Margaret sostenía con fuerza a Ben en sus brazos, tratando de mantener la calma a pesar de la presencia de Alexander a su lado. El desprecio que sentía hacia él se reflejaba en su mirada sin poder contenerlo, pero él se dio cuenta de inmediato y en voz baja le exigió que cambiara su expresión. A medida que se adentraban en el hotel lujoso, Margaret se encontró sumergida en un ambiente de opulencia y extravagancia que contrastaba drásticamente con su vida cotidiana, con su actual vida. — Despejen el area de la piscina para mi familia y para mí — dijo Alexander, con voz autoritaria a los empleados.Los empleados obedecían sin cuestionar, moviéndose rápidamente para cumplir las órdenes del poderoso magnate. Margaret observaba la escena con decepción y se preguntaba cómo era que Alexander seguía teniendo tanto control sobre las personas a su alrededor. Parecía irreal la forma en que maquinaba todo a su favor.— Esto es solo el comienzo, Margaret. Quiero que Ben experimente todo lo que
Margaret, luchando por escuchar las palabras que se intercambiaban entre Alexander y la misteriosa mujer al otro lado de la línea, decidió disimular su interés y se sumergió en el juego con Ben en la refrescante piscina. El agua cristalina brillaba bajo el sol, creando destellos que se reflejaban en las paredes de azulejos pulidos. El sonido de las risas y chapoteos llenaba el aire, brindando una sensación de tranquilidad en medio de la tensión que Margaret sentía en su interior.Alexander, con el teléfono aún en la oreja, giró hacia Margaret mientras fruncía el ceño en señal de molestia. Sus ojos se encontraron brevemente antes de que él se sumergiera por completo en la llamada telefónica. Margaret, fingiendo despreocupación, continuó jugando con Ben, lanzándolo en el aire suavemente mientras el bebé reía y salpicaba agua con entusiasmo.《No puedo permitir que me descubra, debo mantenerme alerta y observar de reojo》, se dijo Margaret a sí misma.Mientras Alexander discutía con veh
Richard conducía con frustración y rabia, su mente llena de pensamientos turbios y sospechas. Sabía que Miriam estaba involucrada en algo importante, y creía que James y Tatiana también tenían información relevante. Mientras manejaba de manera errática, sus ojos se posaron en un carro lujoso con vidrios polarizados que ingresaba a un hotel que solía frecuentar con su familia en el pasado.Un fuerte presentimiento invadió su pecho, instándole a seguir los pasos de ese auto. Era una intuición que no podía ignorar. Richard estacionó su auto en una calle cercana y se dispuso a llamar a James. El tono de voz de su amigo revelaba preocupación y enojo por la actitud de Richard.— ¿Dónde diablos estás, Richard? Ha sido un caos salir de la mansión y tú simplemente desapareces sin dar explicaciones.— Lo siento, James. No puedo explicarlo ahora, pero tengo un presentimiento sobre dónde podría estar Margaret. Estoy cerca de un hotel. Necesito que confíes en mí y te mantengas alerta.James, desc
Richard se hundió en el asiento de su auto, sintiendo la furia correr por sus venas. La traición de Alexander y la desaparición de Margaret lo tenían desesperado. Sacó su teléfono y notó varias llamadas perdidas de sus padres, pero en ese momento no tenía tiempo para escuchar sus preocupaciones. Marcó frenéticamente el número de James, esperando que su amigo respondiera lo antes posible.— ¡Richard! ¿Qué demonios está pasando? — exclamó James al otro lado de la línea, evidenciando la preocupación en su voz.— James, necesito tu ayuda. Estoy frente a un hotel cinco estrellas cerca de Beaufort. Alexander y Margaret podrían estar aquí. El personal del hotel no quiere cooperar. Necesito que vengas de inmediato — dijo Richard, su voz llena de urgencia.— ¡Estoy en camino! — respondió James sin vacilar —. También llamaré a Tatiana. Nos reuniremos contigo lo más rápido que podamos.— ¿Qué acaso no está ahí con ustedes, en su escondite secreto? — Richard arqueó una ceja.— Ella... — James t
Segundos después de haber visto pasar aquel auto a una gran velocidad, el trayecto de James y Tatiana se vio interrumpido por el sonido de una bocina detrás de ellos. Richard, en su propio auto, los había alcanzado y les hacía señas para que se detuvieran. James frenó el automóvil y se aorilló. Tatiana, sintiendo la adrenalina correr por sus venas, abrió la ventana para escuchar lo que Richard tenía que decir. — No hay mucho tiempo ¡Debemos ir tras ese auto negro! ¡Alexander y Margaret están adentro! Tenemos que descubrir dónde se están ocultando —exclamó Richard, con su voz llena de urgencia y determinación. James y Tatiana intercambiaron miradas, sabiendo que la situación se estaba volviendo cada vez más peligrosa. No tenían tiempo que perder y debían actuar con astucia y cautela. — Estamos contigo, Richard. Vamos a seguir ese auto y averiguar todo lo que podamos. Juntos pondremos fin a esta locura —afirmó Tatiana, su voz estaba llena de determinación. James y Tatiana intercamb
Richard, Tatiana y James quedaron paralizados por un momento cuando el guardia de seguridad los descubrió en su escondite. Estaban acorralados, no podían escapar de esa. Richard estaba de espaldas, pero sus amigos podían ver bien aquel semblante del hombre que portaba al menos dos armas de fuego. —¿Quiénes son ustedes? ¡¿Qué diablos están haciendo aquí?! —inquirió el guardia casi en un grito.Richard, pensando rápidamente en una estrategia, no se le ocurrió otra cosa más que carraspear, peinarse el cabello rápidamente y voltearse hacia el guardia con mirada fulminante.Tatiana y James veían a su amigo con mucha duda, pero no había tempo para cuestionarlo, aunque lo más probable era que estuviera a punto de cometer una locura de la que podía arrepentirse.Con una mirada desafiante, Richard respiró profundo, se abordó al guardia y se convirtió en una persona con actitud autoritaria, rayando en el despotismo.— ¿Quién demonios te crees para interrumpir nuestra conversación privada? ¿Ah?
¡Advertencia! Este capítulo contiene escena +18. Lee bajo tu propio riesgo. Margaret entreabrió la boca, temerosa por lo que sea que estuviese ahí en la espesura de aquel árbol que estaba tan cerca del balcón. Con el miedo queriendo escapar por su garganta en forma de un grito, se autocontroló y al fin inquirió:— ¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo ahí? La figura permaneció inmóvil por un instante, haciendo que la tensión en el aire se volviera palpable. Luego, lentamente, la silueta comenzó a moverse en el árbol, acercándose sigilosamente a Margaret, pero aún no era lo suficientemente cerca para que ella pudiera distinguir su identidad. En ese momento, Margaret sintió un miedo paralizante. Su instinto le decía que debía alejarse, que su vida estaba en peligro. Sin pensarlo dos veces, retrocedió hacia la puerta del balcón, buscando refugio en su habitación. Sin embargo, antes de que pudiera alcanzar la seguridad, una voz misteriosa resonó en la oscuridad. —Margaret, no puedes huir
¡Advertencia! Este capítulo tiene contenido +18.El ruido de pasos se trataba nada más ni nada menos, que de un par de sirvientas que recorrían los pasillos. Parecían estar murmurando entre ellas y estaban muy cerca de la puerta. Margaret le hizo un ademán a Richard para que hiciera silencio y a él lo que se le ocurrió fue agazaparse cerca de la cama para que no lo vieran si es que entraban, mientras que la joven madre, se acercó a la puerta para escuchar de qué hablaban aquellas dos mujeres.—Anda, toca tú —dijo Sheila, Margaret pudo reconocer su voz aguda, a pesar de que hablaba quedito. —No sé si sería buena idea —susurró Catrina, su voz era demandante comparada con la de su compañera —, creo que ya hubiera salido a abrirnos. No sé por qué el señor Alexander nos lo ordenó, pero bueno… Debemos obedecerle.—Dijo que la quería profundamente dormida ¿Será por la señora que acaba de llegar a verlo? —dijo Sheila con un dejo de duda.Margaret arqueó una ceja ante aquello. Richard hizo u