—Se solicita a la señora Rita Anderson en el estrado, segundo testigo del fiscal. —El juez entrelaza las manos. Una señora pelirroja entra, la misma que hace algunos días mandó a que me hicieran pruebas sanguíneas y psiquiátricas—. ¿Nombre completo?—Rita Agnes Anderson. —Se acomoda en el asiento.—Señor fiscal, puede continuar con el interrogatorio. —El juez le da el visto bueno a nuestro defensor.—¿A qué se dedica usted?—Soy psiquiatra, trabajo para el ministerio público. —La mujer asiente.—¿Sabe por qué está aquí?—Sí, porque fui quien hizo las pruebas psiquiátricas para dictaminar si la señorita Jessica tenía trastorno de depresión severa y obsesión compulsiva, y si efectivamente había ingerido Etilenglicol para quitarse la vida.—¿Y a qué conclusión llegó?—Los resultados arrojan que Jessica está en perfecto estado mental, pero efectivamente sí ingirió el tóxico.—Eso es todo, muchas gracias. —El fiscal se sienta a nuestro lado de nuevo.—Defensor, ¿desea realizar contrainterr
La enfermera se acerca con una carta entre las manos.—Aquí tienen los resultados. ¡Felicidades! Ahora ya podemos ir a la sala de ecografías. Síganme por aquí...Me la tiende y la tomo de inmediato, la abro casi rasgando el blanco papel para leer con prisa. No salgo de mi asombro, solo miro el rostro sonriente de Matthew que se acerca al mío. ¡Es positivo!—No te imaginas lo feliz que me haces mi amor. —Deposita muchos besos en mi boca.Me abrazo a su cintura y suspiro, respiro su olor. No digo nada, si hablo estoy segura que me pondré a llorar. Me separo de él segundos después para seguir a la enfermera de una edad mayor, quien nos observa enternecida. La seguimos hacia una sala, en donde hay varios asientos para esperar, tomamos un turno y nos sentamos en dos de las tantas sillas.Minutos después nos levantamos para entrar en la sala. El médico me indica que me recueste, suspiro antes de hacerlo, como dándome un empujón para digerir todo esto. Levanto la blusa y él aplica un gel frí
—Sí, quiero. —Bato las pestañas y le doy una sugerente mirada al dueño de mis sueños, quien se humedece los labios y sonríe.—Matthew De Vineyard, ¿quieres contraer matrimonio con Jessica Jackson y efectivamente lo contraes en este acto?—¡Pero por supuesto que quiero! —responde, como siendo obvia la respuesta y nos arranca una sonrisa a todos, más a mí.Mantenemos nuestras manos juntas y les doy un suave apretón a las suyas.—Ahora pueden proceder al intercambio de anillos. —El oficiante interviene de nuevo.Jessie trae entre sus manos un pequeño baúl de color crema adornado con unas florecitas.—Yo, Matthew, te tomo a ti, Jessica, como esposa y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad todos los días de mi vida. —Toma mi mano y desliza el anillo de oro sobre mi dedo, el cual tiene nuestras iniciales en una linda letra cursiva.—Yo, Jessica, te tomo a ti, Matt, como esposo y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la
Persigo a mi pequeño solecito por el jardín. Hoy es uno de esos días en los que no quiere hacerme caso. Niño inquieto. —¡Vamos cariño, déjame ponerte los calcetines! —Cedric se rehúsa a hacerlo, es un niño muy quisquilloso. —No mami... —responde negando y haciendo uno de sus pucheros. Intenta verse molesto, pero solo consigue ser más tierno. —Papá pronto llegará a casa a cenar, no le agradará verte con los pies asquerosos. Estás todo sucio de barro, Cedric... Me siento a su lado y dejo las calcetas sobre mis piernas, observando a mi pequeño que es idéntico a su padre, tan hermoso y con rasgos delicados y a la vez masculinos. —¿Mamá? —Me interpela con su aguda vocecita. —¿Hmm? —Estoy exhausta, miro hacia el extenso jardín repleto de flores y pequeños castillos de arena creados por mi pequeño. —No estés triste... Mira, ya me puse los calcetines, y yo solito... Desvío la mirada hacia sus pies y luego a su sonriente rostro. Tuerzo la boca, haciéndome la dura, pero termino derritié
Junio de 2018. Londres – Inglaterra. Celebración del 25avo aniversario de Vineyard Agency Acomodó una última vez el antifaz negro y se limpió las manos con nerviosismo. El espejo le regresó su reflejo: en el vio una hermosa mujer vestida con un traje tipo esmoquin femenino y una sonrisa de alegría. Llevaba suelto su cabello largo y los labios pintados de un intenso rojo carmesí, aquello creó un contraste sensual con sus expresivos ojos azules. Por primera vez se vio a sí misma tan hermosa, sin embargo, un sentimiento de preocupación la empujó a la realidad al recordar que ella y su mejor amiga se habían fugado del orfanato para asistir a ese lugar. —Katy, esto es una locura. Somos insoportables, lo sé, pero nunca habíamos llegado a estos extremos. Deberíamos volver. —Tomó la mano de su amiga y le dio un apretón. —¡Solo hagámoslo! Estas cosas solo pasan una vez en la vida —respondió emocionada, restando importancia a las preocupaciones. Le escondió un mechón de cabello detrás de la o
JESSICA Las rejas del orfanato se cierran para dejarme ir y hacer de mi vida lo que mejor me parezca, valiéndome por mí misma. Miro por última vez a mi mejor amiga Katy y escucho sus sollozos al verme del otro lado. Le lanzo un beso volado y lo atrapa en el aire mostrando mucha congoja. Prometí que vendría por ella cuando sea mayor de edad, ya que todavía le falta un año. Ya tengo la edad adulta aquí en Inglaterra y debo irme de este lugar, ya que para mi mala suerte, ninguna familia quiso adoptarme y el tiempo pasó, convirtiéndome en una mujer sola ante la vida. Las monjas sonríen felices porque me voy y al fin van a descansar de mis travesuras y rebeldía. ¿Y quién no?, si yo fuera ellas, también me alegraría. Acomodo mi mochila y camino hacia la estación de buses, me dirijo a una pensión barata aquí en Kensington. En este barrio de Londres puedes ver lugares de lujo y al otro extremo casas humildes, así que no será problema encontrar algo que se adapte a mi estrecho bolsillo. En el
Da suaves golpes en mi gorra y busco en mi bolso los lentes de sol con desesperación. Cuando los encuentro me los pongo con las manos temblorosas y lo veo sentado a mi lado. —Hola. —Levanto un poco la cabeza, aún así hay sombra sobre mi rostro y no puede verme muy bien. —Tanto tiempo sin verte, ¿qué tal va el baile? —Muy bien... ¿Y a usted que tal le va con su lujosa vida? Chasqueo la lengua y sonrío mientras observo su bello rostro. Sus ojos azules me estudian con entusiasmo y reprochan mis lentes. —Haces trampa, así nunca podré saber quién eres. —Esa es la idea, ¿no? —Sonrío y tomo mi bolso para irme. —Espera, no te vayas ¿Por qué eres así? —Me sujeta de la muñeca y tengo que volver a sentarme por la especie de energía que recorre mi cuerpo. —¿Me sigues, verdad? ¿Cómo eres capaz de reconocerme donde sea? —Miro su perfil sin perderme ningún detalle, ahora sé que tiene un lindo lunar negro en la barbilla. —¿Y quién se perdería algo de ti?, si eres inolvidable. Además, siempre
Camino decidida por el corredor principal de la agencia. Es el sexto día de trabajo y mi nuevo uniforme me hace ver muy diferente y llamativa con las medias veladas, falda corta y camisa ejecutiva ceñida al cuerpo. Debo admitir que hubo un error con las medidas de mi ropa, ya que me dieron una talla menos, pero al final el error resultó favorecedor y me siento renovada de pies a cabeza.Me observo una última vez en el espejo de mano, retoco mis labios con un color rojo suave y acomodo las discretas ondas naturales de mi cabello azabache. Subo al elevador y al llegar, entro en la oficina. Matthew ya está sentado en su cómoda silla, tan perfecto y apuesto como siempre.—Buenos días, señor.Lo saludo con un tono de voz neutral, ocultando mi inquietante emoción y enojo por verle de nuevo. Voy hacia mi escritorio para dejar mi bolso a un lado y revisar los correos que saltan a la vista en la pantalla de la computadora.—Buenos días —responde luego de unos largos segundos.He decidido seguir