Tiempo después de alistarme bajamos a desayunar al restaurante del hotel que está adornado con un estilo bastante costeño, es agradable a la vista y el viento que se cuela por las grandes ventanas también. Luego vamos a bucear a la playa de Porthmeor, en la bella localidad costera de St Ives.Llega el atardecer y lo vemos juntos sentados en la orilla de la hermosa playa. Escucho música a lo lejos, una agradable y alegre música de fiesta. Las personas van acercándose a una gran carpa en donde hay un DJ y una especie de barra de licores improvisada.—¿Quieres ir? Se ve genial. —Tomo de la mano a Matt y lo llevo hacia allá.—Mmm, no lo sé… —Se rasca la nuca y me mira dudoso.—Solo bailemos entonces.Me lanzo a su cuello y lo rodeo con mis brazos, sintiendo su torso desnudo contra mi piel descubierta, porque llevo un traje de baño de dos piezas que él mismo me obsequió y que me queda bastante bien.El ritmo de la canción cambia a uno bastante movido, haciendo que las personas que están a n
Hoy en la mañana he ido a trabajar con más ánimo, al llegar, algunos de mis compañeros han preguntado por mi salud, pero Gian parecía bastante preocupado. Gran parte del día hemos ido de aquí para allá, a reuniones y conferencias en ambas agencias de Londres. Planeamos el lanzamiento de un paquete promocional que promete derrocar a la nueva agencia de viajes y turismo que ha llegado rápidamente a varios países del mundo, preocupando a los encargados de Vineyard Agency.—Espero que con esta nueva propuesta de mi padre logremos tomar ventaja.Matt se sienta en su silla, relajándose después de tan ajetreada agenda.—Así será, ya lo verás. —Me detengo a un lado de su escritorio.—Ven aquí. —Me toma de la mano y nos guía hacia el mullido sofá que se encuentra al lado del mini bar—. ¿Cómo te sientes hoy? Te noto con más color en el rostro.—Me siento mucho mejor, la medicina y la ida a la playa me han sentado bien. —Acaricio sus nudillos con mis dedos finos.—Eso está muy bien. ¿Este fin de
—¡Suéltame! —La voz déspota de la mujer me toma por sorpresa, pero no me dejo amedrentar y no la suelto, le sostengo la mirada.—¿Qué pasa, mamá?Una voz femenina con un acento extraño me hace desviar la mirada. Una chica bastante guapa se acerca a nosotras, con paso decidido y una expresión de sorpresa. No puede terminar la frase cuando se detiene, frunce el ceño y acomoda un mechón de su cabello rubio detrás de la oreja.Como una autómata me alejo de ambas mujeres, tragando en seco. Exhalo despacio, intentando procesar este extraño suceso que me ha dejado sin palabras y con los ánimos por el suelo. Ava se acerca a la chica y la abraza tomando distancia de mí, como despreciandome y dando a entender que no quiere verme ni hablar conmigo. Me hiere.—¿Quién es esta mujer, mamá? —La jovencita frunce el ceño al detallarme mejor, mientras que frota el brazo de Ava con cariño, de manera protectora.—No lo sé, no la conozco —responde, pareciendo contrariada. De inmediato, todo mi mundo parec
—¿Ya estás más calmada? —Me guía hacia el mullido sofá y sirve dos copas de vodka.Suspiro y asiento con un semblante de derrota, observando las tenues lámparas que no alumbran mucho, ya que él parece adorar la oscuridad, pero conmigo aquí ha tenido que regular la luz algo más fuerte, pero aún así la oficina luce un poco triste. Cierro los ojos y acaricio la palma de mi mano, aún sintiendo el apretón de mi madre sobre mi piel. Sin poder evitarlo, de nuevo las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas y las manos me tiemblan debido a la impotencia que resulta casi asfixiante.—Finge no conocerme, me desprecia… y eso me duele mucho, siento que me muero… —Tomo mi copa de un gran sorbo.Ahora tengo tos, por tan cálido líquido recorrer mi garganta.—Es que son idénticas. Te juro que no la conocía… —Hago un gesto de pesadumbre y se detiene—. Lo siento, no era mi intención incomodarte.—No lo has hecho, entiendo tu confusión, así también lo estoy yo —suspiro—. Esa mujer es muy joven. Tu padr
—¿Y tú quieres que las cosas sigan así? Esa carita me dice que no. —Me empuja traviesa y ríe.Me ruborizo por las cosas que dice.—Pues sí… —respondo muy dudosa y me rasco la nariz.—¡Mentirosa, te has rascado la nariz!Estallamos en risas.—¿Quieres comer algo?—Quisiera quedarme, pero tengo una cita… Te deseo mucha suerte en la tuya. —Arquea una ceja.—Usa condón, no quiero sorpresitas. —Entrecierro los ojos, ella ya sabe que me preocupa que a veces sea algo alocada.—Nunca lo olvido, pero, lo mismo te digo a ti. —Me lanza un beso y se va cerrando rápidamente la puerta detrás de ella.Me divierten sus locuras. ¿Quién iba a pensar que Raquel sería tan diferente a como se muestra en los ensayos?Preparo algo para cenar, hoy será uno de esos atardeceres en donde disfruto mi soledad y busco de forma obsesiva información sobre mi madre en las redes sociales. Al final nunca me buscó y regresó a Alemania, a su vida que parece ser perfecta. Una falsa vida perfecta llena de lujos y de ostento
—Yo también quiero sentirte… —dejo salir de mi boca las palabras que terminan por enloquecernos.Se sienta en la cama y me posa a horcajadas sobre él, apretando mis nalgas con sus fuertes manos que me hacen sentir sensaciones indescriptibles. La punta de su miembro roza mi entrada, pero respiro profundo para no ponerme tensa.—Hazlo a tu manera, sin querer yo podría lastimarte y es lo que menos quiero, mi hermosa —musita sobre mis labios mientras cierra los ojos y esconde su cabeza en mi cuello, dándome pequeños besos que me tranquilizan por completo.Cierro los ojos cuando permito que su miembro me invada despacio y con serenidad. Matt acaricia mis piernas, infundiéndome valor cada vez que me acerco más a su monte de venus logrando al fin sentirlo por completo, pero con un poco de dolor. Descanso por un momento con él debajo de mi cuerpo, admirándome casi hipnotizado y suplicante. Bajo la mirada y la suya de inmediato se clava en la mía y buscamos nuestros labios de nuevo, continuando
¡Vaya que me ha tomado por sorpresa! Asiento y frunzo los labios a la vez que cierro los ojos, ahogando el llanto de emoción y felicidad. —Es lo más hermoso que me han pedido. —Me hinco igual que él, llegando a su altura y besando su mejilla—. Claro que quiero ser tu esposa, quiero hacerte feliz mi amor. Matthew sonríe de una forma esplendorosa. Desliza rápidamente el anillo en mi dedo anular y besa mis manos con ahínco y devoción, un cariño que jamás había recibido de otro ser humano. —No te imaginas lo feliz que me haces ahora, hermosa. Te amo, te amo. —Se abraza a mi cintura y esconde su cabeza en mi cuello, respirando sobre mi piel que se eriza con tan solo un roce. —Yo también te amo, muchísimo. —Acaricio su rostro. Me sorprendo al escuchar tan amorosas palabras ser pronunciadas por mis labios, pero es que su proposición ha causado que todos mis miedos y dudas desaparezcan. Normalmente no soy tan cariñosa con las palabras, pero últimamente estoy demasiado cursi y me agrada es
Salgo del apartamento para ir a trabajar a la agencia, el cielo está bastante nublado y hace un frío terrible. Lo bueno que hay que rescatar es que al clima no se le ha dado por nevar tan temprano. Me froto la nariz enrojecida y bajo la mirada, encontrándome con la sensual sonrisa de Matt, quien se encuentra recostado sobre la puerta de su auto. Se me escapa una risita de alegría y camino hacia él para estrecharlo entre mis brazos. —Buenos días, hermosa. —Me besa en los labios—. Tan impecable como siempre... Me mira de pies a cabeza y eleva una de sus cejas tupidas. —Buenos días, jefe gruñón. —Pellizco su nariz respingada—. ¿Qué te trae por aquí? —Vine para ir juntos a trabajar de ahora en adelante. Lo miro con grandes ojos y niego, imaginando los murmullos y el chismorreo de los empleados. —¿Pero, y qué van a decir de…? —Shh… —Me interrumpe con un casto beso. Su ceño se frunce de pronto. —No permitiré que mi futura esposa vaya a pie, en bus o en taxi, no podría vivir con eso.