Después de la propuesta de matrimonio, nos fuimos a casa. Al llegar, hicimos el amor en cada rincón, entre besos y caricias. La noche fue testigo de nuestro gran amor, de ese amor que será para toda la vida.- ¿En qué piensas, nena? - Max acaricia mi espalda de arriba a abajo, haciendo erizar mi piel. Me volteo y lo miro a sus preciosos ojos.- En cómo la vida nos cambió tanto. A pesar de todo lo que nos pasó, míranos ahora, con un hermoso bebé y a punto de casarnos por segunda vez.- Para mí, la primera no contó. Ahora en mi mente solo está que este será nuestro primer matrimonio y el último.- ¿Crees que esta felicidad dure para siempre?- No te puedo prometer que todo va a ser color de rosa, porque te estaría diciendo una gran mentira. Pero lo que sí te puedo prometer es que haré todo mi esfuerzo por hacerte la mujer más feliz del mundo. - Cuando dice esas hermosas palabras, mi corazón comienza a saltar de alegría, ya que por primera vez me siento completa y todo es gracias a él. De
Los días pasan y, en menos de una semana, me caso con el amor de mi vida. Estos tiempos han sido los mejores; ahora sí puedo decir que somos una familia feliz. Salva es todo un caso, pero todos los días me enamoro más de él.- Ya, amor, aquí está mamá. - Salva está llorando porque está pidiendo su comida. Lo cargo y me siento con él en la sillita mecedora. - Ya, amor, ya te daré tu leche. - Dejo libre mi pecho y pego su boquita a mi pezón. - Sí que eres glotón.- Qué hermosa te ves. - Max se acerca y se sienta a mi lado.- Este bebé me está dejando sin pechos. - Escucho una fuerte carcajada por parte de Max.- Si eso llegara a pasar, te seguiría deseando de todas formas. - Beso mis labios y luego la cabecita de Salvador. - Ya me voy, amor. Ahora nos vemos en la tarde. Te amo.- Yo a ti. - Max se va, así que aprovecho para verme con Carol para ultimar detalles de la boda. La llamo.- Hola, Lia.- Hola, Carol. ¿Estás ocupada hoy?- No, para nada. ¿Por qué?- ¿Nos podemos ver para ultimar
Al escuchar esa voz, siento cómo todo se me va de la cara. Volteo lentamente y ahí veo a mi flamante hombre con cara de pocos amigos, queriendo matar al tipo que está enfrente de mí.- ¡Lárgate si no quieres que te dé una paliza! - El tipo levanta las manos en señal de rendición y se va, dejándonos solos.- Cariño, yo... - Él levanta su mano como queriendo decir "no te quiero escuchar".- En casa hablamos - Toma mi brazo y me arrastra hacia la salida. Desde lejos, veo cómo Stive se lleva a Carol y Max le hace una señal de despedida a este, mientras yo le hago una seña a Carol de que la llamaré después.Cuando llegamos a casa, Max se sirve un trago y me hace una señal de que me siente. Yo, sin rechistar, lo hago.- Lia, estoy jodidamente enojado contigo.- ¿Por qué estás enojado? - Me mira y parece querer atravesarme con la mirada.- ¿Y todavía lo preguntas? ¡Te fuiste a una fiesta como si estuvieras soltera, sabiendo que en unos días nos casamos!- Solo quería disfrutar con mis amigas,
Al fin, hoy es el gran día. Hoy me caso con el amor de mi vida. Ya contaba los días y las horas para casarme con Max, y ahora estoy en casa con varias personas encargándose de ponerme hermosa.- Carol, ¿dónde está Salvador? – miro a Carol, que no deja de comer dulces, lo que me causa risa, ya que desde que se enteró de que está embarazada no ha dejado de comer dulces. – Dios, Carol, deja de comer tanto dulce, le hará daño a la criatura.- Tú no te metas, Lia, deja que coma mis dulces – ruedo los ojos, ya que nunca me hará caso.- ¿Dónde está mi hijo?- Está con su padre, Max se está encargando de él. – Bueno, confío en el buen gusto de mi marido, sé que no pondrá a mi bebé como si fuera un payasito vestido con diferentes colores. En ese momento, entra mi padre y, cuando me ve, puedo ver cómo sus ojos se cristalizan, pero rápidamente parpadea para que no lo vea llorar.- Mi niña, estás hermosa – me da un abrazo y yo lo correspondo.- Gracias, papá – nos sentamos en un sillón grande mien
-hijo, no puedes seguir así. Estoy cansado de esa vida tan desenfrenada que llevas. Ahora eres un hombre de negocios, deberías sentar cabeza - dice mi padre molesto, mientras yo intento controlar mi ira. -Mira, desde que tengo la empresa al mando, las ventas han subido el doble, así que no te quejes. -Lo sé, pero a los inversionistas no les gustará que el jefe lleve una vida tan desenfrenada. - Bueno, ahí sí tenía razón. Tenía una vida desenfrenada: fiestas, alcohol, sexo... mucho sexo. Pero bueno, tengo 27 años, aún estoy joven. -¿Entonces, qué quieres que haga? ¿Que me case? -La mirada de mi padre se vuelve más seria de lo normal y ahí me doy cuenta de que algo trama. -Así es, hijo. Te vas a casar. No me importa con quién, pero lo harás. -¿Qué? ¡Estás loco si piensas que perderé mi libertad! -¿Es eso, hijo, o te quito la empresa? -¿Por qué lo haces? ¡Quieres arruinarme la vida! -Solo quiero ayudarte. Así que tienes 1 mes para conseguir esposa o si no, adiós empresa.- Lo miro
Lía EvansBueno, antes de contarles cómo me siento con esto del supuesto casamiento, quiero contarles sobre mí. Me llamo Lía Evans, tengo 20 años y vivo en la calle, ya que mis padres me echaron de casa por culpa de mi hermana Lucía. Fui acusada injustamente de un robo que no cometí y mis padres ni siquiera me dejaron explicar. Simplemente me echaron de la casa a mi suerte; ni siquiera me dejaron sacar mis cosas. Me tiraron a la calle con solo lo que tenía puesto y, como no soy muy sociable, no tenía amigos que me pudieran ayudar. Nunca les perdonaré lo que hicieron, por eso decidí enterrarlos y decir que estaban muertos.Ahora hablemos del casamiento. La verdad pienso que es una locura, pero él tiene razón. Yo quiero salir adelante y él necesita quedarse con su empresa, aunque su padre tiene sus motivos para hacer que él se case. Máximo debe empezar a sentar cabeza, pero no es la manera. Yo pienso que uno debería casarse por amor, no por obligación, pero bueno, eso le tocó a él.- Lía
Salgo del pasillo con la rabia a flor de piel; quería matar a Máximo y a esa zorra. Él prometió serme fiel, aunque esto sea una farsa.—Querida, aquí estás —dice Teresa, pero al ver mi cara, su mirada muestra preocupación—. ¿Estás bien? Estás un poco pálida.—Sí, Teresa, estoy de maravilla —trato de sonar lo menos irónica posible, pero es inútil, ya que Teresa lo nota.—No creo que sea así. Parece que algo te molestó. ¿Fuimos nosotros? —Mierda, ahora va a pensar esta bella señora que es por ella, cuando todo es culpa del imbécil de su hijo, que no es capaz de cumplir sus promesas.—Oh no, señora, ustedes se han portado de maravilla, es solo que...En ese momento aparecen Laura y Máximo juntos; o sea, tienen el maldito descaro de aparecer juntos. Por lo menos deberían disimular.—¿Estás bien? Te veo algo pálida —dice Máximo, intentando tocarme, pero yo me alejo.—Quiero ir a casa —este parece no entender la situación, pero asiente.—Madre, padre, ya nos vamos —estos se despiden de mí y
maximo esta cara de pocos amigos y los puños apretados, mientras las venas de su cuello se brotan como si se fueran a romper en cualquier momento … Que miedo - hola esposo, buenos días - trato de sonar lo más natural posible.. Cálmate lía, que no note tu miedo - lía deja de hacerte la estúpida - dime ¿te divertiste con laura? - este se acerca a mi y me pega de golpe a la pared haciendo que suelte un grito - ¡¡deja de hacer eso!! - - ¡¡suéltame maldito!! - lo empujo de golpe y este queda con la respiración agitada, parece un animal apuntó de atacar a su presa y para ser más de malas en esta vida yo soy su jodida presa - ¿sabes que?, has lo que se te cante, igual laura me está esperando - este sale y juro que tengo tanta rabia que tomo un vaso y lo estrello contra la pared - ¡HIJ