Después de la comida, me quedo profundamente dormida, necesitaba este descanso, en esta cama amplia y entre estas sábanas de seda. —Señorita Camila despierte, ya el doctor está aquí. —¿El doctor? —Sí, el que la examinó ayer, vino temprano porque tiene que hacer un viaje y no regresa sino hasta dentro de una semana. Abro mis ojos y noto que ya es de día, las cortinas cubren la ventana, pero aún así la claridad del nuevo día se cuela al interior de la habitación. —Señora Paola le puede decir que espere unos minutos, quiero asearme antes que me examine. —Sí claro, ya le digo, el niño Cristhofer está con él. —¿El niño? —Lo que pasa es que yo le digo así, yo ayudé a su mamá a cuidarlo, tengo años atendiendo sus gustos, lo quiero como un hijo. Mientras me dirijo al baño, no dejo de pensar en "el niño" la verdad es que para mí, no tiene nada de niño. —Señorita Camila, Cristhofer salió y le compró ropa, acá se las dejo en la cama, para q
Ya han pasado dos días, después de la noche de tormenta, de la noche del beso, no he visto a Cristhofer, me dijo la señora Paola que se había ido a la ciudad a resolver unos asuntos. Me estoy tomando una taza de café en la cocina cuando la señora Paola me dice: —El niño me llamó, me dijo que regresaba hoy, que le hiciera una rica cena. —¿Regresa está noche? —Sí. —Señora Paola, ¿cómo hago para llegar a la ciudad? —Tienes que llamar un taxi, pero yo tengo un amigo que siempre me hace ese servicio cuando tengo que ir de compras, si quieres lo puedo llamar para que te lleve. —Gracias señora Paola, claro que sí, me gustaría ir hoy mismo. —Lo voy a llamar para que te lleve y te pones de acuerdo con él a la hora que tienes que regresar. —Pero como le pago, yo no tengo dinero. —No te preocupes, de eso me encargo yo, además mi niño antes de irse me dijo que estuviese pendiente de ti para que no te faltara nada, si vas para la ciudad vas a
Sus labios pegados a los míos me murmuran una y otra vez. —¿Aún lo amas? Estoy paralizada mi cuerpo está muy pegado al de él, su barba se pasea por mis mejillas, sus labios húmedos, humedecen los míos, pero sólo eso, siento que no aguanto más quiero que me bese, yo no me atrevo, espero que él lo haga. Sus labios rozan los míos, es una sensación que jamás había experimentado. Luego suelta mi cintura, mis pies caen al piso, él aleja su rostro del mío y se retira de la biblioteca. —¿Qué pasó? ¿Por qué no me besó? Me quedo allí en medio de una gran biblioteca, haciendo preguntas que no tienen respuestas. Me voy a la habitación, allí me meto entre las sábanas tratando de descifrar lo que siento ¿Por qué este hombre me intimida tanto? —Señorita Camila, señorita Camila. El toque de la puerta me despertó. —Buenos días señorita Camila, yo soy Francys, vengo una vez a la semana a limpiar la casa, disculpe si la desperté, pero el señor Cr
Con tan solo pronunciar esas palabras "No me quiero ir, me quiero quedar contigo", se desencadena una pasión incontrolable en Cristhofer, sus labios no dejan de besarme, sus manos me acarician pero como si con esas caricias quisiera ejercer autoridad sobre mi cuerpo. Las palabras que pronuncia mientras me hace el amor, son las de un hombre que quiere ejercer poderío sobre lo que toca. —Ahora eres mía, nadie puede quitarte de mi lado. —Estos labios son míos, este cuerpo es mío, toda tú eres mía. Su pasión me contagia, pero también me asusta, nunca llegué a imaginar que mi primera vez fuera así, la pasión está bien, eso demuestra que me desea, pero dentro de mi ignorancia con respecto a estar con un hombre siempre creí que la primera relación era diferente, no esto que estoy viviendo. Lo disfruté, si lo hice, pero ese disfrute no vino acompañado de un te amo, que sé yo, de esas palabras bonitas, tiernas, mágicas que te hacen perder la razón. Indudablem
Tengo frente a mí a ese hombre hermoso, esperándome con los brazos abiertos, no me puedo negar a ese abrazo. —Ven. Y yo voy. Me envolvió en esos brazos y luego así abrazados me lleva a la cama. —Pensabas que ibas a dormir sola. —Sí, tienes visita y una de ellas estoy segura que quiere dormír contigo. —Pero yo no, prefiero estar aquí entre estos brazos que ya me tienen preso, tú eres mi cárcel, pero yo quiero esta condena. Quiero pedirte disculpas. —¿Por qué? —Creo que fui muy rudo contigo, nunca me imaginé que era tu primera vez, para serte sincero pensé que eras más experimentada, como te secuestraron con tu traje de novia, no sé por un momento creí que eras la pareja de Marcus. —Y te asusta el hecho que tú seas el primero. —El primero y el último, no en realidad no me asusta, más bien me complace, tengo que agradecerte que me hayas dado el privilegio de encaminarte, yo seré tu instructor, tu modelo, pero ojo, no quiero que
Acá estoy en el lugar que acordé con mi amiga Fabiola, mientras espero estoy mirando como pasean las parejas agarrados de la mano. Esto nunca hice con Marcus, nuestros encuentros eran en paseos, centros nocturnos, cines, pero nunca paseamos por las calles de la ciudad y mucho menos agarrados de la mano. Allí viene la loca de mi amiga, como siempre llamando la atención de la gente, con sus trajes tan alegres y esa risa que siempre la acompaña. —Hola amiga. —Hola Fabiola. —¿ Y eso, tú por aquí? Acordamos que nos veríamos la próxima semana. —Sí, pero surgieron imprevistos y decidí venir antes. —¿De qué clase de imprevistos hablas? —Después te cuento, ahora dime hablaste con tu novio el policía. —No es mi novio, aunque estamos saliendo, vamos a ver cómo me va, sí hablé con él, pero antes deja tomarme un café y luego te cuento. —Ya te lo pedí, cuando te ví entrar sabía que necesitabas un café, ya te lo traen. —Gracias amiga, como
No sé cuánto tiempo ha transcurrido, pero aún permanecemos así, abrazados, muy apretados el uno con el otro. —¿Sabes lo que me dijo el primo cuándo te conoció? —No, no lo sé. —No seas odiosa, por supuesto que no lo sabes. —Disculpa, quise reírme un rato. —Me dijo que bien necio es el hombre que te conoce y te deja ir, que más se puede pedir, una mujer hermosa y que puede hablar de cualquier tema sin aburrir, esas palabras me han estado dando vueltas en la cabeza, bien estúpido sería si te dejo ir, pero sabes a veces tengo miedo de que esto nuestro no sea real. —¿Por qué tienes miedo? —De mis sentimientos no, yo estoy seguro que te amo, pero temo que lo tuyo no sea amor, que sólo sean las ganas inmensas que tienes de buscar un protector, yo sé, te siente sola, desvalida, de repente entro yo y eso puede llegar a confundirte, pasaste muchos días sola, en un cuarto miserable, sin baño, en situaciones precarias, tú no estás acostumbrada a pasar tantas necesidades, de pronto aparezco
Jam y Fabiola ya estaban esperándonos sentados en la barra del restaurante. —Hola amiga. —Hola Fabiola. —Cristhofer, él es Jam, quién nos va ayudar con el caso de Camila. —Es un placer Jam. —Igual para mí Cristhofer, su cara me es familiar me da la impresión haberlo visto en algún lugar. —Bueno en la policía no fue. —Espero que no. El mesonero se acerca y nos conduce a una mesa. —Doctor por aquí por favor. ¿Doctor? Cristhofer aún no me ha dicho cuál es su profesión, pero por la casa que tiene creo que lo que esté haciendo le está dando buenos beneficios. —¿No estás de servicio? Porque voy a pedir una botella de whisky, para que me acompañes. —No, tranquilo puede pedir la botella yo lo acompaño. Cristhofer está molesto por eso quiere tomar, en realidad no me gusta la idea, tenemos que tomar carretera y a Cristhofer le gusta mucho correr, pero si le digo que no tome se puede molestar más de lo que está. —Jam, qui