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Capítulo 2: Su trono en el rascacielos

Kenneth había tenido reuniones durante todo el día una tras otra sin descanso alguno, había estado trabajando más que nunca ahora que su padre estaba por retirarse y él asumiría el control de todo SisWerth, no había hecho las cosas más fáciles el que su padre abriera una sede de la compañía en el corazón de Manhattan, ochenta pisos llenos de oficinas y empleados que quedarían bajo su cargo muy pronto. Estaba cansado de hablar con personas y todo lo que quería era ir a casa para cenar, tomar un baño e irse a dormir, pero la caprichosa heredera de su prometida había insistido en hacer una fiesta de compromiso con sus amigos. Ni siquiera eran gente importante como para que al menos sacara alguna ventaja de ello y pudiera hacer más contactos en la gran manzana aunque técnicamente SisWerth ya estaba en todas partes, en cada computadora y teléfono celular de toda América y gran parte de Europa.

Ya iba tarde cuando finalmente llego al bar donde Emma había decidido realizar ''su pequeña fiesta de compromiso'' y fue recibido por una Emma ligeramente ebria que se abalanzo sobre él y se colgó de su cuello como si fuera una niña pequeña.

—Al fin llegas mi amor—Le dijo Emma arrastrando las palabras.

Kenneth puso las manos en su cintura para aparentar que le estaba devolviendo el abrazo, ya que seguramente las personas los estaban mirando y debía ser cuidadoso.

—Sabes que no me agrada que me llames de esa forma—Le dijo en un tono de voz bajo cerca de su oído solo para que ella pudiera escucharlo.

— ¿Entonces cómo debo decirle su majestad? —Le dijo Emma.

Kenneth estaba a punto de contestarle cuando sus ojos captaron algo, no algo, a alguien. Tardo un segundo en reconocerla, pero definitivamente la hermosa chica que los estaba observando, era la pequeña perra de su hermanastra. La sangre le hirvió cuando sus ojos conectaron y algo oscuro que había está dormido dentro de él después de tantos años se removió debajo de su piel.

— ¿Conoces a esa chica? —Le preguntó a Emma mientras se apartaba de ella.

Emma giro el rostro y vio que Adriana los observaba.

—Sí, nos conocimos hace poco— Le respondió tomándolo de la mano y tirando en su dirección.

Kenneth se dejó arrastrar hasta donde estaba Adriana.

—Este es mi prometido— Le dijo cuándo quedaron frente a ella, —Esta es Adriana, ella va a encargarse de mi vestido de novia.

Kenneth hizo una mueca de disgusto cuando escucho aquello.

—Si necesitas más presupuesto para el vestido solo tienes que pedirlo, no quiero que uses una baratija el día de nuestra boda.

Adriana sintió que hirvió de rabia al escucharlo decir aquello.

—Mis vestidos están hechos con materiales importados, no son ninguna baratija— Le respondió con tono molesto.

Pero Kenneth ignoro su comentario.

—Conseguiré un asesor de moda y compraremos un vestido de diseñador— Le insistió a Emma.

— ¿Crees que no puedo conseguir un vestido por mi misma? — Le respondió de forma molesta, —Se supone que estamos juntos en esto y has controlado todo respecto a esta boda, creí que al menos me dejarías elegir mi maldito vestido.

Kenneth la miro con enojo.

—Hablaremos de esto más tarde— Le dijo para evitar hacer una escena.

—No hay nada de qué hablar, ya la contrate y ella va a hacer el vestido, no es negociable—Se cruzó de brazos y le dio una mirada molesta.

Kenneth le dio una mirada de odio a Adriana, quien observo como sus mejillas se tiñeron de rosado por la ira evidente, le recordó que Kenneth era una maquina programada para arruinar su vida. Había permanecida callada observando el altercado, todavía procesando el hecho que de todas las personas que había en el mundo fuera justo su mayor enemigo el prometido de una de sus novias.

—Escucha no quiero estar en medio de esto, es obvio que tienes que hablar con él— Le dijo Adriana a Emma, —Como te dije, te agendare una cita para tomarte medidas ahora que elegiste un diseño, hablaremos de la tela y los accesorios, pero si no quieres seguir adelante con esto no te cobrare por mi tiempo.

Adriana se apartó de ellos y comenzó a caminar hacia la salida, quería escapar de ese lugar lo antes posible, ni siquiera les dio una última mirada y mientras bajaba por el elevador los recuerdos de Kenneth y sus hermanos hicieron que se estremeciera, un frío terrible la invadió cuando las imágenes de aquellas bromas pesadas que solían jugarle volvieron a ella.

No necesitaba a los Wertherimer de regreso en su vida.

Sobre todo no a Kenneth.

Y ni hablar del bastardo egoísta de su padre.

Mientras regresaba en taxi a su pequeño departamento enumero mentalmente todas las razones por las que debía negarse a continuar trabajando con Emma, era una apuesta demasiado arriesgada y conociendo a Kenneth, si el vestido llegaba a tener alguna falla la haría sangrar por ello.

A la mañana siguiente Kenneth Wertherimer se encontraba de nuevo sentado frente a su escritorio, mientras leía un montón de informes y le daba un sorbo a la taza de café que le había llevado su asistente, una idea comenzó a rondarle en la cabeza. No había podido sacarse la imagen de la pequeña perra de su hermana en toda la noche y aunque una parte de él, esa que le decía que ya era un hombre adulto y tomar represalias contra ella por los errores de su padre no era aceptable, una voz insidiosa en su cabeza le susurro que lo mejor sería descubrir que estaba tramando.

¿Por qué había aparecido en sus vidas de nuevo?

Había sido muy lista al acercarse a él a través de su prometida, Emma definitivamente era demasiado ingenua como para pensar que ella realmente haría un vestido para ella sin intenciones ocultas y no podía olvidar el hecho de que ella era una Wertherimer le gustase o no, y definitivamente poseía la astucia e inteligencia de los miembros de su familia. No pudo evitar preguntarse ¿en qué clase de demonio se había convertido la bastarda de su padre? y ¿había regresado para vengarse de ellos? De no ser por las cantidades desorbitantes de trabajo que tenía en esos momentos la habría investigado el mismo, pero termino dándole la tarea a uno de sus mejores empleados. Quería saber hasta el último detalle sobre su miserable vida y que es lo que había estado haciendo desde la última vez que la había visto. Para su sorpresa el reporte le fue entregado esa misma tarde, la carpeta era relativamente pequeña y no había nada que lo impresionara en su contenido. Adriana había terminado la preparatoria en una escuela pública de Nueva York, sus notas habían sido sobresalientes pero aun así había desperdiciado su potencial, después de algunos meses y varios empleos logro matricularse en una ridícula escuela de artes y termino graduándose en diseño de modas. Kenneth se quedó pensativo un momento, recordando aquellos días de preparatoria en que solía hacerle la vida imposible, Adriana nunca había sobresalido del resto y jamás la había visto usando ropa con estilo, siempre había sido demasiado aburrida, demasiado tímida y cero interesante. Le sorprendió descubrir que su madre había fallecido y por un momento un latigazo de culpa lo invadió, no es como si él hubiese ocasionado su enfermedad pero supuso que debió haber sido difícil para ella quedarse huérfana en esta enorme ciudad, sobre todo en una jungla de cemento que podía ser cruel a veces con personas como ella. Con fastidio paso las páginas del informe con toda clase de notas y comentarios sobre su vida privada, sus amigos, sus exnovios e incluso sus empleados en esa minúscula tienda que tenía, hasta que llego a la sección que hablaba sobre sus finanzas y tal como lo había previsto estaba al borde de la quiebra y con un préstamo bancario que le tomaría al menos otros tres años para liquidar. Le sorprendió un poco su popularidad en redes sociales y que a pesar de su escases de recursos la boutique de novias estaba funcionando bien, pero lo que más atrajo su atención fue las nuevas solicitudes que había estado enviando para un nuevo préstamo para expandir su negocio.

Kenneth no pudo evitar sonreír ante el plan malvado que se estaba formando en su cabeza, como si el destino hubiera puesto todo a su favor para terminar lo que había empezado años atrás y es que Adriana era la m****a en su zapato, un secreto escandaloso en el pasado de su familia y ahora que todas las miradas estaban sobre él y que por fin tendría el control sobre todo lo que su padre poseía, se encargaría de ella como Brock Wertherimer debió haber hecho desde un principio. Con eso en mente, tomo su teléfono y llamo a la única persona a la que le podía confiar algo tan delicado, Jared Hammer era su mejor amigo desde la universidad, mientras a Kenneth le obsesionaban sus notas y ser el mejor en todo, Jared era un playboy con una mente prodigio, su familia era dueña de Hammer Holding Limited y era el hijo de en medio, así que a diferencia de Kenneth que sentía que nunca hacia suficiente para merecer SisWerth, Jared pasaba sus días disfrutando de las universitarias y las fiestas de hermandades en el campus. Le encantaba ser el centro de atención a donde quiera que iba y las personas lejanas a su círculo solían creer que Jared solo era otro idiota con los bolsillos llenos que tenía la vida resuelta y un ego más grande que su cabeza, pero lo que pocos sabían era que cuando se trataba de ser una persona seria, Jared podía transformarse y actuar como el hombre de negocios que realmente era, de otra forma Kenneth jamás habría hecho amistad con él y jamás lo habría vuelto su socio, ni le habría prestado una suma exorbitante de dinero para que levantara su propia compañía de cero y terminara absorbiendo la vieja compañía de su familia.

Jared había sido consiente todo el tiempo que había vendido su alma al diablo, pero con el tiempo descubrió que Kenneth no era tan malo como le gustaba aparentar, le había dejado ver su lado humano en más de una ocasión, cosa que Kenneth no se permitía con nadie ni siquiera con su madre y de alguna extraña forma había forjado una hermandad que Jared no sentía con su propio hermano, Jared siempre había sido la oveja descarriada de la familia, sus padres nunca habían esperado nada de él y Kenneth le había ayudado a encontrar su propio camino, lo había apoyado como nunca nadie lo había hecho y siempre viviría sabiendo que todo lo que tenía era gracias a él.

Kenneth giro en su silla mientras el teléfono sonaba, admiro la increíble vista desde las alturas y cuando Jared respondió le dijo en voz alta y con un tono malicioso que no había usado desde que estaba en la preparatoria y convencía a sus hermanos pequeños para dañar a la pequeña bastarda.

—Necesito tu ayuda hermano.

Jared se rio a través de la línea al escucharlo.

—Sabía que te arrepentirías, no te preocupes te ayudare a deshacerte de la pequeña heredera— Le dijo con alivio.

Kenneth frunció el ceño y cuando entendió que se refería a Emma volteo los ojos con impaciencia.

—Te he dicho mil veces que no voy a romper mi compromiso con ella.

—Ambos sabemos que no soportas a la señorita reina de las redes sociales, no se por qué te torturas fingiendo que estás de acuerdo con todo ese circo —Le dijo Jared.

—Ya te he dicho mil veces que quiero la compañía de su padre, pero ese no es el favor que quiero pedirte, no desvíes el tema.

Jared bufo a través de la línea.

—Necesito que hagas una inversión en una pequeña tienda, pero la dueña no debe enterarse que el dinero proviene de mí.

—Continua—Dijo Jared con genuino interés.

—Necesito que me ayudes a sabotearla, ella intento destruir a mi familia en el pasado y no pienso envolverme en ningún escándalo ahora que yo seré el director de SisWerth, ya sabes que la prensa esta sobre mí gracias a toda la atención que genera Emma y no voy a dejar que esos buitres manchen el apellido Wertherimer.

— ¿De quién se trata? —Le pregunto Jared un poco confundido ya que realmente parecía que Kenneth odiaba a esta persona.

—Adriana Dumas—Le respondió Kenneth, —Te enviare toda la información, seguramente ya solicito financiación en alguno de tus bancos.

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