Lía Evans
Bueno, antes de contarles cómo me siento con esto del supuesto casamiento, quiero contarles sobre mí. Me llamo Lía Evans, tengo 20 años y vivo en la calle, ya que mis padres me echaron de casa por culpa de mi hermana Lucía. Fui acusada injustamente de un robo que no cometí y mis padres ni siquiera me dejaron explicar. Simplemente me echaron de la casa a mi suerte; ni siquiera me dejaron sacar mis cosas. Me tiraron a la calle con solo lo que tenía puesto y, como no soy muy sociable, no tenía amigos que me pudieran ayudar. Nunca les perdonaré lo que hicieron, por eso decidí enterrarlos y decir que estaban muertos.
Ahora hablemos del casamiento. La verdad pienso que es una locura, pero él tiene razón. Yo quiero salir adelante y él necesita quedarse con su empresa, aunque su padre tiene sus motivos para hacer que él se case. Máximo debe empezar a sentar cabeza, pero no es la manera. Yo pienso que uno debería casarse por amor, no por obligación, pero bueno, eso le tocó a él.
- Lía, toma. - Máximo me pasa una bolsa y, cuando la abro, veo ropa. Pero no cualquier ropa, sino ropa de marca, ropa que jamás esperé tener. “M****a”, pienso, “esto ya es mucho”. - Cámbiate y baja, tenemos que hablar de unas cosas.
- ¿No te parece que esto es mucho? La ropa es muy cara. - Este me mira y sonríe arrogante.
- Lía, vas a ser mi esposa, tienes que tener lo mejor. - Lo miro no muy convencida, pero asiento y él sale. Veo la ropa; la verdad es que es muy hermosa, pero me hace sentir mal ponérmela sabiendo que hay tanta gente que está necesitando ropa. Pero bueno, no es momento de ponerme a pensar en eso. Me la coloco y me peino para quedar decente.
Bajo las escaleras y lo veo leyendo unos documentos, así que carraspeo para hacerme notar. Él levanta la cabeza y, cuando lo hace, me mira descaradamente todo el cuerpo, haciendo que me sienta algo incómoda.
- Vaya, qué cambio.
- Gracias por la ropa, está muy linda.
- Si vas a ser mi esposa, debes estar siempre presentable. Ven, siéntate. - Hago lo que me dice y él me extiende un papel.
- ¿Qué es esto?
- Es un contrato donde dice que este matrimonio durará un año y también dice cuánto dinero vas a recibir cuando termine esto. Solo debes firmar. - Me extiende el lapicero, pero yo no dejo de mirar esa hoja. Me pongo a pensar si es correcto hacer esto. No lo amo, pero necesito el dinero, no sé qué hacer.
- No lo pienses tanto, Lía. Solo firma, sabes que esto nos beneficiará a los dos. - Él tenía razón; si quiero salir adelante, tengo que hacer esto. No estoy de acuerdo, pero necesito el dinero. No quiero volver a la calle. Tomo el lapicero y firmo.
- Ya está. - Él sonríe y yo hago lo mismo.
- Bien, ahora te digo que tengo unas condiciones para esto.
- ¿Condiciones? ¿Qué m****a habla?
- ¿Como cuáles?
- Ni pienses que te seré fiel. Es más, si tú quieres tener amantes, no tendré problema, solo procura ser discreta. Segundo, dormiremos en camas diferentes, y tercero, harás todo lo que yo diga. - Se nota que es un completo imbécil. Con razón su padre lo obligó a hacer esto, pero yo sí le paro el carro.
- Querido, creo que eso no será. - La sonrisa que tenía se borra totalmente.
- Primero vas a serme fiel, no me importa si esto es mentira, pero no dejaré que hablen mal de mí. Lo segundo, estoy de acuerdo en dormir en camas diferentes, y lo tercero, eso no pasará, cariño. Yo no seré tu sumisa, no seré la m*****a esposa florero. Siempre detesté a las mujeres así y no lo pienso hacer por ti ni por nadie. ¿Me entendiste?
- ¿O sea que quieres que no tenga sexo? Porque si eso es lo que pretendes, pues te tocará a ti complacerme. - Me mira descaradamente y solo me provoca darle una buena cachetada.
- Eso no pasará, querido. Así que lo tomas o lo dejas.
- Eso no pasará. - Me levanto de la silla y camino hacia la puerta, pero él me detiene.
- Está bien, nada de sexo con mujeres. - Le sonrío triunfante y luego me vuelvo a sentar.
- Fue un placer hacer negocios contigo.
Más tarde llega el amigo de Máximo y vaya que es lindo.
- ¿Tú eres Lía, verdad?
- Así es, ¿y tu nombre es?
- Stiven. - Extiende su mano y yo la recibo.
- Stiven, quiero que sepas que Lía y yo nos vamos a casar. - Stiven abre los ojos sorprendidos y luego mira a su amigo.
- ¿Es una broma?
- No. Mi padre quería que me casara, pues me casaré con esta bella mujer.
- ¡Pero por Dios, Max! ¡Ni siquiera se conocen! Sin ofender. - Dice mirándome a mí.
- Tranquilo, no me ofendes. - Digo restándole importancia, ya que este matrimonio es una farsa y yo no amo a su amiguito, alias el imbécil.
- Stiven, tenemos un contrato, así que relájate.
- Está bien, aunque esto me parece una locura. - Este abraza a Máximo y este le dice.
- Gracias, no sabes lo importante que es para mí esto.
- Bueno, y Lía, cuéntame de ti.
- Pues bueno... tengo 20 años, soy de Alemania, pero vivo aquí en Londres desde que tengo 10 años.
- ¿Tienes familia? - Cuando pregunta eso, llega el recuerdo de mis papás echándome de la casa y la sonrisa malévola de mi hermana.
- No, todos murieron.
- Oh, lo siento mucho.
- Tranquilo, ya lo olvidé. - Lo digo tan fríamente que ambos se miran algo asustados, pero el teléfono de Máximo suena y este contesta.
- ¿Qué quieres, padre? - ¡Wow, eso sí fue brusco! - Sí... ok, ahí estaré... adiós.
- ¿Todo bien?
- Esta noche te presentaré. - Cuando dice eso, siento como si en el estómago se me formara un nudo.
- Este, claro.
- Vamos a ir de compras y conseguiré tu anillo de compromiso.
Llegamos al centro comercial y Máximo me hace comprar mucha ropa y zapatos costosos. La verdad, nunca pensé que tendría ropa tan cara, pero bueno, ¿qué esperaba? Me casaré con un millonario, tengo que verme fina. Entramos a una joyería y una chica nos atiende.
- Hola, ¿en qué puedo ayudarles?
- Buscamos un anillo de compromiso.
- Sí, claro, por aquí. - Esta nos guía a una salita y comienza a sacar anillos preciosos, pero que se ven muy costosos.
- ¿Cuál te gusta? - Pregunta algo tensa.
- Todos están muy lindos, pero no lo sé.
- Solo elige uno y ya. - Dice casi gritándome, cosa que comienza a irritarme. Miro y miro hasta que encuentro uno que tiene una piedra en la mitad. Es sencillo, pero muy lindo.
- ¡Este! - Lo señalo y la chica me lo coloca en el dedo.
- Le queda precioso, señorita.
Miro el anillo y no sé por qué me comienzo a sentir mal. Siempre dije que me casaría por amor y ahora estoy cometiendo una locura.
- Perfecto, tome. - Le extiende la tarjeta y al rato salimos. Durante todo el trayecto, noto tenso a Máximo, así que decido preguntarle qué le sucede.
- ¿Te pasa algo? - No recibo respuesta. - Max, dime algo. - Él para el carro de golpe y si no es por el cinturón, salgo disparada.
- Pasa que odio esta m****a. ¡No me quiero casar! Lo último que haría en esta vida sería casarme. ¿Crees que estoy listo para dejar mi libertad?
- Mira, Máximo, si no quieres casarte, pues para con todo esto y listo.
- Como si fuera tan fácil. - Dice pasándose la mano por el cabello en señal de su nerviosismo y desesperación.
- Entonces, ¿qué piensas hacer?
- Continuar con el maldito trato. - No decimos más y, cuando llegamos a casa, este me detiene.
- Arreglándote en una hora, salimos. - Este se va dejándome sola en la mitad de esa casa enorme. Miro el anillo con tristeza, pero como puedo, decido darme ánimos. Me arreglo lo más rápido que puedo y, cuando estoy lista, me doy un toque de perfume.
- Bueno, espero que esté bien. - Bajo las escaleras algo nerviosa y, cuando Máximo me ve, abre su boca sorprendido.
- Muy hermosa. - No sé por qué, pero me sonrojo.
- Gracias.
- Vamos, ahora sí - Este maneja, y cuando llegamos, veo una casa el doble de grande que la de Máximo.
- Es enorme.
- Sí, es muy grande. ¿Estás lista? - Siento como mi mano es tomada, y no sé por qué, algo dentro de mí se enciende. La sensación de estar tomada de la mano de Máximo es algo extraña y me empieza a preocupar.
- Creo que sí. - Tocamos la puerta y una mujer de unos 50 años nos abre.
- ¡Hijo! - Abraza a su hijo, y él corresponde.
- Hola, mamá. - Al rato aparece otro señor.
- Hola, Máximo. - Máximo se pone tenso.
- Hola, padre. - De un momento a otro, las miradas se posan sobre mí.
- ¿Y quién es esta hermosa jovencita? - Pregunta la señora.
- Madre, ella es Lia Evans, mi futura esposa. - Ella me sonríe y me da un gran abrazo.
- Un placer, querida, me llamo Teresa. - Le doy una sonrisa.
- El placer es mío. - Veo que el señor también está feliz y hace lo mismo.
- Qué feliz estoy de conocerte, me llamo Enrique.
- Mucho gusto. - Bueno, parece que les encanta. No se ven tan malos suegros después de todo… ¿qué mierdas estás diciendo, Lia? Ellos no son tus suegros, esto acabará pronto.
- Pasen, la cena nos espera. - Máximo toma mi cintura y pasamos al comedor. Luego de estar allí un rato conversando, la señora Teresa me pregunta:
- ¿Tienes familia, querida?
- Joder, odio que todos me pregunten eso.
- No, señora, todos murieron.
- Oh, lo siento mucho, pero bueno, ahora nos tienes a nosotros. - Cuando dice eso, me siento terrible, pero decido ocultarlo regalándole una sonrisa.
- Gracias, señora Teresa.
- De nada, solo espero que me den muchos nietos. - Escucho cómo Máximo se atraganta y comienza a toser, así que le doy varias palmaditas en la espalda hasta que se relaja.
- ¿Mejor?
- Sí, gracias, cariño. - Cuando dice "cariño", me sonrojo y veo cómo mis suegros sonríen.
- ¡Tíos, ya llegué!
Escucho una voz femenina y, cuando volteo, veo a una rubia teñida, con pechos grandes y caderas anchas, toda una Barbie.
- Oh, primito, no sabía que estabas aquí. - Sonríe coquetamente, y cuando veo la cara de Máximo, veo que hace lo mismo… ¿acaso estos dos tienen algo?
- Laura, qué bueno verte. - Ella se acerca y le da un beso muy cerca de la boca.
- ¿Y ella quién es?
- Este... Te presento a mi futura esposa. - Ella abre los ojos sorprendida y luego me mira con odio.
- No sabía que te ibas a casar.
- Pues ya ves, Laura, me caso.
- Mucho gusto, me llamo Lia. - Le extiendo mi mano y le regalo una sonrisa falsa.
- Mi nombre es Laura y soy la prima de este hombre. - Zorra, no le deja de coquetear, parece como si estuviera marcando territorio.
Después de estar un rato, Laura se pierde, y Máximo dice que va al baño, lo que se me hace raro.
- Este, ¿les importa si voy a ver la casa? Es que está preciosa.
- Tranquila, querida, ve, no hay problema. - Me paro y comienzo a recorrer el lugar, pero me detengo al escuchar unas voces.
- No entiendo por qué mierdas te casas.
- Laura, mi padre me obligó. Solo será un año, luego Lia desaparece. - No sé por qué su comentario me dolió.
- Recuerda algo, Máximo, tú eres mío. - Abro un poco la puerta y veo que se besan desenfrenadamente, así que mejor cierro y me voy. Pero no sé por qué me siento como la m****a. No sé por qué me siento así; él no debería importarme. Luego de sentir dolor, un sentimiento de rabia florece dentro de mí, pero juro que esto no te lo voy a pasar, Máximo Bulton. Teníamos un trato, idiota.
Salgo del pasillo con la rabia a flor de piel; quería matar a Máximo y a esa zorra. Él prometió serme fiel, aunque esto sea una farsa.—Querida, aquí estás —dice Teresa, pero al ver mi cara, su mirada muestra preocupación—. ¿Estás bien? Estás un poco pálida.—Sí, Teresa, estoy de maravilla —trato de sonar lo menos irónica posible, pero es inútil, ya que Teresa lo nota.—No creo que sea así. Parece que algo te molestó. ¿Fuimos nosotros? —Mierda, ahora va a pensar esta bella señora que es por ella, cuando todo es culpa del imbécil de su hijo, que no es capaz de cumplir sus promesas.—Oh no, señora, ustedes se han portado de maravilla, es solo que...En ese momento aparecen Laura y Máximo juntos; o sea, tienen el maldito descaro de aparecer juntos. Por lo menos deberían disimular.—¿Estás bien? Te veo algo pálida —dice Máximo, intentando tocarme, pero yo me alejo.—Quiero ir a casa —este parece no entender la situación, pero asiente.—Madre, padre, ya nos vamos —estos se despiden de mí y
maximo esta cara de pocos amigos y los puños apretados, mientras las venas de su cuello se brotan como si se fueran a romper en cualquier momento … Que miedo - hola esposo, buenos días - trato de sonar lo más natural posible.. Cálmate lía, que no note tu miedo - lía deja de hacerte la estúpida - dime ¿te divertiste con laura? - este se acerca a mi y me pega de golpe a la pared haciendo que suelte un grito - ¡¡deja de hacer eso!! - - ¡¡suéltame maldito!! - lo empujo de golpe y este queda con la respiración agitada, parece un animal apuntó de atacar a su presa y para ser más de malas en esta vida yo soy su jodida presa - ¿sabes que?, has lo que se te cante, igual laura me está esperando - este sale y juro que tengo tanta rabia que tomo un vaso y lo estrello contra la pared - ¡HIJ
Despierto al sentir un fuerte dolor de cabeza, pero cuando toco mi cien noto que hay como una venda, intento recordar lo que paso ayer, pero solo me acuerdo que salir con edwar y que vi a la zorra de laura follando con maximo, desde ese momento no me acuerdo mas- dios mi cabeza va a estallar - en ese momento entra maximo y se nota cansado, ya que lleva unas ojeras- que bueno que despertaste, me diste un buen susto- ¿qué me pasó ?- al parecer te caiste borracha y luego te diste un golpe haciendo que perdieras el conocimiento - ya entiendo porque la herida - tuvieron que darte unas puntadas- ¿podrías darme algo para el dolor de cabeza ?- claro aqui esta - me extiende unas pastillas y un vaso de agua- espero con esto te sientas mejor - veo en su rostro preocupación, pero a la vez tristeza- deja de poner esas cara maximo, ya estoy bien – ademas no entiendo su preocupación yo no le importo ni un poquito solo soy un medio para un fin- lia, me preocupe por ti, cuando te vi tirada en
Despierto con un fuerte dolor en todo mi cuerpo. abro mis ojos me doy cuenta de que me quede dormida en el suelo y con el vestido de novia puesto, decido darme un baño para relajarme un poco, ya que todo esto me tiene muy estresada, es que todavia no me cabe en la cabeza que maximo me haya encerrado en la habitación. me meto a la bañera y dejo que mi cuerpo se relaje con el agua, paso el jabon por todo mi cuerpo. por mi mente se cruza la duda de que ahora como le voy a hacer para estudiar, Lo más probable es que durante el tiempo que este casada maximo me va a tener va a tener como una esposa trofeo al salir me paro en seco al ver a maximo sentado en la cama - hasta que sales, pensé que te habia tragado el baño - ja ja ja que chistoso, solo queria relajarme un poco - este se para y se acerca peligrosamente a mi - ¿estás estresada mi amor? - cuando lo tengo tan cerca lo unico que deseo es tenerlo a metros - aléjate de mi - ¿porque?, Eres mi esposa, yo puedo acercarme a ti cuan
Me levanto con muy buen ánimo, así que decido enviarle un mensaje a Carol aceptando su propuesta de trabajo "Hola Carol, si sigue en pie la propuesta de trabajo acepto" A los segundos me llega al respuesta de Carol "Lia me alegra mucho que aceptaras mi propuesta. Porque no te pasas en la tarde para que te muestre la nueva campaña""Claro, ahí estaré. Adiós" luego de un rato ya me encuentro lista, pero bastante nerviosa por tener que bajar y toparme con maximo, lo último que quiero ahora es un problema con el, se que no le gustara la noticia que le tengo- buen día este voltea con su café dedicándome una sonrisa, este se levanta acercándose a mi para dejar un beso en mis labios. me quedo completamente confundida, ayer estaba hecho un demonio y ahora esto ¿qué le pasa??- buen día, hermosa - en serio ¿qué está pasando aquí?- ¿estás bien? - de un tirón este toma mis caderas y me pega a él haciéndome sentir su cuerpo duro y tonificado- de maravilla - vuelve a acercarse y me bes
- stiven, dime que está bien - es la voz de max, pero la escucho demasiado lejana - amigo no te voy a mentir, lia tiene un grave cuadro de desnutrición por eso le dio ese mareo en la piscina -¡joder! - escucho como se rompe algo - esto es mi culpa - no digas eso max estaban de viaje - no, no estaba de viaje yo ... Yo me fui y la deje - ¿con quién te fuiste? - pregunta enojado stiven - con laura – jamás se lo voy a perdonar - ¿¡me estás jodiendo!?, ¡¡¡es tu prima!! Como es Posible que te la estés tirando teniendo a una hermosa esposa - lo se pero ... Dios esto es una pesadilla, ella me descompone, no se que hacer – de qué mierdas hablas bulton .. - ¿a qué te refieres con eso? - se supone que no debo sentir nada por ella; sin embargo, empiezo a sentir algo y esto me está asustando - ¿maximo siente algo por mi?, no, eso si no me lo creo es solo una m*****a excusa para que su amigo no le diga nada - max si sientes algo por ella porque no te esfuerzas para que este matrimon
Estoy hecha una furia, pero maximo no se queda atrás al haber interrumpido su sección de sexo- ¿¡qué mierdas te pasa!? - grita, mientras se pone su ropa y hace que la zorra se vista- ¿qué mierdas te pasa a ti?, ¿¡no podías follártela en otra parte!? - este se ríe- esta es mi casa puedo hacer lo que quiera en ella - pues te recuerdo que soy tu jodida esposa así que por lo menos deberías tenerme un jodido respeto - este mira a la zorra- laura hermosa vete mañana nos vemos- está bien lindo, así terminamos lo que esta no dejo - se acerca a el dejando un beso en sus labios y luego se va. Este me mira con ira sin pensarlo, toma con fuerza mi brazo haciendo que suelte un grito de dolor- ¡QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE HACES ESO!, ¡NO TE TOMES ATRIBUCIONES QUE NO TE CORRESPONDEN! - me suelto de su agarre y lo empujo- entonces deja de comportarte como un idiota y empieza a respetarme- eso jamás pasará tú solo eres una mujer a la cual me dio lástima verla tirada en una calle y me aproveche d
Lia, responde ¿cómo es eso de que tienes familia? - meto un pedazo más grande de pastel en mi boca y este en medio de su desespero me lo quita y lo guarda- ¡oye!, ¿también me vas a prohibir comer?- lia no colmes mi paciencia- está bien, mi familia no está muerta, tengo padres y una hermana -- ¿¡porque me mentiste!?- porque para mí ellos están muertos - voy al salón y me sirvo un trago de whisky para tratar de pasar este mal momento. Comienzo a sentir los pasos de maximo detrás de mí cosa que me comienza a molestar- ¿puedo saber qué ocurrió para que llegaras a decir que ellos están muertos? - lo miro y tomo aire- no quiero hablar del tema maximo y mucho menos contigo- Lia, sé que no me he portado bien contigo, pero en el momento soy lo más cercano que tienes, y sería bueno que me tuvieras confianza para contarme esas cosas, tal vez si me cuentas la carga puede ser más ligera lo miro y puedo ver que está siendo sincero en sus palabras así que tomo aire y comienzo contando mi h