Hola, al fin he concluido con esta parte de la historia narrada desde la perspectiva de Daniel. Ya no hay forma que haya otra parte, pues ha terminado esta travesía de la chica rechazada por su mate. Espero que no odien a Daniel. En fin, gracias a todas las que llegaron hasta aquí a pesar del tiempo que me tomó poder concluir una de mis sagas favoritas y qué más me encanta escribir. Tomen el final que mas les gusta de la historia amor de Daniel y Elizabeth… 🥹
El aire choca contra mi cara, las olas del mar revolotean haciendo que el sonido me arrulle y me relaje, se siente tan bien que no quisiera irme de este lugar nunca. Siento que alguien se acerca, pero no hago nada por descubrir de quien se trata, pues solo estoy con una persona, Daniel. Mi hermoso, caballeroso y gentil mate, me trajo a una hermosa villa cerca del mar. Es de su propiedad, es grande, espaciosa y muy linda. Llevamos una semana aquí y lo que sé muy bien es que no quiero irme y no solo por lo lindo que es este lugar, sino porque Daniel está a mi disposición las 24 horas del día y para mí no hay nada mejor que eso. —Hola, Eli— la voz ronca de mi mate me alerta— Estás muy roja, por favor ya no te expongas en el sol— intenta minimizar su regaño con un pequeño beso en la coronilla de mi cabeza— Te pondrás roja como un camarón. —Déjes
El ambiente ya no es caluroso, ahora es húmedo y frío. Ojalá hubiéramos podido quedarnos más tiempo en la casa cerca de la playa y no regresar húmedo bosque que rodea nuestra casa. Como sea, regresé a casa con un anillo en el dedo de la mano y con una sonrisa que nada ni nadie podrá borrar al menos por un mes. Busco el cuerpo de Daniel, pero no está, siempre hace eso. Por la noche nos acostamos juntos, pero por la mañana, cada quien se levanta por su lado y sin decir nada. Por una parte entiendo a ese chico, soy sincero cuando digo que soy una floja que odia levantarse a primera hora del día, en cambio él se levanta cuando ve el primer rayo de luz traspasar la ventana. Según él, es un hábito que tomó cuando estaba estudiando la universidad. Creo que también debería de estudiar alguna carrera universitaria, el problema es que no sé cuál y solo por eso no apliqué solicitud en ninguna máxima casa de estudios. Soy un fracaso y no me da pena admitirlo frente a mí, pero con los demás trato
Estaciono la camioneta fuera de la casa y a pesar de que es mía, Daniel la cuida como suya, así que cierro la puerta con un portazo. Sé que está en casa, también está su camioneta. Antes de que pueda abrir la puerta, Daniel sale a ver de dondo vino el ruido que más odia.—¿Qué fue eso?— pregunta en seguida. —Es tuya, pero no la maltrates.—Puedo hacerlo, deja de preocuparte tanto por ellas— me quejo, paso junto de él y sé que sabe que estoy enfadada. Dejo mi bolso en la mesa del recibidor y entro a casa, necesito agua.—¿Me puedes decir en dónde estabas y por que estás enfadada? —yo ignoro su pregunta, solo tomo agua.—No estoy enfadada —¿lo estoy? Bueno, Daniel debería de saber que no tolero las mentiras. Las mentiras destruyen o construyen y no quiero que pase lo primero.<
Y como casi todos los domingos, despierto con Daniel a mi lado. Entre semana se despierta temprano, el domingo no. Sé que si abro los ojos veré justo a Daniel apoyado con una mano en la cabeza y mirándome. —Hola— saluda con voz ronca, esa voz que me encanta —¿Quieres desayunar?— pasa una mano por mi abdomen y me acaricia la piel. —¿A qué tipo de desayuno te refieres?— me acomodo para quedar frente a frente con él. —¿Tú cuál prefieres?— ignoro su evasiva, así que solo le doy un beso en los labios y salgo de la cama. Estoy teniendo unos ligeros cólicos, así que presiento que hoy me viene la regla. —Prefiero ir al baño a revisarme— comento. Hago justo lo que digo, pero no hay ninguna mancha, por lo que pienso que más tarde será. Estar en mis días se resume a estar en cama solo dos días seguidos, de ahí soy libre. —¿Estás bien?— dice Daniel detrás de la puerta— ¿Quieres que entre? —Por supuesto que no— quier
—¿Cómo te sientes?— Daniel me regala un beso en la frente antes de sentarse a mi lado— ¿Necesitas algo? Podemos pedir cualquier cosa para cenar, ¿quieres helado, café, una malteada, algo?—Estoy bien, cariño.—Ven aquí —me ofrece un abrazo abriendo sus brazos hacia mí, apoyo mi cabeza en su pecho, me acaria el cabello con lentitud. —He estado muy ocupado con temas de la constructora y del trabajo— que incómodo es saber el verdadero significado de "trabajo" para él—, pero en ningún momento dejo de pensar en ti. Me gusta saber que estás aquí, esperándome.—Sabes, tengo una duda— busco su mirada— Sé que no eres tan grande, no tienes diez años más que yo, pero, ¿cómo era tu vida antes de mí?— Tensa un poco los músculos, lo puedo sentir en
Otro día menos que pasa para que termine la semana. Despierto sin Daniel en la cama, así que inmediatamente mi humor cambia drásticamente. Con el ceño fruncido y con la boca amarga voy al baño a lavarme los dientes y la cara con agua fría para terminar de despertar. Que cansasa me siento, ayer en la noche apenas y pude dormir, Daniel me mantuvo suficientemente ocupada como para no pode pegar el ojo en unas cuantas horas. Cepillo mis dientes de arriba a bajo y en círculos, escupo la pasta dental y me limpio los labios con una toalla de papel. Cuando bajo a desayunar, con la ropa lista, el cabello seco y maquillada, aún sigo viendo borroso y los ojos me pesan. Detesto despertar temprano, pero lo de ayer valió la pena, no estuve incómoda ni me sentí pegajosa. Fue perfecto, creo que el humor me está cambiando al recordar lo que pasó. También creo que hoy será un día bueno. Sofía me espera fuera de la acedemia y se li agradezco, no quisera encontrarme con George, me
—Toc, toc— la voz alegre de mi cuñada me saca de mis pensamientos, miro hacia la dirección de la puerta donde Natasha está parada viéndome fijamente. —Tengo un plan para el día de hoy, hace mucho que no salimos.—Solo fueron unas semanas— me rio— así que no seas exagerada.—Mi hermano te secuestró, él debería de entender que tú también eres importante para mí, igual o más que para él. Así que no me llames exagerada, soy sensata.— Se peina el cabello negro con los dedos, que bien le sienta ese color de cabello.En realidad a Natasha le queda bien todo, es muy guapa y tiene muy bonito cuerpo. Hace ejercicio al igual que su hermano, de vez en cuando salen a correr juntos. Hacen cosas de hermanos, no como James y yo que apenas y nos logramos ver. Aranza me ha limitado a él y a mí de una for
Es viernes y gracias al cielo no tengo ninguna clase para el día de hoy. Puedo dormir hasta tarde sin ninguna preocupación, también, puedo descarsar mentalmente. Ésta semana ha sido muy rara, muy incómoda. Me acomodo en la cama, quiero seguir durmiendo, pero en este punto la cama me molesta. Alzo la pierna para quitarme las sábanas de encima, pero el chillido de un perro resuena por toda la casa. Le he dado una patada a Tecito.—Oh cariño, perdón —lo atraigo hacia mí y le doy unos cuantos besos en su cabecita —Lo siento, no me di cuenta.— Perdón —le doy varios besos más intentando que me perdone, no quiero sentirme culpable todo el día por esto. Mi perro me lame la cara e intenta deshacerse de mi abrazo. Lo dejo libre y éste corre por toda la cama como un loco.— Es hora de levantarse.Entro al bajo para cepillarme los dientes y lavarme la cara, después de desayunar me ducharé. Por ahora, solo haré esto. Escupo el dentífrico, tomo un poco de jabón dermatológico y co