Prólogo.
Adler Remington, tercer Duque de Wellington Marques de Oxford y Barón de Netherfield, cometió un detestable error hacia la única persona que vio en él, algo más que sus títulos nobiliarios o su dinero. Se sentía desesperado y sumamente avergonzado, pues comprendía que la única mujer que verdaderamente amaba, tal vez lo odiaba para siempre.Giorgiana Cavendish, fue humillada, exiliada y despojada de todo lo que poseía, por un hombre al que se entregó en cuerpo y alma. Un hombre que le prometió protegerla de todo y de todos y que terminó, destrozándole la vida y lastimándola por completo.¿Será posible que su amor por Giorgiana Cavendish, el cual fue derrumbado por las dudas y la desconfianza, ser reconstruido desde sus cimientos? ¿Es posible recuperar una joya pérdida?Adler Remington, tercer Duque de Wellington, Marqués de Oxford y Barón de Netherfield, llevaba más dos horas encerrado en su despacho. Con la mirada fija en el fuego de su chimenea, pensaba en lo imbécil que había sido, al no haberse dado cuenta del cruel engaño del que había sido víctima y por el que había hecho tanto daño a la única persona que pudo ver en él, algo más que sus títulos nobiliarios o la aristocracia que llevaba en la sangre.Se cubrió el rostro con pesar, al comprender que gracias a las dudas y la desconfianza que sembraron en él y a las perversas mentiras que lanzaron en contra de quien, ahora reconocía, era la única mujer que verdaderamente amaba, le arruinó la vida al único ser que vio al hombre que se esconde detrás de tanto lujo, prestigio y dinero; al verdadero Adler, o como ella siempre le decía, “Su amado y dulce corazón”.Aún no podía creer como él, siendo un hombre de treinta años, con tres de los títulos nobiliarios más importantes de toda Inglaterra, los c
Highland, Escocia.Sabía que aquí te encontraría. –dijo Kylie Cavendish a su hermana Giorgiana y añadió: “Mamá estaba preocupada por ti y al ver que tardabas en regresar, me envió a buscarte. ¿Estás bien?”Si, estoy bien. Sólo perdí la noción del tiempo. –contestó Gigi.No, no estás bien, a mí no me puedes engañar. ¿Qué ocurre? ¿Te mareaste de nuevo? ¿Tienes fiebre acaso? –preguntó Kylie a su hermana, acercándose a ella, para verificar su estado de salud.Tranquila, hermana. Estoy bien, sólo un poco fatigada, por eso me senté bajo este árbol. –le dijo Gigi.¿Qué pasa, Gigi? ¿Por qué hoy te noto tan decaída y desanimada? –preguntó Kylie y agregó: “Por favor, confía en mí.”Tú eres la persona en la que más confío de verdad. No sé como explicarlo, pero los recuerdos me han abrumado hoy más que nunca. –dijo Gigi.¿Recuerdos de cuando vivías con el Duque de Wellington? –inquirió Kylie.Sí. Pienso en lo feliz que fuí a su lado y en como ahora mi vida y la de ustedes, ha sido arruinada por m
Wellington Hall, Inglaterra.¡No puede ser! –gritó Adler de nuevo y se sentó, derramando lágrimas de dolor y frustración.¿Qué pasa? ¿Cuál es el contenido de la carta para que te alteres de tal forma? –preguntó Ian a su amigo.¡La violaron! –exclamó Adler, horrorizado al pensar en cómo su Gigi había sido lastimada. “Esto no me lo perdonaré nunca.”¿A quién violaron? ¿De quién hablas? –preguntó Ethan a su hermano.Léelo por ti mismo. –le respondió Adler, entregándole la carta. Ethan e Ian la leyeron, ambos con ojos desorbitados por asombro y rabia.¿Cómo estás tan seguro que eso es verdad? –le preguntó Ethan.Esta misiva me la envió el detective Wickham. –le dijo Adler y, para su hermano, esto fue suficiente para saber que era cierto, ya que el detective Wickham fue el que descubrió el engaño que había sido lanzado en contra del Duque de Wellington, por lo que no había duda de su veracidad.Pero, ¿Cómo ocurrió todo esto? En la carta dice que esto pasó hace un año. ¿Quién pudo haberle h
Highlands, Escocia.¿Qué dices? ¿El Duque de Wellington viene hacia aquí? Pero, ¿Por qué? –preguntó Giorgiana, conmocionada al recibir esa noticia.Aún no lo sabemos. La carta no lo dice, lo único que se nos notifica es que a las dos de la tarde del día de mañana, el Duque llegará a nuestro hogar, porque necesita conversar contigo sobre un tema muy importante. –le dijo su madre. ¿Qué tema importante tengo yo que hablar con ese hombre? –gritó Gigi furiosa. “¿Acaso no fue él mismo quien me hizo firmar un documento en el que me exigía que renunciara a todo derecho que tuviese en la Corte, a cambio del exilio a otro país, en lugar de ser decapitada? No entiendo por qué tiene que venir ahora. ¿Qué es lo que pretende? –agregó ella.Cálmate hermana, el que te alteres no te hace bien. ¿No lo ves? Al fin él quiere escuchar tu versión de los hechos, eso es una muy buena noticia. –le dijo Kylie, tratando de tranquilizarla.¿Buena noticia Kylie? ¿No te parece que ya es un poco tarde para eso? –c
El reloj marcaba las 4 de la mañana, cuando el Duque de Wellington partió hacia Escocia en su carruaje particular, el cual lo llevaría a las Highlands escocesas. Este lo llevaría más rápido que si se fuera a caballo, aunque en toda Inglaterra era bien conocida su habilidad para la equitación, la cual practicaba desde niño, convirtiéndolo así en un jinete prodigioso.Mientras tanto, en casa de los Cavendish, para Giorgiana fue imposible conciliar el sueño. Pese a que su madre, Kylie y, posteriormente su padre la tranquilizaron, con respecto al miedo que sentía de ser ejecutada por orden del que fue su esposo, el no saber el motivo que llevaría al Duque de Wellington a su casa esa misma tarde, la sumió en una profunda y total incertidumbre. Su mente se vio envuelta de crueles recuerdos sobre un feliz pasado que, hasta ese momento, ella mantenía enterrados en el fondo de su corazón, impidiendo que ese pasado la atormentara como lo estaba haciendo ahora, con lo que fue y pudo seguir siend
Transcurrieron varios minutos, en los que tanto Adler como a Gigi, se quedaron mirándose en absoluto silencio, ya que ninguno de los dos era capaz de pronunciar la primera palabra.“¡Dios, que hermosa está! No puedo creer que aún después de dos años su presencia haga que todo mi interior se estremezca por completo. Y sus ojos, ese par de profundas y oscuras acuarelas que tanto amo, las cuales hoy me conceden un toque de dulce inmortalidad. ¡Cuanto me gustaría de nuevo perderme dentro de sus profundidades! Y su cabello… veo que tiene el mismo efecto en mí que hace dos años, aunque ahora lo lleve a la altura del cuello. Está mucho más hermosa de lo que recordaba, su rostro se ve aún más encantador e inocente que antes. Y sus labios, ¡Cuanto diera yo por volverlos a sentir en los míos! Mi amor, te prometo que, a partir de hoy, me dedicaré en cuerpo y alma a conseguir tu perdón; y te prometo que, desde hoy, mi única misión será devolverte la felicidad que te fue arrebatada, sin importar l
Giorgiana estaba sin palabras al ver la escena que frente a ella se reproducía: el poderoso Duque de Wellington, estaba de rodillas esperando que ella lo lastimara físicamente, para que así dejara de odiarlo como se suponía que ella lo odiaba. Algo que para Gigi era imposible, ya que, pese a todo el daño que le causó, Gigi no podía despreciarlo. Sin embargo, él debía entender lo mucho que la hirió.Levántese Su Excelencia, no me hagas esto, por favor. Tú no puedes presentarte ante mi y arrodillarte para pedirme perdón. ¡Levántate ya! –le dijo Giorgiana sollozante.Perdóname Giorgiana. Si yo tengo que vivir arrodillado ante ti, para que no me odies, lo haré toda la vida, yo sólo aspiro que me perdones y que no me odies tanto. –imploró el Duque de Wellington.Yo no te odio Adler Remington. A pesar de todo, nunca te he odiado. –le respondió Gigi.¿No me odias? ¿Por qué no me odias, si eso es lo que yo merezco, por la canallada que te hice? Merezco tu desprecio, tu repudio y hasta tus gol
¿Te confieso algo? Eres el primer hombre al que le permito acercarse a mí en mucho tiempo, específicamente desde hace un año. –le dijo Gigi y, rompiendo el abrazo, se levantó del suelo y agregó: “Espero que entiendas todo lo que este paso que acabo de dar significa para mí. Y, no sólo que lo entiendas, sino que también lo valores.”Créeme que lo valoro, pues sé lo que significa dar este paso para ti. Por eso, voy a dar todo de mí, para demostrarte que las cosas ya no son como antes. Ahora tu bienestar físico y emocional son mi más importante prioridad y la única misión que en este momento me importa llevar a cabo, sin importar lo que tenga que hacer para conseguirlo. –le dijo Adler, levantándose del suelo. “Por tal motivo, aunque sea muy difícil o imposible para ti, trata de creer en mis palabras.”Está bien. Aunque me cueste, intentaré creer en ti, Adler. Ahora, cambiando el tema, ¿Te puedo hacer una pregunta? Pero, te pido que no la vayas a malinterpretar, por favor. –le dijo Gigi t