Inicio / Romance / Él es mi perdición / Buscando un nuevo trabajo
Buscando un nuevo trabajo

Ayer después de salir corriendo de la oficina, me fui a la guardería a buscar a mi hija, aproveché de pasar la tarde con Florencia, mi Flori, como me gusta decirle. Fuimos al cine, jugamos a las tacitas, hicimos hot cakes y pasamos una linda y agradable tarde de chicas, si no tuviera que trabajar por obligación, amaría hacer esto todos los días con ella.

El problema fue al caer la noche ya que no dormí nada, fuera de Iván, el papá de mi hija, nunca había besado a otro hombre, ahora me siento culpable o qué se yo.

Esto me complica un poco, pero sé que después de lo que pasó con mi jefe no voy a poder volver a la oficina ni aunque vuelva Gustavo, Dios, esto nunca me había pasado, pero llego a la conclusión de que es culpa de él, si no fuera por su estúpido favor yo no habría perdido mi trabajo ni aquellas excelentes prestaciones que tenía, el seguro dental y la colegiatura de Flori. Perdí mucho más de lo que gané. ¿Ahora que voy a hacer?

Hay un dicho en mi pueblo que dice "Si Mahoma no va a la montaña, la montaña debe ir a Mahoma" así que hay que cortar por lo sano, voy a empezar a buscar trabajo.

Me sirvo mi café tan necesario de la mañana y comienzo a buscar en internet, de seguro que con mi currículum algo debe haber.

Son las 07:00 am. Y aún no encuentro nada como lo que tenía, no importa, seguiré después. Voy a levantar a Flori para llevarla al colegio, de seguro le sorprenderá que la lleve yo. Mi hermosa bebé, todos los sacrificios no son suficientes por ella, mi niña se merece lo mejor.

La tengo lista y le sirvo su desayuno cuando suena mi teléfono, voy a ver y es un correo de la empresa, de seguro es mi finiquito, lo leeré más tarde.

Llevo a Flori al jardín y mi bebé contenta pregunta porqué no fui al trabajo hoy. 

- La mamá no pudo ir porque necesitaba estar un tiempo con Flori.

- Y Flori quería pasar tiempo con mami.

- Te amo mi bella princesa.

- Yo amo más.

Tomo sus hermosos cachetitos rosados y regordetes entre mis dedos, no puedo creer que exista un imbécil capaz de abandonar a esta preciosura. Es la razón de mi vida.

Me despido y prometo pasar por ella a las 17 hrs.

Voy a una cafetería cercana y me siento a leer el periódico que encontré en la tienda de la esquina a ver si encuentro algún trabajo, pero la verdad es que ninguno se acerca a lo bueno que era el trabajo en C&O.

En ese momento saco mi teléfono y voy a revisar mi correo pero lo que dice me sorprende en demasía.

"Srta. Ormeño:

Junto con saludarle, quisiera comentarle que le debo el favor más grande que alguien ha hecho por mí, por lo que le doy el día libre pero mañana la quiero en la oficina, necesito de sus capacidades y necesito también pagar por su favor. No fue gratis lo que le pedí. 

PD: Espero que lo que pasó en ésta oficina no sea divulgado a nadie fuera de éstas paredes.

Saludos.

Jason Cooper

Gerente General C&O Holding."

Demonios, el quiere que siga trabajando en el Holding y yo no podría volver a verlo, ¿cómo puedo mirarlo a los ojos si ayer me estaba besando contra la pared?

Muero de vergüenza y decido no contestar al teléfono, me voy a casa, hago la comida y mientras como, me preocupo de los anuncios.

Me encuentro con uno bastante bueno y decido ir mañana, después de marcarle al gerente y dar mis datos me doy cuenta de que llega otro correo.

" Srta. Ormeño:

Ya que no me respondió, le envío comprobante por la transferencia de 40.000 euros por su favor de ayer, sé que solo llevo un día, más bien, un par de horas de conocerla, pero creo que sé suficiente de usted como para saber que si le sigo transfiriendo dinero la voy a tener mañana aquí para tirarme todo el dinero en la cara, y la verdad es que eso es justo lo que quiero".

Maldito desgraciado, voy a tomar su dinero asqueroso y realmente se lo tirare en su cara bastarda.

Pero creo que tendría que ir a la oficina para hacer eso, quizá tenga que dejar esto por la paz. No le voy a responder.

Voy por mi pequeña saltamontes al jardín y la llevo por helados, conversamos de todo lo que se le ocurre, le cuento cuentos de lobos malvados y pretenciosos que solo quieren que la princesa muera de un infarto, pero no se asusten, lo suavizo bastante para que entre en sus pequeños oídos. No dañaría esa cabecita hermosa que tiene.

Terminamos el helado y de pronto, frente a mis ojos, está el ser más despreciable del mundo.

Ese bastardo desgraciado que abandonó a mi bebé está frente a nosotras con su asquerosa cara de perro enrabiado, sin ánimo de ofender a los perros.

Trato de sacar a Flori por el otro lado, no quiero que mi hija sufra el desprecio de ese patán, pero ya es tarde, escucho su horrible voz llamándome.

- Nataly, ¿eres tu?

- No, solo me parezco a ella.

- Sigues igual de graciosa. - Imbécil.

- ¿Ella es...? - Escondo a Flori detrás de mi espalda.

- ¿Qué?

Lo veo incómodo y acercándose a mi para hablar más bajo, yo doy un paso atrás con mi hija.

- ¿Que necesitas Iván? Porque ya nos íbamos.

- Si es mi hija tengo derecho... - Maldito bastardo, me encoleriza que crea que tiene algún derecho por haber puesto la semilla, jamás estuvo para mi Flori, me abandonó estando embarazada, y podría perdonar eso si me hubiese abandonado sólo a mi, pero nos abandonó a ambas, nunca se interesó por saber de ella por más que lo busqué para que la conociera, no tiene ningún derecho ahora.

- No vuelvas a mencionar eso, te di la oportunidad y no quisiste saber nada de nosotras, ahora no vengas a hablar de derechos.

- Era tonto e infantil, no entendía lo que estaba haciendo.

- Fue hace dos años, no has madurado mucho.

- Pero no quiero que me quites la posibilidad de conocer a mi hija.

- Ella no es tu hija, es sólo mía. Ella no te conoce y no tiene porqué saber que su papá la abandonó al saber que estaba esperándola. - Hablo bajito para que mi Flori no escuche esto.

- Son mis derechos, soy abogado, lo sabes. Puedo pedir el cuidado personal.

- Inténtalo y ya verás como te va.

- No puedes impedir que conozca a mi hija.

- No, no puedo, pero si puedo demostrar que te di la oportunidad de conocerla y tú la rechazaste más de una vez.

- Estás sola, al menos déjame ayudarte económicamente.

- Tengo un gran trabajo, no necesito tu asqueroso dinero, porque fue justamente por dinero que nos abandonaste.

- Es mi hija, carajo.

El levanta la voz y yo me paralizo, esto siempre pasaba cuando estábamos juntos.

Escucho que alguien

se dirige a nosotros y habla fuerte y claro.

- Mi amor, ¿me demoré mucho?

Esa voz.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP