Capítulo 3

Las horas pasaron mientras Laura y Mariela seguían junto al resto de los trabajadores repartiendo anuncios en la puerta del lugar, de pronto dos hombres muy elegantes de unos 60 años aproximadamente se hicieron presentes diciendo que querían hablar con los trabajadores y en especial preguntaron por Mariela.  

—Amiga ahí el viejito ese pregunto por ti —dijo Laura en voz baja.  

—¿Preguntaron por mí? Eso si es extraño —le respondió ella con asombro.  

—¿No estarás buscando un sugar? —dijo Laura mientras reía.  

—Ya no seas payasa, claro que no, déjame ver que quieren de seguro los enviaron de la compañía, aunque no pensé que nos harían caso tan rápido. 

Justo cuando Mariela llegó junto a los abogados el mánager también se acercó con prisa y con una risa nerviosa les dijo —les aseguro que tenemos la situación bajo control no era necesario que vinieran, pero si lo desean podemos pasar a mi oficina para conversar en privado.

Mariela no pudo ocultar su desconforme con esa afirmación, cómo podía ese hombre decir que tenía todo bajo control si los trabajadores en casi su totalidad habían pasado ese día afuera de la tienda sabiendo que incluso perderían un día de trabajo. 

Uno de los abogados se sonrió por el comentario y simplemente dijo —claro que pasaremos a la oficina, pero no para hablar con usted, estamos aquí para hablar con la señorita.   

—¿De qué está hablando? Yo soy uno de los encargados en esta tienda —dijo hasta con un tono de desapruebo.  

—Usted es un encargado en esta tienda, pero nosotros somos los abogados de la compañía así que creo que ya quedó claro —después de decir eso prácticamente lo ignoró y dirigiéndose a Mariela dijo —señorita mi nombre es Octavio Stevenson y mi colega aquí presente es Luis Rivera, somos los abogados que representamos esta compañía y hemos sido enviados por el señor Newman expresamente para hablar con usted.  

Por su parte ella casi no cabía en su asombro por la forma en la que le habían respondido a Jack y pensó «al fin alguien con autoridad está aquí» y no pudo ocultar sentir satisfacción, tal vez había una esperanza y todo eso no estaba perdido.  

Jack simplemente tragó saliva y no le quedó más que hacerse a un lado y permitir que los abogados entraran al edificio acompañados de ella mientras Laura observaba todo desde un par de metros y no pudo evitar decir en voz alta —¡Vamos amiga... confiamos en ti!... recuerda ¡La fuerza está contigo!  

Mariela sólo rodó los ojos al escucharla, respiró profundo y con una sonrisa casi de satisfacción entró al edificio sabiendo también que tenía una gran responsabilidad representando a sus compañeros.  

Cada paso que dio camino a esa oficina los sentía tan fuertes como cada latido en su corazón, caminó esos pacillos tantas veces durante los pasados 5 años, conocía esa tienda tanto como su pequeño departamento, pero esa tarde sentía como si estuviera caminando en un terreno desconocido.

Entraron a esa oficina que, aunque un tanto pequeña ese día la sintió enorme, observó las paredes como si fuera la primera vez que entraba a ese lugar, esas que muchas veces paso por alto, vio los adornos sobre la mesa que realmente parecían sin gusto, un escritorio un tanto desordenado, pero no podría esperar mucho mas de Jack, era obvio que no tenía clase ni para una decoración en la pared con excepción de unos certificados con su nombre que el mismo imprimió de la compañía en unos cuadros baratos.

Octavio se sentó en la silla principal de la oficina, aunque no dudó en dar un leve recorrido con la vista a ese lugar y no pudo evitar sonreír, pero muy amablemente la invitó a sentarse diciendo —Imagino que le sorprende que esta vez sí viniéramos a investigar.  

—Imagino que debe ser por la entrevista en televisión —respondió ella después de sentarse y tragar saliva mientras cruzaba las manos, aunque trataba de mantener una postura de seguridad con la frente en alto, sabía que no podía dejarse intimidar.

—Entendemos que se sienta preocupada, pero créame que las intenciones del señor Newman siempre han sido las mejores —respondió Luis que se sentó en una silla disponible junto a ella.

—¿Y por qué entonces nunca ha hecho nada al respecto? Tuvimos que llegar a esto para que ustedes vinieran a investigar —preguntó ella hasta con tono de sarcasmo.  

—Porque sólo hasta esta semana el señor Newman pudo conseguir la mayoría de las acciones de esta compañía como para poder tomar una decisión sin tener que depender de una reunión de consejo —le respondió Octavio.

—Perdón… no entiendo que quiere decir con eso. 

—El señor Newman ha tenido un número importante de acciones en esta compañía y muchas veces reclamó por las anormalidades que sabía se registraban aquí en especial en esta sucursal, pero nunca conseguía apoyo para poder hacer algo al respecto —respondió Luis que estaba junto a ella. 

—¿Y ahora ya no lo necesita? —preguntó con un tono pausado casi con escepticismo y curiosidad.  

—Ahora al ser el socio mayoritario con más del 50% puede tomar una decisión incluso si no tiene el apoyo suficiente y estábamos estudiando las demandas que tenían justo cuando hoy nos enteramos de esta huelga ya que el señor Newman nos pidió que viniéramos primero para conocer y escuchar sus necesidades —agregó Octavio.   

—Como que muy conveniente ¿verdad? — dijo con incredulidad a lo que escuchaba.

—Le podemos asegurar que el señor Newman siempre ha sido un hombre honesto y muy amable con sus trabajadores, ellos siempre han sido respetados y valorados —le respondió Octavio.  

—Hasta ahora... claro está.

—Y es por eso por lo que mañana mismo estará aquí para llegar a un acuerdo lo antes posible, sólo queremos que por favor al menos por hoy le pongan fin a este paro y vuelvan a sus trabajos —dijo Luis mientras abría su agenda.  

—Así de fácil verdad… nos lavan el oído con palabras bonitas y después…

—Le garantizamos que el señor Newman estará aquí —dijo Octavio con seguridad.

  

Por momentos no fue fácil Mariela sentía hasta que le temblaban las piernas estaba ahí con la responsabilidad de representar a sus compañeros y la verdad no entendía como había terminado en esa situación, tal vez por siempre tener ese carácter fuerte casi de liderazgo que las personas veían en ella.   

Su madre siempre le decía de niña que tenía alma de líder y ahora recordaba sus palabras como si fuera ayer, “eres una chica fuerte”

«Debo ser fuerte» pensó en ese momento, «no voy a permitir que nos engañen»

Tal vez es por ese carácter que tenía es que cuando se quedó sola en vez de llorar frente a las personas simplemente sacó fuerzas, incluso después de enterrar a su hermana llevando a su sobrino en brazos casi no se permitió que vieran sus lágrimas, sólo ella sabía las veces que lloró sintiendo como su alma se desgarraba, pero siempre fue a solas, nunca nadie la vio triste, ni tampoco permitió que ninguna persona sintiera lástima de ella.

Tenía solo 19 años y tomó la responsabilidad de una adulta con un hijo que ni siquiera había sido suyo.

“De donde sacas fuerzas” escuchó muchas veces y la verdad ni siquiera ella lo sabía. Ahora estaba ahí frente a esos dos hombres que llegaban a su trabajo y pedían hablar expresamente con ella.

Respiró profundo y con una mirada segura de esos ojos color miel dijo firmemente —Yo estoy aquí representando todos esos trabajadores que están allá afuera y a menos que tenga la certeza y que ustedes salgan conmigo haciéndose responsables de que el señor Newman estará aquí mañana para hablar con nosotros, yo no haré nada.

—Eres una chica directa —respondió Luis con una sonrisa.

—No quiero ser la responsable de promesas que no sucederán —les respondió con seriedad.

—Octavio tomó su teléfono y llamó frente a ella a Scott quien para ese entonces acababa de llegar al hotel.

Mariela escuchó en ese momento —Buenas tardes, señor Newman, estamos en la tienda hablando con la señorita Mariela quien es en estos momentos la vocera del grupo de trabajadores y nos ha pedido que confirmemos con usted que mañana estará aquí para hablar personalmente con los trabajadores.

—Claro que sí, acabo de llegar a la ciudad para poder estar personalmente ahí, mañana al medio día estaré puntual, estoy seguro de que resolveremos todo de la mejor manera, sólo les pido que terminen este paro lo antes posible, cierren la tienda por este día ya son las 5 de la tarde, estoy convencido que esta situación no es conveniente para nadie.

—Señor entiendo que nos autoriza para darle esa información a los trabajadores —preguntó Luis.

—Si por favor —fue la respuesta de Scott estas tres palabras tenían un valor importante en especial viniendo de él.

Mariela sintió un alivio tras esa llamada, prefirió guardar silencio en ese momento, pero justo antes de que cortaran escuchó a unos pequeños que decían —papi, papi ya vamos.

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