—¡No sabía que te encontraría por acá! Ángel no pudo evitar fruncir el ceño cuando vio que era Susana quien acompañaba a Melany. Además, prefirió omitir lo último que escuchó. —¡Melany, ¿lo conoces? ¿Por qué le hablas? Sabes que es enemigo de los Miller, ¡le debes lealtad a Fabricio! —¡Susi, déjame esto a mí, no te entrometas, puedes entrar, escoge un vestido, el que quieras! Con esto logró que la chica se alejara. Pues Susi adora gastar dinero en prendas caras. —¿Melany sabes lo que haces? ¿Cómo puedes seguir saliendo con ella? Ángel se preocupa por Melany. —¡Por supuesto que sé lo que hago, yo no olvido las cosas! —¡Qué contradictorio! Pensó Ángel. Señor Rockefeller, te pedí que vinieras porque solamente usted tiene influencia. Quiero celebrar el cumpleaños de Fabricio, y quiero hacerlo en el hotel Empire. —¡Te volviste loca, Melany, ¿lo vas a premiar?! De veras que eres una cabeza hueca. Ángel estaba realmente impresionado. —¡Y no sabes cuánto lo premiaré! ¡Señor, también q
—Sí, venía con un niño. Sin embargo, pidió algo total de discreción, también dijo que lo que menos quería era causarle problemas. Melany, sostenía la caja y la rosa; en ese instante, su corazón latió a mil. —¡Es un hombre muy especial, sería una tonta si lo desprecio, pero no deseo que piense que me estoy refugiando en él, para olvidar al idiota, porque, no es así! —¡Melany! Susana llegó con su falsa sonrisa y dijo.—¡Tu amiga se ha ido, creo que aún me odia, pero me dijo algo que me dejó un poco confundida! Me dijo que tenía fotografías de un tal Miguel, que las guardó por ti, y que las iba a apreciar mucho.—¡Ella conoció a Miguel! Melany corrió a la vitrina y la chica parece que se esfumó.—¿Compraste un vestido? Melany, déjame verlo. Susana intentó arrebatarle la caja, sin embargo, Melany se hizo a un lado. —¡No, mañana te llevarás una gran sorpresa! Por cierto, Susi, me habías comentado sobre tu novio adinerado, supongo que te ha hecho sentir como una princesa. —¡Por supuesto
—Sí, venía con un niño. Sin embargo, pidió algo total de discreción, también dijo que lo que menos quería era causarle problemas. Melany, sostenía la caja y la rosa; en ese instante, su corazón latió a mil. —¡Es un hombre muy especial, sería una tonta si lo desprecio, pero no deseo que piense que me estoy refugiando en él, para olvidar al idiota, porque, no es así! —¡Melany! Susana llegó con su falsa sonrisa y dijo.—¡Tu amiga se ha ido, creo que aún me odia, pero me dijo algo que me dejó un poco confundida! Me dijo que tenía fotografías de un tal Miguel, que las guardó por ti, y que las iba a apreciar mucho.—¡Ella conoció a Miguel! Melany corrió a la vitrina y la chica parece que se esfumó.—¿Compraste un vestido? Melany, déjame verlo. Susana intentó arrebatarle la caja, sin embargo, Melany se hizo a un lado. —¡No, mañana te llevarás una gran sorpresa! Por cierto, Susi, me habías comentado sobre tu novio adinerado, supongo que te ha hecho sentir como una princesa. —¡Por supuesto
El tiempo parecía no avanzar, y Melany se sentó en el sofá. Desde ahí lo podía cuidar, se acercaba con frecuencia, y por ratos se sentaba al lado del señor Rockefeller. Ángel no despertaba y eso le preocupaba. Esa angustia le tenía su corazón en vilo, por ende, una vez más se sentó junto al joven.—¡Señor Rockefeller, me angustia su silencio! Verlo así me mata por dentro. Solamente una vez he visto su sonrisa, y fue suficiente para darme cuenta de que tiene la sonrisa más hermosa que he visto.Me encanta ver sus ojos mirando los míos, me transmite mucha paz, no sé cómo, pero una mirada suya basta para callar las voces de mi cabeza, para detener mi corazón y hacer temblar mi cuerpo. Y sabes, eso me aterra, tengo miedo de expresar lo que siento y que no le importe. Miedo de acercarme y que después me hagas a un lado, de que no estés cuando más te necesito, y que las noches frías, se vuelvan un témpano de hielo. Por lo visto, Melany tuvo una muy mala experiencia con Fabricio, ese nombre
Al llegar, su suegra la recibió en la sala y la miró desde y desprecio. —¡No pasaste la noche en casa, y ayer llegaste en horas de la madrugada! Eso no es de una dama de casa. —¡Señora, ¿desde cuándo le importa lo que yo hago? Hasta donde recuerdo, siempre llamas a tu hijo y le pones quejas de mí y le dices; encárgate de ella, como si yo fuera la hija de su adorado tesoro. —Melany, cuida tus modales y respóndeme que soy tu suegra. A la señora se le subieron las bilis.—¡Es increíble que llegue a esto! Melany sacó el dictamen y añadió. Sí, la importará. ¿Sabrías que estuve en el hospital, llevó dos días con gastritis y reflujo, me dejaron con suero? Si quiere, también le muestra en dónde me pusieron la aguja. Increíble, si fuera sabia, me hubiera tomado una fotografía y se la hubiera enviado a toda la familia, así no tengo que dar explicaciones. La chica subió molestamente las escaleras y al llegar al último escalón se encontró con su esposo. ¿Tú también? Aquí está el dictamen, me
Poco a poco fueron llegando los invitados, todos iban directo a saludar a Fabricio, también le daban las felicitaciones por el cumpleaños número 25. Mientras que Micaela no paraba de alardear, cada una de las damas con las que platicaba le recalcaba lo imposible que es conseguir una reservación en tan lujoso hotel, además de lo excesivamente caro. La señora camina con pasos delicados y con la frente muy en alto. Le gustaba que todos apreciaran su belleza y que notaran su posición en la alta sociedad. —¡Micaela! Marta llegó luciendo un vestido de Christian Dior. ¡Amiga! Micaela se volteó e hicieron el ritual de besos sin contacto. ¡Muack, Muack! El sonido de la falsedad.Dios las crea y el diablo las junta. Pensó Melany al verlas. —¡Amiga, tienes que pasarme el contacto, porque no creo que hayan conseguido la reservación por casualidad! Marta se mostraba muy interesada por saber cómo lo habían hecho. Pero si tan solo supieran que están pisando el terreno prohibido, se quemarían
Fabricio no le dio importancia y dejó a Susana, no sin antes comérsela a besos. Para que lo dejara en paz. Esa noche Melany bailó con Fabricio; pasaron todo el tiempo juntos como un matrimonio que se quiere mucho. Cuando llegó la hora, el pastel fue puesto en medio del salón y el micrófono fue dado a Melany. —Agradezco mucho la compañía de cada uno de ustedes, mi Fabri y yo estamos muy agradecidos, ha sido una noche inolvidable. —Mi amor— Melany extendió la mano y lo llamó para que estuviera junto a ella. Mi vida, hoy es tu noche, no todos los días cumples 25, y como es tu noche, mientras te cantamos cumpleaños, veremos algunas imágenes de todos tus logros. Lo que has vivido en todo este tiempo. En ese instante, Melany dejó el micrófono de lado y la canción del feliz cumpleaños sonó en todo su esplendor, mientras, se proyectaban imágenes de lo que ha hecho Fabricio. Su vida desde niño, así como cada logro que ha tenido. Fabricio sacó su pecho, como el de una paloma; lo que más le
El joven Rockefeller se puso de pie al mismo tiempo que ayudaba a Melany. Luego la colocó detrás de él.—¡No sabes lo que has hecho! Me has herido, y esto tiene un alto precio. En otras palabras, le dio a entender que ese golpe se lo había dado a él. —¡No se meta en los asuntos matrimoniales! Fabricio quiso apartarlo, y tuvo la osadía de tocar el hombro de Ángel. Pero al siguiente segundo tenía esa mano detrás de su espalda. —¡Pídele perdón! Ángel estaba detrás de Fabricio ejerciendo presión en el brazo. —¡Amor, perdóname! Evidentemente, lo hizo con sarcasmo; no obstante, la otra mano de Ángel la sintió en la nuca. El enojo de Rockefeller era tanto que lo hizo arrodillarse. El rostro del joven reflejaba su enojo, y su rabia se sentía en la voz. —Ninguna mujer merece ser golpeada o maltratada verbalmente, menos la señorita Hilton, ella vale todo el oro del mundo, y adivina qué, es la mujer que amo. Ángel lo grito a los cuatro vientos, no se avergüenza de su amor. —¡Así que pídel