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Capítulo 1: El infierno te perseguirá a donde vayas

Adriana caminaba por la sexta avenida en el corazón de Midtown Manhattan con una enorme bolsa llena de cristales para bordar el vestido en el que había estado trabajando esa semana, después de años y años de duro trabajo había conseguido un préstamo con el que por fin pudo abrir su pequeña tienda que estaba a unas calles de los grandes almacenes comerciales de Nueva York, Adrianne Bridal Collection era su sueño hecho realidad, le había costado sudor y lágrimas llegar a donde se encontraba ahora y aunque su tienda no era rival para los grandes almacenes de vestidos de novia, se había abierto su propio camino en la industria de las bodas. Fue un golpe de suerte el día que una de las neoyorkinas más populares en las redes sociales durante ese año haya decidido pasear por la ciudad y pasara por justo frente a su tienda para enamorarse del vestido que justo estaba colocando en el aparador, Adriana había trabajado en el durante un mes, cociéndolo en la pequeña sala de su departamento hasta altas horas de la noche, no era un típico vestido tradicional de novias pero sin duda era un vestido majestuoso color gris que termino siendo comprado por Madeline Reinhart la heredera y estrella en ascenso, para un promocional de sus conciertos de música clásica en el teatro Beacon.

Madeline la había puesto en el mapa.

Los números de sus redes sociales incrementaron de manera descomunal gracias a ella y los pedidos comenzaron a llegarle uno tras otro hasta reventar su agenda y obligarla a contratar más personal que la ayudara a coser. Adriana tenía tres empleadas, una de ellas era su recepcionista, asistente y encargada de redes sociales, las otras dos chicas la ayudaban a coser los vestidos, a pegar piedras y encajes, trabajan juntas como un equipo pero antes de que se diera cuenta el trabajo comenzó a sobrepasarlas y Adriana tuvo que considerar contratar más personal y buscar un lugar nuevo, estaba agradecida y muy orgullosa de todo lo que había logrado, solo le hubiese gustado que su madre estuviera ahí para verlo todo.

Mientras caminaba entre la multitud pensaba en el infierno que había atravesado ella sola, así como Nueva York era la ciudad de los soñadores, también era un lugar inhóspito para las personas que llegaban a la ciudad sin un centavo, en más de una ocasión estuvo tentada a pedir limosna y no podía contar con las manos las veces que termino en el distrito secreto de Nueva York y luego se arrepintió para tener que volver con su casero y rogarle por más tiempo para conseguir el dinero de la renta. Quedarse sola en esa enorme ciudad había sido todo un reto, pero al final logro cumplir sus metas, con empleos nocturnos y estudiando al mismo tiempo logro graduarse del Fashion Institute of Techonology en diseño de modas.

Se detuvo frente a su tienda durante unos segundos y admiro la vitrina desde afuera, detallo el corset finamente bordado con encaje y pedrería que había realizado para el vestido con la falda repleta de capas y capas de tul que lo hacían ver como una nubes esponjosa para exhibir ese mes, sonrió al maniquí sin rostro que lucía como una princesa de cuentos con el velo cayendo por detrás y la corona de imitación que había comprado en internet, luego abrió la puerta y fue recibida por Jo su asistente quien le devolvió la sonrisa cuando vio que se trataba de ella.

—Pensé que no ibas a llegar— Le reclamo la chica.

Adriana dejo la pesada bolsa sobre el mostrador y suspiro.

—Me llamaron de paquetería anoche y tuve que pasar por esto hoy en la mañana ya que no me encontraron en mi departamento cuando lo fueron a entregar.

Jo abrió la bolsa para echar un vistazo y cuando vio todo el brillo que despenderían las piedras hizo un ruido de asombro.

—¿Son para el vestido Rêve magique? —Le preguntó mientras abrazaba la bolsa dramáticamente.

Adriana asintió y le sonrió.

—Ese vestido le hace honor a su nombre, casi me hace desear estar comprometida solo para usarlo.

—Tendrás que buscar un novio entonces— Le respondió Adriana con diversión.

Jo volteo los ojos.

—Seré la señora de los gatos, después de lo que me hizo el estúpido de mi ex me niego a salir con más hombres— Le respondió mientras se cruzaba de brazos.

Adriana se rio mientras cruzaba el mostrador.

—¿Qué tenemos hoy? — Le preguntó cambiando el tema.

—La novia del vestido cotton Candy viene hoy para realizar la primera prueba— Le informo Jo.

—Espero que no quiera hacerle muchos cambios— Dijo Adriana mientras recargaba un brazo en el mostrador, —El corpiño sería un infierno para descocer y ni hablar de toda la pedrería que ya le pusimos.

Jo le dio una mirada con lastima.

—Está increíble, te aseguro que le va a gustar tal y como esta.

Adriana se encogió de hombros, ya que la chica había sido una pesadilla desde el día de su primera cita, era una de esas mujeres obsesionadas con el color rosa y no entendía como había hecho para convencer a su marido de que toda la m*****a boda fuera de ese color, especialmente que quisiera cambiar el tradicional vestido blanco por uno rosa. El vestido era un jodido sueño, ni el hada madrina de cenicienta podría haber realizado algo como lo que Adriana había creado para esa chica.

—Estaré atrás, avísame cuando llegue — Le dijo a Jo mientras tomaba la bolsa con piedras.

Adriana camino hacia el fondo para atravesar las puertas que dividían la tienda del taller de costura, el lugar estaba completamente iluminado, las paredes blancas estaban cubiertas con estanterías llenas de materiales textiles; desde agujas, tijeras, botones y toda clase de hilos. Había tres maniquís de costura montados con los vestidos sin terminar en los que ella y las chicas habían estado trabajando, Debany y Glory ya estaban en sus puestos cosiendo retazos de tela como si su vida dependiera de ello y Adriana no pudo evitar sonreír por lo concentradas que lucían ambas.

—Buenos días mis déesses en tissu— Las saludo mientras tomaba asiento en su propia estación.

Ambas chicas se detuvieron y le regresaron el saludo con una pequeña risita ya que su jefa siempre las llamaba de ese modo. Adriana por su parte se puso sus audífonos, quito el vestido del maniquí y comenzó a bordar la pedrería a mano, aunque bordar esas piedras podía ser aburrido y cansado, siempre que terminaba un vestido con sus propias manos tenía la satisfacción de que había creado algo hermoso desde cero y eso los hacia más especiales. Perdió la noción del tiempo mientras su lista de música se reproducía, estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que no noto cuando Jo entro y comenzó a hacerle señas, cuando finalmente capto el movimiento se levantó rápidamente y se quitó los audífonos.

—¿Ya llego? — Le preguntó mientras devolvía el vestido al maniquí.

Jo negó con la cabeza y comenzó a dar pequeños brincos.

— ¿A que no adivinas quien está en el mostrador? — Le dijo súper emocionada.

—¿Algún cobrador de deudas? —Le respondió Adriana como broma.

Jo la miro con cara de pocos amigos.

— ¡No seas tonta!— Exclamo la recepcionista.

Adriana no pudo evitar reírse de su mal chiste.

— ¿Quién está en la recepción entonces?

Jo empezó a brincar de nuevo.

— Emma Lauder.

— ¿Quién es Emma Lauder? — Preguntó Glory, quien había pausado su trabajo para ver por qué Jo hacia tanto alboroto.

—¿Es otra celebridad? — Dijo Debany también levantándose de su asiento.

—Su familia es dueña de Laurder BG, es la empresa de Marketing más grande del país y también tienen sedes por todo el mundo, ella tiene millones de seguidores en su i*******m.

Adriana la miro con asombro.

—Vaya, será mejor que la atienda entonces.

Adriana comenzó a dirigirse hacia la parte de enfrente de la tienda con Jo pisándole los talones, abrió las puertas y vio a dos chicas sentadas en su pequeño recibidor.

—Hola soy Adriana, es un gusto conocerlas.

Ambas chicas levantaron el rostro de sus teléfonos al escucharla.

—Hola, yo soy Emma y esta es mi mejor amiga Alex.

Adriana les sonrió a ambas y se acercó para estrechar sus manos mientras les daba una gran sonrisa.

—¿Cómo puedo ayudarlas?

—Mi amiga y yo hemos estado probando vestidos de novia por todos los almacenes de Nueva York y he visto unos cuantos que me han gustado, pero no me he enamorado por completo— Comenzó a explicarle Emma, —Así que el otro día escuche a una chica hablando sobre esta pequeña tienda y ella hablo sobre lo increíble que fue el vestido de su amiga, así que antes de ir con los grandes diseñadores porque creo que definitivamente quiero un vestido único, pensé que tal vez podría pasar a este lugar y darle una oportunidad.

Adriana y Jo compartieron una mirada sorprendida.

—Muchas gracias por considerarnos— Le dijo Adriana, —Normalmente atiendo a las novias con cita, pero tengo algo de tiempo así que por que no pasan por este lado y me platicas un poco sobre lo que has visto y que quisieras que tuviera el vestido.

Ambas chicas parecieron muy animadas ante sus palabras, mientras Adriana las guiaba a una pequeña sala de reuniones donde podrían hablar en privado.

—Tu tienda es muy pequeña para ser de vestidos de novia pero me gusta la forma en que está decorada y toda la iluminación— Le dijo Alex mientras tomaban asiento.

—Gracias, tienes razón es algo pequeña pero como no suelo tener vestidos almacenados como otras tiendas enormes y casi todos ellos son personalizados por ahora no requiero tanto espacio.

Jo entro después trayendo consigo una carpeta con algunas hojas y lápices, también le entrego a Adriana la Tablet donde tenían el catálogo de todos los vestidos que habían hecho hasta ahora.

—¿Desean algo para tomar? — Le preguntó a las clientas inesperadas.

—Agua estaría bien— Le respondió Emma.

—Se la traeré en seguida.

Adriana se puso en modo negocios y comenzó a hablar con ambas con lujo de detalles respecto al proceso que requería para trabajar con ellas, le entrego la Tablet a Emma para que viera las imágenes de lo que ya había hecho, hablaron de presupuestos y tiempos de entrega, incluso de que ella podía crear algo nuevo desde cero pero necesitaría unos días para hacer algunos bocetos y si ella estaba de acuerdo con alguno de ellos entonces convertiría en realidad el vestido de sus sueños.

—Esta es una boda realmente inmensa, mi prometido tiene una compañía enorme y vamos a estar bajo mucha presión hasta el gran día, quiero verme espectacular, que todos quieran ser yo y tener un vestido como el mío.

Adriana sonrió.

Todas las novias querían lo mismo y esta chica era una gran oportunidad para obtener más reconocimiento y conseguir el impulso suficiente para que su marca y diseños crecieran, podría expandir su tienda y ponerse al nivel de los almacenes en la ciudad.

—Entonces comenzare a hacer algunos bocetos y que te parece si nos reunimos en una semana— Le sugirió Adriana entusiasmada.

Emma se quedó pensativa unos segundos.

—Haremos una gran fiesta de compromiso a la que asistirán mis amigos más cercanos el próximo sábado, será una gran fiesta y si llegamos a un acuerdo me gustaría presentarte a mis padres y a mi prometido, después de todo ellos están pagando la boda— Le dijo Emma mientras le guiñaba el ojo.

—Muchas gracias por la invitación, estaría encantada de ir y me esforzare en plasmar todas estas ideas en un vestido maravilloso...

Jo se asomó por la puerta interrumpiéndolas.

—La novia del vestido cotton Candy está aquí— Le informo.

—¿Puedes llevarla al probador? —Le preguntó, —Y dile a Glory que lleve el vestido, estaré con ustedes en un momento.

—Por supuesto— Le dijo Jo antes de cerrar la puerta.

— ¿Cotton Candy?— Preguntó Alex.

Adriana se encogió de hombros.

—Me gusta ponerles nombres a los vestidos, este en particular es rosado y muy esponjoso como algodón de azúcar.

Alex la miro con incredulidad.

—¿Rosado? ¿Acaso son sus dulces dieseis?— Dijo de forma irónica.

—Algunas novias optan por no vestir de blanco en su boda, cada vez más chicas están dejando la tradición del virginal vestido blanco y eligen algo un poco más moderno.

Emma negó con la cabeza.

—Nosotros nos quedamos con el blanco, a mi prometido no le va a gustar de otra manera.

Adriana estuvo de acuerdo y entonces se puso de pie.

—Entonces nos veremos en unos días— Le dijo mientras las guiaba hacia la salida.

—No puedo esperar a ver los diseños— Le respondió Emma.

Cuando finalmente se fueron, Adriana regreso al interior de la tienda y fue al probador para ayudar a la novia a ponerse el vestido, cuando abrió la puerta las amigas y madre de la novia ya tenían copas de champagne en las manos, la chica en la pequeña plataforma frente a los espejos ya tenía puesto el vestido y por el reflejo la vio, se giró rápidamente y entonces se limpió las lágrimas en los ojos.

— Es perfecto.

Adriana le sonrió y mientras todas se ponían de pie para admirar el vestido más de cerca, Adriana se permitió admirar toda la escena con satisfacción, su sueño apenas estaba comenzando pero finalmente después de tanto tiempo sus esfuerzos estaban dando frutos.

~*~

La semana transcurrió rápidamente, por fin logro terminar el vestido en el que había estado trabajando y así pudo concentrarse en los bocetos para el vestido de Emma, una parte de ella se sentía muy nerviosa ya que le preocupaba profundamente que a ella no le gustara ninguno de sus diseños y no solo se trataba de perder una gran oportunidad si no que le molestaba la idea de no poder superar este reto. Tenía que conseguir este trabajo con Emma Lauder solo para demostrarle que ella podía hacer ropa al mismo nivel que los grandes diseñadores.

Si bien, la economía de Adriana había mejorado mucho a pesar de su deuda con el banco, su armario no rebosaba de ropa de diseñador, durante su estancia en la universidad había tenido que hacer uso de toda su imaginación arreglando prendas que solía encontrar en los almacenes de remates y bazares, nunca había dejado que sus recursos limitados fueran un impedimento para vestir a la moda y esa noche no era la excepción, Emma no había mentido cuando le dijo que la fiesta estaría repleta de sus amigos que eran nada menos que de la elite de Nueva york.

Si alguien quería ver la 5th avenida desde un rascacielos mientras tomaba un buen coctel el hotel península era el lugar indicado, la vista era fabulosa junto con la buena música y el ambiente, Adriana entendía porque Emma quería festejar en ese lugar con sus amigos pero no era el típico lugar para festejar un compromiso. Escaneo la terraza en busca de Emma, pero a primera vista no logro dar con ella, esa noche el bar estaba cerrado para la reunión exclusiva y no había tanta gente como en un día normal, por lo que decidió probar en el área techada. Tal como pensaba, la encontró en la barra rodeada de varias personas, todos reían y sostenían bebidas mientras tomaban videos y fotos con sus teléfonos celulares.

Emma visualizo a Adriana mientras esta trataba de acercársele, cuando sus ojos conectaron le hizo una seña para que se sentara a su lado.

—¿Te estas divirtiendo?— Le pregunto a Adriana en el oído, ya que el ruido de las conversaciones y la música a su alrededor hacían difícil escuchar lo que decían los demás.

Adriana le sonrió y asintió.

—¿Quieres ver los bocetos que hice ahora? — Le preguntó mientras tomaba su teléfono.

Pero Emma negó y aparto el celular con la mano.

—No hablemos de negocios ahora, diviértete un rato y pide lo que quieras, la barra es libre esta noche para todos mis invitados.

Adriana estaba un poco desconcertada con la actitud de Emma, ya que se suponía ella sería su clienta y no su amiga.

—¿Qué trago te gustaría beber? — Le preguntó mientras hacía señas al chico detrás de la barra.

—Un cosmo está bien.

—Dos Cosmopolitan— Le dijo al chico cuando se detuvo frente a ellas. —He presumido mi sortija toda la noche, ¿Qué opinas de ella? — Le dijo estirando la mano y mostrándole la enorme piedra.

Adriana jamás había estado tan cerca de un diamante como ese, por lo que no pudo evitar mirarla sorprendida.

—Tú prometido debe amarte mucho— Le dijo Adriana con sinceridad.

Pero su comentario solo hizo que Emma se riera.

—Lo dudo, ni siquiera puede llegar a nuestra fiesta de compromiso a tiempo porque según él no es importante porque no es oficial, ya que ya tuvimos una con nuestra familia y socios de nuestros padres, pero fue algo tan repentino y todos mis amigos quieren conocerlo.

Adriana frunció el ceño.

—¿Te comprometiste con alguien a quien no le has presentado a tus amigos?

Emma hizo un sonido parecido a un bufido.

—Ellos dijeron lo mismo, pero en mi defensa el hombre es un sueño andante.

Adriana se relajó un poco cuando noto que Emma llevaba unas copas encima y por eso actuaba de forma tan relajada con ella.

—Debe ser un gran tipo entonces— Le dijo Adriana.

Sus tragos fueron servidos y ambas tomaron las copas para darles un trago, Adriana comprobó la buena reputación que tenía ese bar ya que lo había buscado en línea y había leído los cometarios que habían dejado las personas después de su visita.

—Por cierto, te ves fabulosa esta noche— Le dijo Emma de pronto.

—Gracias, tú también te ves hermosa— Le respondió.

—Pero tu estas realmente sexy, mira ese corset con transparencias y las hombreras de tú saco, ¿Esto es channel? — Le preguntó mientras tocaba la tela de su manga.

Adriana negó.

—Yo lo hice.

Emma la miro sorprendida.

— Eres realmente buena, me encanta.

Adriana estaba por responderle cuando un grupo de chicas se les acercaron, Emma las presento rápidamente y luego las chicas comenzaron a preguntarle por su prometido.

—Está algo retrasado, pero les prometo que llegara pronto— Le dijo a todas, —Pero mientras lo esperamos todos bebamos algo.

Emma le pidió una ronda de shots de tequila al cantinero y Adriana supo en ese momento que probablemente no iba a poder mostrarle los diseños esa noche, con pesar todo uno de los tragos y lo bebió de un solo golpe. Trató de socializar un rato, pero se dijo así misma que estaba ahí por trabajo y no para festejar con una chica a la que apenas conocía, asi que una vez más se acercó a Emma e intento mostrarle sus diseños. Emma termino cediendo y la arrastro a la terraza donde había menos personas y se sentaron apartadas para que pudiera ver las imágenes de su teléfono. Adriana estaba segura de que Emma apenas y les había echado un vistazo a los vestidos cuando señalo uno y le dijo en voz alta que quería ese.

—¿Estas segura de que no quieres verlos mejor?— Le preguntó, —Tal vez podrías pedir la opinión de tus amigos.

Pero Emma negó.

—Me gusta ese— Dijo firmemente.

Adriana no estaba muy segura de que reunirse así haya sido una buena idea, por lo que le dio una oportunidad para arrepentirse.

—De acuerdo, entonces agendaremos una cita para tomarte las medidas y afinar detalles, mi asistente se pondrá en contacto contigo mañana.

Adriana se puso de pie y estaba a punto de despedirse cuando Emma brinco de su silla.

—¡Llego mi prometido! — Dijo mientras corría hacia él.

Adriana se giró y entonces lo vio.

El rostro protagonista de sus pesadillas era el prometido de su nueva novia y era su medio hermano.

Kenneth Wertherimer.

Emma lo abrazo y Adriana vio cuando le devolvió el abrazo, pero él no lucia para nada complacido, en cambio volteo los ojos como si estuviera harto de la chica. No tardó mucho en reparar en su presencia y le que obtuvo fue una mirada que la hizo sentir helada, hace años que no sabía nada de la familia de su padre y ahora el diablo en persona le estaba regresando la mirada.

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