Adriana estaba recostada en su pequeña cama individual, dibujando en su tableta cuando su bandeja de entrada salto avisándole sobre un nuevo correo electrónico, no tenía planeado abrirlo cuando vio que se trataba de un banco, pero sus ojos alcanzaron a captar la frase ‘’solicitud de préstamo’’ y eso capturo su atención. Abrió rápidamente el correo donde le explicaban que su antigua solicitud de préstamo había sido revisada de nuevo y que esta vez sí había sido aprobada, rápidamente leyó requisitos y comprobó una vez más que no estaba siendo estafada ya que no podía creer lo que estaba viendo, con el dinero que le estaban ofreciendo podía expandir su tienda e incluso contratar más personal. A la mañana siguiente llamo temprano a Jo para avisarle que llegaría tarde y que despejara su agenda, luego le colgó y se detuvo en la puerta del banco perteneciente a Hammer Corporations, observo el letrero que adornaba la lujosa fachada del enorme edificio y con el corazón latiéndole a mil por hora atravesó las puertas con sus sueños más locos en el portafolio que llevaba. Fue atendida por uno de los asesores que rápidamente reviso la información en su computadora y le explico que tenía que subir unos pisos para reunirse con el jefe de departamento de inversiones cosa que hizo que Adriana se sintiera algo confundida ya que ella estaba buscando un préstamo y no un socio inversionista, a pesar de ello siguió al hombre hacia los elevadores y luego a una enorme sala de reuniones que la hizo sentirse intimidada, Adriana nunca había estado en un lugar tan grande y lujoso, que comparado con su tienda la hacía sentir diminuta.
—Buenos días, debes ser la señorita Dumas—Le saludo una chica que entro por la puerta arrastrando un carrito. — ¿Gustas beber algo? ¿Café?
Adriana no pudo disimular su cara de sorpresa.
‘’ ¿Quizás la estaban confundiendo con alguien más?’’ Pensó con aturdimiento.
—Un vaso con agua está bien—Le respondió con tono amable.
La chica puso un vaso con hielo frente a ella y luego una botella de agua junto a él.
—El señor Hammer estará con usted en un minuto, si necesita algo mas puede pedírmelo—Le dijo la chica antes de salir de la sala.
Adriana frunció el ceño y comprobó una vez más su correo electrónico, solo para estar segura de que era el banco correcto, cuando confirmo que sí lo era, soltó un suspiro de alivio y luego abrió la botella de agua para tomar un sorbo aunque no tenía sed. Unos minutos después la puerta de la sala se abrió de nuevo y esta vez apareció un hermoso hombre que sostenía su teléfono mientras enviaba mensajes de texto, Adriana se puso de pie y cuando sus miradas conectaron el hombre le sonrió, haciendo que su respiración se detuviera.
Jamás había visto a un hombre como él.
Su traje azul oscuro, camisa y corbata le quedaban tan bien y lo hacían lucir incluso mejor, con ojo experto noto inmediatamente que se trataba de un Kiton y no pudo evitar pensar que su ropa costaba más que la renta de su departamento y el local de su tienda juntos. Era alto, ancho y grande, había estado alrededor de personas con aura dominante antes, Kenneth era el perfecto ejemplo de ello, pero jamás se había sentido de la misma forma en su presencia.
Sus mejillas se tornaron rosas al instante.
La palabra ‘’caliente’’ no era suficiente para describir al prototipo de Christian Grey que tenía enfrente, el hombre metió su teléfono en el bolsillo de su traje y estiro la mano en su dirección para darle un apretón de manos. Adriana soltó una plegaria para que su mano no estuviera sudorosa, ya que estaba sumamente nerviosa y la presencia del hombre trajeado no la ayudaba en absoluto.
—Lamento hacerte esperar—Le dijo mientras ambos tomaban asiento.
—En realidad estoy un poco confundida sobre qué hago aquí, solo solicite un préstamo y no entiendo por qué me trajeron con usted.
Él sonrió de nuevo e hizo que el corazón le diera un vuelco, fue entonces que Adriana entendió que si el diablo existiera seguramente se vería como él.
—Yo pedí que te trajeran conmigo así que no se trata de ningún error, permite presentarme formalmente, mi nombre es Jared Hammer y soy el director general de Hammer Corporations, antes conocida como Hammer Holding Limited, no somos una sola empresa sino varias con distintos enfoques y actualmente tengo un proyecto que consiste en invertir en pequeños empresarios como lo son tú y tu tienda.
Adriana no pudo evitar su reacción y la sorpresa estaba escrita por toda su cara.
—Hice que mi personal revisara las solicitudes de préstamo del último año y buscara de entre toda la gente aquellos que usarían el dinero para invertir en sus negocios y que los investigaran a fondo, déjame decirte que quede impresionado con las cosas que has logrado por tu cuenta, pero seamos honestos no tienes el capital para competir con las grandes casas de diseñadores que existen en esta ciudad y a menos que puedas aumentar tu producción jamás dejaras de ser una chica en Midtown jugando a ser diseñadora.
—No me interesa producir vestidos en grandes masas—Le dijo Adriana interrumpiéndolo.
—Aun así necesitas una fábrica de manufactura porque yo no sé nada de como cocer ropa pero todos esos detalles que te gusta agregar deben ser un infierno de trabajo para tres personas.
Adriana sintió las ganas de gruñirle, odiaba que tuviera razón pero no tenía los medios para contratar más personal.
— ¿Así que quieres invertir en Adrianne Bridal Collection? — Le pregunto incrédula.
—Quiero que hagas una propuesta de negocios pero básicamente sí, me volveré tu socio.
Adriana seguía sin poder creer lo que estaba pasando.
— ¿Por qué alguien como tu querría invertir en una marca de vestidos de novia?
Jared se encogió de hombros.
—Quizás ayude a mi reputación, ya sabes las personas creen que le temo al compromiso y que no soy el tipo de hombre que invertiría en la industria de las bodas, para ser honesto jamás lo habría pensado por mí mismo pero resulta que hiciste una solicitud en mi banco y dicha solicitud cayó en mis manos y realmente estoy impresionado con usted señorita Dumas.
Jared se sorprendió un poco de lo fácil que le estaba resultado decir todas esas mentiras, aunque no estaba seguro de que ella le estuviese creyendo, ya que su rostro seguía lleno de incredulidad, de alguna forma tenía que lograr que ella firmara el jodido contrato que le había enviado Kenneth esa mañana y sabía que debía continuar actuando de forma profesional.
‘’Jodido Kenneth’’ Pensó.
Su mejor amigo había olvidado decirle lo hermosa que era la chica a la que quería destruir, no solo era sensual sino que también tenía estilo, todo en ella gritaba diosa cosa que hizo que Jared sintiera curiosidad por su relación con Kenneth.
¿Cómo un ángel como ella había hecho enojar al príncipe del infierno?
— ¿Entonces quieres que yo haga una propuesta de negocios y luego qué?
—Podríamos reunirnos para hablar sobre el contrato que mi equipo de abogados está preparando para ti, ya sabes para explicarte cómo es que va a funcionar nuestra sociedad, tasas e intereses, los beneficios que te ofrecería unirte a Hammer Corporations.
—Detente—Lo interrumpió Adriana de nuevo. —Escucha, todo lo que me estás diciendo suena muy bien, pero vas demasiado rápido y aún estoy tratando de procesarlo todo ya que yo no tenía en mente conseguir un inversionista, no voy a vender un pedazo de mi marca a un completo desconocido y por supuesto que puedo hacer un plan de negocios pero déjame dejarte muy claro que no me interesa volverme una gran casa de ventas de vestidos de novia, no se trata solo del dinero sino del arte que plasmo con la tela, cristales y encaje, esos detalles infernales hacen que los vestidos cobren vida como si cada uno tuviera una diferente personalidad, se trata de la ilusión que tienen esas novias desde que son niñas e imaginan el vestido de sus sueños, ese que recordaran el resto de sus vidas.
—Veo que te apasiona mucho lo que haces y por eso mismo deberías considerar este trato para que puedas ceder el control y dedicarte plenamente a realizar los diseños mientras otros se encargan de hacerlos realidad.
Adriana le dio una mirada recelosa.
—Gracias por considerarme— Le dijo poniéndose de pie.
—Por supuesto, deja tus datos con mi secretaria y nos veremos en algunos días para hablar del contrato y ver si estas interesada.
—De acuerdo—Le respondió Adriana de forma incomoda mientras se retiraba.
Apenas salió por la puerta, Jared levanto su teléfono hacia su oído y llamo a Kenneth quien inmediatamente tomo la llamada.
— ¿Firmo el contrato? —Le pregunto impaciente.
—Aun no, lamento decirte que la chica tiene cerebro y no se dejó llevar por el dinero…
— ¡No me importa!, solo hazla firmar el maldito contrato— Estalló Kenneth.
—Oye nadie sería tan tonto para firmar un contrato así sin siquiera leerlo, dale unos días y volverá— Le dijo Jared de forma relajada.
—La quiero fuera de nuestras vidas lo más pronto posible—Le respondió Kenneth con frustración.
— ¿Que rayos hizo para molestarte tanto?
—Solo consigue la m*****a firma y mantén tus malditos pantalones arriba— Le gruño Kenneth a través de la línea.
Jared se río.
—Así que admites que es ardiente—Le dijo como una broma.
—Cierra la m*****a boca—Le respondió Kenneth con furia, —No estoy bromeando, ella está fuera de los limites.
Jared miro su teléfono con confusión cuando la llamada fue cortada, nunca había visto a Kenneth perder la paciencia con una chica, en la universidad había ignorado a la mayoría de ellas y las pocas que lograron atraer su atención habían sido folladas y desechadas, cosa que era normal para ellos dada la reputación que tenían ambos.
¿Qué clase de relación habían tenido en el pasado?
¿Acaso Adriana había rechazado a Kenneth y por eso él estaba tan obsesionado con hacerle la vida imposible?
—Señor Hammer— Lo llamo su asistente desde la puerta sacándolo de sus pensamientos. —Debemos volver a la oficina en la sede central, tiene una reunión en una hora y el tráfico es algo pesado.
Jared le sonrió.
—Por supuesto— Le dijo mientras se ponía de pie, — ¿Podrías enviarle un arreglo de flores a la chica que acaba de irse?
Su secretaria le dio una mirada perpleja.
Jared casi quiso reírse de ello.
El no compraba malditas flores para nadie, no pedía números, ni tenia redes sociales personales desde la jodida escuela, ella se encargaba de su cuenta de i*******m donde solo publicaba cosas relacionadas con Hammer Corporations y era una de las personas que más lo conocían y sabía de antemano que él no era el tipo de hombre que cortejaba a las mujeres.
— ¿Algún tipo de flor en específico? —Le pregunto su asistente.
—No lo sé, dale algo elegante.
— ¿Debo agregar una tarjeta señor? —Le pregunto la mujer mientras buscaba en su teléfono arreglos florales elegantes.
—Solo dile que espero nuestra próxima reunión y que estoy impresionado con su talento.
Adriana estaba en el suelo del taller recortando patrones de tela cuando Jo entro a despedirse, por un momento la miro confundida y luego recordó que sus otras dos empleadas se habían ido hacia unos veinte minutos. — ¿En qué momento se hizo de noche? —Le pregunto mientras se ponía de pie.Jo le sonrió.—Rocié un poco de agua en las flores y las deje en la recepción ya que tu no las quisiste en tu oficina—Jo le guiño el ojo con diversión, —Nos vemos mañana jefa, tu agenda está llena así que llega temprano.Adriana suspiro mientras recogía todo lo que tenía esparcido en el suelo, apago las luces y luego camino hacia la puerta de Adrianne Bridal Collection, se detuvo para darle una última mirada al arreglo florar sobre el mostrador y luego negó con la cabeza.¿En que estaba pensando ese tal Jared al enviarle flores?Cerro la puerta de la tienda y activo la alarma de vigilancia, el estómago le gruñía de hambre pues se había saltado la hora de comida y solo se había comido media bolsa de
Al terminar la cena Jared los llevo de regreso a la ciudad, mientras conducía comenzó a idear formas de alargar la noche, tenía que convencer a Adriana para que firmara los papeles de una forma u otra, estaba decidido a ganarse su confianza por lo que tenía que mantener su fachada de perfecto caballero frente a ella. — ¿Te gusto la cena? —Le pregunto amablemente. —Sí, estuvo delicioso. Adriana se sentía más relajada ahora que tenía el estómago lleno, después del largo día que había tenido el cansancio la hizo sentir ansiosa por llegar a su hogar y lanzarse sobre la cama a dormir, ya que el día siguiente tenía una agenda apretada con las novias que iban a visitarla. — ¿Te gustaría acompañarme un rato más? —Le pregunto Jared de forma casual, —Podríamos ir a mi departamento a tomar un trago. Adriana lo miro con recelo. —Dijiste que me llevarías a mi casa después de la cena. —Sí, lo hice—Afirmo mientras giraba el rostro para mirarla, —Pero aun no estoy listo para dejarte ir. —Ten
A la mañana siguiente Adriana corría por la calles de Nueva York tratando de llegar a tiempo a su cita con la clienta del vestido Luxury, tenía los bocetos listos para mostrarle el vestido de novia de sus sueños y ponerse manos a la obra para volverlo realidad. En esta ocasión Adriana iba a reunirse con la hija del dueño de uno de los salones de belleza más populares. My New York Beauty era un hermoso local en tendencia donde todas las chicas querían ponerse bonitas, el año anterior había abierto su tercer local en la ciudad, posicionándose como uno de los mejores y más accesibles salones de belleza, por supuesto Adriana nunca había ido a un lugar como ese pero había investigado y resultaba que el lugar era tan bueno que había un mes de espera para conseguir cita en cualquiera de sus sucursales. Esta era otra de sus cuentas grandes, y sabía que no obtener el trabajo no era una opción, en un momento como ese la publicidad que sus clientas le podían proporcionar lo significaba todo para
Al finalizar el día luego de que las chicas se despidieran, Adriana fue la encargada una vez más de cerrar la tienda, como siempre antes de cerrar la puerta miro el interior de su pequeño negocio con anhelo, las palabras tontas que le había dicho Kenneth resonaban en su cabeza y aunque había tratado de olvidarse del asunto, las inseguridades aparecieron como sombras en cada esquina a donde volteara. Se odiaba así misma por dejar que él la afectara de ese modo, no era más que un caprichoso hijo de papi el cual le había dado todo y mientras él era una persona privilegiada Adriana había tenido que hacer todo desde cero. Le había prometido a su madre que no importaba que tan malas fueran las cosas jamás le pediría ni un centavo al desalmado que la había engendrado y aunque Adriana fantaseo con ello en sus peores días, nunca lo hizo. — ¿Día difícil? —Le dijo una voz desde atrás cuando ella estaba cerrando la puerta.— ¡Dios! Vas a hacer que me dé un infarto—Se quejó mientras se llevaba la
Halloween era de las festividades preferidas de Adriana, el aura de la ciudad solía tornarse oscura, las personas solo pensaban en que disfraz usar y los adornos terroríficos abundaban en cada esquina, Adriana amaba salir de fiesta en esa fecha, cuando estaba en la universidad todos enloquecían diseñando sus disfraces y hacian concursos para ver cual era el mejor. Pero los últimos años Halloween se habia transformado en ella trabajado hasta tarde para luego volver a casa con la cena comprada de algún lugar de comida rápida, vería alguna película cualquiera de terror de las que solían transmitir en televisión y luego iría a dormir, pero ese año era todo diferente gracias a Jared ya que asistirian a una fiesta exclusiva en el mejor club de la ciudad. Cuando Jared paso a recogerla y la vio, casi se le salieron los ojos al ver lo sexy que lucía, había esperado que ella se pusiera un disfraz bonito, algo como una princesa o el típico atuendo de bruja, pero esa noche era Halloween y podía
Adriana había pasado los últimos días con la mente completamente dispersa, el trabajo en la tienda había aumentado al doble, nuevas novias habían estado llegando a su tienda gracias a sus redes sociales y el duro trabajo de Jo administrándolas, también había estado ocupada en su propuesta de negocios para la sociedad con la empresa de Jared y estaba muy nerviosa al respecto ya que conseguir ese trato significaba un salto enorme para la expansión de la tienda. Además estaba el hecho de que esa misma tarde tenía la cita con Emma para formalizar la compra y creación de su vestido, por lo que estaba preparada para lanzarle lo mejor que tenía y darle un vestido de princesa de cuentos. —Necesitas comer algo— Le dijo Jo cuando entro a su oficina, —Fui a esa cafetería que me gusta y te compre un refrigerio. —¿La del chico guapo que te pone corazones cuando escribe tu nombre en la taza?— Adriana despego la mirada de su computadora y le sonrió a su asistente. —Quisiera que él estuviera en el
El corazón se le iba a salir del pecho mientras caminaba por el pasillo cubierto de alfombra de las oficinas de Hammer Holding Limited, había visto Shark tank como si fuera su religión durante los últimos días, había hecho un guion y lo sabía de memoria al derecho y al revés, conocía bien el material en sus diapositivas y aunque temblaba de los pies a la cabeza, se puso una máscara de falsa cortesía y se paró frente al grupo de hombres que conformaban el equipo de adquisiciones y fusiones de Jared. “Eres un riesgo” “Una diseñadora novata” “Una perdida millonaria” “No” “No” “No, no, no…” Adriana quería que se la tragara la tierra, pero se forzó a sí misma y salió de la sala con la frente en alto, tenía un nudo en la garganta tan apretado que ni siquiera podía pasar saliva. — ¿Puedo utilizar el baño? — Le dijo a una de las secretarias que iba pasando junto a ella y la chica le señalo una puerta. Una vez adentro se miró en el espejo, llevaba puesto un traje de segunda mano que
Central Park estaba lleno de corredores al amanecer, neoyorquinos que empezaban su día ejercitándose para después pasar el resto sentados en pequeños cubículos frente a un computador mirando hojas de cálculo hasta necesitar anteojos, jefes presionándolos para obtener mejores resultados trabajando más de cuarenta horas a las semana por el salario mínimo, Adriana se había salvado de ese estilo de vida por poco, las deudas que tenia casi la hicieron renunciar a sus sueños y pasarse el resto de la vida sentada en una oficina era la pesadilla de cualquier artista. La música resonaba en sus oídos mientras corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, había tenido una larga semana luego de haber recibido el dinero, inmediatamente había contratado a un agente para que la ayudara a encontrar el local perfecto para mover la tienda, habían recorrido la ciudad entera y al final habían encontrado un local amplio de dos pisos con grandes ventanales que solía ser un pequeño almacén de ropa, per