—Jessica, no conoces a Derek Lindemann, es obsesivo y violento, sin contar sus demás defectos. No sé cómo mi padre puede ser amigo de alguien como él. Se nota que la maltrata, ¿acaso no viste el moretón en su muñeca? Niega y resopla con clara molestia. —No, estaba tan conmocionada que lo demás se hizo casi inexistente. Y si ese hombre es así, ¿por qué simplemente no se va y lo deja solo? Pongo los ojos en blanco y niego. —No quieres ver más allá de lo obvio, eso es lo que pasa. Pero no quiero discutir contigo por eso. Me abraza y esconde su cabeza en mi cuello. —Y no discutiremos, mi amor. No hablemos de eso. Te veo más tarde, voy a ducharme e ir a los ensayos, ya sabes que he vuelto al grupo. —Está bien, llamaré a Raquel para que venga por ti y vayan juntas. Asiento y me despido con un beso. No me niego a que la llame, resultaron ser amigos desde la secundaria. Tomo una ducha rápida, me pongo mi ropa deportiva y almuerzo algo ligero. El timbre suena insistentemente y abro la
—Pasemos a la mesa, la cena ya está lista. —El señor Michelangelo nos invita a sentarnos y todos lo hacemos. Se ve tranquilo, pero bastante autoritario y serio como las otras veces.Una simpática empleada sirve la mesa en silencio y acomoda los platos con delicadeza. Hay comida por todas partes, la abundancia rebosa sobre el grueso mantel y los colores y olores envuelven la estancia.Aunque hay algo que me pregunto: si solo somos cinco personas, ¿por qué servir seis platos? —Tengo una invitada, no tarda en llegar. ¡Ah! ¡Pero si ya estás aquí, mi querida Libby! —La bruja número uno se levanta muy efusiva.Empuño las manos y cierro los ojos controlando mi furia por saberla llegar y anunciarse con su exagerado caminar. Clavo la mirada en el mantel, ni siquiera veo a Matthew o Gian. Escucho cómo Michelangelo se levanta y la saluda, también mueve su silla para que tome asiento.¡Cuánta consideración y atenciones con esa bruja!—Buenas noches a todos. —Su fastidiosa voz se eleva y clava su
MATTHEW Ella, siempre ha sido ella por quien que tanto esperé. La chiquilla que me robó el corazón y toda mi atención en una sola noche con solo mirarme, con sus perfectos movimientos y ese misterio… Sus labios rojos me eclipsaron, me atraparon en una desesperación por rozarlos, por hacerlos míos y para siempre verlos junto a esos dos mares de un azul profundo que son sus ojos. Quizá sea un hombre un poco mayor para ella, nueve años mayor. Pero, ¿eso debería importar? He experimentado que cuando el amor llega, la edad es algo que queda en un segundo plano, aún así, no niego que a veces me siento como un asaltacunas. Sonrío cuando pienso en mi pequeña atrevida, la que ha despertado en mí sensaciones y sentimientos que jamás experimenté. Es un tanto mágico, es como una burbuja de jabón que nos eleva, la cual no quiero que se rompa nunca. No deseo despertar de tan precioso sentimiento. Estoy enamorado. Más que enamorado, extasiado, atrapado… Quiero luchar por el amor de mi vida que es J
Avanzo entre los demás autos y aprieto la bocina para que salgan del camino, varias camionetas se han detenido y me impiden el paso. De repente, comienzan a moverse y acelero para continuar buscando la camioneta gris de hace unos momentos, sin embargo, freno en seco apenas veo el cuerpo de Jessica en medio de la autopista, con una venda en los ojos, pies descalzos y manos atadas. La camioneta arranca a toda velocidad, rebasando los autos que se cruzan por el camino. Han dejado a mi hermosa en medio de una de las autopistas más concurridas y peligrosas de Londres. Me quito el cinturón de seguridad y abro la puerta, dejo mi auto botado y corro hacia Jessica, quien mueve la cabeza hacia todas partes como buscando algún indicio que le diga en dónde se encuentra. Camina tambaleándose y cojeando, por lo que tropieza con la separación que divide el carril del otro, pero hábilmente se levanta. Algunos conductores se han detenido, aunque en los demás carriles los autos van demasiado deprisa.—
—¡Per l'amor di Dio! —Gian exclama sorprendido y frunce el ceño.—¿Será que lo hizo ese tal Derek? —Raquel me mira con preocupación.—¿Cómo lo sabes, ella te lo dijo? —La interpelo.—Sí, nos contamos todo.—Esperen… ¿De qué están hablando? —Gian nos interrumpe.—Es mejor que no lo sepas. —Le respondo, restándole importancia a su intervención.—Pero…Me levanto y tomo mi teléfono, busco en mi lista de contactos y marco el número que me dio Ava para que me comunique con ella. Jessica no sabe nada, pero sigo en contacto con su madre, creo que la mujer no es culpable del todo, solo trato de ayudar.—¿Ava? —hablo después de algunos pitidos.—¿S-sí? —Su voz se escucha temblorosa.—Hablas con Matthew. Lo que sucede es que… Jessica ha sufrido un intento de asesinato, ahora se encuentra en urgencias, por suerte logré llegar a tiempo.—Así que sí lo hizo… —solloza—. Te pedí que no te separes de ella. Derek es peligroso.—¿A qué te refieres? —susurro.—Tuvimos una discusión y se fue a los golpes
Aprieto los labios y asiento, lamentando lo que le pasó. A esa edad yo jugaba al fútbol y a las escondidas, y ella tuvo que ser madre antes de tiempo.—Lo siento mucho, en realidad nunca quise recordarte aquello. Discúlpame. —Toco su hombro y ella me mira de reojo, sonríe levemente.—No pasa nada, me inspiras confianza. —Bebe otro sorbo y se queda pensativa. Es como si viera a Jessica en ella, son tan parecidas hasta en los gestos—. A esa edad ya estaba prometida a Derek, él se había enamorado de mí y estaba esperando que yo cumpliera la mayoría de edad. Yo no amaba a Jessica, no te voy a mentir… La dejé aquí en Londres con mis padres, luego me fuí junto a Derek a Alemania para terminar la secundaria allí y casarnos después. Luego de unos años tuve a mi hija Jessie con él y regresé aquí, para buscar a Jessica. Ser madre por segunda vez y experimentar el verdadero amor me hizo recapacitar sobre mi amor por ella y decidí llevarla conmigo a Alemania para que creciera junto a su pequeña h
JESSICA A veces nos hacemos muchas cuestiones y nunca pensamos que distintos sucesos nos pueden ocurrir a nosotros también. Casi nunca nos imaginamos en situaciones ajenas a lo que vivimos a diario. En el último mes me recuperado poco a poco, pero me falta mucho para estarlo del todo. No puedo flexionar la rodilla y ni siquiera hacer algo tan básico como levantarme de una silla sin sentir dolor. Hoy voy de regreso al departamento para descansar luego de una dolorosa terapia que gracias a los cielos es la penúltima del tratamiento. Sostengo muy bien las muletas, me levanto despacio y camino sin la ayuda de nadie. No quiero sentirme inútil.Viajando en el auto recuerdo que no fue fácil despertar y saber que no volvería a caminar como antes. Lo peor para mí fue enterarme que no podría bailar por un muy largo tiempo, lo cual me arrancó la oportunidad de participar en el concurso por el que mis compañeros ahora practican duramente, para abrirse paso entre los primeros lugares el próxim
—Hemos llegado. —La voz de Matt me saca de mis cavilaciones.—Te acompaño. —Ava acomoda su cartera y me mira.—Lo único que quiero es dormir y despertar mañana... Eres muy amable, pero no, gracias.—¿Jessica por qué eres así? —Ava me reprocha, pero no la escucho—. Jessica...¿Por qué se hace la buena madre cuando estamos con él?Abro la puerta del deportivo y salgo con un poco de dificultad. Escucho los pasos de Matthew detrás de mí.—Jessica, ¿qué es lo que estás haciendo? —Se detiene.—Tratando de caminar. —Pongo los ojos en blanco y él suspira exhausto.—No seas así con tu madre, ella solo quiere ganarse tu cariño. No debes ser tan dura, además...Lo interrumpo.—Te quiero Matt, pero esto es entre esa mujer y yo, es asunto de ambas. —Intento moverme, pero se interpone de nuevo. La rodilla ha comenzado a dolerme mucho más—. No quiero ser grosera, pero tengo un humor de perros, déjame estar sola y calmarme.—Deja de portarte como una niña, Jessica. —Niega con la cabeza, mostrando su