Capítulo 4: Una cita con el príncipe demonio.

Adriana estaba en el suelo del taller recortando patrones de tela cuando Jo entro a despedirse, por un momento la miro confundida y luego recordó que sus otras dos empleadas se habían ido hacia unos veinte minutos.

 — ¿En qué momento se hizo de noche? —Le pregunto mientras se ponía de pie.

Jo le sonrió.

—Rocié un poco de agua en las flores y las deje en la recepción ya que tu no las quisiste en tu oficina—Jo le guiño el ojo con diversión, —Nos vemos mañana jefa, tu agenda está llena así que llega temprano.

Adriana suspiro mientras recogía todo lo que tenía esparcido en el suelo, apago las luces y luego camino hacia la puerta de Adrianne Bridal Collection, se detuvo para darle una última mirada al arreglo florar sobre el mostrador y luego negó con la cabeza.

¿En que estaba pensando ese tal Jared al enviarle flores?

Cerro la puerta de la tienda y activo la alarma de vigilancia, el estómago le gruñía de hambre pues se había saltado la hora de comida y solo se había comido media bolsa de papas fritas antes de coser el encaje del velo del último vestido en el que había estado trabajando. De reojo vio que alguien estaba parado cerca de la entrada de la tienda hablando por teléfono, pero decidió no prestarle atención y comenzó a caminar por la acera.

Apenas dio unos pasos cuando una voz la hizo detenerse.

— ¿Te gustaron las flores?

Adriana se giró para mirar al hombre frente a su tienda.

Jared Hammer colgó el teléfono y lo metió en el bolsillo de su pantalón, camino con una sonrisa coqueta en el rostro y se detuvo a pocos centímetros de ella invadiendo su espacio personal. Adriana no sabía que responderle, se había quedado pasmada por la presencia de tremendo adonis, lucia más relajado que en la mañana cuando habían tenido su reunión y no pudo evitar notar que se había cambiado el traje, llevaba el cuello de la camisa desabrochado y el cabello peinado aun lucia húmedo, como si hubiese tomado una ducha antes de ir a verla.

— ¿Señor Hammer que está haciendo aquí? —Le pregunto Adriana de forma desconcertada.

— ¿Quería saber si te gustaron las flores y si estabas interesada en ir a cenar conmigo esta noche?

Adriana no pudo evitar la pequeña risa que escapo de ella ante el descaro de él.

—No creo que sea una buena idea—Le respondió ella con diversión.

— ¿Por qué no?

—No deberías mezclar negocios con placer—Le dijo mientras daba un paso lejos de él.

Jared frunció el ceño inmediatamente.

— ¿Crees que te estoy pidiendo un revolcón a cambio de volverme tu inversionista?

— ¿No es lo que todos los hombres poderosos como tú hacen? —Le dijo Adriana con tono acusatorio.

Jared negó con la cabeza.

— Este rostro no necesita pagar para tener la atención de una dama—Se jacto con arrogancia. Adriana estaba por responderle, pero Jared la interrumpió. —Resulta que hoy conocí a una mujer increíblemente hermosa y admirable, que está empezando un negocio exitoso, además me dejo enganchado con sus hermosos ojos y no he podido sacármelos de la cabeza.

Las mejillas de Adriana comenzaron a teñirse de rosado al escuchar sus cumplidos, no es que no recibiera atención masculina regularmente pero pocos hombres habían alabado su trabajo y normalmente se dedicaban a decirle cosas obscenas que creían que la harían sentir bien. Es por eso que ella evitaba a los hombres trajeados de Wall Street como si fueran la peste, había tenido malas experiencias teniendo citas con chicos de aplicaciones y finalmente se había rendido con los hombres.

—Agradezco tu invitación pero…

El estómago le gruño mientras hablaba y el ruido fue tan fuerte que Jared lo escucho perfectamente, las mejillas de Adriana que ya estaban rosadas se tornaron completamente rojas y la vergüenza la hizo cubrirse el rostro con una de sus manos.

—Yo…

Cerró los ojos con fuerza, quería que se la tragara la tierra en ese momento.

—Solo es una cena—Le dijo Jared con una voz tranquila, —Te llevare a casa al terminar y si no quieres volver a verme nunca entonces yo lo entenderé y te juro que el préstamo no tiene nada que ver, yo soy el director de Hammer Corporations pero no soy quien aprueba esas cosas.

Adriana se mordió el labio mientras lo miraba indecisa.

—Está bien, solo una cena—Dijo aceptado.

Ambos caminaron hacia el lujoso auto estacionado en la acera, Jared le abrió la puerta del copiloto como todo un caballero y espero mientras Adriana subía para luego cerrar la puerta y rodear el auto. Una vez que estuvo arriba encendió el motor el cual emitió un ronroneo que hizo que la piel de Adriana se erizara, los nervios la atacaron porque nunca se había subido a un auto como ese y con un hombre tan hermoso como era Jared.

— ¿Entonces eres soltero? —Le pregunto ella de forma inocente.

Lo cierto era que se había subido al auto de un hombre al que apenas conocía y no tenía idea de nada sobre él, nunca había imaginado ni es sus sueños más locos que conocería a uno de los peces gordos en una circunstancia así o que se interesarían en alguien tan ordinaria como ella.

—Sí, estoy soltero—Le respondió Jared de forma vaga mientras la miraba de reojo. El tráfico era más fluido a esa hora pero Jared manejaba un auto demasiado caro y lo último que quería era involucrarse en un choque, además tenía que llegar en tiempo record al restaurante ya que le había pedido un favor a su amigo para que lo mantuviera abierto hasta tarde para él. —No suelo involucrarme en relaciones sentimentales.

—Oh.

Adriana no supo que más decirle.

Jared escucho su tono de decepción y comprendió que había cometido un error falta. 

—Creo que acabo de admitir que soy un mujeriego en voz alta—Le dijo con un tono de voz mortificado. —No es lo que quise decir, lo lamento.

—Está bien, tampoco me sorprendería que fuera verdad—Le dijo ella fingiendo no estar preocupada, —Solo mírate, debes ser codiciado por las chicas de Nueva York.

—Escucha nena, admito que he salido con varias chicas, pero jamás he estado en una relación seria porque la mayoría solo ven mi apellido y que tengo una compañía, así que no suelo tomarlas en serio pero tú eres diferente, realmente me sentí cautivado por ti desde que te vi sentada en la sala de reuniones.

Jared quería golpear su rostro contra el volante del auto por todas las cosas tontas que estaba diciendo, una parte de él esperaba que Adriana no lo rechazara y la otra sabía que lo que estaba haciendo haría que Kenneth estallara de furia.

— ¿Entonces a dónde vamos? —Le pregunto Adriana de forma incomoda tratando de cambiar la conversación.

—Al River Café, la vista del rio es espectacular en ese lugar y el dueño es mi amigo.

— ¿Eres de esos? —Le pregunto Adriana de forma seria.

— ¿De esos? —Repitió Jared confundido.

—Sí, de esos que conocen a media ciudad y que usan sus contactos para impresionar.

Jared se encogió de hombros.

—No es un crimen ser una persona sociable—Le dijo con tono juguetón tratando de aligerar el ambiente entre los dos. — ¿Quieres escuchar algo de música?

—Claro, ¿puedo elegir algo? —Le dijo Adriana fingiendo entusiasmo.

Al menos la música llenaría el silencio incómodo.

—Toma mi teléfono, puedes poner lo que quieras—Le dijo Jared desbloqueándolo y entregándoselo.

Adriana entro a la aplicación de música y selecciono una lista aleatoria, luego le regreso el móvil a Jared y ambos se mantuvieron en silencio mientras conducía hasta el restaurante. Una vez que llegaron, Jared se bajó primero y corrió a abrirle la puerta a Adriana cosa que ella no pasó desapercibido. Al entrar al restaurante solo dos parejas continuaban sentadas en sus respectivas mesas, pues ya casi era la hora de cerrar y la cocina solo estaba esperando a Jared, uno de los meseros los llevo a una mesa frente a las ventanas que tenían la mejor vista y les dio las cartas para que pudieran ordenar, Jared pidió una botella de vino y la Terrina como aperitivo, Adriana solo ordeno una ensalada de burrata y melón, pero ambos decidieron que comerían el pato como plato principal.

—Tenías razón, la vista es muy bonita—Le dijo Adriana luego de que el camarero los dejara solos.

—Es realmente hermosa—Estuvo de acuerdo Jared.

Adriana lo miro y se dio cuenta de que él había dicho eso mientras la miraba. Ella solo le sonrió, pero por dentro no pudo evitar sentir que era completamente ridículo y un cliché, como si Jared hubiese buscado en internet ‘’como ser la cita perfecta’’. Una parte de ella sentía que no estaba siendo honesto y la hacía sentir terriblemente incomoda, no importaba que el fuera hermoso, todo se sentía forzado. La cena transcurrió sin contratiempos, todo era realmente esplendido desde la comida hasta la vista impresionante, la charla entre ambos comenzó a fluir más cuando Jared dejo de tratar de aparentar ser un chico tierno y romántico, se sentía terrible por lo incomodo que se había vuelto la situación entre ambos y mientras cenaban no podía dejar darle vueltas a su cabeza para encontrar la forma de redimirse ante ella. Una vez que terminaron de comer el postre, el camarero trajo la cuenta y Adriana se ofreció a pagar su parte, pero Jared se negó rotundamente ya que él la había invitado. No pudo evitar sentirse sorprendido, ya que era la primera vez que salía con una chica y esta se ofrecía a pagar, Jared era millonario y el dinero no era un problema para él, por lo que siempre terminaba pagando todo cuando salía a cualquier sitio. No se había equivocado con Adriana cuando le dijo que ella no era como las demás chicas que conocía, no estaba tratando de hacerle insinuaciones para llevárselo a la cama y definitivamente no parecía deslumbrada por su dinero, ni siquiera le había hecho preguntas sobre su empresa o su familia.

‘’ ¿Por qué Kenneth odiaba a una chica dulce como ella?’’

Aunque Adriana era el tipo de mujeres que Jared y Kenneth habían evitado, no pudo evitar pensar que quizás su mejor amigo tenía un secreto y la hermosa chica sentada frente a él había robado el corazón del hombre más cruel que conocía. Si era ese el caso, existía la oportunidad de evitar que Kenneth cometiera el mayor error de su vida al casarse con Emma. Había algo extraño con esa chica, Jared lo había sentido desde el primer momento en el que se conocieron y en el fondo sospechaba que ella estaba más interesada en contraer matrimonio que el mismo diablo de su amigo, lo que significaba que tenía sus propios motivos ocultos. 

Era su deber salvar a su mejor amigo y si Kenneth no lo escuchaba entonces tendría que poner su propio plan en marcha.

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