Al aterrizar, nos dirigimos a mi casa le había pedido al mayordomo que preparara ropa clásica para mí, tenis blancos, pantalones finos y camisa blanca.Tome una ducha, me cambie y salí de casa rápido.Cuando estaba frente al hospital uno de mis hombres me dijo que la vio llorar junto a su amiga de la cual ya tenía el número.Hice que la llamarán por teléfono y luego la trajeron hacia a mi, estaba muy nerviosa —no te preocupes, no te voy a morder—Ella respira y toca sus rodillas —estuve llamándote ayer y el número ya no existía, eres un poco misterioso— frunzo el ceño —¿por qué dices que soy misterioso? ¿aurora no te dijo nada?— ella sonríe algo confundida —¿que tenía que decirme ella? No es como que recuerde mucho de lo que sucedió contigo y me metiste en un gran problema, tuve que decirle la verdad que me pagaste para quedarte con ella— reí sin mostrar los dientes y no deje de mirarla —¿podrías dejar de mirarme así? Parece como si me vas a matar y de por si, me da un poco de ner
Volvemos al vehículo y le pido al chofer que se detenga en una reposteria que había cerca que me gustaba mucho, él se detiene y nos quedamos esperando, alguien toca la puerta con una caja el hombre que está en el copiloto toma la caja paga y nos volvemos a poner en marcha. Extiende su mano y me entrega la caja y la colocó en sus piernas ella me mira sin entender —es para ti, disfrútalo— y cuando la abre sus ojos se aclaran cómo un bebé —¿por qué compraste un pastel entero?— su amiga ríe y ella le da un codazo —no es gracioso— ella le dice que admita que si y resopla. Mientras vamos al hospital come el pastel y no evita el gemido del disfrute y abre los ojos mientras la observo con una sonrisa poco pronunciad y se sonroja avergonzada.Al llegar al hospital el chofer abre la puerta su amiga sale del coche y ella también, pero al hacerlo vomita sin contenerse grace la ayuda y me acercó rápidamente y me colocó a su altura —qui-tate, es vergon- buaaaa— uno de mis hombres se acerca con
Llegamos a casa y la cargué en mis brazos se había quedado dormida. Cuando entre pude ver al mayordomo sorprendido —señor, ¿quiere que le prepare una habitación?— me niego rotundamente —ella se quedará en mi habitación— subo las escaleras y la acuesto tranquilamente, le doy un beso en la frente y cierro la puerta. Al bajar le hablo al mayordomo nuevamente —quiero que preparen comidas saludables para ella, tiene anemia y necesito que se cure cuanto antes, lo que ella pida se le da, iré con mi padre cuando despierte dígale que vuelven en tres horas-El asiente y no hace preguntas, por eso es mi Mayordomo. Salgo de la casa y me subo al coche tenía que reunirme con mi padre, espero que aurora no se estrese cuando sepa que no deje con ella su teléfono.***Mi cuerpo se siente que esta sobre plumas no quiero abrir los ojos me cuesta, pero lo hago. Iba a frotar mis ojos y recuerdo lo que grace me dice que no lo haga. Suspiró y veo todo el lugar es una habitación enorme, decorada de forma
Me hace levantarme de la bañera y me cubre con la toalla —pensé que no dejarías que te vea desnuda, eres tan tímida— me regala una breve sonrisa y hasta sus dientes son hermosos, pero salgo de esos pensamientos y con visible cansancio le hablo—me quitaste la virginidad y el mismo día me diste un hijo, creo que me vería ridícula sintiendo vergüenza después de todo lo qué pasó— pero mi sorpresa es mayor cuando me carga y me lleva a la cama —estás siendo extremista otra vez aurora—le reprocho—no es como que me voy a partir— me sienta en la cama y veo algunas bolsas ahí —eso es para ti, tuve el atrevimiento de pasar por una tienda por eso tarde un poco más— observo las bolsas y la marca y luego lo miro a él —¿sueles explicar por qué llegas tarde o temprano?-Camina hacia mí y se sienta a mi lado, quita el gancho de mi pelo y con sus dos manos le da forma —no, pero como serás mi esposa tengo que decirte porque tardo— mientras me habla acomoda mi cabello sin mirarme directamente, pero
Llego a casa de mi padre, tiene una esposa no muy agradable para mí, su voz me parece chillona y por todo hace un drama. Aunque siempre busca la manera de querer ser amable conmigo no se porque razón, ya le he dejado claro que no me interesa ser cercano a ella. Es quince años menor que mi padre técnicamente podría ser mi hermana.Al llegar ella me recibe con una sonrisa estúpida —bienvenido Duncan— y la miro sin ganas y le devuelvo el saludo. Dos de mis hombres vienen detrás de mí y ella me sigue el paso no se que quiere de mí—¿que quieres Julieta?— ella se detiene y siempre se viste como una señora, no se si finge que quiere a mi padre, pero me da igual, que haga su vida como le plazca —¿quiero saber qué pasará con tu compromiso con jazmín?— abro un poco la boca y frotó mi ojo izquierdo —¿que tienes tú que ver con eso? ¿Acaso mi padre te colocó de anfitriona o te dijo que tú tratarás de convencerme de algo? Acuérdate cuál es tu lugar— pero mi padre llega justo en ese momento y la
—¿donde está mi teléfono? No he podido hablar con grace necesito que sepa que estoy bien y mis padres suelen llamarme de noche— pero me dice algo que me desconcierta —ya hablé con tu amiga, y tus padres ¿cuando iremos a darle la noticia de que estas embarazada y nos vamos a casar?— no sé porque siento que quiere evitarme con respecto a mi teléfono —Duncan, quiero mi teléfono— pero escucho un rotundo no de su parte haciendo que me hierva la sangre —¿de que estás hablando pedazo de...— me detengo al ver su mirada y los sonidos de ardilla que hizo —cuidado con esa lengua traviesa Aurora, cosas le pueden pasar— estoy molesta y me levanto de la cama y le extiendo mi mano desde la distancia en la que estamos —devuélveme mi teléfono, no tienes derecho a tomar mis cosas sin autorización y a no querer devolvérmelas— da pasos hacia a mí hasta hacerme sentar en la cama y toma mi mentón haciéndome una pregunta tonta.—¿quieres tu teléfono?——por su puesto que si ¿que clase de pregunta tan to
Me despierto y estiro mis brazos y froto mis ojos—¡ay!— una pestaña se adentra en uno de ellos como siempre, ya que siempre me pasa por tonta.—no debes frotarte los ojos aurora— suelto un respingo —no fue un sueño— digo poco audible y escucho una risa relajada, se acerca a mi y checa mi ojo—no lo fue bombón, así que empieza a acostumbrarte— se aleja un poco y se queda viéndome haciendo que me sienta incomoda —incluso cuando despiertas eres tan hermosa, no tengo dudas de que mis hijos serán muy guapos— —¿tus hijos dijiste?— le pregunto irónicamente y él no dice nada, ya estaba cambiado al parecer iba a salir a su trabajo —levántate y prepárate iremos a desayunar y luego me iré al trabajo—la idea no me desagrada me levanto y camino hacia el baño, pero antes de poder entrar él me toma por la muñeca me pega a su pecho y da una palmada en mi trasero y lo aprieta a la misma vez dejándome atónita para después soltarme —déjame en paz Duncan, yo no te he dado derecho a que me toques—
Nos sentamos en un restaurante al aire libre un camarero se acerca y saluda a Duncan al parecer era frecuente en este sitio, mientras hablan me quedo observando el área —aurora, ¿que vas a pedir?— suelto un respingo, miro al camarero y luego a él —tráigale frutas con miel y una buena ensalada, esta embarazada— él asiente luego de tomar la orden y se va —no tienes que decirle a todo el mundo que estoy embarazada— está leyendo el libro ese de embarazo me mira y me sonríe —pero estás embarazada aurora ¿quieres que mienta? Simplemente quiero que todo el mundo te de el trato humanitario que hay que darle a todas las embarazadas— gimoteó y me pasa su iPhone —ese es tu teléfono ahora— mis ojos se agradan ¿en serio me estaba regalando un teléfono nuevo? Sin darme cuenta hablo de mas —creo que aquí podré hacer las tareas sin tantos problemas— él me mira y me tapo la boca recordando que ya no estaré en Harvard —sobre eso, te compare una laptop para que tomes tus clases virtuales desde la