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2. primeros acercamientos

Como salí de mi casa muy temprano fui la primera en llegar, pues la puerta del gimnasio seguía cerrada,  cuando ya tenía como diez minutos ahí, llego un auto deportivo de color azul y se estaciono, el tal Lucian se bajo de este, estaba usando un conjunto deportivo, traía la capucha arriba y audífonos, así que ni me vio o decidió ignorarme, saco sus cosas de el lado del copiloto, y vino a abrir la puerta.

Me sentí tan pequeña ahí parada a su lado, el era tan alto, y mi 1.60 m no me ayudaban mucho.

-¿no vas a entrar? – me preguntó de mala gana, yo estaba distraída mirándolo y pegue un salto cuando me hablo, pero asentí y entre tras el

-oye espera – lo llame, pero como seguía con sus audífonos me ignoro, así que lo seguí, pero me frene en seco al ver que eran los vestidores y él se estaba quitando la sudadera

-¿te vas a quedar parada mirándome? –

-solo quería decirte que ayer te hice un perfil en redes sociales, y quería saber que opinas al respecto, puedo abrirlo en tu celular y cerrarlo en el mío, no es necesario que yo lo tenga.

-yo no uso redes sociales has lo que quieras – me respondió

-pero, ya hice un post al respecto en las redes de la empresa esta mañana, ya tienes casi 10 mil seguidores, y aun no públicas nada –

-necesito vestirme – fue toda su respuesta, así que recogí mi dignidad y me salí

.....

Cuando se ella salió me senté, no podía mantener una conversación con esa mujer por más tiempo si ella seguía mirándome así, yo no podría decirle que no, aunque me sorprendí que se estaba tomando su trabajo muy enserio.

Al salir del vestidor la vi mirando el celular con tristeza, aun no llegaban los demás seguiamos solos.

-¿Qué es lo que tengo que hacer? –Pregunte

Y ella me miro – ¿puedo tener tu celular un momento? –

-lo deje en el casillero –

-¡Oh! Está bien supongo que puedo esperar, pero necesito una foto para poner en tu perfil, no puedo tomar una de internet –

-usa el tuyo –

-el mío tiene la cámara rota, no toma buenas fotos – me mostro un celular bastante maltratado, que en efecto tenia la cámara rota, y varios golpes, se veía que tenía mucho con el

-ve a mi casillero y toma el mío, haz lo que necesites, pero a mi déjame hacer lo mío – le respondí

Mientras yo hacía mis estiramientos los demás comenzaron a llegar y me sentí un poco aliviado, en parte quería seguir solo con ella, pero yo era pésimo sacando conversación y no lograba hablar con ella sin parecer enojado.

-Nuestro anciano por fin tiene un perfil en redes sociales- me dijo uno de los chicos y me dio un golpe en el hombro – bien por ti tus seguidores suben como la espuma ya pasaste los diez mil – me puso su celular casi en la cara y vi la foto de perfil ¿en qué momento la tomo? Yo estaba de espaldas en la imagen y me estaba estirando así que se marcaban los músculos de espalda, era una buena foto no podía negarlo.

-consígueme otro celular – fue la respuesta que le di

-¿volviste a romper el tuyo? – mi celular se la vivía en el piso y todo mundo lo sabía, además de que solía olvidarlo en todas partes o tirarlo por accidente, nunca hablaba con nadie fuera del gimnasio así que casi no lo usaba –solo haz lo que te digo –

-lo que digas, anciano gruñon – me respondió y se fue

El resto del día continuaron las felicitaciones por tener un perfil en redes sociales que yo ni siquiera estaba usando, pero solo los deje ser tenia mejores cosas que las cuales concentrarme.

....

Todo el día estuvieron subiendo los numero de los seguidores de Lucian, el cual me entere su apodo era Lucifer, ¿Cómo por? Me preguntaba yo, su carácter era malo, pero tampoco era para tanto, su teléfono celular, el cual no me había pedido en todo el día era muy bonito pero no tenía nada, ni fotografías suyas nada, ni siquiera contraseña. En todo el día no le llego ni una sola notificación, aparte de las de los nuevos seguidores que seguían aumentando. Tuve que tomarle una en secreto para su foto de perfil, pero ahora no sabía que publicar, yo no lo conocía, como para saber sus gustos, y el parecía muy concentrado en su entrenamiento como para molestarlo.

-apenas vas comenzando y ya estoy contento con tu trabajo, no sé como lo convenciste de abrir una cuenta –

-no lo pregunte – respondí de manera honesta y mi jefe se rio- por cierto ya puedes irte, mañana Lucian tiene una sesión de fotos y me gustaría que lo acompañes –

-¿yo? No creo estar lista para algo como eso –

-no es mucho el trabajo, solo que no nos gusta dejarlo solo, porque sus habilidades sociales son nulas, no queremos que cometa más errores, mucha gente ya lo critica por su actitud-

-hare mi mejor intento – respondí  y le entregue el celular de Lucian para que se lo devolviera a su dueño antes de irme a casa.

Al día siguiente…

No tenía ni la menor idea de que ponerme, puse mi limitado closet sobre la cama, y seguía sin saber, sabía que la poca ropa que tenia me hacía parecer mayor, tampoco tenía maquillaje, cuando antes me gustaba usarlo.

Al final opte por un vestido largo floreado, era de tirantes, pero me puse una blusa de manga larga debajo, para tapar mis brazos, me había vuelto tan insegura y lo odiaba, antes yo era tan alegre y él se encargo de apagarme y robarme el brillo.

Cuando llegue frente al gimnasio el ya estaba ahí, pero no parecía feliz, debía ser porque íbamos justos de tiempo. Me subí al auto y lo encontré tan limpio y lujoso de adentro, que no quería moverme mucho para no ensuciarlo.

-eso es tuyo – como hombre de pocas palabras dejo una bolsa de regalo sobre mis piernas la abrí y me encontré con un celular de los más nuevos.

-yo no puedo aceptarlo – el día anterior tuve algunos problemas para usar el suyo, mi teléfono era viejo, yo no sabía cómo usar uno más nuevo

-es para el trabajo, el tuyo no es adecuado –

Restriégame tu dinero en la cara, fue todo lo que pensé, mientras me ponía el cinturón pues este hombre no sabía ir lento. Llegamos al lugar en menos de 20 minutos y ya no estaban esperando.

-por cierto calla esta cosa, no ha dejado de hacer ruido desde ayer – me entrego el teléfono y se fue tras el hombre nos esperaba.

Tuve que silenciar las notificaciones y bloquear los mensajes, tenía varios, la mayoría de mujeres que usaban muy poca ropa en sus fotos de perfil, el no había abierto ni leído ninguno, eso me sorprendió creí que era un mujeriego.

Termine sentada en una incómoda silla al lado de la silla que era para el, mientras las chicas ahí se desvivían por él, a mi me ignoraban, el se notaba tan incomodo por la atención que estaba recibiendo.

-¿pueden darnos cinco minutos?- les pedí, me fulminaron con la mirada, pero se fueron

-deberías sonreír un poco – le pedí, mientras le daba una botella de agua

-no quiero estar aquí –

-¿Por qué estamos aquí entonces? –

-tengo un contrato – fue su respuesta estuvimos alrededor de dos horas ahí, fue terriblemente largo para mi, sobre todo por la manera en la que me trataban todas ahí como si fuera invisible.

Cuando por fin se cambio y se puso la ropa que traía hasta me sentí aliviada, por que por fin podríamos irnos.

-oye tu – me señalo la maquillista

-dime –

-déjame revisar tu bolsa –

-¿mi bolsa? ¿Por qué? –

-me falta una brocha y tú eras la única que estaba aquí – respondió con aires de superioridad

-¿estás dudando de mi asistente? – intervino Lucian, parándose frente a mí, pero yo debía de evitar que él se metiera en problemas, así que me trague mi orgullo y la deje revisar mi bolsa, como no encontró nada me la entrego de mala gana, quiso revisar mi ropa pero de nuevo el intervino.

-me parece una falta de respeto, lo que estás haciendo, ella es de mi equipo y si le faltas al respeto a ella me lo faltas a mí, nosotros nos retiramos, tu actitud me parece muy poco profesional, espero que para la próxima vez contraten otra maquillista – me tomo de la mano y me saco de el lugar, ahí entendí por que debía cuidar que no se metiera en problemas, era muy directo con sus palabras.

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