Bueno... he pensado que como quedan ya tres capítulos para que termine... los voy a subir ya todos del tirón y ya terminamos con la espera, además también teniendo en cuenta que mañana w*****d estará cerrado por unas horas.Les subo otro capítulo.Acababa de cenar un delicioso queso con uvas, con mi copa de vino, justo iba a echarme otra, cuando mi teléfono comenzó a vibrar. Tenía un nuevo mensaje.---Will:Preciosa, ¿cómo ha ido tu día? Siento haber estado desaparecido, tuvimos reuniones durante todo el día. Mañana me iré a Canadá, a ese viaje de negocios del que te hablé. Espero volver a verte cuando vuelva.Yo:Por supuesto que nos veremos. Pásalo bien, y disfruta.---Una ventana emergente apareció de pronto, tapando la conversación anterior.---Ares:Siento lo de hoy, siento que hayas pensado que quería usarte... Nunca te he usado, eso era lo que quería decirte... pero termino pensando en miles de otras cosas que me gustaría poder decirte, cosas que al final terminaré callándome
Le miré varias veces, desde la barra, justo cuando la tal Pisci le agarraba de la cintura, acercándose demasiado, él lució, despreocupado.- No me gusta la forma en la que ella te mira – susurró, haciendo que él se fijase en mí. Sonreí, bajando la mirada un momento.- ¿Cómo me mira? – quiso saber.- ¿Cómo si fueses de su propiedad? – contestó ella. Sonrió, divertido, justo cuando llegaba hasta ellos, siempre dejando distancias para no inmiscuirme demasiado.- ¿En serio? Lena – me llamó, justo cuando hube llegado hasta ellos, con mi copa en la mano, haciendo que los demás pusiesen sus ojos en mí, me incomodaba, terriblemente – Pisci dice que me miras como si fuese tuyo – sonreí, al darme cuenta de lo que pretendía - ¿es cierto?- Sí – contesté, haciéndole reír. Nadie entendía nada, excepto nosotros. La lluvia de nieve comenzó a caer sobre nosotros, tenían fiesta de la espuma, y parecía que estaba nevando, literal. Levanté la mano, sintiendo como los copos caían sobre nosotros. Eran copo
Estaba agradecida de que fuese sábado, porque no quería hacer nada más que mirarle, mientras él me contaba lo entusiasmado que estaba con su negocio, era un verdadero gozo oírle hablar así.- ¿Me estás oyendo? – preguntó, de pronto, haciéndome sonreír. Levanté la mano, apoyando el codo sobre el suelo, para luego sujetarme la cabeza con ella. Dirigí entonces, mi mano libre a su barbilla, y la acaricié.- ¿Sabes lo preciosa que es tu boca cuando hablas? – sonrió, divertido, guiñándome un ojo, para luego besar mi mano. Acaricié sus labios – y lo mejor es que estos labios son míos – rompió a reír, al escuchar aquello.- ¿Cuándo vuelve Will de su viaje? – quiso saber. Perdí la sonrisa en ese justo instante. Bajé la mano y me mordí el labio, nerviosa – si necesitas que esté contigo o ...- Quiero hacerlo yo – le contradije – cuando vuelva, el miércoles, se lo contaré.- Le contarás que estás con el chico de veinticuatro años más sexy de toda la ciudad, ¿no?El timbre de la puerta sonó, hacié
PRÓLOGO.En aquella calurosa noche, víspera del día de la independencia, a altas horas de la noche, en Nueva York, en la suite residencial del Four Season, un constante repiqueo se escuchaba, seguida por una respiración calmada, allí me encontraba, redactando el informe del siguiente caso que tenía entre manos.Ahí dónde me veis era una de las mejores abogadas de todo el país, no había más que ver el lugar en el que me encontraba, la ropa que vestía y los caprichos que me daba, para darse cuenta de que las cosas me habían ido bien en la vida.Aun así... a pesar de tenerlo todo, aún no había encontrado a alguien con quien compartir mi vida, pero eso no me preo
Era incómodo estar allí, de camino al hotel, con él a escasos dos metros de mí, mientras miraba por la ventanilla, y deseaba llegar en la mayor brevedad posible.- Entonces... señorita "No estoy interesada", ¿va a decirme su nombre, ahora? – quiso saber, mientras yo me giraba al contestar.- No – sonrió, ante mi atrevimiento, volví a fijarme en el paisaje que se veía fuera. Estábamos cerca, a punto de llegar.- Usted es demasiado – se quejaba - ¿ni siquiera lo hará como agradecimiento? – añadía – Al fin y al cabo, le estoy haciendo el favor de acercarla a su hotel. Creo que es lo mínimo que... - me giré, observándole.- Usted lo ha dicho, es un favor – le corté – los favores no se echan a la cara – sonrió, divertido.- Un nombre, no es como si le estuviese pidiendo una cita ni nada – se quejó – tampoco es como si fuésemos a volver a vernos – pensé en ello, tenía razón.El auto se detuvo frente al hotel. Abrí la puerta, puse un pie fuera y luego miré hacia él, sabía perfectamente cuál i
Me encantan como quedan los vestidos plateados en mi piel morena, así que... como era de esperar, esa noche también llevaba uno. Llevaba el cabello suelo, ondulado, y un ahumado en negro. Iba preciosa esa noche, lástima que no hubiese fotógrafos para corroborarlo.Por supuesto no conocía a la mayoría de los vecinos del edificio, la gente rica somos bastante reservada, y no solemos socializar demasiado. Así que ni siquiera saludé a nadie.Agarré una copa de vino, de las bandejas de uno de los camareros y me di un paseo por el lugar. La disposición era muy parecida a la mía, aunque... quizás la diferencia estaba en la cocina, ellos la tenían cerrada con una cristalera, una mesa con sillas justo donde yo tenía el piano, y en vez de un sofá, pubs en el suelo al estilo bohemio. La terraza la habían cerrado, convirtiéndola en una sala de eventos enorme, y en lugar de tener una escalera de caracol para subir a la planta de arriba, era una de material, que quedaba bastante tosca con la decorac
Me sentía como una idiota redomada, quizás por eso olvidé la idea de buscar al bombón y me dirigí hacia casa. Era momento de poner los pies sobre la tierra, y dejar de hacer el imbécil.Doblé a la izquierda, y seguí avanzando hacia la puerta de mi casa. Y entonces le vi, estaba allí, de pie, junto a mi puerta, descansando la espalda sobre la pared, con las manos metidas en los bolsillos, levantando la vista en cuanto me vio aparecer, dedicándome una sonrisa justo después.¡Mierda! Se suponía que eso no estaba bien. Pero al ver su mirada y como subía la comisura de sus labios... me olvidé de todo.Caminé hacia él, con elegancia, abrí la puerta, mientras él hablaba.- Ya pensé que te habías arrepentido – se quejó. Entré en mi casa, y luego tiré de su corbata, atrayéndola hacia dentro, lanzándole contra la pared, haciéndole sonreír, divertido. Me eché sobre él y me lancé a besarle, con desesperación.- No hables – pedí, para luego comenzar a quitarle la corbata, abriéndole los botones de
Mi cuerpo empezó a despertarse, aunque mi mente aún estaba en el séptimo cielo. Giré la cabeza, varias veces, y me rasqué la nariz, antes de abrir los ojos, encontrándome allí, en mi cama, completamente sola, volviendo poco a poco a la realidad.Anoche. Fiesta de inauguración. Chico joven. Sexo desenfrenado.Me senté en la cama, de golpe, llevándome las manos a la boca, horrorizada.Pero ... ¿Qué demonios hice anoche?Miré hacia mi alrededor, ese chico no estaba, era más que obvio que se había ido, tras una noche movidita. Sonreí, al pensar en ello. Pero me puse seria, al darme cuento de lo loco que parecía todo.¡Mierda!Pero... ¿qué hora era?Miré hacia el reloj, y por poco no me caigo del susto. ¡Maldita sea! Llegaba tarde.Me levanté de la cama, con rapidez, me vestí, cogí el maletín y corrí al ascensor.Tenía un día repleto de trabajo, no podía simplemente llegar tarde.- Su café, señorita Spark – me anunció Karl en cuanto entré al auto. Lo agarré y me lo comencé a tomar, de camin