En sus sueños, fragmentos de su pasado se mezclaron con visiones de un futuro más brillante, un rayo de esperanza que alimentó su determinación de recuperar a su hijo y exponer la siniestra red de mentiras que los había atrapado. Con cada respiración, prometió luchar, superar la desesperación y salvaguardar la inocencia de su precioso hijo.Los ojos de Margaret se abrieron, su mente aún nublada por los eventos de la noche anterior. Mientras trataba de ordenar sus pensamientos, la realidad de su situación se derrumbó sobre ella. Ben se había ido, tomado por el mismo hombre en el que una vez había confiado, de quien jamás hubiera esperado tanta maldad. Una oleada de pánico corrió por sus venas, alimentando su determinación de recuperar a su hijo. Margaret: 《¿Cómo pude dejar que esto sucediera? Debo encontrar una manera de recuperar a Ben, sin importar el costo》, susurró para sí misma.Inspeccionó su entorno, su corazón se hundió cuando se dio cuenta de la alta estructura en forma de
El comedor estaba bañado en una luz brillante y cálida, destacando la elegante decoración y resaltando la deliciosa comida dispuesta sobre la mesa. Margaret ahí sentada en el extremo de la mesa, justo frente a Alexander, con una mirada cautelosa en sus ojos y una mezcla de desconfianza y temor palpable en el aire.Los platos de desayuno, meticulosamente dispuestos, eran una obra de arte culinaria. Las fresas frescas brillaban con un rojo intenso, los croissants recién horneados exhalaban un aroma tentador, y los huevos revueltos estaban suavemente espolvoreados con hierbas frescas. El ambiente en el comedor era sereno pero cargado de tensión, como si cada detalle estuviera cuidadosamente orquestado para ocultar los secretos que se escondían entre sus muros.Alexander, con una sonrisa encantadora en los labios, extendió su mano hacia Margaret, invitándola a unirse a la mesa.— Margaret, bienvenida. Me complace que hayas decidido unirte a nosotros esta mañana. Lucimos como la familia
Richard golpeaba con insistencia y gritaba desesperadamente frente al apartamento de Tatiana. Sus nudillos se resentían con cada golpe, pero la urgencia de obtener respuestas superaba cualquier dolor físico. Finalmente, después de un breve instante interminable, Tom abrió la puerta. Su rostro mostraba sorpresa y preocupación al ver a Richard en tal estado de desesperación.—¡Richard, ¿qué demonios te sucede?! —exclamó Tom, intentando contener al agitado Richard.—Necesito respuestas, Tom. No puedo soportar esta incertidumbre. ¿Has sabido algo de Margaret y Ben? ¿Los encontraron? —Richard hablaba con voz entrecortada, llena de angustia.James, Tatiana y Tom estaban preparándose para desayunar una escasa y modesta comida: panes recalentados con mantequilla y agua pura. Richard miró el desayuno con desdén, incapaz de pensar en algo más que en la seguridad de Margaret y su hijo.—¡Esto es inaceptable! —exclamó Richard, señalando el desayuno—. Ordenaré algo decente para todos. Pero antes,
La tensión se palpaba en el aire mientras Richard, James y Tom continuaban sus esfuerzos por desentrañar el misterio que rodeaba a Margaret y a Alexander.— ¡Maldición! ¿Por qué Alice no contesta? Necesitamos su ayuda para resolver todo esto — gritó Richard con frustración.— Richard, no puedes hacerlo todo tú solo. Permíteme acompañarte a la mansión y buscar alguna pista que nos acerque a Margaret — dijo, James, decidido a todo.— James, no quiero que te involucres más de lo necesario. Esta situación es complicada y no quiero que empeore por nuestra antigua rivalidad — comentó con un dejo de preocupación.Tatiana sintió un nudo en su estómago pero eso no la detuvo e intervino de inmediato:— Richard, James tiene razón. Necesitamos unir fuerzas y trabajar juntos para encontrar a Margaret. No dejes que el pasado se interponga en el presente.James se calmó y sonrió suavemente.— Está bien, Richard. Si prefieres hacerlo solo, lo respetaré. Pero recuerda que estamos en esto juntos, sin i
Al llegar, Richard entró como si nada por el portón principal y caminó por los pasillos de la mansión, observando cada detalle y suspirando al notar la ausencia de sus padres. La sensación de alivio se apoderó de él, pero su instinto le decía que algo no estaba bien. Tatiana y James se unieron a él sigilosamente, habiéndose infiltrado por el pasadizo secreto que ya conocían muy bien.— Parece que mis padres no están aquí. Debemos aprovechar esta oportunidad para buscar cualquier pista que nos lleve a Margaret o que incrimine a Alexander y a Miriam — susurró Richard.— Estoy lista, Richard. Vamos a encontrar esas respuestas y sacar a Margaret de esta situación — musitó Tatiana con convicción.— Estoy contigo, Richard. Haremos lo que sea necesario para descubrir la verdad — susurró James.Mientras tanto, Tom se mantuvo vigilante en su auto estacionado frente a la mansión, ocultando su identidad con un sombrero y gafas de sol. Estaba dispuesto a intervenir en caso de que algo saliera ma
James se alarmó ante la poca acción de Tatiana, estaban a punto de abrir la puerta y ella se había quedado como congelada en el tiempo, quizá cavilando opciones, pero no les quedaban muchas.— Rápido — dijo James con ansias —, escondamos estos documentos y salgamos de aquí antes de que nos descubran.Tatiana asintió y, con manos temblorosas, guardaron rápidamente los papeles en la carpeta y la colocaron nuevamente en su escondite en el armario. Cerraron las puertas justo a tiempo, justo cuando Rose y Albert entraron a la habitación. La unica salida por el momento era esconderse debajo de la cama.James y Tatiana se mantuvieron en silencio, conteniendo la respiración mientras escuchaban la conversación desde su escondite. El misterio se profundizaba aún más, y ahora tenían que actuar con cautela para proteger sus descubrimientos y, al mismo tiempo, seguir investigando la verdad detrás de la desaparición de Margaret y Ben.Rose y Albert entraron a su habitación con Richard siguiéndolo
La frente de Rose se cubría de sudor mientras su nerviosismo aumentaba cada vez más. Albert, por su parte, comenzó a balbucear confusamente, sin saber cómo responder a las inquisiciones de Richard. Pero Richard no estaba dispuesto a aceptar más teatro. Insistió en que ya no era necesario ocultar la verdad, que necesitaba conocer su pasado y que eso estaba consumiéndolo. Afirmó que, después de treinta años, era justo que se le revelara la verdad. — Ya no puedo seguir viviendo en la oscuridad, mamá. Necesito saber quién soy realmente, cuál es mi historia. Treinta años son más que suficientes. Rose, con lágrimas asomándose en sus ojos, se resignó a la inevitabilidad de la situación. Aunque avergonzada y renuente, aceptó el pedido de Richard y le advirtió que la conversación sería larga y compleja. — Está bien, Richard. Prepárate para una charla muy larga. Pero debes entender que ha sido una carga muy pesada de llevar para nosotros. La tensión se podía sentir en el aire mientras Ri
Después de varios segundos que parecían una eternidad, Rose al fin se atrevió a romper el silencio. — Richard, hijo, te prometo que hemos tratado de protegerte y mantener a salvo a nuestra familia — respondió Rose con voz temblorosa —. Realmente... No hemos estado en contacto con Alexander desde el divorcio, pero hay cosas que no hemos compartido contigo para protegerte.Richard apretó los puños, sintiendo la frustración y la confusión aumentar en su interior. — Me refería a mi hermano ¡Y no quiero más protección! Quiero la verdad, madre. No puedo soportar más secretos y mentiras ¿Podrías dejar de hacer eso y decirme qué carajos pasa aquí?Antes de que Rose pudiera responder, un escalofrío recorrió la habitación. Todos voltearon la cabeza hacia la entrada y vieron una figura misteriosa y encapuchada, que sostenía un dispositivo de grabación. Richard instintivamente se levantó de su asiento y comenzó a correr tras la figura desconocida.— ¡Richard, espera! — gritó Albert, pero el jo