Salió hecha una furia y tuvo que controlarse para no azotar la puerta, no se podía creer que el tipo ese fuera tan imbécil «qué asco de gente rica» pensaba molesta «primero intenta matarme con el auto y ahora me humilla así».
— Jessie ¿Qué ocurre? —le preguntó Laura preocupada, saliendo de la suite de enfrente, la mencionada miro a su amiga y le sonrió tensa.
— Me topé con un huésped arrogante y prepotente —se quejó empujando el carrito hacia el ascensor de servicio, Laura torció los labios en una mueca.
— ¿Qué hizo? —preguntó enfocando sus intrigados ojos celestes en ella.
Jessie no solía comportarse mal con los huéspedes cuando se topaba con ellos sin importar que tan bordes se portaran con ella a menos... Laura abrió los ojos descomunalmente quedándose estática en su lugar por un momento, luego, al recuperarse corrió tras ella para alcanzarla antes de que el ascensor se cerrara, no podía creer que algo como eso hubiera ocurrido.
— Se propaso contigo —dijo más como afirmación que como pregunta, mirándola un poco hacia abajo, le sobrepasaba por una cabeza.
— Si lo pones así suena tan dramático —frunció el ceño con una sonrisa burlona —no intento propasarse, del todo, solo me ofreció dinero a cambio de acostarme con él...
— Es un imbécil... que porquería de tipo.
— Solo es millonario Lau, ellos... Están acostumbrados a que por plata baila el perro.
— Pues se equivocó con estas perras–. La carcajada de Jessie le quito toda la seriedad al asunto. –Eso había sonado mejor en mi cabeza.
— Te recomiendo amiga mía que pienses mejor las cosas antes de decirlas —se burló poniéndole una mano en el hombro.
— Como sea —le restó importancia saliendo del ascensor hacia la lavandería —¿Qué hiciste?
— Lo puse en su lugar.
— Auch...
— Solo le di una cachetada, no exageres —sonrió maliciosa —también le dije dónde podía encontrar el número de mis superiores por si tenía alguna queja del servicio recibido.
— ¿Es que acaso estás loca? —le reprocho empezando a meter las sabanas en la lavadora. —te despedirán Jessie.
— No llamara...
— ¿Cómo demonios sabes eso?
— Aún cree que puede comprarme.
— Los ricos son unos prepotentes —ambas rieron por el comentario y continuaron con su labor entre bromas y quejas respecto a los huéspedes del hotel.
Cedric sonrió al escuchar que tocaban la puerta, se acomodó en el sofá de manera en que su "invitado" pudiera ver claramente su muy bien marcado y trabajado abdomen con cada uno de los bíceps bien formados y esos brazos que todas sus amantes alababan, desordeno un poco su cabello y suspiró.
— Pase —pidió con tono aburrido y fingió pasar los canales del televisor con el control ignorando a la persona que entraba en ese momento.
— Buen día, joven —saludo una voz femenina con educación, pero aun así su tono de voz era frio —¿En dónde gustaría que deje estas cosas? —preguntó alzando un poco las bolsas que llevaba en las manos.
— En la cocina estará bien —hizo un ademan con la mano como si no le importara —ya sabes en donde queda y por favor prepárame un sándwich... Sin cebollas.
Jessie solo rodo los ojos ante esa petición mientras acomodaba las cosas en su lugar, le parecía un poco estúpida la idea de que las suites presidenciales tuvieran cocinas propias cuando abajo tenían un restáurate con los mejores chef de alguna parte del mundo, y más estúpido le parecía esa "cortesía" de destinar una sirvienta personal para el huésped si así lo quería.
Sabía que a eso se debía su estadía allí, estaba consciente de que el imbécil ese la había pedido expresamente a ella aún a pesar de que era relativamente nueva y no estaba del todo lista para algo así.
Cedric no pudo reprimir la sonrisa cuando supo que no estaba en el campo de visión de Jessie y el recuerdo de la llamada realizada volvió a su mente.
— Buen día habla Cedric Powell por favor ¿Podría comunicarme con el gerente?... oh, no, no hay ningún problema ni queja... necesito solicitar un servicio especial... Si... gracias.
— Señor Powell, buen día ¿En qué puedo ayudarlo? —hablo un animado hombre al otro lado del teléfono.
— Me gustaría solicitar a una sirvienta personal para que me atienda durante mi estadía aquí.
— Perfecto... —se escuchó la satisfacción en la voz del hombre —no tendrá queja alguna de la señorita García, es una de nuestras mejores empl...
— Quiero a la que estuvo haciendo la limpieza aquí antes de que yo llegara.
— ¿Eh? —se escuchaban los murmullos al otro lado de la línea entre los cuales pudo distinguir un "¿Quién limpio esa suite ayer?" haciéndolo suspirar exasperado.
— Era morena, baja de estatura, usa lentes y tiene el cabello castaño, lo lleva recogido en un moño —describió llamando la atención de su interlocutor.
— Ahmmm… —escuchó la momentánea duda al otro lado —la señorita Jessie Harrison es nueva señor y no está capacitada pa…
— No me interesan sus excusas, la quiero a ella —le corto rodando los ojos irritado —pero si no se puede enton…
— Pero Señor Powell la chica es nueva, si comete algún err...
— Yo me preocupare por los errores que cometa —volvió a interrumpirle y escucho un suspiro resignado.
— Está bien Señor Powell, apenas suba la enviare a su habitación.
—Perfecto... También me gustaría pedir algunas cosas...
Si esas semanas serian divertidas y no se iría de allí sin haberse acostado con esa pequeña rebelde y haber desecho su supuesta "dignidad" de todas maneras no podía costar mucho ¿Verdad?
***
No podía creer que le estuviera pasando eso a ella, debía de ser una jodida broma.
«Se supone que soy nueva, esto no debería estar pasando» se quejaba en sus pensamientos molesta, había quedado en un estado de aturdimiento en el momento en que se enteró de que el niño mimado de la suite presidencial la había pedido a ella para que fuera su sirvienta personal durante su estadía en el hotel, ni siquiera sabía cómo comportarse.
Vale que sería una simple sirvienta pero estaría todo el día delante de ese engendro insoportable y no se creía capaz de soportarlo mucho tiempo, Alicia una de sus superiores le había explicado que simplemente atendiera al huésped, lo que este pidiera ella se lo daba y mientras no pidiera nada que limpiara u ordenara cualquier cosa sin importar si ya estaba limpio, no podía mantenerse quieta, siempre tenía que estar haciendo algo pero sin desatender al huésped, debía limpiar, ordenar, cocinar y ayudarlo en lo que pidiera sin rechistar ni rezongar, sin quejas, en el hotel se apegaban al viejo dicho de que "el cliente siempre tiene la razón" cosa que ella podía desmentir con total facilidad pero no lo hacía por miedo a perder su trabajo, lo necesitaba.
Luego de la gran explicación de su superiora le fueron entregadas algunas bolsas con comestibles, subió al ascensor aún en estado catatónico y decidió que para salir bien librada de eso simplemente tenía que ser profesional, era un simple trabajo nada más, lo que hacía siempre, a fin de cuentas, con un gran suspiro toco la puerta y apenas dieron la orden entro.
— Buen día, joven —empezaba el reto del día y había sonado bastante bien, educada, profesional y ni pizca de molestia o irritabilidad, ni mucho menos incomodidad por encontrarlo semidesnudo posando en el sofá, porque era obvio que eso estaba haciendo y no le daría el gusto de babear por él, sabia o por lo menos sospechaba que todo eso era una trampa —¿En dónde gustaría que dejara las cosas?
— En la cocina, ya sabes en donde está y por favor, prepárame un sándwich, sin cebollas.
Caminó hasta el lugar mencionado, organizó todo y preparó lo pedido burlándose interiormente de lo infantil de la petición, en el mismo plato puso algunas papas fritas y luego fue a entregárselo sin siquiera mirarlo a la cara y volvió a la cocina a terminar de organizar las cosas.
— Hey…—le escuchó decir, pero lo ignoro continuando con lo que hacía —tú... como te llames.
— Jessie, mi nombre es Jessie.
— Si lo que sea... En lo que termines allí, tráeme un jugo que me ahogo y luego ve a organizar la habitación y el baño contiguo.
Jessie obedeció las ordenes casi en seguida, trabajaba rápido y bastante bien por lo que no le estaba resultando complicado lo que le pedía aunque la habitación y el baño habían sido un total desastre, estaba segura de que el imbécil los había destrozado adrede solo para humillarla y burlarse de ella, pero eso no la amedrentó, limpió, organizó y dejó todo en perfecto estado, como si nada hubiera pasado por allí, pero el imbécil siempre encontraba una manerade hacerla trabajar y mantenerla ocupada.
Y aunque ese primer día había sido una completa pesadilla, después de prepárale la cena, una comida bastante simple para alguien de su estatus y dueño de una cadena de restaurantes cinco estrellas, volvió a su casa en donde ya la esperaban Laura, Victoria y los chicos con su propia cena lista y una película preparada para después.
— ¿Cómo estuvo tu día? —le preguntó Bruno, él había estado un poco preocupado por la insistencia del huésped para que fuera ella su sirvienta personal.
— Cansado, pero bastante bien —afirmó con un suspiro y sonriendo al final.
— ¿El idiota ese volvió a meterse contigo? —esta vez fue Laura quien preguntó, no le habían contado lo de las insinuaciones del huésped, pero Jessie si les había contado lo del accidente.
— Solo me hizo trabajar de más, nada del otro mundo, se comporta como un niño–, se burló haciéndolos reír.
Comieron en calma, entre conversaciones amenas y divertidas, contándose acerca de sus respectivos días en el trabajo, bromeando sobre eso, al terminar de comer vieron la película que había escogido Victoria y luego de molestarla por su pésimo gusto los chicos se fueron a su departamento y ellas se fueron a dormir, aunque Jessie se quedó unos minutos ordenando la cocina, después de bañarse y ponerse algo cómodo para dormir se acostó, pero una duda no la dejaba dormir en paz ¿Qué tan sola debe sentirse una persona para querer invertir su tiempo en molestar a otra?
El día no había resultado como lo esperaba. Jessie era toda una profesional a pesar de la poca experiencia que el gerente afirmaba que tenía, ni una sola vez había perdido la paciencia ante lo que le pedía o los desórdenes absurdos que hacía para que ella los limpiara y aunque cuando él fue el cansado e intentó molestarla con las mismas insinuaciones del día anterior ella había sabido ignorarlo muy bien usando los mismos desordenes que él había organizado para ello y es que hasta cocinaba bien.Claro que su comida no se comparaba a los mejores platillos de los chefs profesionales de sus restaurantes cinco estrellas, pero joder, su comida tenía un toque de algo que le hacía sentir nostalgia, cerró los ojos suspirando y frotándoselos con los dedos, ya tenía la vista cansada, había empezado a trabajar desde que Jessie se había ido y le ardían los ojos, desvió la mirada de la pantalla de su computadora un instante fijándose en lo solitario del lugar.Recordó la imagen de Jessie moviéndose
— La fiesta aniversario del hotel será pronto —sonreía Victoria animada.— Dicen que será de disfraces —Laura no se quedaba atrás, conversaba animada mientras le untaba mermelada a una tostada.— Yo creo que me disfrazare de botones —se burló Zack sirviéndose un poco de café.—- Yo de los tipos estos que estacionan los autos–, se le unió Bruno divertido.— Que aguafiestas son, sabemos que los empleados no pueden asistir como invitados —se quejó Laura haciendo un puchero.— Al menos no a esta fiesta —pero Victoria no se dejaba desmotivar —he escuchado que la fiesta de los empleados estará igual de buena.— Al menos después tendremos unos días libres, porque estoy seguro de que en la fiesta para los huéspedes nos explotaran a todos — Zack estaba un poco irritable ese día.— ¿A ustedes ya les asignaron sus puestos ese día? —pregunto Victoria viendo a Laura y a Jessie que se había mantenido en un segundo plano todo el rato.— Yo estaré en el Cáterin después de terminar con mis habitacion
Preparo algo sustancioso, no entendía porque el imbécil no pedía servicio a la habitación, aunque algo le decía que lo hacía solo para molestarla, miró lo que había preparado y se mordió el labio dudosa, cocinaba bien, lo sabía, había aprendido desde pequeña y aún con la falta de ingredientes se sabía defender, pero el imbécil era el heredero de la segunda cadena de restaurantes más prestigiosa del país y casi mundialmente conocida, allí cocinaban los mejores chef del mundo, ella no podía compararse con eso por más que supiera cocinar, jamás podría hacerlo pero aun asi le tenía que cocinar, acomodó los alimentos en una bandeja para llevársela.Había preparado algo simple, pero era lo que mejor le quedaba e hizo un gran esfuerzo con lo poco que tenia, todo le había quedado bastante bien o eso esperaba, suspiro y tomo la bandeja para ir a la habitación deseando que el joven estuviera de mejor humor que en la mañana o tendría que volver a ponerlo en su lugar si intentaba cumplir con su a
— ¿Estás segura? —preguntó Laura insegura.— No es tu responsabilidad —le recordó Victoria.— Lo sé, pero... no tiene quien lo cuide, no quiere una enfermera y necesita que alguien lo vigile por si sube la fiebre...— Pero tú no lo soportas y no es tu culpa, si esta solo es porque él se lo gano.— Aun así, no puedo dejarlo solo, me sentiría muy mal si le pasa algo...— Eres muy buena Jess, demasiado para tu propio bien —sonrió Victoria imitando la escena de una película que habían visto juntas.— Sé que es un prepotente y arrogante, pero no es mala persona... Es solo... La vida no ha sido muy buena con él...— Claro, ser multimillonario, tener autos, yates casas de lujo en todos los países que existen y todo lo que se te antoje debe ser una terrible tortura–, se mofó Laura con dramatismo.— Esta solo… —Jessie le miró con tristeza. —Está enfermo y no tiene a nadie que venga a cuidar de él.— No exageres, tampoco es como si estuviera muriendo —se quejó Victoria.— Si lo estuviera si ha
Al despertar lo primero que noto fue la garganta seca, cuando abrió los ojos sobre la mesa junto a la cama noto un tazón y algunos paños junto a él que no habían estado allí cuando se durmió la noche anterior, lo siguiente que captó su atención fue Jessie, dormida en uno de los sillones individuales que decoraban su habitación, estaba junto a su cama y tenía un libro abierto entre las manos, los lentes medio caídos y el cabello suelto, un poco despeinado, sonrió al verla, le gusto esa imagen pero luego frunció el ceño confundido, ¿Qué hacia ella allí? Se suponía que se había ido la noche anterior antes de que él se durmiera.Leves recuerdos de esa noche llegaron a su mente, las pocas veces en que lo despertó para darle agua y el medicamento, la sensación fresca sobre su frente mitigando un poco el dolor de cabeza pero por poco tiempo para luego ser reemplazada por algo más frio, imágenes de su rostro distraído mientras leía, no habían sido sueños ni alucinaciones, ella se había quedad
Y tras decir eso desapareció por la puerta sintiendo el corazón a mil, molesta consigo misma por ponerse así solo por una simple sonrisa, suspiró con frustración y relleno el vaso con agua y volvió a la habitación intentando calmarse aún, al entrar noto que Cedric le había hecho caso y ya estaba en la cama sentado con la espalda recostada en el cabecero, tenía la bandeja sobre las piernas y veía todo sin saber qué hacer, Jessie dejo el vaso sobre la mesilla y se dispuso a salir de nuevo de la habitación.— ¿Te gusta Stephen King? —preguntó extrañado. —¿No es un poco tétrico para alguien como tú?— Y según usted ¿Cómo soy?— Alguien amable... más del tipo, no lo sé... fantasía: cazadores de sombras, Harry Potter o quizás de rebelión, como Divergente o juegos del hambre, incluso te imagino más leyendo algún clásico, pero no terror.....— Todos tenemos un lado oscuro —se encogió de hombros tomando su ejemplar de Misery de la mesilla en donde lo había dejado olvidado.— ¿Y tú sueñas con s
— ¿Se puede saber por qué no me dijiste que estabas muriendo el otro día?— Lo lamento joven, ingente...— No te preocupes, Jessie, está bien, —la calmó mirándola con una ligera sonrisa para tranquilizarla, ella asintió.— Iré a preparar un poco de café, permiso.— ¿Y bien?— No seas dramático John, no estaba muriendo, solo fue un poco de fiebre y cansancio, —explico con calma dejando el libro a un lado. —Y a todas estas ¿Cómo te enteraste?— Llame al hotel cuando no respondías tu teléfono.— A veces eres un grano en el culo ¿Te lo he dicho?— Muchas veces… —se encogió de hombros. —Lo tomo como un alago, —sonrió. —¿Cómo te sientes?— Mejor.— ¿Necesitas que busque a alguien para que te atienda? Según tengo entendido necesitas reposo y quizás a alguien que atienda tus aler...— Jessie lo está haciendo bien, gracias, —John alzo una ceja interrogante.— ¿Quieres que te cuide una sirvienta? ¿Esa sirvienta?— ¿Qué tiene de malo?— No es para nada tu tipo Powell— Solo me está cuidando no p
— Jessie… —la llamó sacándola de sus pensamientos.— Dígame joven, —se acercó hasta el sofá en donde él estaba tendido viendo una película.— Cedric… —se quejó sin apartar la mirada de la pantalla. —Me llamo Cedric, no "joven" —imitó el tono cordial con el que ella le hablaba, Jessie solo rodo los ojos. —Necesito que te sientes aquí un momento, —le pidió señalando el espacio junto a él en el sofá.— No estoy viendo la película por lo que no puedo expli…Empezó, pero Cedric la halo sentándola en el lugar indicado y recostó la cabeza en su regazo, cortando por completo su queja, el rostro de Jessie de repente se tornó completamente rojo y sin aviso alguno se levantó de golpe tirándolo al piso.— ¿Qué dem...?— Lo siento joven… —se disculpó aceleradamente inclinándose un poco para ayudarlo, pero luego se enderezo. —No era mi intención es solo que...— No te pongas así, —le pidió con una sonrisa a pesar de todo. —No iba a intentar nada solo quería recostarme.— Si gusta le traigo una...—