—Media hora antes.Ángel miró a Melany, y le preguntó. ¿Ahora sabes por qué no quiero alejarte?¿Señor, puedo irme ya? Necesito pensar. Ángel asintió y se hizo a un lado, la dejó ir porque sabe que ese beso influyó sobre ella. —¡Nos vemos mañana! Ángel se quedó observado y, cuando ella cerró la puerta, se tocó los labios, y mientras volvía al escritorio sonrió como un adolescente enamorado.—¡Mi querida señora Hilton, creo que no te soy indiferente, tan solo tengo unos días para demostrarte que no todos los hombres somos iguales! En ese instante, se escuchó un fuerte rumbo que hizo vibrar las ventanas de su edificio. Está lloviendo mucho, pero no he escuchado noticias. ¿Se tratará de algún fenómeno? Ángel se preocupó por el mal tiempo y volvió a levantarse para comprobar que tan fuerte era la lluvia. Al asomarse a la ventana, se dio cuenta de que la visibilidad era escasa; el fuerte viento hacía que la lluvia no cayera en una sola dirección. Creo que es hora de enviar a todos a ca
Minutos después, ambos estaban frente a una puerta, y Ángel simplemente deslizó la tarjeta y abrió. —¿Señor Rockefeller, no me diga que usted vive aquí? Me da mucha pena con usted. Melany dudó de si debía entrar, pero Ángel la condujo hasta el baño. —¡Te traeré una toalla, quizás te quede alguna de mis camisetas! Ángel le buscó algo en el armario; por suerte, su hermana le dejó algunas prendas. El joven se las dejó a un lado, luego volvió a su habitación y aprovechó el baño de su recámara y se dio una ducha al mismo tiempo que Melany. Sin embargo, la joven duró un poco más, una vez que estuvo ahí, dejó salir sus lágrimas, lloró hasta que se sintió mucho mejor. Por un tiempo idealizo a su esposo, y este se cayó del pedestal donde lo tenía, las acciones de Fabricio y los malos tratos fueron matando lo que Melany sentía, y no solamente eso, dio paso para que alguien más se alojara en el corazón de la chica. Sin darse cuenta, Ángel se convirtió en sus pensamientos, y esa tarde descubri
—Melany, me parece que has olvidado que te dije que mi corazón te pertenece. Sabes lo difícil que es luchar contra tu propio juicio, vivir una lucha interna todos los días. Me llena de rabia el simple hecho de saber que estás casada con Fabricio. No ha habido día en que no me repita a mí mismo que eres una mujer prohibida. Pero el corazón no sabe de infortunios, nunca aceptó que eres una mujer casada, cómo hacerle entender que no debe latir por una mujer que ama a alguien más. Señor Rockefeller, me cuesta trabajo aceptar sus sentimientos. Usted es un hombre de principios, aunque he escuchado que busca mujeres para satisfacer sus deseos carnales. —La gente rumora muchas cosas, si las escuchamos todas, entonces imagínate, no haría falta conocer a nadie. Aquí la única opinión que cuenta es la tuya, Melany. Yo creo que sentiste lo que siento, y estoy seguro de que tú sientes algo por mí. Hace rato estamos evadiendo lo que está sucediendo. —¡Señor Rockefeller! Melany lo miraba fijamen
Tras el comentario de Luis, Yeimy sacudió la cabeza y añadió. —¡Es como escucharte hablar, cada día acoge más cosas de ti! Sí, sigue así, dentro de poco será tu clon. —¡No me importaría! Ángel siguió a su sobrino hasta la mesa, y justo cuando bajaba las escaleras, leyó un mensaje que le llegó, y su semblante cambió por completo. Antes de tomar asiento le sirvió un vaso de leche a Luis. —¡Como dije, hoy no iré a la oficina, y no pensaba salir, pero acabo de recordar que tengo un pendiente, así que después de desayunar saldré con Luis! En ese momento, Yeimy puso unas píldoras delante de su hermano. —Primero toma esto, si un virus o gripe debemos atacar de una vez. —¿Estás enfermo? Sully corrió al lado de su hijo al enterarse de que no estaba bien. —¡Solo es un poco de temperatura, si me sintiera muy mal, estaría en cama! Ayer me mojé un poco, probablemente se deba a eso. —Mi vida, no debería salir, deja que tus empleados se ocupen de tus pendientes, sabes que solamente das la orde
—¡No sabía que te encontraría por acá! Ángel no pudo evitar fruncir el ceño cuando vio que era Susana quien acompañaba a Melany. Además, prefirió omitir lo último que escuchó. —¡Melany, ¿lo conoces? ¿Por qué le hablas? Sabes que es enemigo de los Miller, ¡le debes lealtad a Fabricio! —¡Susi, déjame esto a mí, no te entrometas, puedes entrar, escoge un vestido, el que quieras! Con esto logró que la chica se alejara. Pues Susi adora gastar dinero en prendas caras. —¿Melany sabes lo que haces? ¿Cómo puedes seguir saliendo con ella? Ángel se preocupa por Melany. —¡Por supuesto que sé lo que hago, yo no olvido las cosas! —¡Qué contradictorio! Pensó Ángel. Señor Rockefeller, te pedí que vinieras porque solamente usted tiene influencia. Quiero celebrar el cumpleaños de Fabricio, y quiero hacerlo en el hotel Empire. —¡Te volviste loca, Melany, ¿lo vas a premiar?! De veras que eres una cabeza hueca. Ángel estaba realmente impresionado. —¡Y no sabes cuánto lo premiaré! ¡Señor, también q
—Sí, venía con un niño. Sin embargo, pidió algo total de discreción, también dijo que lo que menos quería era causarle problemas. Melany, sostenía la caja y la rosa; en ese instante, su corazón latió a mil. —¡Es un hombre muy especial, sería una tonta si lo desprecio, pero no deseo que piense que me estoy refugiando en él, para olvidar al idiota, porque, no es así! —¡Melany! Susana llegó con su falsa sonrisa y dijo.—¡Tu amiga se ha ido, creo que aún me odia, pero me dijo algo que me dejó un poco confundida! Me dijo que tenía fotografías de un tal Miguel, que las guardó por ti, y que las iba a apreciar mucho.—¡Ella conoció a Miguel! Melany corrió a la vitrina y la chica parece que se esfumó.—¿Compraste un vestido? Melany, déjame verlo. Susana intentó arrebatarle la caja, sin embargo, Melany se hizo a un lado. —¡No, mañana te llevarás una gran sorpresa! Por cierto, Susi, me habías comentado sobre tu novio adinerado, supongo que te ha hecho sentir como una princesa. —¡Por supuesto
—Sí, venía con un niño. Sin embargo, pidió algo total de discreción, también dijo que lo que menos quería era causarle problemas. Melany, sostenía la caja y la rosa; en ese instante, su corazón latió a mil. —¡Es un hombre muy especial, sería una tonta si lo desprecio, pero no deseo que piense que me estoy refugiando en él, para olvidar al idiota, porque, no es así! —¡Melany! Susana llegó con su falsa sonrisa y dijo.—¡Tu amiga se ha ido, creo que aún me odia, pero me dijo algo que me dejó un poco confundida! Me dijo que tenía fotografías de un tal Miguel, que las guardó por ti, y que las iba a apreciar mucho.—¡Ella conoció a Miguel! Melany corrió a la vitrina y la chica parece que se esfumó.—¿Compraste un vestido? Melany, déjame verlo. Susana intentó arrebatarle la caja, sin embargo, Melany se hizo a un lado. —¡No, mañana te llevarás una gran sorpresa! Por cierto, Susi, me habías comentado sobre tu novio adinerado, supongo que te ha hecho sentir como una princesa. —¡Por supuesto
El tiempo parecía no avanzar, y Melany se sentó en el sofá. Desde ahí lo podía cuidar, se acercaba con frecuencia, y por ratos se sentaba al lado del señor Rockefeller. Ángel no despertaba y eso le preocupaba. Esa angustia le tenía su corazón en vilo, por ende, una vez más se sentó junto al joven.—¡Señor Rockefeller, me angustia su silencio! Verlo así me mata por dentro. Solamente una vez he visto su sonrisa, y fue suficiente para darme cuenta de que tiene la sonrisa más hermosa que he visto.Me encanta ver sus ojos mirando los míos, me transmite mucha paz, no sé cómo, pero una mirada suya basta para callar las voces de mi cabeza, para detener mi corazón y hacer temblar mi cuerpo. Y sabes, eso me aterra, tengo miedo de expresar lo que siento y que no le importe. Miedo de acercarme y que después me hagas a un lado, de que no estés cuando más te necesito, y que las noches frías, se vuelvan un témpano de hielo. Por lo visto, Melany tuvo una muy mala experiencia con Fabricio, ese nombre