Era una carrera que me gustaba y se me daba bien, a demas lo que hago ahora me gusta mucho, yo hablo por los niños para que no tengas que sentarse frente a un juez, no voy a dejar que los que han abusado de ellos vuelvan, a convertirlos en víctima obligándolos a repetir lo que sufrieron soy abogada pero a veces no hay a quien odie más que a otros abogados.
La pasión que sentía por su trabajo su vocación era evidente, la mujer que esperaba un hijo suyo había hecho de defender niños su carrera. ¿Podría haber elegido a alguien mejor? En lugar de una persona fría, ahora veía a una mujer, dispuesta a defender a los más débiles, y eso es lo que estaba pensando.
El Matrimonio no estaba en su agenda, ya había estado casado, y había amado a su mujer, pero ni siquiera el amor y el respeto los habia hecho felices al final. El no habia sabido resolver los problemas de Constanza y su mujer había pasado los últimos meses de su vida sola, y eso era algo que tendría que llevar en su conciencia toda la vida.
Pero Constanza estaba esperando un hijo suyo, y su sentido del deber le decía que tenía que hacer, el niño no había sido concebido de la forma natural, pero se sentía responsable, como si así ubiera sido y la atracción que sentía por ella era un extra, no había pensado portarse como un monje el resto de su vida, pero tampoco le había parecido buscar otras relaciones, había estado casado durante 7 años, y había pasado más de 9 años que estuvo con una mujer que no haya sido su esposa, no tenía amigas, y a los 36 años se sentía viejo cómo para volver al mundo de las citas.
En ese sentido casarse con Constanza sería beneficioso para ambos, la atracción que sentía por ella lo sorprendida pero podía atribuirla al tiempo que llevaba solo.
La hermosa seductora que tenía en frente con su piel de porcelana y su esbelta figura, era totalmente diferente a su mujer.
- ¿Entonces te gustan los niños?
- Si mucho.- Respondió ella.- Siempre he querido ser madre
- ¿Pero no esposa?
Constanza se encogió de hombros
- Las relaciones son complicadas
- También lo es la paternidad
- Si, pero es diferente, un niño viene al mundo queriéndote y depende de ti que lo siga haciendo por el resto de su vida, con las relaciones sentimentales con el matrimonio uno depende de otra persona
- ¿Y eso te parece mal?
- No, sencillamente no me interesa, requiere una confianza en el ser humano que yo no tengo
Yahír no podía negar la verdad de sus palabras Javiera habia dependido de el y él le había fallado
- ¿Entonces has decidido ser madre soltera a tener una
relación?
- Mi objetivo no era ser madre soltera, si no ser madre,
sencillamente estaba intentando conseguir lo que quería
- Y esto complica las cosas para ti
- Desde luego
- ¿Tan malo es que el niño tenga a una madre y a un padre?.-
Constanza giro la cabeza para mirar por la ventana
- No lo sé Enrique nosé si pueda lidiar con varias cosas a
la vez, ¿Podemos esperar el resultado de la prueba y hablar después de esto?.-
El asintió con la cabeza
- Si es lo que quieres, pero tenemos que discutir el asunto
- Lose
- No es lo tú habias planeado, lo entiendo, tampoco yo había
planeado nada de esto
Constanza sabía que no se refería al embarazo si no a la
muerte de su esposa y podía imaginar el vacío que dejó en su vida.
Pero no quería sentir compasión de el aquella atracción la
asustaba y añadir cualquier otra emocion era buscarse problema
El amor romántico nunca le había atraído, tampoco las
relaciones íntimas, ella había visto el final del amor romántico en su casa, ha
la visto como sus padres se destruían poco a poco, su padre se había marchado
para no volver más, y su madre sencillamente se había alejado de todo, dejando
a Constanza sola.
Cuando su padre las abandono perdieron su casa, y personas a
las cuál su madre consideraba amigas le habían dado la espalda. Y por eso
había intentado controlar su vida con mano de hierro, desde sus estudios a su
carrera o al momento que quedaría embarazada
Pero todo eso parecía ricible cuando se dirigía a un país
extraño con un príncipe guapísimo que además era el padre de su hijo.
Cuando vio Turan desde el cielo, Constanza se quedó sin
aliento, la isla con sus playas de arena blanca, era una joya en medio del
Mediterráneo, y situado sobre un acantilado, había un enorme edificio de piedra
que parecía dorado a la luz de la tarde.
- Es precioso.- Dijo Constanza
Precioso y salvaje pensó como su dueño, a pesar de la
sofisticación de Enrique, en el había algo crudo y casi primitivo que la atraía
a un nivel primario, algo que no había sentido nunca hasta que lo vio bajando
de las escaleras de su casa.
El vuelo habia sido tenso al menos para ella, no porque no
le gustasen los hombres o no hubiera sentido deseo sexual alguna vez, claro que
sí.
Sencillamente no lo había llevado a la práctica, la idea le
hacía sentir como si estuviera al borde de una ataque de ansiedad, la intimidad
sexual a abrirse a alguien de esa manera, exponerse y sencillamente perder el
control le aterraba.
Y sin embargo algo en Enrique despertaba una curiosidad que
le hacía perder el sentido común.
- Gracias .- Dijo el.- Yo creo que Turan es uno de los
sitios más hermosos de la tierra.- El avión comenzó a descender sobrevolando un
valle donde pasaba libremente el ganado.
- ¿Hay industrias ganaderas en Turan?.- Enrique asintió
- No es la más importante del país, pero el ganado es muy
apreciado, en los mercados europeos, porque se alimenta de manera natural,
ganadería orgánica lo llaman ahora, por supuesto siendo una isla el pescado es
la industria primordial para la mayoría de la población.- Constanza asintió con
la cabeza
- ¿Cuáles son tus obligaciones como príncipe?
- Soy algo así como ministro de exteriores, en los últimos
cinco años, he conseguido aumentar el turismo casi un cincuenta por ciento con
los nuevos casinos de lujos, y las reformas de algunos de los pueblos
históricos, Turan se ha convertido en uno de los destinos de vacaciones muy
popular para los ricos.- Constanza arqueo una ceja
- De modo que eres más un hombre de negocios que un príncipe
- Se pueden ser las dos cosas, tal vez en otra vida hubiera
sido empresario, pero en esta me limito a cumplir con mis obligaciones, tengo
negocios privados, pero el deber hacia mi país es lo que más me importa, me
educaron para pensar que el deber era lo primero, antes que yo mismo.
El deber era lo primero ¿Significaba que ella tenía un deber
al darle un padre a su hijo? Constanza hubiera dado cualquier cosa para haber
tenido un padre, que la quisiera, que la protegiera ¿Tenía derecho a robarle
eso a su hijo? Especialmente un padre que le podría dar a su hijo todo lo que
ella no tuvo.
El avión aterrizó y mientras bajaron por las escalerillas, Enrique
la tomo del brazo pero manteniendo cierta distancia, y a Constanza le pareció
bien, seguía turbada por el extraño efecto que ejercía en su equilibrio, era
como si su autocontrol se hubiera ido de vacaciones, y su cuerpo estuviera
buscando cosas que nunca antes le había parecido importante
Si, mejor eso que tocarla como lo habia hecho en su casa,
aún sentía el escalofrío que sintió cuando pasó el pulgar por sus labios, y no
quería volver a sentir algo así
En la pista los esperaban cinco personas, dispuestas a
ocuparse del equipaje Constanza había llevado solo una maleta porque pensaba
volver a Seattle en un par de días pero al lado de la lujosa maleta de Enrique
las diferencias entre ellos habían quedado muy claras.
Una limusina negra los esperaba a pies de pista y derrepente
Constanza se sintió abrumada con tanto lujo.
Aunque en realidad ella estaba acostumbrada al dinero,durante su infancia, antes de las tragedias, que destrozaron a su familia,habían vivido lujosamente en una casa rodeada de un precioso jardín inclusoahora su sueldo era más alto que el de la mayoría de la gente, aunque ella eraahorrativa, y prefería no hacer gastos de más.Pero aquello no se parecía a nada lo que alguna vez ellahabía visto, poco después la limusina atravesaba en la verja de hierroforjado que separaba a los habitantes del palacio del resto de la poblaciónenorme estatuas de soldados blandiendo espadas parecían vigilar las puertas,como reforzando la exclusiva del sitio.- ¿No hay fosos?.- Bromeó Constanza- No, los cocodrilo nunca podían distinguir a los intrusosde los residentes, de modo que era muy mal para el sistema de seguridad, ahorasolo tenemos una alarma como todo el mundo.- Su inesperada broma la hizosonreír.- ¿Entonces tampoco queman a los invasores con aceitehirviendo?- El aceite solo se usa
- ¿Tu futura esposa?.- Constanza aún mareada por el besoestaba segura haber escuchado mal- Si, lo he pensado mucho y es la única solución.- Asintió Enriqueencantado con sigo mismo- No voy a casarme contigo.- Replicó Constanza- Mira, sé que eres una mujer muy inteligente y dado eltrabajo qué haces, también una persona compasiva con esas dos cualidades, noEntiendo como no has llegado a la misma conclusión que yo- No entiendo porque la inteligencia y la compasión iban ahacerme concluir que tú y yo deberíamos casarnos- No podremos compartir la custodia si tú vives en Estadounidos y yo aquí, a demás un hijo ilegítimo no tendría derecho al trono, o areclamar su herencia espero que por compasión no le hagas esto a nuestro hijo.-Ella sacudió la cabeza- Nisiquera nos conocemos. ¿Cómo va a ser bueno para el niñocrecer en un hogar en el que sus padres son dos extraños?- Pero no lo seríamos.- Protesto el.- Nos sentimos atraídosel uno por el otro y yo creo que pronto nos conocería
Cuando Enrique salió de la habitación Constanza se tumbó enla cama, sin quitarse los zapatos, y unos segundos después estaba profundamentedormida.Cuando Enrique volvió media hora después, Constanza estabadormida, con un brazo sobre la cara, el pelo extendido sobre la almohada,inmediatamente su mirada se dirigió a sus pechos, que subían y bajaban por surespiración, es una mujer asombrosamente bella, pensóY no recordaba la última vez que besar a una mujer lo habíaexcitado tanto. No habia querido besarla aún no, Constanza era una mujerinteligente cerebral, y tendría que seducirla a través de la lógica y la razón,al menos eso había pensado, pero ella se había mostrado sorprendentementeapasionada entre sus brazos, un poco vacilante pero más dulce por ello.La tentacion de acariciar su estómago, y subir su manos porla curva de sus pechos, era tan poderosa, que le dolían hasta los dientes, y nosolo los dientes, Enrique tuvo que hacer un esfuerzo para controlarse - Constanza, "c
Una sensación de triunfo, y una sensación opresiva en lagarganta sospechosamente parecida al nudo de una soga, asaltaron a Enrique enese momento.Era necesario, era lo que debían hacer, la única manera depoder reclamar a su hijo, como heredero y la única manera de tener a Constanza.La idea de tenerla hizo que su entrepierna despertase a lavida de una manera elemental la deseaba con una ferocidad que le resultabadesconocido.La habría deseado en cualquier caso, pero la intensidadganas de tenerla, de entrar en su cuerpo y unirse en ella, eso tenía que estarconectado con el embarazo, porque no lo había experimentado nunca. Habíaexperimentado deseo, el más básico que no tenía, nada que ver con la emoción, yhabía estado enamorado pero nada de eso se parecía a lo que sentía por Constanza.Podría satisfacer su deseo sin casarse, pero el matrimonioera necesario para tener la clase de relación que él quería tener con su hijo yla única manera de darle todo lo que quería.- Pero acep
Enrique se encogió de hombros- No creo que la naturaleza de nuestra relación sea asuntosuyo- ¿No quieres que sepan cómo se concibió el niño?- Ellos no sabían nada del problema de fertilidad de Javierapara ella era muy importante que nadie supiera- Entonces no creo que sea importante que tus padres sepancómo se concibió el niñoAún que le rompía el corazón saber que iba a vivir el sueñode otra mujer. Le gustaría ser sincera sobre la concepción de su hijo pero erael deber de Enrique proteger el secreto de ella.- Bueno, te dejo para que te prepares.- Dijo Enrique.-Volveré a buscarte dentro de una horaConstanza vio a su prometido Enrique cerrar la puerta, unaparte de ella quería estar más cerca de el y la otra decía que se alejara. ....Luego cuando entro al comedor era demasiado grande. Un niñono podría sentarse en esa mesa no podría un niño ahí comer galletitas o dibujarsobre la mesa, y no por primera vez que acepto su propuesta de Enrique sepreguntó si había hecho bien
Constanza hizo una mueca cuando el corsé del vestido declavó en su costado. Hacía calor, mucha calor, y la humedad era altísima elambiente cargado aumentaba las náuseas que se habían convertido en susconstantes compañeras.La empleada la estaba ayudando a vestir le había dicho queel anuncio del compromiso era una ocasión formal. Y tendría que llevar unvestido adecuado. De modo que ahí estaba maquillada y embutida en un corséesperando tras una cortina roja el momento de salir al balcón con Enrique. Paraanunciarse su compromisos a las cámaras de televisión y a la gente que esperabaahí abajo.Porque no eran solo los ciudadanos de Turan. Si no que elmundo entero, Enrique era un hombre carismático y popular en su país, y fuerade él, a su boda acudirían personajes de todo el mundoNada de presiones pensó irónicaRespirando profundamente intento no ver qué sus pechosparecían querer escapar del escote imperio del vestido azul. Supuestamentetendría que ser pudoroso y podría haberlo
El vuelo a la isla Maris fue tan corto que aterrizaron sólodiez minutos después de despegar. La isla era menos montañosa que Turan conplayas de arena blanca que terminaba en grandes campos de olivo.No habia ningún coche esperando cuando bajaron Enrique se fue todo el vuelo hablando por teléfono. Y Constanzaestaba nerviosa y emocionada nerviosa por la idea de estar solo con el en unsitio tan aislado y romántico- Lo de la luna de miel era una broma ¿Verdad?.- Pregunto Constanza,el la miro con sus ojos tan oscuros.- Prometí no forzarte a nada pero eso no significa no poderseducirteEl estomago de Constanza se sentía como si estuvieran milesde mariposas batallando- Bueno, eso no...tú no...no quiero que digas esas cosas.- Enriquese inclinó hacia ella- ¿Que te dije de los retos?- Yo...Constanza no pudo evitar su mirada y sentía que se acercabancada vez más, pero él se separó bruscamente como si no hubiera pasado nada- La casa está muy cerca, al final de ese campo de olivo
Enrique abrió la puerta del dormitorio de Constanza, sinllamar siquiera, ella estaba dormida y su belleza le robo el aliento, se sentíacomo un hombre hambriento desesperado.- Constanza..- Murmuró sentándose al borde de la cama.- Constanza...- Repitió apartando el pelo de su cara, ella parpadeo varias veces unfemenino suspiro saliendo de sus labios.- Vamos despierta..Constanza se pasó una mano por sus ojos, su cabellodespeinado expandido por la almohada, nunca había visto una mujer tan bella,penso.- ¿Enrique?.- Lo llamo por fin con una voz ronca de sueño yera lo más excitante que Enrique había escuchado en toda su vida- Ha llamado mi doctora.- Eso pareció despertaba del todo.- ¿Y que a dicho?- Que no soy portador, no hay ninguna posibilidad quenuestro hijo padezca de fibrosis quísticaUn sollozo escapó de la garganta de Constanza, y Enrique laabrazo, dejando que ella liberará la tensión, hasta que su cuello estaba húmedopor las lágrimas- Tenía tanto miedo....- Musitó e