Quieres comer algo?—Quisiera quedarme, pero tengo una cita… Te deseo mucha suerte en la tuya. —Arquea una ceja.—Usa condón, no quiero sorpresitas. —Entrecierro los ojos, ella ya sabe que me preocupa que a veces sea algo alocada.—Nunca lo olvido, pero, lo mismo te digo a ti. —Me lanza un beso y se va cerrando rápidamente la puerta detrás de ella.Me divierten sus locuras. ¿Quién iba a pensar que Raquel sería tan diferente a como se muestra en los ensayos?Preparo algo para cenar, hoy será uno de esos atardeceres en donde disfruto mi soledad y busco de forma obsesiva información sobre mi madre en las redes sociales. Al final nunca me buscó y regresó a Alemania, a su vida que parece ser perfecta. Una falsa vida perfecta llena de lujos y de ostento
—Yo también quiero sentirte… —dejo salir de mi boca las palabras que terminan por enloquecernos.Se sienta en la cama y me posa a horcajadas sobre él, apretando mis nalgas con sus fuertes manos que me hacen sentir sensaciones indescriptibles. La punta de su miembro roza mi entrada, pero respiro profundo para no ponerme tensa.—Hazlo a tu manera, sin querer yo podría lastimarte y es lo que menos quiero, mi hermosa —musita sobre mis labios mientras cierra los ojos y esconde su cabeza en mi cuello, dándome pequeños besos que me tranquilizan por completo.Cierro los ojos cuando permito que su miembro me invada despacio y con serenidad. Matt acaricia mis piernas, infundiéndome valor cada vez que me acerco más a su monte de venus logrando al fin sentirlo por completo, pero con un poco de dolor. Descanso por un momento con él debajo de mi cuerpo, admirándome casi hipnotizado y suplicante. Bajo la mirada y la suya de inmediato se clava en la mía y buscamos nuestros labios de nuevo, continuando
¡Vaya que me ha tomado por sorpresa! Asiento y frunzo los labios a la vez que cierro los ojos, ahogando el llanto de emoción y felicidad. —Es lo más hermoso que me han pedido. —Me hinco igual que él, llegando a su altura y besando su mejilla—. Claro que quiero ser tu esposa, quiero hacerte feliz mi amor. Matthew sonríe de una forma esplendorosa. Desliza rápidamente el anillo en mi dedo anular y besa mis manos con ahínco y devoción, un cariño que jamás había recibido de otro ser humano. —No te imaginas lo feliz que me haces ahora, hermosa. Te amo, te amo. —Se abraza a mi cintura y esconde su cabeza en mi cuello, respirando sobre mi piel que se eriza con tan solo un roce. —Yo también te amo, muchísimo. —Acaricio su rostro. Me sorprendo al escuchar tan amorosas palabras ser pronunciadas por mis labios, pero es que su proposición ha causado que todos mis miedos y dudas desaparezcan. Normalmente no soy tan cariñosa con las palabras, pero últimamente estoy demasiado cursi y me agrada es
Salgo del apartamento para ir a trabajar a la agencia, el cielo está bastante nublado y hace un frío terrible. Lo bueno que hay que rescatar es que al clima no se le ha dado por nevar tan temprano. Me froto la nariz enrojecida y bajo la mirada, encontrándome con la sensual sonrisa de Matt, quien se encuentra recostado sobre la puerta de su auto. Se me escapa una risita de alegría y camino hacia él para estrecharlo entre mis brazos. —Buenos días, hermosa. —Me besa en los labios—. Tan impecable como siempre... Me mira de pies a cabeza y eleva una de sus cejas tupidas. —Buenos días, jefe gruñón. —Pellizco su nariz respingada—. ¿Qué te trae por aquí? —Vine para ir juntos a trabajar de ahora en adelante. Lo miro con grandes ojos y niego, imaginando los murmullos y el chismorreo de los empleados. —¿Pero, y qué van a decir de…? —Shh… —Me interrumpe con un casto beso. Su ceño se frunce de pronto. —No permitiré que mi futura esposa vaya a pie, en bus o en taxi, no podría vivir con eso.
Bajo la cabeza al sentir que mi cuerpo es elevado. Sonrío como tonta, pero al ver que me sienta a horcajadas sobre él, mi risa es reemplazada por un pequeño jadeo cuando nuestros sexos rozan. Mi instinto me guía hacia sus labios y de nuevo nuestras lenguas se acarician de una forma tan erótica que me induce a menear las caderas encima de él, debido al deseo que me provoca sentir su palpitante y dura erección debajo de mí, invitándome a sucumbir ante mi anhelo por sentirlo de nuevo. Acaricio su cuello y también lo saboreo despacio. Me muevo aún más rápido sintiendo sus manos recorrer mi cuerpo, apretando mis glúteos y tirando de mi cabello suavemente. Jadeo cuando levanta todavía más mi falda e introduce sus tibios dedos dentro de mí y comienza a moverlos, regalándome una sensación de éxtasis. Dejando de lado el pudor, termino desabrochando mi sostén y lo dejo caer a un lado, para tomar mis senos entre mis propias manos y explorar la nueva sensación que me empuja a continuar haciéndolo
—Es Derek, Ava dice que él ya se enteró que sigues viva. Tu madre me ha pedido de rodillas que te cuide, que no permita que Derek te haga daño de nuevo. Él fue quien la obligó a abandonarte a tu suerte. Besa mi mejilla varias veces, pero no logro reaccionar a lo que acabo de escuchar. Me tomo la cabeza entre las manos, enojada y tratando de recordar algo que me diga la respuesta, pero de nuevo recuerdo que mi amnesia es permanente. Ojalá pudiera volver con un golpe como lo muestran en películas o novelas dramáticas. Lo cierto es que jamás tendré mis recuerdos de vuelta. ¿Y ahora?, ahora tengo que lidiar con alguien que no conozco y el cual quiere hacerme daño. Es inaudito. —Escucha pequeña: estoy contigo, estaremos bien y a salvo. Acuna mi rostro entre sus manos y mira mis ojos doloridos. Me siento perdida, como si peleara en la oscuridad contra un poderoso titán... A la hora de la salida terminamos nuestro trabajo. Al menos hoy es viernes y mañana no trabajamos, quizá el descanso
—Jessica, no conoces a Derek Lindemann, es obsesivo y violento, sin contar sus demás defectos. No sé cómo mi padre puede ser amigo de alguien como él. Se nota que la maltrata, ¿acaso no viste el moretón en su muñeca? Niega y resopla con clara molestia. —No, estaba tan conmocionada que lo demás se hizo casi inexistente. Y si ese hombre es así, ¿por qué simplemente no se va y lo deja solo? Pongo los ojos en blanco y niego. —No quieres ver más allá de lo obvio, eso es lo que pasa. Pero no quiero discutir contigo por eso. Me abraza y esconde su cabeza en mi cuello. —Y no discutiremos, mi amor. No hablemos de eso. Te veo más tarde, voy a ducharme e ir a los ensayos, ya sabes que he vuelto al grupo. —Está bien, llamaré a Raquel para que venga por ti y vayan juntas. Asiento y me despido con un beso. No me niego a que la llame, resultaron ser amigos desde la secundaria. Tomo una ducha rápida, me pongo mi ropa deportiva y almuerzo algo ligero. El timbre suena insistentemente y abro la