Ay porfavor no te reveles ahora Constanza Mansilla se llevó una mano a su estómago intentando mantener sus náuseas que amenazaba con hacerla vomitar si no comía una galleta salada. Las náuseas matutinas eran un asco y más cuando duraban todoel día, y peor aún cuando estaba a punto de decirle a un hombre que iba a ser padre. Constanza piso el freno y respiro profundamente, casi aliviada al descubrir que algo irrumpía su camino. El portón de hierro que separaba la mansión del resto del mundo tenía un aspecto impenetrable. Ella no sabía mucho de aquel hombre del padre de su hijo. En realidad sólo sabía el nombre pero era evidente que al menos económicamente no estaba a su altura. Contuvo el aliento al ver un sujeto con gafas de sol y aspecto de guardia de seguridad frente al portón, ¿Enrique Diaz era de lamafia o algo así? El guardia salió por una puerta lateral y se acercó a mi coche con expresión sería. - ¿Se a perdido señoríta?.- Pregunto amable se notó que tenía una mano ba
- Pero el laboratorio tenía una muestra suya.- Insistió Javiera angustiada Ver a su hermana sucumbir la enfermedad cuando eran pequeñas, fue lo más doloroso de su vida, el final de todo de su familia de su felicidad. Tenía que saber para poder prepararse para lo peor, no abortaria pasará lo que pasara no lo haría. El recuerdo de su hermana de la maravillosa pero corta vida, era demasiado querido cómo para hacer eso. Por eso necesitaba saber. - No soy donante y por lo tanto no me he hecho ninguna prueba.- Hablo Enrique, Constanza se dejó caer sobre un silla porque sus piernas ya no soportaban. - Pues tiene que hacercelas porfavor necesito que se las haga Enrique examinó a la mujer que tenía adelante con el corazón acelerado no había pensado en la clínica de fertilidad desde la muerte de Victoria. Poco después del accidente recibió un mensaje de una empleada de Zoi-Lab para preguntar si podían descartar las muestras de espermas pero no había contestado porque en ese momento no est
De repente, le quedó horriblemente claro por qué su cara era familiar, por qué su rostro le resultaba familiar. Lo había visto antes en las noticias, en las revistas, etc. Su mujer y el habían sido los favoritos de la prensa durante mucho tiempo. Eran una pareja aristócrata, guapísimos los dos, y por lo que decían, muy felices. Pero dos años antes, habían salido en las noticias por una tragedia: la muerte de su esposa Constanza se alegraba de estar sentada o se habría caído al suelo - ¿Se encuentra bien? .- Le preguntó él inclinándose, poniendo una mano en su frente. Su piel era cálida y le hizo sentir una especie de cosquilleo - Si, no, la verdad es que no - Baje la cabeza Enrique empujó suavemente su cabeza para colocarlas sobre su rodilla. Había pasado mucho tiempo desde que un hombre la tocó. Había estrechado la mano con muchos por supuesto, pero no recordaba la última vez que alguien lo hizo para consolarla y era muy agradable. Pero el roce estaba provocando otras sensacion
Era una carrera que me gustaba y se me daba bien, a demas lo que hago ahora me gusta mucho, yo hablo por los niños para que no tengas que sentarse frente a un juez, no voy a dejar que los que han abusado de ellos vuelvan, a convertirlos en víctima obligándolos a repetir lo que sufrieron soy abogada pero a veces no hay a quien odie más que a otros abogados. La pasión que sentía por su trabajo su vocación era evidente, la mujer que esperaba un hijo suyo había hecho de defender niños su carrera. ¿Podría haber elegido a alguien mejor? En lugar de una persona fría, ahora veía a una mujer, dispuesta a defender a los más débiles, y eso es lo que estaba pensando. El Matrimonio no estaba en su agenda, ya había estado casado, y había amado a su mujer, pero ni siquiera el amor y el respeto los habia hecho felices al final. El no habia sabido resolver los problemas de Constanza y su mujer había pasado los últimos meses de su vida sola, y eso era algo que tendría que llevar en su conciencia tod
Aunque en realidad ella estaba acostumbrada al dinero,durante su infancia, antes de las tragedias, que destrozaron a su familia,habían vivido lujosamente en una casa rodeada de un precioso jardín inclusoahora su sueldo era más alto que el de la mayoría de la gente, aunque ella eraahorrativa, y prefería no hacer gastos de más.Pero aquello no se parecía a nada lo que alguna vez ellahabía visto, poco después la limusina atravesaba en la verja de hierroforjado que separaba a los habitantes del palacio del resto de la poblaciónenorme estatuas de soldados blandiendo espadas parecían vigilar las puertas,como reforzando la exclusiva del sitio.- ¿No hay fosos?.- Bromeó Constanza- No, los cocodrilo nunca podían distinguir a los intrusosde los residentes, de modo que era muy mal para el sistema de seguridad, ahorasolo tenemos una alarma como todo el mundo.- Su inesperada broma la hizosonreír.- ¿Entonces tampoco queman a los invasores con aceitehirviendo?- El aceite solo se usa
- ¿Tu futura esposa?.- Constanza aún mareada por el besoestaba segura haber escuchado mal- Si, lo he pensado mucho y es la única solución.- Asintió Enriqueencantado con sigo mismo- No voy a casarme contigo.- Replicó Constanza- Mira, sé que eres una mujer muy inteligente y dado eltrabajo qué haces, también una persona compasiva con esas dos cualidades, noEntiendo como no has llegado a la misma conclusión que yo- No entiendo porque la inteligencia y la compasión iban ahacerme concluir que tú y yo deberíamos casarnos- No podremos compartir la custodia si tú vives en Estadounidos y yo aquí, a demás un hijo ilegítimo no tendría derecho al trono, o areclamar su herencia espero que por compasión no le hagas esto a nuestro hijo.-Ella sacudió la cabeza- Nisiquera nos conocemos. ¿Cómo va a ser bueno para el niñocrecer en un hogar en el que sus padres son dos extraños?- Pero no lo seríamos.- Protesto el.- Nos sentimos atraídosel uno por el otro y yo creo que pronto nos conocería
Cuando Enrique salió de la habitación Constanza se tumbó enla cama, sin quitarse los zapatos, y unos segundos después estaba profundamentedormida.Cuando Enrique volvió media hora después, Constanza estabadormida, con un brazo sobre la cara, el pelo extendido sobre la almohada,inmediatamente su mirada se dirigió a sus pechos, que subían y bajaban por surespiración, es una mujer asombrosamente bella, pensóY no recordaba la última vez que besar a una mujer lo habíaexcitado tanto. No habia querido besarla aún no, Constanza era una mujerinteligente cerebral, y tendría que seducirla a través de la lógica y la razón,al menos eso había pensado, pero ella se había mostrado sorprendentementeapasionada entre sus brazos, un poco vacilante pero más dulce por ello.La tentacion de acariciar su estómago, y subir su manos porla curva de sus pechos, era tan poderosa, que le dolían hasta los dientes, y nosolo los dientes, Enrique tuvo que hacer un esfuerzo para controlarse - Constanza, "c
Una sensación de triunfo, y una sensación opresiva en lagarganta sospechosamente parecida al nudo de una soga, asaltaron a Enrique enese momento.Era necesario, era lo que debían hacer, la única manera depoder reclamar a su hijo, como heredero y la única manera de tener a Constanza.La idea de tenerla hizo que su entrepierna despertase a lavida de una manera elemental la deseaba con una ferocidad que le resultabadesconocido.La habría deseado en cualquier caso, pero la intensidadganas de tenerla, de entrar en su cuerpo y unirse en ella, eso tenía que estarconectado con el embarazo, porque no lo había experimentado nunca. Habíaexperimentado deseo, el más básico que no tenía, nada que ver con la emoción, yhabía estado enamorado pero nada de eso se parecía a lo que sentía por Constanza.Podría satisfacer su deseo sin casarse, pero el matrimonioera necesario para tener la clase de relación que él quería tener con su hijo yla única manera de darle todo lo que quería.- Pero acep