¿Qué hacías en el juzgado?

Fabricio, cómo no me voy a cansar, si nunca estabas en casa, siempre viajabas a la quinta y me dejabas sola por semanas, y cuando volvías, era como que no lo hicieras, nunca me tocaste, creo que te daban asco mis besos.

—¡Melany, eso no es cierto! Si no te tocaba es por el problema que tengo.

—¡Pero te juro que…!

—¡Ay, Fabri, no me jures nada, estoy harta de tus juramentos! En ese instante, Fabricio se detuvo debido a que el semáforo se puso en rojo.

¿Sabes qué? ¡Hasta ahora, mi día no ha sido tan malo y no pienso arruinarlo por ti!

Melany aprovechó el cambio del semáforo para salir y azotar la puerta.

—¡Ánimo, Melany, Fabricio, deberá pagar por todo, algún día lo verás llorar lágrimas de sangre! Se dijo, mientras daba grandes zancadas. La joven caminaba con la frente en alto y la brisa que sopló, le dio en el rostro.

—¡Eso se sintió muy bien!

Por otro lado, Ángel movía la pierna con impaciencia, sus nervios son ineludibles. Pues la contraparte arremete sin piedad alguna.

—¡Su s
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