De repente, le quedó horriblemente claro por qué su cara era familiar, por qué su rostro le resultaba familiar. Lo había visto antes en las noticias, en las revistas, etc. Su mujer y el habían sido los favoritos de la prensa durante mucho tiempo. Eran una pareja aristócrata, guapísimos los dos, y por lo que decían, muy felices. Pero dos años antes, habían salido en las noticias por una tragedia: la muerte de su esposa
Constanza se alegraba de estar sentada o se habría caído al suelo
- ¿Se encuentra bien? .- Le preguntó él inclinándose, poniendo una mano en su frente.
Su piel era cálida y le hizo sentir una especie de cosquilleo
- Si, no, la verdad es que no
- Baje la cabeza
Enrique empujó suavemente su cabeza para colocarlas sobre su rodilla. Había pasado mucho tiempo desde que un hombre la tocó. Había estrechado la mano con muchos por supuesto, pero no recordaba la última vez que alguien lo hizo para consolarla y era muy agradable.
Pero el roce estaba provocando otras sensaciones desconocidas para ella, era asombroso que las manos de un hombre podrían ser tan suaves y a la vez tan firmes y masculinas.
Entonces miró la otra mano sobre su pierna, era tan distinta a las suyas, grandes de dedos largos y uñas cuadradas.
Podía sentir el calor de esa mano atravesando la tela de su pantalón y se quedó sorprendida por lo estimulante que le parecía, y algo más que eso, algo que hacía que sintiera un cosquilleo en el pecho. Siempre había pensado que ella era la clase de personas que no respondía a las caricias, que no era muy sexual y nunca le había preocupado.
De hecho, había sido más bien un alivio. Nunca había querido tener una relación, nunca había querido abrirle si corazón a un hombre, porque no quería depender de nadie.
Su reacción era debido a las hormonas del embarazo, tenía que ser eso, no había otra explicación para que una parte de ella, que había ignorado, durante tiempo, de repente despertase a la vida.
- Estoy bien.- Le dijo con una débil voz, pero cuando puso la mano suya para apartarla, sintió un escalofrío que le hizo levantarse de inmediato.- Gracias, pero ya estoy bien
- ¿Segura que está lo bastante sana para soportar un embarazo?
- Estoy perfectamente, pero no todos los días uno se entera que tendrá un hijo con un príncipe
Enrique pensó que era imposible que haya fingido esa palidez, por muy buena actriz que fuera. Después de ver esa expresión de total sorpresa en su rostro, no podía creer que fuese orquestado nada, parecía un cervatillo acostado.
- Y no todos los días uno recibe la noticia de que será padre.
- Entonces quiere al niño
- Pues claro que lo quiero ¿Cómo no iba a querer a mi propio hijo?
- Si lo que quiere es un heredero ¿No puede encontrar otra mujer que....?
- ¿Eso es lo que cree? .- La interrumpió el.- ¿Cree que sería tan sencillo para mí olvidar que he traído un hijo al mundo? ¿Que podría abandonar a mi propia sangre porque fue un embarazo no planeado? ¿Usted podría hacerlo?
- No, claro que no
- ¿Entonces por qué espera que lo haga yo? Si es tan sencillo, tenga a ese niño y démelo a mi, y luego tenga otro hijo con la contribución de otro hombre
- No tengo la menor intención de hacer eso
- Entonces no espere que lo haga yo
- Eso....- Constanza se dejó caer sobre la silla de nuevo, enterrando la cara entre las manos.- Esto es imposible
- Las cosas cambian, la gente muere, lo único que se puede hacer es seguir a delante y aprovechar lo que te ofrezca la vida.- Constanza lo miró con lágrimas de frustración en los ojos
- Yo no quiero compartir a mi hijo con un extraño, no quiero compartir a mi hijo con nadie. Sii eso me convierte en egoísta, lo siento
- Y yo siento no poder dejarla ir con mi hijo
- No he dicho que vaya a marcharme.- Replicó Constanza.- Entiendo que esto también es difícil para usted, pero no entraba en sus planes tener un hijo.
- Estuve años planeando tener un hijo, pero no pude tenerlo. Primero, debido a un problema de fertilidad...y luego perdí a mi mujer, y ahora que tengo la oportunidad de ser padre, no permitiré que nada se ponga en mi camino.
No podía perderla de vista, eso estaba claro aunque no estaba seguro de lo que haría. Casarse le parecía la opción más lógica, la única manera de evitar que su hijo o hija sufriera el estigma de la ilegitimidad y; sin embargo, la idea del matrimonio le angustiaba.
- Tengo que volver a Turan a ver a mi médico personal, no pienso hacerme las pruebas en Estados Unidos
- ¿Por qué?.- Pregunto ella.- Hicieron el tratamiento de fertilidad aquí
Si así había sido, Constanza había crecido en la costa oeste de Estados unid Unidos y siempre había mantenido aquella residencia de vacaciones a las afueras de Seattle, era el sitio al que iban cuando necesitaban descansar de la estresada vida pública en Turan. Y por eso había elegido aquella clínica para hacer realidad su sueño de formar una familia.
- Mi confianza en la competencia del sistema médico norteamericana ha disminuido mucho durante los últimos cuarenta minutos por evidentes razones. Mimédico en Turan será rápido y discreto.
- ¿Y cuándo cree que podrán hacer las pruebas?
- En cuanto llegue a Turan. La salud de mi hijo también es importante para mí.
De repente, ella lo miró con una expresión tan triste que Yahír sintió el deseo de abrazarla. Y ese repentino deseo de consolarla…
¿Será por el embarazo?
Tenía que ser eso, no había otra explicación, la vida de su hijo lo había atado a ella y eso lo atraía como hombre, como protector a un nivel primario.
La propia Constanza lo atraía a un nivel más básico.
¿Sería el instinto masculino de reclamar lo que era suyo?, Se preguntó.
El deseo de apretarla a su pecho y besarla hasta que sus labios estuvieran hinchados, unir sus cuerpos de la forma más íntima posible era tan fuerte que hacía que perdiera el control.
- Estoy pensado tomar medidas legales contra la clínica.- Dijo Constanza .- Soy abogada y seguro ganaría el caso
- Yo también estoy seguro, pero la prensa lo pasaría en grande
El circo mediático sería horrible, montones de titulares escandalosos para un mundo que adoraba los escándalos, los problemas de fertilidad de su mujer, los problemas en su matrimonio, todo bajo los focos de nuevo.
No eso era lo último que quería, por Constanza y por el mismo, algunas cosas eran mejor dejarlas enterradas los últimos meses de su matrimonio entre ellas.
- La verdad es que no le había reconocido, no suelo ver revistas o ver la televisión, pero sé que los periodistas lo persiguen
- ¿Y tampoco había reconocido mi nombre?
Constanza se encogió de hombros
- Tengo muy poco espacio en la cabeza con temas triviales, leo esas cosas y se me olvidan enseguida
Era una carrera que me gustaba y se me daba bien, a demas lo que hago ahora me gusta mucho, yo hablo por los niños para que no tengas que sentarse frente a un juez, no voy a dejar que los que han abusado de ellos vuelvan, a convertirlos en víctima obligándolos a repetir lo que sufrieron soy abogada pero a veces no hay a quien odie más que a otros abogados. La pasión que sentía por su trabajo su vocación era evidente, la mujer que esperaba un hijo suyo había hecho de defender niños su carrera. ¿Podría haber elegido a alguien mejor? En lugar de una persona fría, ahora veía a una mujer, dispuesta a defender a los más débiles, y eso es lo que estaba pensando. El Matrimonio no estaba en su agenda, ya había estado casado, y había amado a su mujer, pero ni siquiera el amor y el respeto los habia hecho felices al final. El no habia sabido resolver los problemas de Constanza y su mujer había pasado los últimos meses de su vida sola, y eso era algo que tendría que llevar en su conciencia tod
Aunque en realidad ella estaba acostumbrada al dinero,durante su infancia, antes de las tragedias, que destrozaron a su familia,habían vivido lujosamente en una casa rodeada de un precioso jardín inclusoahora su sueldo era más alto que el de la mayoría de la gente, aunque ella eraahorrativa, y prefería no hacer gastos de más.Pero aquello no se parecía a nada lo que alguna vez ellahabía visto, poco después la limusina atravesaba en la verja de hierroforjado que separaba a los habitantes del palacio del resto de la poblaciónenorme estatuas de soldados blandiendo espadas parecían vigilar las puertas,como reforzando la exclusiva del sitio.- ¿No hay fosos?.- Bromeó Constanza- No, los cocodrilo nunca podían distinguir a los intrusosde los residentes, de modo que era muy mal para el sistema de seguridad, ahorasolo tenemos una alarma como todo el mundo.- Su inesperada broma la hizosonreír.- ¿Entonces tampoco queman a los invasores con aceitehirviendo?- El aceite solo se usa
- ¿Tu futura esposa?.- Constanza aún mareada por el besoestaba segura haber escuchado mal- Si, lo he pensado mucho y es la única solución.- Asintió Enriqueencantado con sigo mismo- No voy a casarme contigo.- Replicó Constanza- Mira, sé que eres una mujer muy inteligente y dado eltrabajo qué haces, también una persona compasiva con esas dos cualidades, noEntiendo como no has llegado a la misma conclusión que yo- No entiendo porque la inteligencia y la compasión iban ahacerme concluir que tú y yo deberíamos casarnos- No podremos compartir la custodia si tú vives en Estadounidos y yo aquí, a demás un hijo ilegítimo no tendría derecho al trono, o areclamar su herencia espero que por compasión no le hagas esto a nuestro hijo.-Ella sacudió la cabeza- Nisiquera nos conocemos. ¿Cómo va a ser bueno para el niñocrecer en un hogar en el que sus padres son dos extraños?- Pero no lo seríamos.- Protesto el.- Nos sentimos atraídosel uno por el otro y yo creo que pronto nos conocería
Cuando Enrique salió de la habitación Constanza se tumbó enla cama, sin quitarse los zapatos, y unos segundos después estaba profundamentedormida.Cuando Enrique volvió media hora después, Constanza estabadormida, con un brazo sobre la cara, el pelo extendido sobre la almohada,inmediatamente su mirada se dirigió a sus pechos, que subían y bajaban por surespiración, es una mujer asombrosamente bella, pensóY no recordaba la última vez que besar a una mujer lo habíaexcitado tanto. No habia querido besarla aún no, Constanza era una mujerinteligente cerebral, y tendría que seducirla a través de la lógica y la razón,al menos eso había pensado, pero ella se había mostrado sorprendentementeapasionada entre sus brazos, un poco vacilante pero más dulce por ello.La tentacion de acariciar su estómago, y subir su manos porla curva de sus pechos, era tan poderosa, que le dolían hasta los dientes, y nosolo los dientes, Enrique tuvo que hacer un esfuerzo para controlarse - Constanza, "c
Una sensación de triunfo, y una sensación opresiva en lagarganta sospechosamente parecida al nudo de una soga, asaltaron a Enrique enese momento.Era necesario, era lo que debían hacer, la única manera depoder reclamar a su hijo, como heredero y la única manera de tener a Constanza.La idea de tenerla hizo que su entrepierna despertase a lavida de una manera elemental la deseaba con una ferocidad que le resultabadesconocido.La habría deseado en cualquier caso, pero la intensidadganas de tenerla, de entrar en su cuerpo y unirse en ella, eso tenía que estarconectado con el embarazo, porque no lo había experimentado nunca. Habíaexperimentado deseo, el más básico que no tenía, nada que ver con la emoción, yhabía estado enamorado pero nada de eso se parecía a lo que sentía por Constanza.Podría satisfacer su deseo sin casarse, pero el matrimonioera necesario para tener la clase de relación que él quería tener con su hijo yla única manera de darle todo lo que quería.- Pero acep
Enrique se encogió de hombros- No creo que la naturaleza de nuestra relación sea asuntosuyo- ¿No quieres que sepan cómo se concibió el niño?- Ellos no sabían nada del problema de fertilidad de Javierapara ella era muy importante que nadie supiera- Entonces no creo que sea importante que tus padres sepancómo se concibió el niñoAún que le rompía el corazón saber que iba a vivir el sueñode otra mujer. Le gustaría ser sincera sobre la concepción de su hijo pero erael deber de Enrique proteger el secreto de ella.- Bueno, te dejo para que te prepares.- Dijo Enrique.-Volveré a buscarte dentro de una horaConstanza vio a su prometido Enrique cerrar la puerta, unaparte de ella quería estar más cerca de el y la otra decía que se alejara. ....Luego cuando entro al comedor era demasiado grande. Un niñono podría sentarse en esa mesa no podría un niño ahí comer galletitas o dibujarsobre la mesa, y no por primera vez que acepto su propuesta de Enrique sepreguntó si había hecho bien
Constanza hizo una mueca cuando el corsé del vestido declavó en su costado. Hacía calor, mucha calor, y la humedad era altísima elambiente cargado aumentaba las náuseas que se habían convertido en susconstantes compañeras.La empleada la estaba ayudando a vestir le había dicho queel anuncio del compromiso era una ocasión formal. Y tendría que llevar unvestido adecuado. De modo que ahí estaba maquillada y embutida en un corséesperando tras una cortina roja el momento de salir al balcón con Enrique. Paraanunciarse su compromisos a las cámaras de televisión y a la gente que esperabaahí abajo.Porque no eran solo los ciudadanos de Turan. Si no que elmundo entero, Enrique era un hombre carismático y popular en su país, y fuerade él, a su boda acudirían personajes de todo el mundoNada de presiones pensó irónicaRespirando profundamente intento no ver qué sus pechosparecían querer escapar del escote imperio del vestido azul. Supuestamentetendría que ser pudoroso y podría haberlo
El vuelo a la isla Maris fue tan corto que aterrizaron sólodiez minutos después de despegar. La isla era menos montañosa que Turan conplayas de arena blanca que terminaba en grandes campos de olivo.No habia ningún coche esperando cuando bajaron Enrique se fue todo el vuelo hablando por teléfono. Y Constanzaestaba nerviosa y emocionada nerviosa por la idea de estar solo con el en unsitio tan aislado y romántico- Lo de la luna de miel era una broma ¿Verdad?.- Pregunto Constanza,el la miro con sus ojos tan oscuros.- Prometí no forzarte a nada pero eso no significa no poderseducirteEl estomago de Constanza se sentía como si estuvieran milesde mariposas batallando- Bueno, eso no...tú no...no quiero que digas esas cosas.- Enriquese inclinó hacia ella- ¿Que te dije de los retos?- Yo...Constanza no pudo evitar su mirada y sentía que se acercabancada vez más, pero él se separó bruscamente como si no hubiera pasado nada- La casa está muy cerca, al final de ese campo de olivo