Inicio / Romance / Él es mi perdición / Condenadamente guapo
Condenadamente guapo

Mi cuerpo reacciona completamente a su beso, a su cercanía, a su olor, ese olor tan suave, sexy y varonil que hace erizar mi bello corporal.

De pronto jala mi cabello abriendo más mi boca, su otra mano va a mi cuello haciendo el beso aún más apasionado y demandante, me domina completamente haciendo que pierda la estabilidad en mis piernas, me sujeto a su cuello mientras el sigue explorandome, de pronto y sin previo aviso, me suelta. Me mira y se lame los labios, diablos, cómo me hace sentir este condenado hombre.

Se acerca y es ahí cuando me doy cuenta de que esto no está pasando, demonios, era demasiado bueno para ser cierto.

Me despierto asustada por el contenido de aquel sueño, fue sólo un beso y ya estoy soñando gilipolleces.

Me levanto y levanto a Flori, la paso a dejar al jardín y yo paso a comprar un café para irme a la oficina. Hoy voy a volver a mi amado escritorio.

Entro a la empresa, solo están los de seguridad, saludo y subo a mi piso, voy directo a mi oficina y me siento en mi escritorio, no ha llegado nadie, así que me dispongo a revisar la agenda del día, en eso siento unos pasos, lo que quiere decir que ya está llegando el personal, sigo en lo mío sin levantar la cabeza y me sorprendo al ver a alguien parado frente a mi escritorio, no sé en qué momento entró, no me di cuenta. Levanto la vista y ahí está, en ese espectacular traje negro que le queda justo a su figura de peleador sexy, esos ojos intensos, esa mandíbula cuadrada y su cabello negro, un poco revuelto debo decir, y su barba de 2 días.

No tengo como describir lo que me hace sentir, hace dos días estábamos peleando sin control y hoy está parado frente a mi con esa sonrisa arrogante, es un bastardo.

Me paro, no puedo quedar pequeña ahora, y lo miro con su misma expresión.

Es una lucha de miradas y solo opto por sonreír más abiertamente, que sepa que no me interesa el juego y que esto es estúpido.

Se acerca más a mi por sobre mi escritorio y me susurra.

- ¿Estás lista para el trabajo?

- ¿Está listo para trabajar conmigo?

- Hoy más que nunca.

- Perfecto, jefe, manos a la obra.

- ¿Porqué volviste?

- Por que necesito el trabajo.

- ¿Porqué?

- ¿No tenía que volver? Si quiere me puedo ir.

Corto el contacto visual y me dirijo a tomar mi bolso, el me mira y toma mi mano, se acerca dando la vuelta al escritorio.

- No, no quiero que te vayas y si tenías que volver.

- ¿Porqué?

- Por que según Gustavo, eres la mejor, y no puedo perder a una persona fiel, confiable y leal.

- Ok, si necesita a su secretaria, solo tenía que decirlo.

- Con respecto al beso, yo...

- No es necesario, fue un favor y lo hice, nada más, no hay nada de que hablar.

- Te equivocas, hay mucho, es probable que necesite el mismo favor más adelante.

- ¿De que hablas?

- Ah ¿ya nos llevamos así? - Me mira riendo.

- No te hagas el gracioso, Cooper, ¿a qué te refieres con eso?

- A que mi ex ya le contó a toda mi familia que estoy saliendo contigo.

- No hablas enserio.

- Muy enserio.

- ¿Y ahora que hacemos? Me van a echar, va a venir a hacer más escándalos, Dios, estoy perdida - Digo sin aliento y tomando mi cabello, si lo de Iván ya estaba mal, ahora esto me mataría.

Se me acerca y sin preguntar me abraza, un abrazo reconfortante, algo que necesitaba. Lo abrazo de vuelta y todo lo que llevo en mi interior ésta semana, sale en forma de lágrimas. No somos amigos, no nos llevamos bien ni nos conocemos, pero que me haya prestado su apoyo con este abrazo dice más de él que todo lo que sale de su boca. Realmente lo agradezco.

Nos soltamos lentamente y el sólo limpia una lágrima que perdura en mi rostro con el sutil tacto de sus dedos.

- Gracias por eso.

- Gracias a ti. No sabes cuánto necesitaba la ayuda ese día, no preguntaste nada y solo me defendiste sin siquiera cuestionar, sólo estuviste ahí cuando más te necesité. Eso solo me dice que es a ti a quien necesito como secretaria y mano derecha. No quiero que te vayas.

- No pensaba irme de todos modos. Pero gracias por esas lindas palabras. - Si, secretaria y mano derecha, no pienses en otra cosa, fue sólo un beso.

- Vuelvo al punto del beso, quería disculparme contigo por besarte sin permiso, no sé si te forcé a algo que no querías y menos sé si estás casada, comprometida o en pareja y fui muy imbécil al no preguntarte. Lo siento mucho, espero me creas.

- Usted lo dijo, forzar a alguien a hacer lo que no quiere es ir contra su voluntad, y ¿me vio resistirme?

- No, pero...

- Pero nada, usted necesitaba ayuda y yo se la di. Es todo. Si hubiese estado casada, comprometida o en pareja, créame que nunca habría podido besarme, porque habría luchado para que eso no pasara. Cómo no es ninguna de las anteriores, entonces no hay de que disculparse.

- ¿No estás saliendo con alguien?

- ¿Por qué? ¿Suena muy mal?

Cabe destacar que está a escasos centímetros de mí y puede notar mi rostro sonrojado mientras me mira a los ojos y siente mi pulso acelerado.

- Es solo que necesitaba pedirte que volvieras a fingir ser mi novia para que mi familia vea que no estoy solo y no intenten volver a emparejarme con esa arpía.

- Está bien, mientras solo sea fingiendo.

- ¿A qué te refieres? - Dios, que tensión.

- A que no tenemos que involucrarnos.

De pronto se aleja, vuelve a sentarse en su escritorio como si hubiese traído kriptonita conmigo y el fuese Superman.

- No te preocupes por eso, yo estoy enamorado de alguien más hace mucho - Y ahí está, el sonido de un corazón roto incluso antes de haber sido entregado, agradezco que lo mencione ahora y no cuando yo esté segura de que está coqueteando conmigo o incluso antes de besarme... Espera, eso ya lo hizo el muy bastardo, mi yo interior está dando patadas de rabia - es prácticamente la razón de haber huido de Anya, ella quería acorralarme y obligarme a estar con ella, pero no puedo si aún amo a esa mujer.

- Entiendo, solo lo decía porque yo también estoy enamorada.

- ¿De quién? - Lo veo mirarme interesado y con esa cara condenadamente guapa que solo un Dios podría tener. Me odio. ¿Cómo puedo ser tan estúpida para mentirle y luego mirarlo así?

- Yo no pregunté a quien ama usted. - Sus ojos se iluminan y habla de una forma en la que nunca lo había escuchado, con ternura y delicadeza.

- Jessica, Jessi, es una hermosa mujer a la que conocí en la universidad, pero ella es de origen humilde y se que mi familia no la aceptaría tan fácilmente. Así que ella quiere esperar hasta subir en su puesto y estar a la altura, pero yo creo que siempre lo ha estado.

- Está muy enamorado. - Ahí va de nuevo esa sensación de melancolía.

- Si, lo estoy, cualquier cosa que haga para mantenerla alejada de Anya y su locura está bien para mí.

- O sea que eso era lo que necesitaba, un sustituto de Jessica para que Anya pueda tirar su veneno en otra persona y no vaya a dañar a su novia.

- Exacto, aunque no podría llamarla sustituta, es solo alguien que pueda conocer a mi familia y así ellos no sigan llevando a Anya a la casa, una vez que Jessica vuelva nos pensamos casar.

- Espero que le vaya bien con eso entonces.

- Tienes que ayudarme, ¿por favor?

- No puedo ayudarlo con eso - Y si, un gran bulto se acaba de alojar en mi garganta - Ya le dije que también estoy enamorada.

- Pero me dijiste que no estabas de novia o saliendo ahora.

- Si, no lo estoy, pero lo amo en secreto y si yo lo ayudo con eso entonces el va a creer que estoy interesada en usted y no me va a mirar.

- ¿Quien es? ¿Es de la oficina?

- No.

- ¿Entonces?

- No lo conoce.

- Pues mejor, así no sabrá nada de esto.

- Creo que enserio no puedo, besarlo solo complicaría las cosas.

- Te prometo que no te vuelvo a tocar. - Y yo que quería que lo hiciera.

- Pero él... - No me deja continuar.

- El no sabrá nada, lo prometo - Se para y toma mis manos, me da electricidad - Y prometo hacer todo lo que necesites, incluso sería bueno sacarle celos, ¿no crees?

- No. Sr. Cooper no sé si usted sabe que yo tengo una hija, su familia me odiará por eso y no será bueno para usted porque querrían hacer que volviera con la Srta. Anya.

- Pero no necesito que te quieran a ti, así será más fácil cuando presente a Jessi y diga que terminé contigo. - Auch, eso dolió.

- Pero antes de eso lo obligarían a volver con Anya. - Me animo a decirle aunque ni yo lo creo.

- Si, pero no te preocupes, haré que te amen.

- No va a resultar.

- Mi madre ama a los niños.

- No a los ajenos, lo juro. Y mi hija queda fuera de esto.

- Te amará.

- No lo hará.

- Mi padre te amará.

- Lo dudo.

- Mi hermana querrá salir contigo de compras y llevar a tu hija al cine y a los juegos.

- No lo creo.

- Por favor.

Está a un par de milímetros de distancia y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo y el sólo toma mis manos con más fuerza.

- Te subo el sueldo.

- No es cosa de dinero.

- ¿Es por el padre de tu hija?

- No, Iván es un imbécil que me la quiere quitar.

- Te ayudo con el padre de tu hija entonces.

- Usted no puede ayudarme, el es abogado.

- Te aseguro que puedo, déjame intentarlo.

- Yo...

No alcanzo a responder y entra apresurada una mujer, no alcanzo a ver quién es, intento voltear pero el detiene mi rostro con una mano y sólo siento sus labios en los míos, nooo, otra vez no.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP