TENTACIÓN PROHIBIDA
Bianca Ludovica, de 40 años, atravesaba uno de los momentos más difíciles de su vida.
El proceso de divorcio de su marido infiel la había dejado emocionalmente agotada.
Su hija Bárbara, de 19 años, era su mayor apoyo, junto con Mateo, el mejor amigo de ella.
Mateo, un joven de 23 años, se había convertido en una presencia constante en la casa. Siempre dispuesto a ayudar, ya fuera arreglando algo en el jardín o simplemente escuchando a Bianca cuando necesitaba desahogarse.
Con el paso de los meses, Bianca empezó a notar cambios sutiles en su interacción con Mateo.
Las conversaciones se volvían más profundas, las miradas más prolongadas. Se sorprendía a sí misma arreglándose un poco más cuando sabía que él vendría.
Un día, mientras cocinaban juntos para una cena familiar, sus manos se rozaron accidentalmente. Bianca sintió una descarga eléctrica que la dejó sin aliento. Confundida y avergonzada, se dio cuenta de que estaba desarrollando sentimientos por Mateo.
La culpa la consumía. No solo era el mejor amigo de su hija, sino que además era casi 20 años menor que ella. Bianca luchaba internamente, tratando de reprimir estos sentimientos inapropiados.
Mientras tanto, Bárbara empezaba a notar algo extraño en la dinámica entre su madre y su mejor amigo. La situación amenazaba con complicarse, poniendo en riesgo las relaciones entre los tres.
Bianca se enfrentaba ahora a un dilema ético y emocional. ¿Debería ignorar sus sentimientos por el bien de su hija y de su propia integridad? ¿O el corazón tiene cosas que la razón no entiende? El futuro era incierto, pero Bianca sabía que tendría que tomar decisiones difíciles para proteger a su familia y a sí misma.
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