Shlly miro una vez mas a Cedric quien estaba aun dormido en la cama, el corazón se le encogia mientras se vestia en silencio para no despertarlo, tragándose las lagrimas que no quería derramar, no quería irse, no quería dejarlo asi, quería expliacarle sus motivos pero temia no poder enfrentarlo, no se creía capaz de darle sus motivos sin hecharse a llorar como una tonta y estaba segura de que si lo veía directamente a los ojos mientras le decía que lo iba a dejar, entonces no seria capaz de hacerlo, se quedaría con el y rompería la promesa que hacia años había hecho y no podía romperla, estaba en un gran dilema, en su corazón, ya que su cerebro estaba completamente decidido a lo que debía hacer, en su cabeza, lo que estaba haciendo era lo lógico, lo natural, lo correcto, termino de vestirse y miro una vez mas a Cedric dormido, suspiro y salio de la habitación con los zapatos en una mano busco su bolso y el resto de sus cosas antes de dirigirse a la cocina, sabia que al despertar lo pr
En la mañana se despertó sintiendo las sabanas frías a su alrededor, la cama vacía, se movió incomodo, aún con la esperanza de sentir el cuerpo cálido y desnudo de Shelley, pero no fue así, ella no estaba,, se sentó en la cama con el ceño fruncido y miro a su alrededor, nada, al ver la hora suspiro y una sonrisa se dibujo en sus labios, alivio, eran las ocho de la mañana, Shelley había entrado a trabajar a las seis, debía haberse ido sin despertarlo, no era la primera vez que lo hacía, la llamaría más tarde para regañarla por esa mala costumbre, se estiro desperezando su cuerpo y con un gran bostezo antes de levantarse por completo para realizar su rutina antes de ir a trabajar el también, pero antes se le antojaba una buena taza de café y algo de comer, con una sonrisa tonta en el rostro fue a la cocina pero al ver un solitario trozo de papel en la barra para el desayuno la sonrisa desapareció, tenía un muy mal presentimiento, se acercó poco a poco, como si de una bomba se tratase, l
Un estruendoso ruido lo despertó de golpe, no solo a él, sino a la media docena de personas que lo rodeaban, todos se levantaron de golpe, asustados al ver al grupo de hombres encapuchados y vestidos de negro que entraban a su casa como agentes en un allanamiento a un cartel de drogas, con armas en mano incluidas.— Muy bien todo el que no sea dueño de casa, lárguese ahora o serán arrestados. — Amenazo una voz muy familiar desde la puerta, Cedric entrecerró los ojos hacia el de manera sospechosa.Los demás agentes se dispersaron por el lugar buscando a más de sus "invitados" por toda la casa mientras los que habían estado inconscientes en la sala de estar junto a el recogían sus ropas faltantes y salían corriendo del lugar, semidesnudos y descalzos, hombres y mujeres por igual, el hombre que había hablado se acero a él y le entrego un vaso de café humeante.— ¿Qué mierda se supone que haces?— Un favor.— ¿A quién? —preguntó renuente mirando como otra media docena de personas abandona
Se afeito y ducho lo más rápido que pudo, tomo lo primero que encontró en el armario y luego de ponerse los zapatos tomo sus cosas y salió de su casa, tenía menos de cuatro horas para llegar a los viñedos y conseguirla, si no lo lograba, la perdería, pero el viaje tomaba tres horas y medias, aunque él podía conducir más rápido y hacer el viaje en menos tiempo, tenía que ser cuidadoso, no quería que lo arrestaran en el camino y perder la oportunidad. Cuando salió de su casa e iba a buscar su coche escucho una bocina a cierta distancia, la ignoro pero volvió a escucharla por lo que volteo encontrándose una camioneta SUV negra a media cuadra, pudo reconocer a Bruno en el asiento del conductor, Zack iba de copiloto y por lo que pudo ver en la distancia y atreves del cristal, estaba sonriendo, gruño molesto y se acercó a ellos.— ¿Qué mierda?— Sabía que no te quedarías allí como un imbécil. —Afirmó Zack aún con su enorme sonrisa. —Me debes una ronda de cervezas.— ¿Ustedes apostaron?— So
Tomándole el rostro con ambas manos la beso sin darle tiempo a reaccionar, la beso con fuerza, con necesidad, con añoranza, tristeza, amargura, dolor, amor, odio, rencor, con todos esos sentimientos que se habían ido acumulando en él durante el tiempo en que no la vio, en que no la tuvo a su lado, los labios de ella le correspondieron sin chistar, su lengua jugando con la de él, los brazos de ella le rodearon el cuello y el la alzo del suelo para besarla mejor, presionando su espalda contra la pared mientras ella le rodeaba la cintura con las piernas, el beso fue intenso y desgarrador, Cedric pudo sentir las lagrimas de ella mojarle el rostro pero no podía apartarse, la necesitaba demasiado, con manos temblorosas por la necesidad y la desesperación, desato el nudo de la bata de baño que la rodeaba descubriendo un hombro, sus labios abandonaron los de ella para besar la piel expuesta.— Cedric... no… —Jadeo Shelley sin mucha convicción, recibiendo solo un gruñido ronco por su parte.El
Iba refunfuñando molesto, maldiciendo por lo bajo, estaba más que molesto en ese momento > se quejaba, joder, cinco años fuera y lo recibían de la misma manera, la aerolínea perdió su equipaje, no contentos con eso en el aeropuerto le robaron su bolso, ese que siempre llevaba con las cosas más importante, por lo que tendría que hacer muchas llamadas para cancelar sus tarjetas, citas para conseguir una nueva identificación y un pasaporte y todo ese papeleo horrible que tenía que hacer, no pudo empezar con las llamadas porque durante el robo su teléfono se había caído y alguien lo piso, así que estaba roto, no tenia efectivo ni nada en absoluto así que al tomar un taxi tuvo que convencer al conductor que le aceptara el reloj como medio de pago, no le costó mucho en realidad, pero perdió su reloj, pero eso tampoco salió bien, porque el embotellamiento a causa de la hora lo agarro a mitad de camino al restaurant
«Voy tarde... voy tarde... voy muy tarde... vamos piernitas, no me fallen ahora, por favor resistan un poco más, ya estamos cerca»Suplicaba mientras pedaleaba lo más rápido que podía, había salido tarde de su otro trabajo porque su compañera se retrasó y no pudo salir hasta que ella llegara, su jefe no la dejaba irse por más que le suplicaba, pero el hombre estaba molesto porque había renunciado ¿Y cómo no hacerlo? Había conseguido un puesto fijo como sirvienta en un hotel de lujo en donde la paga y los beneficios eran mucho mejores que en esa tienda y aunque era más trabajo, seguía siendo mejor.Iba por una calle poco concurrida y pasaba a toda la velocidad que sus piernas le permitían por una intersección cuando tuvo que desviar de golpe su bicicleta para evitar que un auto la atropellara, la acción fue tan repentina que perdió el control, la rueda delantera se incrustó contra el borde de una acera y debido a la velocidad que aún conservaba salió despedida por el aire cayendo casi
Limpiaba y ordenaba todo con rapidez, había llegado tarde al trabajo y aunque su amiga y compañera Laura, le había ayudado con sus habitaciones, que por suerte solo tenían un poco de polvo puesto que ya habían sido limpiadas el día anterior, aún le faltaba la suite presidencial, la habían pedido a última hora y exigieron que no tuviera ni una mota de polvo en ella o alguna flor dentro.Laura había estado ocupada con otras cosas y no había podido ir a adelantarle un poco el trabajo, por lo que al llegar, tras recibir el regaño correspondiente de sus amigos, desde el estacionamiento, pasando por recepción y terminando por el botones y su compañera que siempre la suplía, se dispuso a trabajar centrándose especialmente en quitar cada partícula mínima del casi inexistente polvo en el lugar.No se arriesgaría a recibir una queja ese día por lo que había aspirado hasta las hojas de las plantas, no sin antes haber extraído todas y cada una de las flores naturales que decoraban el lugar, susti