Capítulo 5

Estaba atónito ante aquella confesión, ella tenía demasiado que ofrecerle a un hombre así que le hable

—bien, me aseguraré de que se te pase un poco la borrachera— la lleve al baño y la duche sin mojar su cabello, disfrutando de tocarla parte por parte como si fuera la primera vez que tocaba a una mujer, pero ella era demasiado. La puerta fue tocada y le di una bebida para la borrachera, no quería hacer nada que le perjudicara su consciencia después.

—¿ya te sientes mejor?— la sábana cubría su cuerpo me miró

—G-Gracias por eso, estoy avergonzada...—

—¿por lo que me propusiste? ¿De tomar tu virginidad?—

—¿es vergonzoso ser Virgen a los 20?— la miro y entro un mechón de cabello por su oreja

—yo diría que es demasiado sexy ser Virgen a los 20– ella ríe y niega

—entonces Duncan, ¿quieres mi virginidad o no?— pensé que lo había dicho borracha, mis ojos se llenan de sorpresa y mi cara cambió a una llena de lujuria, me quite el saco y la camisa, ella se quedaba viéndome y al ver mi cuerpo tatuado creo que se sorprendió más

—tienes tantos tatuajes— dijo en voz baja y audible y le sonreí

—¿no te gustan tatuados?— Me baje el pantalón y volteo su cara sonrojada. Metió su pulgar a su boca mordiendo su uña. Caminé hacia ella y me senté en la cama

—si te arrepientes dime que pare y lo haré, pero si me dejas probar tú boca aunque sea una sola vez no hay vuelta atrás aurora y serás mía para siempre ¿entendido?— sus ojos cafés me miraron profundamente

—no nos vamos a volver a ver, no quiero—

Reí suavemente y la acosté subiéndome sobre ella. Le di un beso en la mejilla y probé su boca. Sus labios tibios y suaves me agradan demasiado y aunque no tenía tanta experiencia trataba de besarme. Metí mi lengua en su boca buscando la de ella y sus brazos no me abrazaban así que se lo pedí

—abrázame— en voz baja.

Con lentitud acariciaba mi espalda mientras con mis manos apretaba su cintura y con la otra acomodaba su cabeza para poder besarla mejor.

Me deslicé por su cuello lentamente y mi lengua dejaba su recorrido detrás de su oreja, su cuello y su clavícula. Deslice las sábanas de su cuerpo y sentía cómo temblaba debajo de mí.

—eres tan hermosa aurora— le susurré mientras besaba su vientre de arriba abajo deteniéndome en su pecho izquierdo el cual succioné y gimió con ternura. Chupe ambos pechos suavemente y poco a poco fui deslizándome por su vientre, pero detuvo mi cabeza

—q-que haces ahí?— su temblor era tan obvio que empezaba a sudar

—lo que haré te gustará demasiado, te lo prometo ahora déjame abrir tus piernas—

—no se si pueda continuar— di un beso en su vientre bajo

—te dije que si me dejabas besarte no había marcha atrás—separé sus piernas con dureza sin verme violento

—ya no hay vuelta atrás aurora, ahora eres mía— y mientras la miraba mi lengua se deslizó en su clitoris sin piedad, se retorció queriendo ocultar los gemidos y hacía presión hacia abajo en mi cabeza mientras sus pies estaban inquietos

—que es- esa- sensa-cion- que-que siento— y soltó un grito placentero que me hizo sentir tan satisfecho y tembló. Mis dedos masajeaban la zona humedad con sus piernas totalmente abiertas y besaba su boca desesperado escuchando sus gemidos tiernos

—creo que estás lista—le susurré y tomé mi pene en mi mano, jugué varias veces con el en su entrada y ella abrió los ojos, estaba tan adormecida y sonrojada. El calor empezaba a llegar y al verlo soltó un respingo asustada

—si entras todo eso dentro de mí, no podré caminar en una semana—se había afincado en sus codos

—te puedo cargar toda esa semana— le susurré y lo traté de entrar, pero cayó nuevamente a la cama

—n-o ¡agh!—

—¡shhh! Aún no lo entró, solo es la punta— ella abrazó mi cuerpo me acomode para que me brace y la abracé a ella

—te daré una sola estocada, para que duela una sola vez— bese su mejilla y así lo hice solo entrando la mitad y soltó ese grito desgarrador

—¡AAAAAAAAHHHHH!— de cuando uno hombre te toma por primera vez.

—voy a moverme ahora— le susurré

—no quiero, me dolerá—habían lágrimas en sus ojos y mucho miedo.

—no te dolerá así, las demás veces que lo hagamos—

—no quiero más veces Duncan, solo esta vez, con eso suficiente— sonreí, ella no tenía idea de que había firmado un pacto conmigo al habérseme entregado toda ella.

Me moví despacio tratando de que se acostumbrara al grosor —¿puedo hacerlo un poco más duro?—

Ella sintió y moví más rápido mi cintura, estaba volviéndome loco. Sus paredes me apretaban sintiendo que quería engullirlo y no dejarlo salir nunca. Sus gemidos eran cantos para mis oídos gemía demasiado hermoso y nunca dejó de abrazarme ni yo a ella. Nos besamos mientras movía mi cintura y cuando estuve apunto de correrme no tuve el valor de sacarlo gemí duro y lo entré todo haciendo que grite mientras yo me corría dentro de ella y temblaba.

Nos quedamos dormidos ella sobre mí y cuando desperté no estaba. Sonreí cree que iba a escapar de mí después de dejarme perdido en su cuerpo para siempre

—no importa si huyes aurora, tú eres mía. Anoche mediste todo el permiso de ser mía y nunca te dejare libre de mí, menos ahora después de tenerte en mis brazos.—Tocó las sábanas sucias de sangre y me muerdo el labio inferior riendo.

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