La mudanza había terminado y aunque durante la despedida hubo muchas lágrimas más, Alma sabía, tenía confianza en que, todo estaría bien.Debía ser positiva y pensar lo mejor.Edan conducía su Ferrari sin dejar de mirar a su esposa de reojo, le rompía el corazón verla limpiándose una y otra vez las lágrimas que al momento volvían a fluir, como un círculo infinito.—Tranquila, mi amor, mañana mismo pasamos para saludar. — Le murmuro intentando reconfortarla. Alma asintió, limpiándose de nuevo. Edan supuso que hablar de algún tema, ayudaría a Alma entretenerse. — ¿Sabes? Me preguntaba por qué no me habías hablado antes de tu padre.—No lo sé… Solo, nunca surgió.—Llegué a creer que él no estaba presente en sus vidas. — Intentó comentar Edan, con todo el tacto que le fue posible.—Pues no, desde hace algún tiempo no estuvo, como él mismo te comentó, se fue por una temporada. — Soltó Alma, sintiendo como se llenaba de rabia y decepción al recordar.—Se ve que es un buen hombre
Al salir de la universidad, Alma se fue por su cuenta a casa de su madre, no quería molestar a Edan, después de todo, él era un exitoso empresario y ella no podía estar llamándolo solo para que sea su chófer.Las cosas en casa de Alma, iban bastante normal, aunque extrañamente, Ricardo no estaba tan ebrio como ella hubiera esperado encontrarlo a esa hora.Claro, él había estado tomando, eso era obvio, sin embargo, Ricardo se veía más mesurado y además, se mantenía muy entretenido y concentrado en unos documentos.Por lo menos, eso era algo bueno, el que Ricardo mantuviera la mente ocupada.Al finalizar la tarde, Alma llamó a Edan para avisarle que podía recogerla en la casa de su madre, no obstante, Edan terminó disculpándose con ella, puesto que, aparentemente estaba muy ocupado haciendo algunas diligencias y en ese momento, no podía pasar a buscarla.Pero Edan quedó en enviarle un chófer a Alma en un par de horas. Eso fue muy extraño, ¿Qué tanto podía tardar Edan en sus dilige
Dos días, ¡Solo dos días! Ella no podía ser feliz con Edan por más tiempo que ese, solo cuarenta y ocho horas… Al parecer, solo ese era el plazo permitido, el límite de su felicidad.Lo mismo sucedió en su viaje de luna de miel, dos días junto a Edan en los que Alma se permitió ilusionarse, abrir su corazón, para terminar rota.De nuevo, volvía a suceder, ¿Cómo no se lo espero? ¿De verdad le llegó a pasar por la mente que una mujer simple y pobre como ella podría llegar a ser feliz con un hombre como Edan?.Ese fue su error, creerlo nuevamente e ilusionarse… Pero esta vez, no fue culpa de él, esta vez era el destino quien estaba en contra y ya no había marcha atrás.Alma entró en la habitación de Edan, mientras que las lágrimas recorrían su rostro como nunca lo habían hecho antes y los espasmos en su pecho, eran cada vez más fuertes.¿Cómo podía doler tanto? ¿Podría sanar con los días como lo hizo la vez anterior?.Sí, seguro que podía, ella solo necesitaba enfocarse y asumir su
Venganza, ese era el principal motivo por el que Vivian había armado todo ese show… Y le había salido muy bien.Esas eran las consecuencias que Edan tendría que enfrentar por atreverse a querer dejarla por una mosquita muerta como Alma, una pobretona que para nada se comparaba con una mujer como ella.Pero había algo más, ella necesitaba tiempo… Sus padres se enterarían rápidamente de su embarazo al revisar los gastos de Vivian y los estados de cuenta.Y al notar una factura por una visita al ginecólogo con eco y prueba de embarazo, de inmediato, le pedirían cuentas.Por eso, Vivian necesitaba de un chivo expiatorio, por lo menos, hasta que fuese el tiempo indicado para sacar toda la verdad a la luz.¡Por qué lo haría! Ella contaba con que todos supieran la verdad, solo que, a su debido tiempo.Seguramente sus padres se enojarían al enterarse de la verdad, eso era obvio, pero al final, la apoyarían, porque Vivian es, y siempre ha sido, su niña consentida.*—¡¿Casarnos?!. — E
—Entonces… Te enamoraste de tu esposa falsa. — Repitió Diego por enésima vez, el amigo y abogado de Edan, hablando por encima del bullicio del club, sin poderlo creer.—¡Que no es mi esposa falsa! Tú mismo fuiste testigo de que nos casamos de verdad. — Reiteró Edan, mucho más frustrado de lo que había llegado.—Sí, pero no te casaste con ella precisamente para hacer un matrimonio real. — Profirió Diego, alucinado con la ironía que vivía su amigo.—¿Vas a repetir lo mismo una y otra vez o vas a ayudarme en algo?. — Preguntó Edan con la mandíbula apretada.—Lo siento, hermano, pero es difícil de creer… Un tipo como tú… ¿Enamorado? ¿Y de una chica inocente como deduzco que es ella? Porque… Por todo lo que me contaste, Alma no tiene mucha malicia.—¡Ah! Ahora vas a juzgarme. — Gruñó Edan, tomándose otro trago.—¿Qué quieres que te diga? Es lo que te ganas por crear esa maraña de mentiras y lo peor… Envolviste a una joven inocente en tus redes…—¿Sabes qué? Ahora que lo pien
Los padres de Edan entraban en la oficina, justamente cuando Ricardo se despedía en la puerta.—¿Papá?. — Preguntó Edan, extrañado.—¡Oh, Edan! Lo siento, ¿Te interrumpimos? Es que solo pasábamos para saludar y Lucy no estaba en la entrada, así que… — Explicó Erick, al tiempo que se adentraba en la oficina y notaba que Edan no estaba solo.—¡No puede ser! ¡¿Son tus padres?!. — Preguntó Ricardo a Edan, evidentemente emocionado.—Sí, señor. — De manera muy solemne, Erick estiró la mano hacia Ricardo. — Erick O’Connor y ella es mi esposa, Angélica. — Luego del apretón de manos, Ricardo estiró su mano hacia Angélica, quien no se aguantó la curiosidad.—¿Y usted es?. — Preguntó ella al extraño.—Mucho gusto, soy Ricardo Contreras, el padre de Alma. — La pareja se sorprendió, pero un momento después, Erick expandía una enorme sonrisa.—No lo puedo creer, hasta que por fin nos conocemos. — Comentó Erick entusiasmado y Ricardo supuso, que lo decía por su reciente desaparición.
Al finalizar esa semana, Edan se sentía desesperado, los problemas comenzaban a acumularse.Primero, Alma seguía con la misma actitud esquiva.Segundo, la visita que tuvo Edan con Vivian hacia un nuevo médico, no había dado el resultado previsto y lo había corroborado… Vivian sí estaba embarazada.Y tercero, Erick le insistía a Edan en organizar la cena familiar, lo cual era un problema.No había manera de contarle a Alma que Erick había conocido a Ricardo y había sugerido la cena, sin decirle que el mismo Ricardo había visitado a Edan en su despacho.Y aunque en un principio, Edan no quería que Alma se enterara de la reciente relación de negocios que había hecho con Ricardo, pues eso ahora había cambiado.¿Qué hacía Ricardo visitando a Edan en su oficina? Alma haría preguntas y Edan sabía que no podría mentirle, él debía decirle la verdad, y ese mismo fin de semana, pensaba hacerlo.*Llegó el día sábado… Hacía tan solo una semana, Edan y Alma se habían entregado por completo
Aunque en un principio, Luz, la madre de Alma, se mostró un poco renuente, por tener que asistir a una cena familiar en el apartamento de Edan para conocer a sus padres.Era, sobre todo el hecho, de asistir junto a Ricardo, lo que menos le agradaba del asunto.Sin embargo, por el bien de su hija y por el contrato que Alma había firmado, Luz decidió aceptar.Había pasado una semana, y el día de la cena familiar había llegado.Los primeros en llegar, fueron los O’Connor, a quienes Edan recibió con mucho entusiasmo, mientras que Alma, todavía se arreglaba.Aunque en realidad, ella estaba en su habitación haciendo respiraciones profundas y tratando de controlar sus nervios.Porque, una cosa era tener que simular e improvisar ante cualquier eventualidad frente a los padres de Edan, sin embargo, controlar lo que decían sus padres, no sería posible.Y es que, aunque Luz estaba enterada de todo el engaño, el contrato y la clase de personas que eran los padres de Edan, gracias a sus con