El aire choca contra mi cara, las olas del mar revolotean haciendo que el sonido me arrulle y me relaje, se siente tan bien que no quisiera irme de este lugar nunca. Siento que alguien se acerca, pero no hago nada por descubrir de quien se trata, pues solo estoy con una persona, Daniel. Mi hermoso, caballeroso y gentil mate, me trajo a una hermosa villa cerca del mar. Es de su propiedad, es grande, espaciosa y muy linda. Llevamos una semana aquí y lo que sé muy bien es que no quiero irme y no solo por lo lindo que es este lugar, sino porque Daniel está a mi disposición las 24 horas del día y para mí no hay nada mejor que eso.
—Hola, Eli— la voz ronca de mi mate me alerta— Estás muy roja, por favor ya no te expongas en el sol— intenta minimizar su regaño con un pequeño beso en la coronilla de mi cabeza— Te pondrás roja como un camarón.—Déjese de tonterías, señor, el único que se pone rojo por el sol, eres tú, tu piel pálida no te ayuda mucho. En cambio yo, tomo un color espectacular. Además, uso un bronceador dermatológico que me protege bien, así que no interrumpas mi baño de sol— subo mis lentes hasta la altura de mis cejas para verlo con claridad.—¿Quieres ir a pasear?— me mira atento, él ya sabe que odio hacer ejercicio, la actividad física no me emociona mucho, solo cuando se trata de Daniel y yo jugando en la cama.
—No— me pongo de nuevo los lentes de sol y me vuelvo a acomodar en el camastro blanco.
—Iré yo solo entonces —vuelve a darme un beso y se marcha. Aprovecho la vista, la piel de su dorso desnudo, tomo unas cuantas fotos con la nueva cámara profesional que me ha obsequiado hace unos días por mi cumpleaños número 19. Seguramente alguna de estas fotos se publicarán en algún momento en mi cuenta de I*******m, quiero que todas mis amigas y enemigas admiren lo guapo y tonificado que es mi mate.—¡Daniel!— grito, él voltea hasta donde estoy y clic, le he tomado fotos en ráfaga, Santos Cielos, las mejores fotos que le he tomado a este hombre son precisamente desprevenido. —¡Sigue tu camino, guapo!—Daniel me sonríe en respuesta y hace exactamente lo que le digo, incluso Tecito se le une. Corre emocionado, pisando el arena e intentando llamar la atención de Daniel. Sabía muy bien que mi perro no crecería tanto, pero es de un tamaño considerable. Al menos ya no lo pisamos, antes teníamos que ser muy cuidadosos con el, a veces no lo veíamos y terminábamos por pisarle alguna de sus patitas. El ruido de mi teléfono móvil me saca de mis pensamientos, miro la pantalla, es Lilly mi mejor amiga y hermana de Zack. No puedo ni quiero ignorar su llamada, cuando ella me llama es por algo muy muy importante, asi que tomo la llamada.—Hola, Sweetie— la saludo animada.
—Sweetie, creí que no tomarías mi llamada, te conozco tan bien que a veces me das un poco de miedo.
—No lo iba a hacer, pero Daniel fue a correr y yo, bueno, ya sabes, eso no es lo mío así que estoy acostada en un camastro sin hacer nada, solo miraba el mar. Tu llamada me callo como anillo al dedo.— Le explico.
—Tengo noticias nuevas, es sobre mi desastrosa cuñada— Mi humor cambia, me he mantenido la distancia con ese tipo de personas desde hace mucho tiempo, decidí ser madura y dejar de dañarme con su presencia en mi vida, no me gusta saber de ella.— Antes de que me mandes al diablo, es muy importante, por eso me tome el atrevimiento de llamarte para contártelo.
—NO, Lilly, no quiero tocar temas que tengan que ver con ella. Ya tengo mucho con saber que es tu cuñada, mate de Zack mejor amigo de mi mate y futuro miembro de mi manada— Intento con todo mi ser no enfadarme, no sacar mi lado más infantil. No puedo volver a ese momento de mi vida que me hizo tanto daño, no puedo.
—Está bien, Sweetie, lo acepto, pero cuando regresen lo sabrás, quieras o no, yo solo quería advertírtelo.
—Me prepararé emocionalmente para eso, entonces. Te dejo, tengo hambre, me cocinaré algo.
—Claro, señora, diviértanse con el alfa— Lilly finaliza la llamada y yo no me levanto de mi camastro, la espinita que surge en mí me ruega que entre a I*******m, así que navego por las aplicaciones de mi iPhone y entro a la App. En el buscador escribo el username que mi peor enemiga podría usar: Stef... la lista de perfiles aparece inmediatamente, el suyo encabeza la lista. Hace mucho que no veía su perfil, hacerlo ahora me da terror.
983 Publicaciones 25931 Seguidores 123 Siguiendo, m****a, en que momento se volvió más popular, con miedo, reviso sus fotos. Se ve más bonita que cuando se fue de casa, se le mira esbelta y tiene el cabello negro, dejo el color rubio. Todas sus fotos son en New York con ropa linda, cara y seguramente de diseñador. Elizabeth, ¿qué m****a haces? Me ragaño, deja de compararte. Su última foto es desde un avión, ella viene a Virginia. Viene hacia aquí.
—Regrese— Daniel me toca la pierna para alertarme de su presencia, yo solo asiento con la cabeza, me siento rara. —¿Te pasa algo?
—Claro que no, es solo que me siento triste, mañana nos vamos de este maravillas y hermoso lugar, no me quiero ir.— Miento, aunque hay una parte de verdad en lo que digo. Han sido días preciosos, no quiero regresar a mi realidad.
—Debemos de regresar para festejar tu cumpleaños, tu papá se esmera mucho por estar contigo en esta fecha, así que lo menos que podemos hacer es eso, darle el gusto.
—Bruno es demasiado sentimental, mi cumpleaños dejo de ser importante desde hace tiempo— admito.
—Me gusta celebrar tu cumpleaños, es algo lindo— La ternura de Daniel me enamora. Acaricio su barba, es abundante, aunque jamás creí que le pudiese crecer tanto, él es un hombre lobo que sufre baby face y de ser lampiño.— Creo que es hora de afeitarme.
—¡¿Qué?! ¡NO! Ni lo pienses, te costó demasiado lograr que te creciera— lo acaricio rítmicamente.
—¿Te gusta mi barba o yo?
—En conjunto— respondo— deberíamos de pedir algo para comer.
—Es nuestro último día aquí, deberíamos de salir a algún restaurante, ¿te parece?— me aprieta la pierna para que responda.
—Bueno, me parece una buena idea.— Salir, distraerme me hará feliz, hará que deje de atormentarme.
De nuevo mi teléfono suena, pero esta vez es el sonido de la llegada de un mensaje. Sé de quién es, dudo si abrirlo o no.
Mensaje de James para Elizabeth 15 de agosto del 2019 2:44 PM: *Hermana, no he tenido noticias sobre ti. Solo vi las fotos que posteas en tu feed de I*******m, ¿cuándo regresas a Parsons? Quisiera verte. *
Mensaje de Elizabeth a James 15 de agosto del 2019 2:50 PM: *Tomamos unas vacaciones para celebrar mi cumpleaños, aún no sé cuando regresaremos. *
Hace unos días fue mi cumpleaños y celebrarlo solo con Daniel fue una grandiosa idea. Aunque al llegar a casa, tendré que asistir a mi fiesta en la casa de mi papá, hemos tenido una muy buena relación, pero su afán por recuperar el tiempo perdido me causa un poco de molestia.
—¿Quién te mandó mensaje?— Daniel intenta ver la pantalla de mi teléfono, pero inmediatamente lo retiro de su campo de visión —¿Por qué lo escondes?
—Olvídalo Daniel, es mi hermano.
—Bien, vamos a darnos una ducha rápida, tengo arena hasta en los calzoncillos —me ofrece una de sus manos, sus manos me encantan. Se sienten fuertes y grandes, cada vez que las miro me da un infarto, son excitantes.
—Vamos, cariño —tomo su mano y él se encarga de guiarme hacia la casa y después hacia el baño.
Me pone sobre el tapete de plástico y me da un pequeño beso en la mejilla. Es tan alto que apenas puedo darle un beso en el pecho sin tener que ponerme de puntillas.
—Hay algo que sobra por aquí —susurra pegado a mi cuello, comer antes de ir a comer, claro que sí quiero. Pasa sus manos por mi cintura hasta que llega a mi cadera. Toca los nudos de mi traje de baño de dos piezas y con agilidad se deshace de ellos. La pieza cae en el suelo. Sé lo que va a pasar entre los dos y sinceramente estoy deseosa por que suceda.
Dos horas después, estamos listos para ir a comer, aunque algo tarde. Desde que empecé a salir con Nathasa de compras he logrado tener un mejor sentido de la moda, últimamente me visto mejor.
—Te ves genial— los halagos de Daniel siempre son los mejores y los que logran sacarme una sonrisa— ¿Este vestido es nuevo?
—Lo es, no me lo había puesto porque me quedaba un poco grande, creo que estoy engordando— la cara de Daniel cambia de felicidad a preocupación— Ni lo pienses, no creo estarlo, eres muy cuidadoso y valoro mucho mi libertad, tener un bebé es para mí un suicido.
—Me alegra escucharlo— su expresión cambia, es como si estuviera recordando algo, ¿hay alguna posibilidad de que Daniel haya embarazado a alguien en su pasado? —Deberíamos de irnos ya o si no legaremos a cenar.
—Vamos— Hay ciertas cosas de Daniel que aún no sé, es decir, tengo dudas, pero sé que él no me las va a aclarar.
Echo un último vistazo a mi apariencia: el vestido se me ve muy lindo, es ajustado de la cintura y tiene una caída muy bonita, es corto y con estampado de flores y base amarilla. Este vestido me pone de muy buen humor, por eso me gusta, además, lo convine con unas sandalias de tacón color nude. Retoco el brillo labia y salgo de casa.
Daniel está hablando por teléfono, supongo que de "negocios" recuerdo lo mucho que me costó entender esa parte de mi querido mate, no podía creer que fuera alguien sin sentimientos que era capaz de matar a cualquier persona que se atravesara por su camino y ahora nuestro camino. Justo después de saber la verdad, entendí por qué Bruno me pedía que me alejara de él, lo tache de loco, pero ahora sé que quería lo mejor para mí.
Sin despegarse del teléfono móvil, abre la puerta del copiloto y me invita a pasar, lo hago y espero a que él también entre, pero no lo hace sino que se aleja de mí para que no escuche su plática. Mentiría si dijera que no me incomoda que haga eso. Para matar tiempo, reviso las notificaciones en mi iPhone, tengo una notificación, es de un seguidor nuevo en I*******m.
JulietteD ha empezado a seguirte.
Entro a su perfil, me gusta revisar quien es la persona que me sigue. Es una mujer bella, tendrá como unos 25 años o quizás menos, se ve de mi edad. Tiene el cabello rojo y muy bien cuidado, tiene dos perros y son bellísimos, no es de Virginia, ni del país, por la ubicación de sus fotos puedo ver que vive en UK, aunque tiene otras ubicaciones distintas en varias fotos, se nota que es una viajera. Tiene fotos muy buenas, pero no de muy buena calidad. ¿Por qué una mujer que vive del otro lado del mundo me sigue? No importa, un seguidor más es un seguidor más.
—Regrese— comenta mientras sube a la camioneta— Ahora sí, a comer.
—Claro que si, cariño— le dedico una sonrisa amplia llena de amor, cada día me enamoro más de él.
Tardamos más de una hora para llegar a un restaurante, estoy hambrienta, juro que me comería lo que fuera en éste preciso momento. Me comería a un niño y hasta a su madre. El pensamiento de ser madre toca mi cabeza, en una realidad subalterna con la que sueño durante algunas noches me dijo que quizás estoy embarazada o lo estuve, como sea solo son sueños y que yo recuerde nunca he tenido sospechas. No es que lo desee, pero siento algo extraño cada vez que pienso en el tema.
—¿En que piensas?— Daniel me estrecha la mano para que vuelva a la realidad.
—Cosas— respondo cortante. No, no le diré lo que realmente pienso, por la sencilla razón de que él tampoco desea tener descendientes, me lo ha dicho varias veces.
—¿Cosas? ¿Cosas como cuáles? Durante este pequeño lapso de tiempo te he llegado a conocer muy bien y sé que hay algo que no te deja en paz, así que dímelo.
—No lo quiero hablar, porque es algo que ya hemos hablado antes— lo miro directo a los ojos, en ellos cruza una chispa que me dice que ya sabe a que me refiero.
—¿A qué vino eso? Me asustas— regresa la mirada al camino antes de que choquemos con alguna otra pareja que recorre el muelle como nosotros —Como lo acabas de decir, es algo que ya hemos hablado y no creo cambiar de opinión.
—Ni yo, no tener hijos es una buena decisión. Creo que si Ben o Nathasa los llegan a tener, alguno de sus hijos simplemente podrían tomar el puesto de su tío —comento para reducir la tensión de las cosas, la verdad es que siempre que tocamos el tema nos comportamos demasiado serios y un tanto distantes, es por eso que tratamos de evitar el tema.
—Es una buena idea, pero ya lo había pensado, además, siempre puedo seguir manejando la manada hasta que me muera —Daniel se detiene un minuto y yo lo hago también, se coloca justo enfrente de mí y acuna mi rostro con sus manos.— No hay otra cosa más sencilla que estar juntos sin responsabilidades, solo debemos de voltear a ver la situación de tu pobre hermano.
—Es verdad, no quiero ser una Aranza— le beso la palma de la mano— Tengo demasiada hambre, si no quieres que te coma a ti, por favor llévame a comer algo.— Mi forma de cambiar el tema es un éxito, ya no quiero hablar de hijos ni de responsabilidades ni del futuro. Solo quiero vivir el presente.
—Dame unos minutos, quiero ver por última vez éste hermoso paisaje. Me temo que no vendremos en un largo rato, tenemos muchas cosas que hacer durante los próximos meses. —Ignoro sus palabras, saco mi iPhone de mi bolso y le bajo el volumen a al sistema para que cuando le tome una foto no suena. Doy unos cuantos pasos hacia atrás y tomo dos fotos, maldición, no cargué mi cámara, hubiera tomado una foto mejor.— ¿Fotos?— pregunta cuando regreso a su lado.
—Tú eres mi paisaje— no hay cosa en éste mundo que me guste más que él.
—Eres muy tierna, Eli— pasa uno de sus brazos por mis hombros y me lleva hacia él. Huele maravillosamente bien, a gel de ducha mezclado con su perfume y el toque salado del mar. —Tú eres mi vida.— Me da un beso en la coronilla de la cabeza y nos quedamos unos minutos más mirando el paisaje. —Tomemos una foto de nosotros— propone, la verdad es que a veces mi autoestima me complica las cosas y me es difícil tomarme fotos con éste hombre tan guapo, peeo hoy me siento hermosa, así que si él lo pidiera, sería la musa para sus fotos sin ningún problema.
—Hagámoslo —esta vez es él quien saca el móvil para hacer las fotos, toma el teléfono en horizontal y alza el brazo hasta que los dos podemos vernos en la foto.
Los dos sonreímos, abrazos y felieces, Daniel toma varias fotos hasta que se le cansa el brazo. No me deja mirar las fotos cuando termina, si no que busca un lugar para apoyar el móvil. Prueba con varios objetos hasta que encuentra una banca, posiciona el teléfono y me llama para que lo siga.
Hace la misma pose que hace un momento, pasa su brazo por mis hombros y yo el mío por su cintura. Tomamos varias también, hasta que la poca luz del día cada vez se acaba más.
—Nos hemos distraído mucho —comenta Daniel, —¿Me mataría si te dijera que prefiero regresar a casa?— lo miro con cara de sorpresa por su miserable pregunta.
—¿Regresar a casa? ¿Estás bromeando?— pregunto indignada— Tú fuiste el de la idea, estamos aquí por ti y ¿ahora quieres regresar a casa? —Antes de que me enfade un poco más Daniel me calla poniendo sus labios sobre los míos, sella mi boca con un beso.— Perdonado— susurro —vamos a casa, entonces.
Intento mantener los ojos abiertos durante el trayecto de regreso, pero los pies me duelen, es el costo de creer que soy chic, cuando en realidad prefiero ir con Vans o Converse. El estómago me ruge, está pidiendo desesperadamente un poco de comida, pero el grandioso de mi mate decidió que la comida fuera cena.
—Llegamos— lo ignoro, no espero ni siquiera que me abra la puerta, tengo manos y puedo hacerlo por mí misma. Hago justo lo que él odia, cierro la puerta de su estúpida camioneta con fuerza.
Si Daniel, estoy enfadada y de muy mal humor porque no he comido, me siento mal, mareada y apunto de desvanecerme por falta de alimentos. Camino hasta la puerta y genial, no tengo llave, intento no verme más estúpida de lo que ya tomando mi teléfono móvil para distraerme. Daniel no tarda mucho en unirse y con llaves en la mano, abre la puerta, yo espero a que entre, pero él no se mueve y tampoco creo que tenga intención de hacerlo, así que paso junto de él y soy yo quien entra primero.
Una oleada de vergüenza me golpea el rostro, es tan fuerte que me hace tambalear. No cabe duda que sigues siendo un tanto precipitada e impaciente. Daniel me abraza por la espalda y pega apoya su cabeza en mi hombro.
—Sorpresa, hermosa— susurra cerca de mi oído.
Miro todo lo que hay en la sala de estar, una mesa redonda con un mantel negro largo que llega hasga el suelo. El suelo tiene varios pétalos de rosas blancas, rojas y ¿negras? Bueno, la pintura artificial es típica en las flores, como sea eso no quita que la decoración está hermosa. La mesa solo tiene dos copas y una botella de champagne. Él hombre que preparó todo esto me da un pequeño empujoncito para que camine hacia la mesa. Lo hago, pero tomo su mano para que lo haga también. Toma la botella y la descorcha con una agilidad increíble, puedo escuchar la espuma hervir dentro de la botella. Llena las copas y me ofrece una de ellas, con delicadeza la tomo.
—Por nosotros — chocamos las copas y el sonido del cristal resuena por toda la casa. Sabe tan bien, pero no creo que diga lo mismo mi estómago vacío. —Ahora, sigue el camino— señala el pasillo que lleva hasta el patio trasero con acceso a la playa.
La decoración es delicada y perfectamente planeada, el pasillo que antes era solo eso, ahora es un rastro de arreglos florales de distintos tipos, eso sin agregar que hay luces por todos lados iluminando. Abro la puerta de cristal y salgo, la decoración de afuera es mucho mejor que la de adentro. Hay varias velas enterradas en la arena que juntas forman un corazón, dentro de él hay una mesa con más velas y vajilla. Detrás de todo esto hay una especie de fondo blanco, no sé para que sea.
—Siéntate —la varonil de voz de mi mate me sobresalta, saca la silla y me ofrece tomar asiento —Una pequeña sorpresa, perdóname por matarte de hambre, tenía que hacer tiempo.— Deposita un casto beso en mi hombro descubierto. —Filete de res con salsa al oporto con papas asadas.— Quita la tapadera de mi plato y el aroma me hipnotiza, huele delicioso.
Daniel se sienta y me sonríe, hace lo mismo con su plato, no sin antes servirme mas champagne en una nueva copa. Me hace un ademán para que coma y con mucho gusto lo haré, así que tomo el tenedor y el fino cuchillo para cortar un pedazo de carne. Al llevarmelo a la boca siento que se derrite de lo jugosa que está, está exactamente en su punto.
—¿Te gustó?— asiento con la cabeza ya que tengo la boca llena de carne y papa.— No pedí mucha comida, espero que te queded satisfecha, pero si no, te puedo hacer un sándwich. —Su comentario me saca una risa, tan complaciente.
—Tengo manos, si tengo hambre con gusto cocinaré— bebo un poco de agua para digerir bien —¿A qué se debe todo esto?
—¿No te gustó?— la expresión de miedo de Daniel me causa ternura, tengo ganas de darle miles de besos.
—Claro que me gustó, pero quiero saber el motivo por el cuál hiciste todo esto.— Señalo con mi mano toda la decoración.
—¿Necesito una razón?— su tono es serio,— Creo que lo mereces, mereces todo, esto y más.
—Eso suena como si estuvieses arrepentido por algo, ¿qué es? No me asustes y no me mientas. —Hablo con calma, pero agobiada.
—No supongas cosas Eli y sigue comiendo, tenías hambre, ¿no?— me resigno, así que sigo comiendo.
No desconfío de él, pero siento que a veces miente. Mentiría si dijera que no me molesta que sea tan cerrado en asuntos que son fuera de nuestra relación, no me quejo, pero me causa conflicto.
—Desde aquí puedo escuchar los engranes de tu pequeña cabeza trabajando, así que déjalo ya— ni siquiera estoy sobre pensando las cosas.— Sé cuán ansiosa llegas a ser, no me dejas más remedio. —Deja los cubiertos sobre la mesa con hostilidad, se pone de pir y se arregla la camisa.
Daniel sale del corazón de velas y va hasta donde está ¿mi camara?, presiona un botón y está enciende el flash. Está grabado, no entiendo nada. El corazón me da un vuelco al ver como se mete las manos en los bolsillos buscando algo, inmediatamente me decepciono, no es más que un tipo de control remoto. Hace unas cosas más y el fondo es iluminado por una presentación. Son fotos nuestras durante el tiempo que llevamos juntos, pasan cada una de ellas.
—Es mi colección de nuestras fotos, en esa por ejemplo, fuimos al cine por primera vez, odié la película que elegiste, pero fingi que me gustó —se acerca a mí y se apoya en el respaldo de mi silla.— Esa foto es una de mis favoritas, apesar de que me hiciste disfrazarme de un pollo, disfruté la noche, te veías hermosa con ese disfraz de cuidadora de zoológico. —Pasan varias fotos más, me siento halagada y amada.— Dios Santo, esa foto, ¿recuerdas ese día?— susurra cerca de mi oído —¿lo recuerdas? La piel se te ve preciosa— suspiro al recordar ese día, acabábamos de tener sexo, el mejor sexo de todos y no es que tenga experiencia, pero ese día se sintió diferente. Tanto que los dos quisimos fotografiar ese momento.
—Ese día jamás lo voy a olvidar —respondo —te quiero Daniel.
—Yo te quiero más Elizabeth, es por eso que hice todo esto. No hice nada malo y no voy a fingir que no me molesta que te hagas malas ideas sobre mí, como sea, estoy feliz de tenerte. Adoro tu risa, tu forma de caminar, la forma en la que bostezas y en general, amo todo lo que haces. Por eso y más estoy más que seguro que ser mates es un lazo irrompible, pero quiero que sea algo serio para la sociedad y no solo para nuestras manadas. Quiero que cuando salgamos al mundo lleno de humanos, podamos decir que somos esposos. —No puedo creer lo que estoy escuchando, estoy en shock, ni siquiera puedo respirar. —Así que Elizabeth, ¿quieres formalizar la relación casándote conmigo?— toca mi hombro para que volte a verlo, lo hago con rapidez, no me quiero perder nada.— Se arrodilla ante mí y me ofrece una caja roja con un anillo.— ¿Qué dices?
—Ay Daniel, ni siquiera deberías de esperar una respuesta. Es obvio que diré que sí, mil veces sí. —Mi bello y guapo chico deja de contener la respiración, sonríe y me pone el anillo en el dedo.
Esto es un sueño del que espero nunca me despierten, espero que nadie perturbe mi sueño.
El ambiente ya no es caluroso, ahora es húmedo y frío. Ojalá hubiéramos podido quedarnos más tiempo en la casa cerca de la playa y no regresar húmedo bosque que rodea nuestra casa. Como sea, regresé a casa con un anillo en el dedo de la mano y con una sonrisa que nada ni nadie podrá borrar al menos por un mes. Busco el cuerpo de Daniel, pero no está, siempre hace eso. Por la noche nos acostamos juntos, pero por la mañana, cada quien se levanta por su lado y sin decir nada. Por una parte entiendo a ese chico, soy sincero cuando digo que soy una floja que odia levantarse a primera hora del día, en cambio él se levanta cuando ve el primer rayo de luz traspasar la ventana. Según él, es un hábito que tomó cuando estaba estudiando la universidad. Creo que también debería de estudiar alguna carrera universitaria, el problema es que no sé cuál y solo por eso no apliqué solicitud en ninguna máxima casa de estudios. Soy un fracaso y no me da pena admitirlo frente a mí, pero con los demás trato
Estaciono la camioneta fuera de la casa y a pesar de que es mía, Daniel la cuida como suya, así que cierro la puerta con un portazo. Sé que está en casa, también está su camioneta. Antes de que pueda abrir la puerta, Daniel sale a ver de dondo vino el ruido que más odia.—¿Qué fue eso?— pregunta en seguida. —Es tuya, pero no la maltrates.—Puedo hacerlo, deja de preocuparte tanto por ellas— me quejo, paso junto de él y sé que sabe que estoy enfadada. Dejo mi bolso en la mesa del recibidor y entro a casa, necesito agua.—¿Me puedes decir en dónde estabas y por que estás enfadada? —yo ignoro su pregunta, solo tomo agua.—No estoy enfadada —¿lo estoy? Bueno, Daniel debería de saber que no tolero las mentiras. Las mentiras destruyen o construyen y no quiero que pase lo primero.<
Y como casi todos los domingos, despierto con Daniel a mi lado. Entre semana se despierta temprano, el domingo no. Sé que si abro los ojos veré justo a Daniel apoyado con una mano en la cabeza y mirándome. —Hola— saluda con voz ronca, esa voz que me encanta —¿Quieres desayunar?— pasa una mano por mi abdomen y me acaricia la piel. —¿A qué tipo de desayuno te refieres?— me acomodo para quedar frente a frente con él. —¿Tú cuál prefieres?— ignoro su evasiva, así que solo le doy un beso en los labios y salgo de la cama. Estoy teniendo unos ligeros cólicos, así que presiento que hoy me viene la regla. —Prefiero ir al baño a revisarme— comento. Hago justo lo que digo, pero no hay ninguna mancha, por lo que pienso que más tarde será. Estar en mis días se resume a estar en cama solo dos días seguidos, de ahí soy libre. —¿Estás bien?— dice Daniel detrás de la puerta— ¿Quieres que entre? —Por supuesto que no— quier
—¿Cómo te sientes?— Daniel me regala un beso en la frente antes de sentarse a mi lado— ¿Necesitas algo? Podemos pedir cualquier cosa para cenar, ¿quieres helado, café, una malteada, algo?—Estoy bien, cariño.—Ven aquí —me ofrece un abrazo abriendo sus brazos hacia mí, apoyo mi cabeza en su pecho, me acaria el cabello con lentitud. —He estado muy ocupado con temas de la constructora y del trabajo— que incómodo es saber el verdadero significado de "trabajo" para él—, pero en ningún momento dejo de pensar en ti. Me gusta saber que estás aquí, esperándome.—Sabes, tengo una duda— busco su mirada— Sé que no eres tan grande, no tienes diez años más que yo, pero, ¿cómo era tu vida antes de mí?— Tensa un poco los músculos, lo puedo sentir en
Otro día menos que pasa para que termine la semana. Despierto sin Daniel en la cama, así que inmediatamente mi humor cambia drásticamente. Con el ceño fruncido y con la boca amarga voy al baño a lavarme los dientes y la cara con agua fría para terminar de despertar. Que cansasa me siento, ayer en la noche apenas y pude dormir, Daniel me mantuvo suficientemente ocupada como para no pode pegar el ojo en unas cuantas horas. Cepillo mis dientes de arriba a bajo y en círculos, escupo la pasta dental y me limpio los labios con una toalla de papel. Cuando bajo a desayunar, con la ropa lista, el cabello seco y maquillada, aún sigo viendo borroso y los ojos me pesan. Detesto despertar temprano, pero lo de ayer valió la pena, no estuve incómoda ni me sentí pegajosa. Fue perfecto, creo que el humor me está cambiando al recordar lo que pasó. También creo que hoy será un día bueno. Sofía me espera fuera de la acedemia y se li agradezco, no quisera encontrarme con George, me
—Toc, toc— la voz alegre de mi cuñada me saca de mis pensamientos, miro hacia la dirección de la puerta donde Natasha está parada viéndome fijamente. —Tengo un plan para el día de hoy, hace mucho que no salimos.—Solo fueron unas semanas— me rio— así que no seas exagerada.—Mi hermano te secuestró, él debería de entender que tú también eres importante para mí, igual o más que para él. Así que no me llames exagerada, soy sensata.— Se peina el cabello negro con los dedos, que bien le sienta ese color de cabello.En realidad a Natasha le queda bien todo, es muy guapa y tiene muy bonito cuerpo. Hace ejercicio al igual que su hermano, de vez en cuando salen a correr juntos. Hacen cosas de hermanos, no como James y yo que apenas y nos logramos ver. Aranza me ha limitado a él y a mí de una for
Es viernes y gracias al cielo no tengo ninguna clase para el día de hoy. Puedo dormir hasta tarde sin ninguna preocupación, también, puedo descarsar mentalmente. Ésta semana ha sido muy rara, muy incómoda. Me acomodo en la cama, quiero seguir durmiendo, pero en este punto la cama me molesta. Alzo la pierna para quitarme las sábanas de encima, pero el chillido de un perro resuena por toda la casa. Le he dado una patada a Tecito.—Oh cariño, perdón —lo atraigo hacia mí y le doy unos cuantos besos en su cabecita —Lo siento, no me di cuenta.— Perdón —le doy varios besos más intentando que me perdone, no quiero sentirme culpable todo el día por esto. Mi perro me lame la cara e intenta deshacerse de mi abrazo. Lo dejo libre y éste corre por toda la cama como un loco.— Es hora de levantarse.Entro al bajo para cepillarme los dientes y lavarme la cara, después de desayunar me ducharé. Por ahora, solo haré esto. Escupo el dentífrico, tomo un poco de jabón dermatológico y co
Entregamos a Lenin justo a las diez de la noche, Daniel desapareció justo después de nuestra pequeña charla. No lo culpo, yo también quería que la tierra me tragase, pero en cambio me quedé a cuidar a mi sobrino. Vi dos tutoriales de como cambiar un pañal en internet, uno de como preparar la lache y es que es fácil, pero, ¿como sabes a que temperatura se disuelve perfectamente la leche? Quizás si hubiera puesto atención en las clases de química, mi vida sería más fácil en general.—Buenos días —Daniel pasa junto de mí, viene sin camisa, empapado de sudor y solo como unos pantalones cortos y ¿descalzo? Supongo que no fue una caminata humana, sino que se convirtió.¿Desde hace cuanto no me convierto? ¿Por qué Sara apenas y se comunica conmigo? He estado demasiado ocupada con mi vida fuera de la manada que lo había ignorado por completo. Creo que también debería de salir a correr con Sara tomando mi cuerpo. Sábado por la mañana y Daniel no ha hecho el desayuno, como s