Capítulo 4

Se levanta de la silla, observo cada detalle lentamente como lobo dispuesto a cazar esa presa tan hermosa y camina despacio al baño, creo que el alcohol empezaba a hacer efecto. Le hablo a uno de mis hombres y camina junto a mi al baño y Justo cuando voy a entrar ella pasa por mi lado y nuestros hombros se cruzan un momento. Le doy una mirada llena de lujuria y deseo, pero ella no se detuvo es como si no me vio y me deja su aroma impregnado en la nariz

—quiero a esa mujer— digo en voz alta

—¿la secuestro señor?— me dice uno de mi seguridad

—no, yo mismo iré por ella— salgo del baño y le digo que siga sin mí. Me siento en la barra y pido un trago seco y me doy un solo trago, limpio el poco que se derrama en mis labios y la veo. Sonreí frente a mí solo nos divide su amiga la cual vuelve al baño. Llamo al mesero y él se acerca, le digo que quiero hablar con la chica que si ella me lo permite él camina hasta ella y le susurra, ella me mira, su mirada es tan inocente y se sonroja un poco, pero no disimula. El camarero me dice que ella no le gusta hablar con desconocidos y sonrió aún más. Llamo a uno de mis hombres y los envío a detener la amiga un momento. Cuando ella se ocupa y usa su teléfono me siento a su lado

—¿dices que no te gusta hablar con desconocidos?-

Ella levanta su cabeza y acomoda su hermoso cabello

—¿qui-quien es usted?— me preguntó nerviosa, alzo una ceja

—¡Hmm! Feliz cumpleaños!— le digo tranquilo y pausado, mi voz es muy varonil y suave en este momento.

—G-Gracias, ¿usted fue quien me dijo que beba todo lo que quiera?— suelto una risilla

—¿has bebido todo lo que has querido?— acomoda su cabeza de su mano afincando el codo en la barra

—he bebido demasiado, jajaja nunca había bebido en mi vida— niega y puedo notar su embriaguez

—¿necesitan que las lleve a casa?— ella aclara los ojos

—¡Dio mío! Grace hace mucho fue al baño y no ha regresado— se levanta de prisa y en eso cae sobre mi regazo

—lo siento, estoy algo ebria ¿te lastime?— es tan tierna ahora que la tengo tan cerca y huele tan bien.

—no, no me lastimaste, no te preocupes por tu amiga en breve le digo que venga—

—c-como tienes su número ¿la conoces?— ella hace preguntas con tanta ternura

—mis hombres la pueden buscar— ella alza las cejas y me sonríe

—eres... ¿algún político?— chasqueó la lengua y me muerdo el labio inferior sin malicia

—perdón que no me he presentado, soy Duncan Di marco bianco y tú eres?— pero su amiga llegó y gritó en mi oído prácticamente

—AURORA— me mira con gran sorpresa y luego la mira a ella

—me tengo que ir así que termina esta noche feliz—

—no, espérame como que te irás grace, no me puedes dejar con un extraño así— tengo tanta ternura por ella, su inocencia me clava el estómago

—no es un desconocido, ya lo he visto muchas veces aquí, él te llevará a casa, suerte— le guiña un ojo y sale del lugar, ella traga grueso y toma su bolso y trata de levantarse

—tengo que pedir un taxi, me tengo que...— la trato de persuadir

—oye tranquila, no te haré nada malo, conozco a tu amiga es como dijo, nos vemos muy frecuente aquí. Ella te dejo en las manos mas seguras que podrás estar toda tu vida. Hoy es tu cumpleaños bebe y disfruta, yo te cuidaré—

mi mirada hacia ella se profundizó y con pena acepto. Empezamos hablar de temas banales reía y entraba cada vez más en calor. Me contó que es estudiante en Harvard junto a su amiga que lo hizo a través de una beca, que había una chica que la molestaba y la llevaron a retención, que trabajaba en una cafetería por unas horas y con eso pagaba su apartamento, extraña mucho a sus padres. Me encantaba oírla mientras reía y cuando habló de sus papás sus lágrimas se derramaron eso me causó algo de angustia. Seque sus lágrimas y me volvió a preguntar

—¿q-quién eres tú?—adormilada

—soy un mafioso, aurora— ella abre su ojos y ríe mientras se da el ultimo trago

—tu ca-ra es-esguapa-como es-espo-posible y te ves tan jajajaja no bromees— volvió a caer sobre mí le hice seña a uno de mis hombres para que pagara la cuenta y la cargue en mis brazos y la subí en mi carro. Le pedí al chofer que me llevara al mejor hotel del lugar y me dieron un habitación amplia y cómoda.

La acosté, olvide preguntarle exactamente donde vivía

—eres tan guapa incluso estando borracha— tomé su mano y la bese se empezó a remover sobre la cama

—tengo calor— la miré tratando de quitarse el vestido desesperada no sabía que hacer tenía entendido que estar con una mujer borracha era sinónimo de abuso, pero estaba sudando demasiado así que con cuidado le quite el vestido y los zapatos.

Cuando mis manos se deslizaban por su piel temblé era demasiado suave y tersa a la vez, parecía una muñeca de los pies a la cabeza no tenía sostén sólo unas tangas de encaje y me mordí el labio tratando de controlar a mi amiguito.

Ella abrió los ojos algo lucida y pasó la mano por su cara

—¿quieres mi virginidad?— mi corazón latió demasiado de prisa y me recorrió un escalofrío muy fuerte

—estás tan borracha que crees que eres Virgen— le susurré y frunció el ceño

—si estoy borracha, pero se que nunca más te volveré a ver así que no me importa, no quiero que alguien me use por ella y me deje sufriendo, prefiero dártela a ti, ya que jamás nuestros caminos se cruzarán.

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