Capítulo 3

Mi amiga le susurra algo al mesero y luego me habla

—te dejé a su cargo, iré a baño no me tardo— estoy bebiendo tranquilamente unas cervezas y el chico me habla

—un hombre de allá— me señala y al voltearme no veo nada

—dijo que como es tu cumpleaños que bebas todo lo que quieras que él paga y cualquier situación las llevarán a casa— aún estoy tratando de ver quien es, pero no logro ver nada. Me encogí de hombros y mi amiga regresa. No le dije nada, pues se muy bien cómo es y no quiero caer en vergüenza, por lo menos no hoy. Mientras tomó alcohol empezó a mover la cabeza y mi cuerpo se está empezando a calentar ella baila como una desvergonzada y no evito la risa. Me obliga a bailar con ella y lo hago de una manera suave, ya que no me gusta llamar a la atención y no evito la felicidad que en este momento tengo.

***

—¿en serio papá? ¿Tú vas a seguir con lo mismo? Me llamaron para joderme otra vez con lo mismo, descansen un poco de lo mismo—me doy un largo trago de ron que baja lento y suave por mi garganta

—ya estás en edad de tener hijos— lo miro mientras fuma y la barba blanca cada vez que hace más blanca

—debiste tener varios hijos así yo no tuviera este peso que quieres ponerme sobre los hombros, bastante tengo con las embarcaciones y tener que cubrir tanto dinero con negocios que ni al caso—

—te quejas demasiado Duncan Di marco bianco y solo te estoy pidiendo una sola cosa, un heredero antes de morirme—

—¿o me estás chantajeando con tu muerte papá? No tengo obligación contigo de nada, cuando dejaste a mamá al abandono producto de eso su muerte, no te vi tan entusiasmo conmigo—

—eres bueno para desenterrar el maldito pasado mocoso— mi mirada oscurece, estamos en el despecho y en las esquinas y en las puertas hay hombres de él y míos

—¿te estás refiriendo a mí cuando hablas de mocoso? Que no se te olvide cuál es mi lugar, hace muchos años que deje de ser un mocoso, Gino Di marco— lo señalo con un dedo y le doy con el puño a la mesa. Me levanto y me grita

—solo has lo que te estoy diciendo, tráeme un nieto antes de morirme y por si te matan porque ya se que andas exhibiéndote como si pudieras andar en todas partes como si nada—Volteo un poco mi cara y espetó unas palabras

—nadie mata al diablo— le doy una sonrisa fría y salgo del despecho. Esta conversación me tenía harto, mi padre se empeñaba en que le diera un nieto con el fin de dejar sucesores para el negocio. Necesitaba salir un rato y relajarme el ambiente familiar era tenso y no me gustaba venir a la casa de mi padre.

Bajo las escaleras y salgo de la casa, el chofer abre la puerta para que entre al vehículo y detrás de mi salen dos carros más, cada carro era blindado. El portón es abierto y al fin en marcha en la carretera a mi casa.

Llegó y me abren la puerta, el mayordomo se me acerca

—señor, buenas tardes...—

—Julian ahora no, necesito una ducha y despejar mi mente, súbeme una botella de vino—

Subo las largas escaleras y entro a mi habitación. Me quito la camiseta y los pantalones. Entro al baño y preparo la bañera. Tocan mi puerta Julián pasa y acomoda el vino

—¿desea algo más señor Di Marco?—niego y sale. Busco un libro y entro a la bañera.

Sin darme cuenta me quedo dormido me espantó y el libro cae al agua.

Tiro el libro a la basura y salgo envuelto en un bata. Me cambio por ropa en tono oscuro, zapatos relucientes, un buen perfume y algunos accesorios.

—creo que hoy me merezco un beso— sonrió mientras me miro al espejo terminado de acomodarme, no me gustan los desarreglos ni estar mal vestido.

Bajo las escaleras y Julián está en la puerta como siempre

—por favor, no me esperes—

Asiente y salgo después que me abre la puerta. Mi chofer me esperaba lo había llamado para que estacionara el vehículo y nos ponemos en marcha junto a dos vehículos más.

Mientras estoy en el bar sentado en la oscuridad con mis hombres dos a cada lado que parecían perros dóberman listos para atacar en cualquier momento.

Pasan unos minutos me empiezo aburrir, pero entran dos mujeres, hay una de ella que se ve extremadamente coqueta y es más bajita, pero la alta de pelo negro y largo es tímida, tiene una figura hermosa a mis ojos y se nota que no tiene ninguna experiencia en estos lugares. La observo unos largos minutos, está nerviosa y juega con sus manos y se arregle una y mil veces el tirante del vestido el cual está en su lugar tal vez una forma de controlar su ansiedad por este lugar extraño para ella.

Al cabo de un rato me doy cuenta que es su cumpleaños alzo una ceja y bebo disfrutando de ver a la chica tímida. Su amiga es demasiado movida y la hace reír, en un momento mientras sonríe gira hacia aquí solo un segundo y basto para que aquella sonrisa de esa desconocida se quedara impresa en mi cabeza. Pero no volvió a girar hacia mí. así que aproveche que la amiga había ido al baño y llame al camarero que las atendía y le dije que bebieran todo y que después me hacía cargo de llevarlas a casa. Ella gira hacia aquí tratando de ver quien le mandó a decir eso, pero se encoge de hombros al darse cuenta que no logra verme. Se me hace más interesante que no se molesto en saber quien le había ofrecido que beba todo y me muerdo el labio inferior, pero mi corazón se acelera cuando la amiga la obliga a bailar y mientras sonríe lo hace de manera suave y apropiada sin dejarse ver vulgar, no queriendo llamar la atención, sin darse cuenta de que desde que llegó llamó la mía.

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