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Capítulo 3: Un contrato con el demonio

Adriana estaba recostada en su pequeña cama individual, dibujando en su tableta cuando su bandeja de entrada salto avisándole sobre un nuevo correo electrónico, no tenía planeado abrirlo cuando vio que se trataba de un banco, pero sus ojos alcanzaron a captar la frase ‘’solicitud de préstamo’’ y eso capturo su atención. Abrió rápidamente el correo donde le explicaban que su antigua solicitud de préstamo había sido revisada de nuevo y que esta vez sí había sido aprobada, rápidamente leyó requisitos y comprobó una vez más que no estaba siendo estafada ya que no podía creer lo que estaba viendo, con el dinero que le estaban ofreciendo podía expandir su tienda e incluso contratar más personal. A la mañana siguiente llamo temprano a Jo para avisarle que llegaría tarde y que despejara su agenda, luego le colgó y se detuvo en la puerta del banco perteneciente a Hammer Corporations, observo el letrero que adornaba la lujosa fachada del enorme edificio y con el corazón latiéndole a mil por hora atravesó las puertas con sus sueños más locos en el portafolio que llevaba. Fue atendida por uno de los asesores que rápidamente reviso la información en su computadora y le explico que tenía que subir unos pisos para reunirse con el jefe de departamento de inversiones cosa que hizo que Adriana se sintiera algo confundida ya que ella estaba buscando un préstamo y no un socio inversionista, a pesar de ello siguió al hombre hacia los elevadores y luego a una enorme sala de reuniones que la hizo sentirse intimidada, Adriana nunca había estado en un lugar tan grande y lujoso, que comparado con su tienda la hacía sentir diminuta.

—Buenos días, debes ser la señorita Dumas—Le saludo una chica que entro por la puerta arrastrando un carrito. — ¿Gustas beber algo? ¿Café?

Adriana no pudo disimular su cara de sorpresa.

‘’ ¿Quizás la estaban confundiendo con alguien más?’’ Pensó con aturdimiento.

—Un vaso con agua está bien—Le respondió con tono amable.

La chica puso un vaso con hielo frente a ella y luego una botella de agua junto a él.

—El señor Hammer estará con usted en un minuto, si necesita algo mas puede pedírmelo—Le dijo la chica antes de salir de la sala.

Adriana frunció el ceño y comprobó una vez más su correo electrónico, solo para estar segura de que era el banco correcto, cuando confirmo que sí lo era, soltó un suspiro de alivio y luego abrió la botella de agua para tomar un sorbo aunque no tenía sed. Unos minutos después la puerta de la sala se abrió de nuevo y esta vez apareció un hermoso hombre que sostenía su teléfono mientras enviaba mensajes de texto, Adriana se puso de pie y cuando sus miradas conectaron el hombre le sonrió, haciendo que su respiración se detuviera.

Jamás había visto a un hombre como él.

Su traje azul oscuro, camisa y corbata le quedaban tan bien y lo hacían lucir incluso mejor, con ojo experto noto inmediatamente que se trataba de un Kiton y no pudo evitar pensar que su ropa costaba más que la renta de su departamento y el local de su tienda juntos. Era alto, ancho y grande, había estado alrededor de personas con aura dominante antes, Kenneth era el perfecto ejemplo de ello, pero jamás se había sentido de la misma forma en su presencia.

Sus mejillas se tornaron rosas al instante.

La palabra ‘’caliente’’ no era suficiente para describir al prototipo de Christian Grey que tenía enfrente, el hombre metió su teléfono en el bolsillo de su traje y estiro la mano en su dirección para darle un apretón de manos. Adriana soltó una plegaria para que su mano no estuviera sudorosa, ya que estaba sumamente nerviosa y la presencia del hombre trajeado no la ayudaba en absoluto.  

—Lamento hacerte esperar—Le dijo mientras ambos tomaban asiento.

—En realidad estoy un poco confundida sobre qué hago aquí, solo solicite un préstamo y no entiendo por qué me trajeron con usted.

Él sonrió de nuevo e hizo que el corazón le diera un vuelco, fue entonces que Adriana entendió que si el diablo existiera seguramente se vería como él.

—Yo pedí que te trajeran conmigo así que no se trata de ningún error, permite presentarme formalmente, mi nombre es Jared Hammer y soy el director general de Hammer Corporations, antes conocida como Hammer Holding Limited, no somos una sola empresa sino varias con distintos enfoques y actualmente tengo un proyecto que consiste en invertir en pequeños empresarios como lo son tú y tu tienda.  

Adriana no pudo evitar su reacción y la sorpresa estaba escrita por toda su cara.

—Hice que mi personal revisara las solicitudes de préstamo del último año y buscara de entre toda la gente aquellos que usarían el dinero para invertir en sus negocios y que los investigaran a fondo, déjame decirte que quede impresionado con las cosas que has logrado por tu cuenta, pero seamos honestos no tienes el capital para competir con las grandes casas de diseñadores que existen en esta ciudad y a menos que puedas aumentar tu producción jamás dejaras de ser una chica en Midtown jugando a ser diseñadora.

—No me interesa producir vestidos en grandes masas—Le dijo Adriana interrumpiéndolo.

—Aun así necesitas una fábrica de manufactura porque yo no sé nada de como cocer ropa pero todos esos detalles que te gusta agregar deben ser un infierno de trabajo para tres personas.

Adriana sintió las ganas de gruñirle, odiaba que tuviera razón pero no tenía los medios para contratar más personal.

— ¿Así que quieres invertir en Adrianne Bridal Collection? — Le pregunto incrédula.

—Quiero que hagas una propuesta de negocios pero básicamente sí, me volveré tu socio.

Adriana seguía sin poder creer lo que estaba pasando.

— ¿Por qué alguien como tu querría invertir en una marca de vestidos de novia?

Jared se encogió de hombros.

—Quizás ayude a mi reputación, ya sabes las personas creen que le temo al compromiso y que no soy el tipo de hombre que invertiría en la industria de las bodas, para ser honesto jamás lo habría pensado por mí mismo pero resulta que hiciste una solicitud en mi banco y dicha solicitud cayó en mis manos y realmente estoy impresionado con usted señorita Dumas.

Jared se sorprendió un poco de lo fácil que le estaba resultado decir todas esas mentiras, aunque no estaba seguro de que ella le estuviese creyendo, ya que su rostro seguía lleno de incredulidad, de alguna forma tenía que lograr que ella firmara el jodido contrato que le había enviado Kenneth esa mañana y sabía que debía continuar actuando de forma profesional.

‘’Jodido Kenneth’’ Pensó.

Su mejor amigo había olvidado decirle lo hermosa que era la chica a la que quería destruir, no solo era sensual sino que también tenía estilo, todo en ella gritaba diosa cosa que hizo que Jared sintiera curiosidad por su relación con Kenneth.

¿Cómo un ángel como ella había hecho enojar al príncipe del infierno?

— ¿Entonces quieres que yo haga una propuesta de negocios y luego qué?

—Podríamos reunirnos para hablar sobre el contrato que mi equipo de abogados está preparando para ti, ya sabes para explicarte cómo es que va a funcionar nuestra sociedad, tasas e intereses, los beneficios que te ofrecería unirte a Hammer Corporations.

—Detente—Lo interrumpió Adriana de nuevo. —Escucha, todo lo que me estás diciendo suena muy bien, pero vas demasiado rápido y aún estoy tratando de procesarlo todo ya que yo no tenía en mente conseguir un inversionista, no voy a vender un pedazo de mi marca a un completo desconocido y por supuesto que puedo hacer un plan de negocios pero déjame dejarte muy claro que no me interesa volverme una gran casa de ventas de vestidos de novia, no se trata solo del dinero sino del arte que plasmo con la tela, cristales y encaje, esos detalles infernales hacen que los vestidos cobren vida como si cada uno tuviera una diferente personalidad, se trata de la ilusión que tienen esas novias desde que son niñas e imaginan el vestido de sus sueños, ese que recordaran el resto de sus vidas.

—Veo que te apasiona mucho lo que haces y por eso mismo deberías considerar este trato para que puedas ceder el control y dedicarte plenamente a realizar los diseños mientras otros se encargan de hacerlos realidad.

Adriana le dio una mirada recelosa.

—Gracias por considerarme— Le dijo poniéndose de pie.

—Por supuesto, deja tus datos con mi secretaria y nos veremos en algunos días para hablar del contrato y ver si estas interesada.

—De acuerdo—Le respondió Adriana de forma incomoda mientras se retiraba.

Apenas salió por la puerta, Jared levanto su teléfono hacia su oído y llamo a Kenneth quien inmediatamente tomo la llamada.

  — ¿Firmo el contrato? —Le pregunto impaciente.

—Aun no, lamento decirte que la chica tiene cerebro y no se dejó llevar por el dinero…

— ¡No me importa!, solo hazla firmar el maldito contrato— Estalló Kenneth.

—Oye nadie sería tan tonto para firmar un contrato así sin siquiera leerlo, dale unos días y volverá— Le dijo Jared de forma relajada.

—La quiero fuera de nuestras vidas lo más pronto posible—Le respondió Kenneth con frustración.

— ¿Que rayos hizo para molestarte tanto?

—Solo consigue la m*****a firma y mantén tus malditos pantalones arriba— Le gruño Kenneth a través de la línea.

Jared se río.

—Así que admites que es ardiente—Le dijo como una broma.

—Cierra la m*****a boca—Le respondió Kenneth con furia, —No estoy bromeando, ella está fuera de los limites.

Jared miro su teléfono con confusión cuando la llamada fue cortada, nunca había visto a Kenneth perder la paciencia con una chica, en la universidad había ignorado a la mayoría de ellas y las pocas que lograron atraer su atención habían sido folladas y desechadas, cosa que era normal para ellos dada la reputación que tenían ambos.

¿Qué clase de relación habían tenido en el pasado?

¿Acaso Adriana había rechazado a Kenneth y por eso él estaba tan obsesionado con hacerle la vida imposible?

—Señor Hammer— Lo llamo su asistente desde la puerta sacándolo de sus pensamientos. —Debemos volver a la oficina en la sede central, tiene una reunión en una hora y el tráfico es algo pesado.

Jared le sonrió.

—Por supuesto— Le dijo mientras se ponía de pie, — ¿Podrías enviarle un arreglo de flores a la chica que acaba de irse?

Su secretaria le dio una mirada perpleja.

Jared casi quiso reírse de ello.

El no compraba malditas flores para nadie, no pedía números, ni tenia redes sociales personales desde la jodida escuela, ella se encargaba de su cuenta de i*******m donde solo publicaba cosas relacionadas con Hammer Corporations y era una de las personas que más lo conocían y sabía de antemano que él no era el tipo de hombre que cortejaba a las mujeres.

— ¿Algún tipo de flor en específico? —Le pregunto su asistente.

—No lo sé, dale algo elegante.

— ¿Debo agregar una tarjeta señor? —Le pregunto la mujer mientras buscaba en su teléfono arreglos florales elegantes.

—Solo dile que espero nuestra próxima reunión y que estoy impresionado con su talento.

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