Kenneth había tenido reuniones durante todo el día una tras otra sin descanso alguno, había estado trabajando más que nunca ahora que su padre estaba por retirarse y él asumiría el control de todo SisWerth, no había hecho las cosas más fáciles el que su padre abriera una sede de la compañía en el corazón de Manhattan, ochenta pisos llenos de oficinas y empleados que quedarían bajo su cargo muy pronto. Estaba cansado de hablar con personas y todo lo que quería era ir a casa para cenar, tomar un baño e irse a dormir, pero la caprichosa heredera de su prometida había insistido en hacer una fiesta de compromiso con sus amigos. Ni siquiera eran gente importante como para que al menos sacara alguna ventaja de ello y pudiera hacer más contactos en la gran manzana aunque técnicamente SisWerth ya estaba en todas partes, en cada computadora y teléfono celular de toda América y gran parte de Europa.
Ya iba tarde cuando finalmente llego al bar donde Emma había decidido realizar ''su pequeña fiesta de compromiso'' y fue recibido por una Emma ligeramente ebria que se abalanzo sobre él y se colgó de su cuello como si fuera una niña pequeña.
—Al fin llegas mi amor—Le dijo Emma arrastrando las palabras.
Kenneth puso las manos en su cintura para aparentar que le estaba devolviendo el abrazo, ya que seguramente las personas los estaban mirando y debía ser cuidadoso.
—Sabes que no me agrada que me llames de esa forma—Le dijo en un tono de voz bajo cerca de su oído solo para que ella pudiera escucharlo.
— ¿Entonces cómo debo decirle su majestad? —Le dijo Emma.
Kenneth estaba a punto de contestarle cuando sus ojos captaron algo, no algo, a alguien. Tardo un segundo en reconocerla, pero definitivamente la hermosa chica que los estaba observando, era la pequeña perra de su hermanastra. La sangre le hirvió cuando sus ojos conectaron y algo oscuro que había está dormido dentro de él después de tantos años se removió debajo de su piel.
— ¿Conoces a esa chica? —Le preguntó a Emma mientras se apartaba de ella.
Emma giro el rostro y vio que Adriana los observaba.
—Sí, nos conocimos hace poco— Le respondió tomándolo de la mano y tirando en su dirección.
Kenneth se dejó arrastrar hasta donde estaba Adriana.
—Este es mi prometido— Le dijo cuándo quedaron frente a ella, —Esta es Adriana, ella va a encargarse de mi vestido de novia.
Kenneth hizo una mueca de disgusto cuando escucho aquello.
—Si necesitas más presupuesto para el vestido solo tienes que pedirlo, no quiero que uses una baratija el día de nuestra boda.
Adriana sintió que hirvió de rabia al escucharlo decir aquello.
—Mis vestidos están hechos con materiales importados, no son ninguna baratija— Le respondió con tono molesto.
Pero Kenneth ignoro su comentario.
—Conseguiré un asesor de moda y compraremos un vestido de diseñador— Le insistió a Emma.
— ¿Crees que no puedo conseguir un vestido por mi misma? — Le respondió de forma molesta, —Se supone que estamos juntos en esto y has controlado todo respecto a esta boda, creí que al menos me dejarías elegir mi maldito vestido.
Kenneth la miro con enojo.
—Hablaremos de esto más tarde— Le dijo para evitar hacer una escena.
—No hay nada de qué hablar, ya la contrate y ella va a hacer el vestido, no es negociable—Se cruzó de brazos y le dio una mirada molesta.
Kenneth le dio una mirada de odio a Adriana, quien observo como sus mejillas se tiñeron de rosado por la ira evidente, le recordó que Kenneth era una maquina programada para arruinar su vida. Había permanecida callada observando el altercado, todavía procesando el hecho que de todas las personas que había en el mundo fuera justo su mayor enemigo el prometido de una de sus novias.
—Escucha no quiero estar en medio de esto, es obvio que tienes que hablar con él— Le dijo Adriana a Emma, —Como te dije, te agendare una cita para tomarte medidas ahora que elegiste un diseño, hablaremos de la tela y los accesorios, pero si no quieres seguir adelante con esto no te cobrare por mi tiempo.
Adriana se apartó de ellos y comenzó a caminar hacia la salida, quería escapar de ese lugar lo antes posible, ni siquiera les dio una última mirada y mientras bajaba por el elevador los recuerdos de Kenneth y sus hermanos hicieron que se estremeciera, un frío terrible la invadió cuando las imágenes de aquellas bromas pesadas que solían jugarle volvieron a ella.
No necesitaba a los Wertherimer de regreso en su vida.
Sobre todo no a Kenneth.
Y ni hablar del bastardo egoísta de su padre.
Mientras regresaba en taxi a su pequeño departamento enumero mentalmente todas las razones por las que debía negarse a continuar trabajando con Emma, era una apuesta demasiado arriesgada y conociendo a Kenneth, si el vestido llegaba a tener alguna falla la haría sangrar por ello.
A la mañana siguiente Kenneth Wertherimer se encontraba de nuevo sentado frente a su escritorio, mientras leía un montón de informes y le daba un sorbo a la taza de café que le había llevado su asistente, una idea comenzó a rondarle en la cabeza. No había podido sacarse la imagen de la pequeña perra de su hermana en toda la noche y aunque una parte de él, esa que le decía que ya era un hombre adulto y tomar represalias contra ella por los errores de su padre no era aceptable, una voz insidiosa en su cabeza le susurro que lo mejor sería descubrir que estaba tramando.
¿Por qué había aparecido en sus vidas de nuevo?
Había sido muy lista al acercarse a él a través de su prometida, Emma definitivamente era demasiado ingenua como para pensar que ella realmente haría un vestido para ella sin intenciones ocultas y no podía olvidar el hecho de que ella era una Wertherimer le gustase o no, y definitivamente poseía la astucia e inteligencia de los miembros de su familia. No pudo evitar preguntarse ¿en qué clase de demonio se había convertido la bastarda de su padre? y ¿había regresado para vengarse de ellos? De no ser por las cantidades desorbitantes de trabajo que tenía en esos momentos la habría investigado el mismo, pero termino dándole la tarea a uno de sus mejores empleados. Quería saber hasta el último detalle sobre su miserable vida y que es lo que había estado haciendo desde la última vez que la había visto. Para su sorpresa el reporte le fue entregado esa misma tarde, la carpeta era relativamente pequeña y no había nada que lo impresionara en su contenido. Adriana había terminado la preparatoria en una escuela pública de Nueva York, sus notas habían sido sobresalientes pero aun así había desperdiciado su potencial, después de algunos meses y varios empleos logro matricularse en una ridícula escuela de artes y termino graduándose en diseño de modas. Kenneth se quedó pensativo un momento, recordando aquellos días de preparatoria en que solía hacerle la vida imposible, Adriana nunca había sobresalido del resto y jamás la había visto usando ropa con estilo, siempre había sido demasiado aburrida, demasiado tímida y cero interesante. Le sorprendió descubrir que su madre había fallecido y por un momento un latigazo de culpa lo invadió, no es como si él hubiese ocasionado su enfermedad pero supuso que debió haber sido difícil para ella quedarse huérfana en esta enorme ciudad, sobre todo en una jungla de cemento que podía ser cruel a veces con personas como ella. Con fastidio paso las páginas del informe con toda clase de notas y comentarios sobre su vida privada, sus amigos, sus exnovios e incluso sus empleados en esa minúscula tienda que tenía, hasta que llego a la sección que hablaba sobre sus finanzas y tal como lo había previsto estaba al borde de la quiebra y con un préstamo bancario que le tomaría al menos otros tres años para liquidar. Le sorprendió un poco su popularidad en redes sociales y que a pesar de su escases de recursos la boutique de novias estaba funcionando bien, pero lo que más atrajo su atención fue las nuevas solicitudes que había estado enviando para un nuevo préstamo para expandir su negocio.
Kenneth no pudo evitar sonreír ante el plan malvado que se estaba formando en su cabeza, como si el destino hubiera puesto todo a su favor para terminar lo que había empezado años atrás y es que Adriana era la m****a en su zapato, un secreto escandaloso en el pasado de su familia y ahora que todas las miradas estaban sobre él y que por fin tendría el control sobre todo lo que su padre poseía, se encargaría de ella como Brock Wertherimer debió haber hecho desde un principio. Con eso en mente, tomo su teléfono y llamo a la única persona a la que le podía confiar algo tan delicado, Jared Hammer era su mejor amigo desde la universidad, mientras a Kenneth le obsesionaban sus notas y ser el mejor en todo, Jared era un playboy con una mente prodigio, su familia era dueña de Hammer Holding Limited y era el hijo de en medio, así que a diferencia de Kenneth que sentía que nunca hacia suficiente para merecer SisWerth, Jared pasaba sus días disfrutando de las universitarias y las fiestas de hermandades en el campus. Le encantaba ser el centro de atención a donde quiera que iba y las personas lejanas a su círculo solían creer que Jared solo era otro idiota con los bolsillos llenos que tenía la vida resuelta y un ego más grande que su cabeza, pero lo que pocos sabían era que cuando se trataba de ser una persona seria, Jared podía transformarse y actuar como el hombre de negocios que realmente era, de otra forma Kenneth jamás habría hecho amistad con él y jamás lo habría vuelto su socio, ni le habría prestado una suma exorbitante de dinero para que levantara su propia compañía de cero y terminara absorbiendo la vieja compañía de su familia.
Jared había sido consiente todo el tiempo que había vendido su alma al diablo, pero con el tiempo descubrió que Kenneth no era tan malo como le gustaba aparentar, le había dejado ver su lado humano en más de una ocasión, cosa que Kenneth no se permitía con nadie ni siquiera con su madre y de alguna extraña forma había forjado una hermandad que Jared no sentía con su propio hermano, Jared siempre había sido la oveja descarriada de la familia, sus padres nunca habían esperado nada de él y Kenneth le había ayudado a encontrar su propio camino, lo había apoyado como nunca nadie lo había hecho y siempre viviría sabiendo que todo lo que tenía era gracias a él.
Kenneth giro en su silla mientras el teléfono sonaba, admiro la increíble vista desde las alturas y cuando Jared respondió le dijo en voz alta y con un tono malicioso que no había usado desde que estaba en la preparatoria y convencía a sus hermanos pequeños para dañar a la pequeña bastarda.
—Necesito tu ayuda hermano.
Jared se rio a través de la línea al escucharlo.
—Sabía que te arrepentirías, no te preocupes te ayudare a deshacerte de la pequeña heredera— Le dijo con alivio.
Kenneth frunció el ceño y cuando entendió que se refería a Emma volteo los ojos con impaciencia.
—Te he dicho mil veces que no voy a romper mi compromiso con ella.
—Ambos sabemos que no soportas a la señorita reina de las redes sociales, no se por qué te torturas fingiendo que estás de acuerdo con todo ese circo —Le dijo Jared.
—Ya te he dicho mil veces que quiero la compañía de su padre, pero ese no es el favor que quiero pedirte, no desvíes el tema.
Jared bufo a través de la línea.
—Necesito que hagas una inversión en una pequeña tienda, pero la dueña no debe enterarse que el dinero proviene de mí.
—Continua—Dijo Jared con genuino interés.
—Necesito que me ayudes a sabotearla, ella intento destruir a mi familia en el pasado y no pienso envolverme en ningún escándalo ahora que yo seré el director de SisWerth, ya sabes que la prensa esta sobre mí gracias a toda la atención que genera Emma y no voy a dejar que esos buitres manchen el apellido Wertherimer.
— ¿De quién se trata? —Le pregunto Jared un poco confundido ya que realmente parecía que Kenneth odiaba a esta persona.
—Adriana Dumas—Le respondió Kenneth, —Te enviare toda la información, seguramente ya solicito financiación en alguno de tus bancos.
Adriana estaba recostada en su pequeña cama individual, dibujando en su tableta cuando su bandeja de entrada salto avisándole sobre un nuevo correo electrónico, no tenía planeado abrirlo cuando vio que se trataba de un banco, pero sus ojos alcanzaron a captar la frase ‘’solicitud de préstamo’’ y eso capturo su atención. Abrió rápidamente el correo donde le explicaban que su antigua solicitud de préstamo había sido revisada de nuevo y que esta vez sí había sido aprobada, rápidamente leyó requisitos y comprobó una vez más que no estaba siendo estafada ya que no podía creer lo que estaba viendo, con el dinero que le estaban ofreciendo podía expandir su tienda e incluso contratar más personal. A la mañana siguiente llamo temprano a Jo para avisarle que llegaría tarde y que despejara su agenda, luego le colgó y se detuvo en la puerta del banco perteneciente a Hammer Corporations, observo el letrero que adornaba la lujosa fachada del enorme edificio y con el corazón latiéndole a mil por hor
Adriana estaba en el suelo del taller recortando patrones de tela cuando Jo entro a despedirse, por un momento la miro confundida y luego recordó que sus otras dos empleadas se habían ido hacia unos veinte minutos. — ¿En qué momento se hizo de noche? —Le pregunto mientras se ponía de pie.Jo le sonrió.—Rocié un poco de agua en las flores y las deje en la recepción ya que tu no las quisiste en tu oficina—Jo le guiño el ojo con diversión, —Nos vemos mañana jefa, tu agenda está llena así que llega temprano.Adriana suspiro mientras recogía todo lo que tenía esparcido en el suelo, apago las luces y luego camino hacia la puerta de Adrianne Bridal Collection, se detuvo para darle una última mirada al arreglo florar sobre el mostrador y luego negó con la cabeza.¿En que estaba pensando ese tal Jared al enviarle flores?Cerro la puerta de la tienda y activo la alarma de vigilancia, el estómago le gruñía de hambre pues se había saltado la hora de comida y solo se había comido media bolsa de
Al terminar la cena Jared los llevo de regreso a la ciudad, mientras conducía comenzó a idear formas de alargar la noche, tenía que convencer a Adriana para que firmara los papeles de una forma u otra, estaba decidido a ganarse su confianza por lo que tenía que mantener su fachada de perfecto caballero frente a ella. — ¿Te gusto la cena? —Le pregunto amablemente. —Sí, estuvo delicioso. Adriana se sentía más relajada ahora que tenía el estómago lleno, después del largo día que había tenido el cansancio la hizo sentir ansiosa por llegar a su hogar y lanzarse sobre la cama a dormir, ya que el día siguiente tenía una agenda apretada con las novias que iban a visitarla. — ¿Te gustaría acompañarme un rato más? —Le pregunto Jared de forma casual, —Podríamos ir a mi departamento a tomar un trago. Adriana lo miro con recelo. —Dijiste que me llevarías a mi casa después de la cena. —Sí, lo hice—Afirmo mientras giraba el rostro para mirarla, —Pero aun no estoy listo para dejarte ir. —Ten
A la mañana siguiente Adriana corría por la calles de Nueva York tratando de llegar a tiempo a su cita con la clienta del vestido Luxury, tenía los bocetos listos para mostrarle el vestido de novia de sus sueños y ponerse manos a la obra para volverlo realidad. En esta ocasión Adriana iba a reunirse con la hija del dueño de uno de los salones de belleza más populares. My New York Beauty era un hermoso local en tendencia donde todas las chicas querían ponerse bonitas, el año anterior había abierto su tercer local en la ciudad, posicionándose como uno de los mejores y más accesibles salones de belleza, por supuesto Adriana nunca había ido a un lugar como ese pero había investigado y resultaba que el lugar era tan bueno que había un mes de espera para conseguir cita en cualquiera de sus sucursales. Esta era otra de sus cuentas grandes, y sabía que no obtener el trabajo no era una opción, en un momento como ese la publicidad que sus clientas le podían proporcionar lo significaba todo para
Al finalizar el día luego de que las chicas se despidieran, Adriana fue la encargada una vez más de cerrar la tienda, como siempre antes de cerrar la puerta miro el interior de su pequeño negocio con anhelo, las palabras tontas que le había dicho Kenneth resonaban en su cabeza y aunque había tratado de olvidarse del asunto, las inseguridades aparecieron como sombras en cada esquina a donde volteara. Se odiaba así misma por dejar que él la afectara de ese modo, no era más que un caprichoso hijo de papi el cual le había dado todo y mientras él era una persona privilegiada Adriana había tenido que hacer todo desde cero. Le había prometido a su madre que no importaba que tan malas fueran las cosas jamás le pediría ni un centavo al desalmado que la había engendrado y aunque Adriana fantaseo con ello en sus peores días, nunca lo hizo. — ¿Día difícil? —Le dijo una voz desde atrás cuando ella estaba cerrando la puerta.— ¡Dios! Vas a hacer que me dé un infarto—Se quejó mientras se llevaba la
Halloween era de las festividades preferidas de Adriana, el aura de la ciudad solía tornarse oscura, las personas solo pensaban en que disfraz usar y los adornos terroríficos abundaban en cada esquina, Adriana amaba salir de fiesta en esa fecha, cuando estaba en la universidad todos enloquecían diseñando sus disfraces y hacian concursos para ver cual era el mejor. Pero los últimos años Halloween se habia transformado en ella trabajado hasta tarde para luego volver a casa con la cena comprada de algún lugar de comida rápida, vería alguna película cualquiera de terror de las que solían transmitir en televisión y luego iría a dormir, pero ese año era todo diferente gracias a Jared ya que asistirian a una fiesta exclusiva en el mejor club de la ciudad. Cuando Jared paso a recogerla y la vio, casi se le salieron los ojos al ver lo sexy que lucía, había esperado que ella se pusiera un disfraz bonito, algo como una princesa o el típico atuendo de bruja, pero esa noche era Halloween y podía
Adriana había pasado los últimos días con la mente completamente dispersa, el trabajo en la tienda había aumentado al doble, nuevas novias habían estado llegando a su tienda gracias a sus redes sociales y el duro trabajo de Jo administrándolas, también había estado ocupada en su propuesta de negocios para la sociedad con la empresa de Jared y estaba muy nerviosa al respecto ya que conseguir ese trato significaba un salto enorme para la expansión de la tienda. Además estaba el hecho de que esa misma tarde tenía la cita con Emma para formalizar la compra y creación de su vestido, por lo que estaba preparada para lanzarle lo mejor que tenía y darle un vestido de princesa de cuentos. —Necesitas comer algo— Le dijo Jo cuando entro a su oficina, —Fui a esa cafetería que me gusta y te compre un refrigerio. —¿La del chico guapo que te pone corazones cuando escribe tu nombre en la taza?— Adriana despego la mirada de su computadora y le sonrió a su asistente. —Quisiera que él estuviera en el
El corazón se le iba a salir del pecho mientras caminaba por el pasillo cubierto de alfombra de las oficinas de Hammer Holding Limited, había visto Shark tank como si fuera su religión durante los últimos días, había hecho un guion y lo sabía de memoria al derecho y al revés, conocía bien el material en sus diapositivas y aunque temblaba de los pies a la cabeza, se puso una máscara de falsa cortesía y se paró frente al grupo de hombres que conformaban el equipo de adquisiciones y fusiones de Jared. “Eres un riesgo” “Una diseñadora novata” “Una perdida millonaria” “No” “No” “No, no, no…” Adriana quería que se la tragara la tierra, pero se forzó a sí misma y salió de la sala con la frente en alto, tenía un nudo en la garganta tan apretado que ni siquiera podía pasar saliva. — ¿Puedo utilizar el baño? — Le dijo a una de las secretarias que iba pasando junto a ella y la chica le señalo una puerta. Una vez adentro se miró en el espejo, llevaba puesto un traje de segunda mano que